1. EL DON DE LA CARIDAD

 

1.              EL DON DE LA CARIDAD

 

Objetivo: Enfatizar que la caridad es la reina de las virtudes cristianas y su importancia para conocer, amar y servir a Dios en esta vida, inseparable de la verdad y de la justicia, constituye el camino que nos lleva a la paz.

Iluminación. “Por la obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor fraternal no fingido; amaos pues con intensidad y muy cordialmente unos a los otros, como quienes han sido engendrados, no de semilla corruptible, sino incorruptible, por la palabra viva y permanente de Dios (1 de Pe 1,22- 23)

 

1.         Jesucristo es el revelador del Padre.

 

La fe, la esperanza y la caridad no son tres realidades diferentes, sino, tres dimensiones de la respuesta que los cristianos damos a Dios que nos amó primero. Dios que se nos ha manifestado en Jesucristo, su Hijo, en quien tiene sus complacencias, para realizar por medio de Él, hacer a los hombres partícipes del don del Espíritu Santo. Por Cristo y en Cristo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones con el Espíritu Santo que él nos ha dado (cfr Rm 5, 5).

“Señor muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “¿hace tanto tiempo que estoy con ustedes y todavía no me conoces Felipe? (Jn 14, 7-8) En Jesucristo Dios se ha revelado como el Dios del Amor que ama a todos los hombres. A la misma vez Jesucristo es el revelador de todo hombre. Él es lo que nosotros estamos llamados a ser. Por amor Dios nos ha enviado a su Hijo para hacernos partícipes de su naturaleza divina (2 Pe 1, 4) Para participar en el amor de Dios trino, el amor con que el Padre pronuncia su Palabra, el amor  con que la Palabra se entrega al Padre en el Espíritu Santo que nos ha dado, el Apóstol, nos recuerda la exigencia fundamental: Creer en Jesucristo y amar a los consagrados (Ef 1, 15; Col 1,9).

“Yo tengo un alimento que ustedes no conocen: mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre y llevar a cabo su obra”. La Obra del Padre es mostrar al mundo un Rostro de amor, compasión, misericordia, santidad, justicia, verdad y libertad. Hoy nosotros al ver a Jesús y creer en Él, podemos conocer, amar, obedecer y servir al Padre de toda misericordia y Dios de todo consuelo (2 Cor 1,3).

2.         ¿Qué es entonces la Caridad?

 

El Catecismo nos dice: La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas, por Él mismo, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Catic 1822). La caridad es la mismísima “Vida que el Padre” nos ha dado en Cristo Jesús, Salvador nuestro.

Las virtudes teologales disponen a los cristianos  a vivir en relación con la santísima Trinidad. Tienen como origen, motivo y objeto a Dios, conocido por la fe, esperado y amado por sí mismo (Catic 1840)

3.          El Mandamiento de la Caridad.

 

Mandamiento Regio porque es el Mandamiento del Rey. Mandamiento Nuevo porque para guardarlo exige la condición de estar en comunión con Cristo, salir del pecado y tener la Gracia de Dios: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 13, 34). ¿Cómo nos amó el Señor Jesús? Hasta la muerte hasta dar, libre y conscientemente, su vida por todos: “Habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo” (Jn 13,1).

Guardar el Mandamiento Regio, exige guardar primero los Diez Mandamientos, quien quebrante uno de ellos, se incapacita para amar como Jesús nos ha amado. Jesús no nos salvó con discursos bonitos. Él nos amó dándose y entregándose; padeciendo y sufriendo la muerte de cruz. Para el cristiano amar no es apapachar, sino “salir” fuera para ir en busca de una persona concreta e iluminarla con la luz del Evangelio: el Amor de Dios derramado en nuestros corazones (Rm 5, 5)

4.          La petición de Jesús a sus discípulos.

 

“Como el Padre me amó, yo  también os he amado; permaneced en mi amor” (Jn 15,9).  ¿Cómo permanecer en el amor de Cristo? Permanecer siendo amados, perdonados, reconciliados, liberados y promovidos por la acción amorosa, misericordiosa y liberadora del Señor. Permanecer amando, abiertos a la verdad, a la práctica de la justicia; atentos a la escucha de la Palabra y con la pronta disponibilidad de obedecerla: “Ustedes me aman si guardan mis Mandamientos; ustedes me aman si cumplen mis palabras” (Jn 14, 21. 23) Permanecer sirviendo, lavando pies como el Maestro lo ha enseñado (Jn 13, 13).

 

5.         La exigencia de la Caridad.

 

“Permanezcan en mi Amor” (Jn 15,9). Permanezcan en mis luchas, hagan suyos mis intereses, mis preocupaciones; miren conmigo en la misma dirección: la  gloria de mi Padre y la salvación de los hombres. Exigencia que nos pone en el camino del Amor que hizo decir a san Juan: “Todo el que ama ha nacido de Dios; conoce a Dios y permanece en Él. Quien no ama no conoce a Dios porque Dios es Amor” (1Jn 4, 7-8).

