INTRODUCCIÓN A LO ANTERIOR




LA ALTERIDAD UN CAMINO MORAL DE REALIZACIÓN 


 OBJETIVO GENERAL:

Rescatar los valores trascendentales en la sociedad, en la familia y en la persona. Para ayudar a tener una adecuada visión del hombre y de la vida.

OBEJETIVOS ESPECÍFICOS:
1.     Guiado por la luz de la Antropología teológica y de las ciencias humanistas a fin de  poder tener una clara concepción de sí mismo y de los demás.
2.     El lector comprenderá y respetará la identidad cultural de su entorno.
3.     Con una oportuna y adecuada visión del hombre y de la vida podrá compartir los valores trascendentales.


INTRODUCCIÓN
¿El porqué  de esta reflexión sobre el hombre, la vida y sus valores?
Hoy me preocupa algo, me preocupa alguien: mi familia, mi pueblo, mi Iglesia, me preocupan aquellas personas a quienes he conocido y a aquellas con las que todavía no he establecido un diálogo recíproco y solidario; me preocupa el hombre y de especial manera, el hombre latinoamericano.
Mi preocupación tiene su origen en experiencia vividas al margen de mi realización personal en la búsqueda de vivencias, de apariencias ilusorias, sin conocimiento de las múltiples dimensiones humanas.
En el aspecto personal incapaz de interpretar la realidad y por lo tanto sin una proyección existencial objetiva, sino más bien, invirtiendo los valores y haciendo parte de una multitud masificada y manipulable.
Reconozco que soy fruto, en parte, de encuentros interpersonales vividos más o menos a profundidad, que a lo largo de mi existencia me han impulsado a conocer experiencias, tanto integradores como deshumanizantes. No culpo al pasado, pero no puedo negar la influencia del medio ambiente que relativizó mi apertura a la realidad existencial.
Soy consciente de la desintegración de la familia y de las comunidades, debido, a las enfermedades crónicas de la cultura: Mediocridad, conformismo, individualismo, machismo en el hombre y pasividad en la mujer, además de la falta de formación orientadora y concientizadora sobre el sentido de la vida. La mayoría de nuestros hombres permanecen siendo personas manipulables ajenas a toda libertad.
Si nos detenemos un momento con el fin de interpretar la historia humana, hemos de reconocer que a pesar de los grandes avances de la ciencia y de la técnica, más han sido los momentos conflictivos, fruto de la violencia y de la agresividad mal orientada, que los momentos de paz y armonía. Entre las personas como entre las naciones se puede hablar de conflictividad relacional donde se hace patente la negación del otro, de sus valores y de su dignidad; el otro es reducido a instrumento al servicio de la tecnología y de los monopolios de poder que hacen del hombre un objeto desechable. Los conflictos inter-personales se dan en todos los ámbitos sociales donde sólo hay preocupación por los intereses propios, de grupo o de partido, dándose una indiferencia hacia la problemática concreta del otro, de manera especial, hacia los más marginados que se quedan al límite de los avances de la civilización, negándoseles así su capacidad creativa.
El hombre latinoamericano poseedor de una riqueza ética y cultural paulatinamente ha venido perdiendo sus valores para convertirse en un cuasi-hombre, a quien se le ha arrebatado el derecho de persona realizable, para convertirlo en una caricatura humana, sin la fuerza para levantar la mirada y ver el rostro de sus explotadores y opresores, sin oportunidades ni medios eficaces para vivir su plena dimensión. Mucho se ha escrito sobre el hombre y sobre el pobre, pero muy poco se ha logrado en su favor, habiendo sido reducido más bien a objeto sustentador de tesis ideológicas. Para muchos es un buen negocio escribir sobre los pobres, los migrantes y los indígenas.
Me propongo hablar del hombre concreto y real, de carne y hueso, sobre el que tantos estudios se han realizado, y del cual se conoce tan poco; el hombre ordinario, aquel que nunca se detiene a pensar cuál es el sentido de su vida y que ha sido rebajado a una condicionalidad infrahumana, donde sus más elevadas motivaciones no están por encima del plano instintivo, y todavía éste, veces hay, que no es capaz de saciarlo, porque se le arrebata los medios básicos de su existencia, reduciéndole a una realidad tan estrecha que atrofia su dimensión humana. Es el hombre adormecido por la animicidaddel subdesarrollo o de la muerte prematura que desfigura su rostro y lo sumerge en el sueño de las mil y una noches.
No deseo olvidar al otro que cree poseerlo todo: Poder, prestigio, riqueza, cultura y vidas humanas, pero, que carece de la armonía con la totalidad, por reducir al hombre de fin último a instrumento engordador y desechable. Su carencia de integración interna y externa se manifiesta como protesta existencial en un tipo de neurosis noológica, en frustraciones, suicidios, crímenes, etc., todo como consecuencia de la inversión de valores.
En el otro polo se encuentra, el otro, que se cree ser bueno, el que no perjudica a nadie, pero encerrado en su individualidad, no busca salir de sus fronteras visibles, sus intereses personales; el fetichismo vital y conformista le impiden pensar en el otro que está a su lado, con la  capacidad de enriquecerlo desde su miseria y acompañarlo en el proceso de realización personal en una actitud de aceptabilidad compartida.
No pretendo presentar a una extensa variedad de hombres, sino más bien la urgencia actual de que los seres humanos aprendan a pensar “alteridad”; que el hombre se dé cuenta que no está solo, que no es cosa, sino alguien, que tiene como tarea encontrar el sentido de su vida y realizarlo, en y con el otro, en un diálogo liberador y trascendente en el mutuo compartir de palabras, experiencias, ideas y vida, como personas humanas que pertenecen a una sola y única HUMANIDAD.
En el primer capítulo se presenta la pregunta sobre el hombre, el sentido de la vida, la frustración existencial y sus características más sobresalientes. En el capítulo segundo se muestra la doble misión del hombre que ha tomado en serio su existencia: la tarea de convertirse en artífice de su propia historia y la de unificar sus dimensiones humanas. En el tercer capítulo se presenta al hombre trascendente, orientado a relacionarse con la Totalidad. En el cuarto capítulo pretendo mostrar la Alteridad como solución al vacío existencial de los hombres y como meta a la cual deben orientarse todos los esfuerzos humanos. En el quinto capítulo presento el “proyecto de Dios” para toda la Humanidad.


Oración:Señor ilumina mi mente con la luz de tu verdad. Haz resplandecer tu rostro de amor sobre mi persona y bendíceme para que pueda caminar en la vida con dominio propio, con los pies sobre la tierra, sin desviarme ni a izquierda ni a derecha, tomado siempre de tu mano y de la mano de mis hermanos.
















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