4 LA ALABANZA: ORACIÓN PODEROSA

LA ALABANZA: ORACIÓN PODEROSA


 A. La oración de Alabanza.
El Catic  nos dice que la oración no puede reducirse al brote instantáneo de un impulso interior: para orar es necesario querer orar. No basta con saber lo que las Sagradas Escrituras revelan sobre la oración: es necesario aprender a orar. La misma Sagrada Escritura nos dice que el Espíritu Santo en la Iglesia creyente y orante es Maestro y guía de la oración. La alabanza es la forma de orar que reconoce de la manera más directa que Dios es Dios, le cantamos a Dios por lo que El, y no por lo que El da. El cristiano que no revienta de gozo, alabanza, acción de gracias y adoración cada minuto del día, es que no ha oído la voz Dios ni ha visto su Rostro; ni comprendido o no vive en las maravillas gloriosas  del Cristianismo.

Algo para tener en cuenta en nuestra vida cristiana es el saber que las Fuentes de toda alabanza serán siempre: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Y que mientras el habite por la fe en nosotros podemos alabar y bendecir al Dios Uno y Trino, tanto en el templo, como en la casa, en el trabajo como en la calle, en el mercado como en la oficina; es decir, en cualquier lugar; a cualquier hora; en cualquier circunstancia y por cualquier razón, solos o en comunidad

El Espíritu Santo, que se nos ha dado, es el “agua viva” que, en el corazón orante, “brota para vida eterna”. Es el mismo Espíritu que oró en el Escritor Sagrado al poner los Salmos por escrito, oró en  los profetas, en el mismo Jesús, en los Apóstoles y que ahora ora en la Iglesia. El Espíritu nos enseña a beber de la Fuente: Dios Uno y Trino y de la Fuentes. En la vida cristiana hay manantiales donde Cristo nos espera para darnos a beber el Espíritu Santo:

  1. La Palabra de Dios. La Palabra lleva en si misma, como algo intrínseco, el poder de la Alabanza, quien la escucha, la guarda y la pone en práctica se transforma en orante. Oración y Palabra llenan de Cristo, es decir de Dios, y donde está Dios hay Alabanza, gozosa y poderosa.

Afirmar que la Alabanza es Oración Poderosa, es reconocer que solo cuando damos a Dios el trono de nuestro corazón; cuando aceptamos que fuera de Dios nada debe ser adorado; que su voluntad está por encima de la mía y de la de cualquier otro ser humano y que por lo mismo solo a El la Alabanza, el Poder y la Gloria. La Alabanza es Oración Poderosa porque es Fuerza de Dios capaz de vaciar, de llenar y de trasformar; vaciarnos de todo aquello que no es Dios; de todo lo que es incompatible con los designios amorosos de Dios; de aquello que no sirve, que enferma, mata, divide; La Alabanza es poder para llenarnos de vida, alegría, amor, paz; poder para transformarnos en hijos de Dios; en hombres nuevos creados a su Imagen y semejanza; en cristianos capaces de hablar las lenguas nuevas; nuevas que bendicen, dan gracias, alaban, y santifican el Nombre de Dios.

  1. Los Salmos son la obra maestra de la oración en el Antiguo Testamento. Alimentan y expresan la oración del Pueblo de Dios como Asamblea reunida en Jerusalén o los sábados en las sinagogas. Oración individual y comunitaria; concierne a todos los hombres; brota de la Tierra santa y de las comunidades de la Diáspora; recuerda los acontecimientos salvadores del pasado; se extiende hasta la consumación de los siglos; hace memoria de las promesas de Dios ya realizadas y espera al Mesías que les dará cumplimiento definitivo. En los Salmos las palabras del salmista expresan las obras de Dios en favor de su pueblo. Los Salmos son el espejo de las maravillas de Dios en la historia de su pueblo y en las situaciones humanas vividas por el salmista.

  1. La Liturgia de la Iglesia. La Liturgia es el culto que Cristo y la Iglesia ofrecen a Dios Padre en el Espíritu Santo. La Iglesia  por la Liturgia anuncia, celebra y comunica la salvación de Dios a los hombres. En La Liturgia el creyente se encuentra con Cristo vivo y vivificante. Encuentro liberador y gozoso. Encuentro revestido de esplendor y gloria que enaltece y transforma. Dentro de la Liturgia de la Iglesia hemos de poner nuestros ojos especialmente en la Eucaristía y en la Reconciliación.

  1. Las virtudes Teologales. Sin las virtudes teologales no hay vida cristiana en los hombres, La Alabanza es fe viva; es oración en esperanza. El Salmo 40 nos dice: “En el Señor puse toda mi esperanza” (Slm. 40, 3);  El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe” (Rom. 15,13). “La esperanza no falla” porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha dado” (Rom 5,5,). Juntamente con las virtudes teologales hemos de tener en cuenta la prudencia, la templanza, la fortaleza y la justicia.