 

6.          Las dimensiones del Amor de Cristo.

 

Qué Cristo habite por la fe en vuestros corazones para que de este modo, arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con todos los santos la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conozcáis el amor de Cristo que excede a todo conocimiento. Y así os llenéis de toda la plenitud de Dios” (Ef 3, 17-19).

 

Cuatro son las dimensiones del Amor. La primera apunta hacia arriba: Amar a Dios. La segunda apunta hacia abajo: amar la Creación de Dios. La tercera apunta hacia afuera: amar a los demás; la cuarta apunta hacia adentro: amarse a sí mismo. De las cuatro dimensiones sólo dos son Mandamientos: hacia arriba y hacia afuera: Amar a Dios y a los demás. Sin olvidar que el punto de partida es amarse a uno mismo.

 

V  Amar a Dios. El amar a Dios exige guardar sus mandamientos y amar lo que Él ama: “El que conoce mis Mandamientos y los guarda ese es el que me ama, y a ese lo ama mi Padre, y a ese lo amo yo, y venimos y nos manifestamos a él” (Jn 14, 21). “Si alguno me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn 14, 23).Para san Juan quien ama a su prójimo ama también a Dios, camina en la luz y no tropieza (cfr 1 Jn 2, 10)

V  “Estaremos seguros de conocerle si guardamos sus Mandamientos. Quien dice yo le conozco y no guarda sus Mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él” (1 Jn 2, 3-4).

V  Amar a los demás. “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y a la vez odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios quien no ve” (1 Jn 4, 20) “Y nosotros hemos recibido de Él este Mandamiento: quien ama a Dios ame también a su hermano” (1 Jn 4,21) “En esto podemos conocer que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus Mandamientos (1 Jn 5, 2) “Pues el amor de Dios consiste en guardar sus Mandamientos. Y sus Mandamientos no son pesados, pues todo lo que nace de Dios vence al mundo. Y la fuerza que vence al mundo es nuestra fe” (1 Jn 5, 3).

V  Amar a los enemigos. Jesús dijo a los que le escuchaban: “Han oído que se dijo: ama a tu amigo pero odia a tu enemigo. Pues yo les digo: Amen a su enemigos y rueguen por los que los persiguen para que puedan llamarse hijos de su Padre celestial, que es bueno hasta con los ingratos” (Mt 5, 38ss). Jesús nos había dicho: “No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). Al final de su vida, el mismo Señor nos deja la más hermosa enseñanza al orar ante el Padre por sus enemigos: “Perdónalos Padre porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 14).

 

V  Amar la Creación. Dios ama al hombre por lo que él es, y ama a la creación porque está al servicio del hombre. Dios en su gran sabiduría creó todo para todos y dio a los hombres un mandamiento acerca de la tierra: “Cultívenla y protéjanla” (Gn 2. 15). El hombre que ama la Creación la protege y la cuida, ya que ella es su propio hábitat.“Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues, si algo odiases, no lo hubieras creado. Y ¿cómo podría subsistir cosa que no hubiese querido? ¿Cómo se conservaría si no hubieses llamado? Mas tú todo lo perdonas porque todo es tuyo, Señor que amas la vida” (Sb 11, 24- 26)

 

7.         Los frutos de la Caridad. (Catic 1829)

 

“Mirad que amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios pues lo somos” (1 Jn 3,1) “Quien no ama no conoce a Dios porque Dios es Amor” (1 Jn 4,8) La Caridad es el amor que el Padre comunica a su Hijo, y que el Hijo comunica a su Padre; este amor es tan perfecto que se personaliza en la tercera Persona de la Santísima Trinidad: el Espíritu Santo. La caridad es el amor, es la vida que por amor, el Padre derrama en nuestros corazones por la fe en su Hijo Jesucristo (Rm 5, 5)

“Quien no ama al hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” (1 Jn 4, 20). Dios quiere ser amado por lo que es: Amor que se entrega en Jesucristo, para que lo amemos con toda la mente, con todo el corazón y con todas las fuerzas, este es el primer mandamiento; el segundo es semejante a éste: amar al prójimo como a uno mismo (Mt 22, 37-40). Cuando se habla del “amor de Dios” se habla del amor con el cual él nos ama; pero también significa la poderosa presencia del amor de Dios, que en el Espíritu Santo nos da vida en Jesucristo. Para que con ese mismo amor, nosotros amemos a Dios, a los demás y a nosotros mismos, es decir, con el amor propio de él, sus hijos participan de su mismo amor. Los frutos del Amor son la paz, la alegría y la misericordia.

 

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