  1. Los acontecimientos de cada día. Orar en los acontecimientos de cada día es uno de los secretos del Reino revelados a los pequeños, a los servidores de Cristo, a los pobres de las Bienaventuranzas, a los hombres y mujeres que se dejan conducir por el Espíritu que inspiró la Alabanza de los Salmos.

La alabanza a Dios es la primera y mas bella oración que brota de un corazón puro, limpio, y agradecido que se está renovando por la acción del Espíritu; el único capaz de cantar el “Cántico nuevo”. Solo cuando se ha experimentado el encuentro con Dios amor; cuando se ha padecido la acción purificadora redentora del espíritu de Cristo; solo cuando se contemplan las maravillas que Dios ha realizado a favor nuestro podemos como Myriam estallar en gritos de júbilo (Ex. 15,1ss); sin agradecimiento, la Alabanza no es verdadera. El agradecimiento me impregna de alegría y es fuerza que me hace decidirme a amar y seguir a Cristo Jesús, mi Señor.


B. El Himno Cristológico de la carta a los Efesios.
Efesios 1, 3-14. Bendito sea Dios padre de Nuestro Señor Jesucristo que nos ha bendecido... Somos benditos, benditos de Dios. “para ser un himno de alabanza  de su gloria.... para ser alabanza de Dios...la oración de alabanza para que sea poderosa tiene una y única exigencia: ser Templo vivo de Dios; ser morada del Padre, templo del Espíritu Santo.

1 de Cor. 3, 16. “el templo de Dios es santo y ese templo sois vosotros”. Que maravilla, todo cristiano es morada del Padre, sagrario de Cristo y templo del Espíritu Santo.: es portador de Cristo “Aleluya”. Razón por la que puede pasarse la vida adorando, bendiciendo, dando gracias y alabando a Dios en esta vida y después eternamente en El Cielo.

Qué hermoso es el Cristianismo a diferencia de otras religiones, incluso el Antiguo Testamento que dice que Dios estaba siempre con su pueblo, guiándolo, defendiéndolo, castigándolo, perdonándolo, etc. --- en el Nuevo Testamento Dios está “dentro de cada cristiano”. Cada cristiano es portador de Dios. “Aleluya”. No hay duda, cristiano es aquel que vive en Dios y Dios en él. Para ser templo de Dios, hemos de dejar de ser cuevas de ladrones; hemos de ser criaturas nuevas, es decir, hemos de estar en Cristo, ser de Cristo y ser para Cristo.

Pero volvamos al Himno de la carta a los Efesios. El camino que nos lleva a hacer ALABANZA DE LA GLORIA DE DIOS nos pide apropiarnos de las bendiciones que Dios ha derramado sobre la humanidad. ¿Cuales son estas bendiciones? Cuatro son las bendiciones espirituales que nos presenta el texto:

1.- La Elección. Elegidos en Cristo desde antes de la creación del mundo para estar en la           presencia de Dios.
2.- La adopción filial. Destinados a ser adoptados como  hijos suyos mediante la fe. Ser             hijo de Dios en Cristo es el único destino que los cristianos aceptamos.
3.- La redención. Dios con la  con su muerte del Hijo nos ha obtenido la redención y el   perdón de los pecados en virtud de la riqueza de gracia que Dios derramó sobre         nosotros
4.- El Don del Espíritu Santo. En un alarde  de sabiduría e inteligencia Dios nos ha dado            a conocer sus planes, nos participa de su Espíritu para que por su acción   poderosa en nosotros lleguemos a hacer “ALABANZA DE SU GLORIA”. La            medida de toda sanación espiritual es el Espíritu de adopción; es decir,     estaremos sanos y salvos en la medida que nos llenemos del Espíritu Santo que          nos hace hijos de Dios en Cristo Jesús. En esa medida nuestra alabanza será            poderosa y verdadera.

Existe un Texto que también es de Pablo que nos muestra el camino que Dios nos señala para que lleguemos a la meta que el Padre en su Sabiduría ha designado para todos y cada uno de los cristianos: “porque a los que conoció de antemano los destinó también desde el principio a reproducir la imagen de su Hijo”. (Rm 8, 29) Seremos Alabanza de la Gloria de Dios en la medida que estemos reproduciendo la imagen de Cristo que es la imagen del Padre. En el verso 30 Pablo resalta   la iniciativa de Dios: “y a los que desde el principio destinó, también los llamó; a los que llamó los puso en camino de salvación y a los que puso en camino de salvación les comunicó su Gloria. La meta cristiana: ser alabanza de su gloria, reproduciendo en nosotros la Imagen de Cristo, para llegar a decir con Pablo: “No vivo Yo, es Cristo quien vive en mi”. (Gál. 2, 19)

Aceptar para mi vida el Designio salvador de Dios y apropiarme de los frutos de la redención de Cristo me pone en el camino de la Alabanza. Y estos frutos son el perdón y la paz. Escuchemos el Salmo 23 decirnos: “¿Quien puede subir al monte del Señor?, ¿Quien puede estar en el recinto sacro? Como si dijéramos: ¿Quién es el que puede alabar a Dios? La Respuesta es clara: “el hombre de manos inocentes y puro corazón que no confía en los ídolos ni jura contra el prójimo en falso”. Ese recibirá la bendición del Señor y le hará justicia el Dios de salvación. Ese es el que puede ensalzar con sus obras al Rey de los siglos que merece la Alabanza de los buenos.

Me atrevo y me permito decir, que nuestra alabanza será auténtica y verdadera, solo cuando vivimos nuestro Bautismo. Solo cuando vivimos como hijos de Dios; como hermanos de los hombres y como servidores de la multiforme gracia de Dios; sólo entonces  podremos alcanzar la Meta: Ser Alabanza de su Gloria.

Cuando rezamos el Padrenuestro decimos “Santificado sea tu nombre” es la primera de siete peticiones que quiere decir que el nombre de Dios se ha santificado, alabado, bendecido, glorificado, ensalzado... La Alabanza a Dios, es la primera y más bella oración... y sólo puede ser por obra del Espíritu Santo. El es el Maestro de la oración cristiana. Nosotros no sabemos orar pero él intercede en nosotros (Rom. 8, 26), pone la Alabanza en nuestro corazón y en nuestros labios  para que al igual que David podamos bendecir al Señor en todo tiempo, que su Alabanza esté de continuo en mi boca. (Testimonio: Bendito, Bendito sea Dios)

El Espíritu Santo hace nacer en nosotros “El deseo de Dios y los deseos de la oración.  Mientras esté en nuestros corazones ese deseo, nuestra Alabanza es continua y permanente; de día o de noche; ya estemos dormidos o estemos despiertos; con sol o con lluvia  podemos decir con San Francisco de Asís: “Alabado sea mi Señor”. Con frío  con calor, “Alabado sea mi Señor,” en las tormentas y en los huracanes, “Alabado sea mi Señor”, con rayos y con los terremotos, “Alabado sea mi Señor”, en la vida y en la muerte: Alabado sea mi Señor; en la salud y en la enfermedad “Alabado sea mi  Señor”.

C. La clave de la felicidad
El secreto de la felicidad en la tierra es el comenzar a vivir en continua Alabanza los días de nuestra vida. La clave es ser “hombres nuevos en Cristo Jesús” Este es el camino para estar siempre gozosos, como lo recomienda San Pablo: “Estar siempre gozosos, orando sin cesar, dando gracias a Dios en todo y por todo, porque tal es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros (1ª Tes 5, 16-18;  Ef 5, 20)

El gozo brota de la gratuidad. De un corazón agradecido como el del ciego de Jericó (Lc. 18,35ss); o del endemoniado de Geraza (Mc 5,1ss); del leproso sanado en un grupo de 10 (Lc 16); del buen ladrón que conoció en los últimos momentos de su vida el perdón y la misericordia de Dios. ¿Por qué no somos felices? ¿Por qué no estamos contentos? La respuesta la encontramos por lógica. No nos estamos dejando amar por el Señor; no estamos experimentando en nuestra vida la acción del Espíritu Santo. Simplemente podemos afirmar  que nuestra vida está vacía de Dios; vacía de amor; de vida; de gozo y de motivos válidos, y es por eso que no conocemos la caridad fraterna, somos personas atrofiadas: los ciegos, los cojos, los sordos y mudos del Evangelio, somos nosotros cuando nos dejamos atrofiar por el pecado.

Por otro la Alabanza en el Espíritu de Cristo hace de nosotros personas positivas, optimistas, gozosas y realistas, con los pies sobre la tierra, capaces de alabar al Señor de la Gloria siempre, es decir en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, con motivo o sin motivo, y conscientes de nuestras debilidades y responsabilidades.  No hagamos lo que mucha gente hace: Si hace sol, protestan, porque sudan mucho. Si llueve, protestan porque se mojan. Si hace frió porque hace frió, de esta manera insultan a Dios y blasfeman contra él diciendo que todo lo hace mal. No ven que todo en la vida es regalo de Dios para bien de los que le aman, por eso el cristiano puede decir “Gracias Señor... y Gracias con gozo, porque me regalas en cada momento del día exactamente lo mejor para mí, y esto no importa que sean contrariedades como los celos de la esposa o el enojo del esposo, “Gracias Señor por esos celos, por ese berrinche, gracias, por los problemas de cada día. “Alabar a Dios en la catástrofe y en el dolor, es señal de crecimiento y madurez ya que se alaba a Dios no por lo que El nos da, sino porque Él es: Bueno, Misericordioso, Justo y Poderoso, porque nos ama y cuida de nosotros, aunque no nos demos cuenta. La Oración de Alabanza Poderosa me pide orar siempre y en todo lugar y cualquier hora.

Hagamos un recorrido por nuestra vida cotidiana y vamos encontrar momentos de cruz; momentos de lucha y momentos de llenos de esplendor y gozo; no todo es bonito ni todo es dolor: la fe cristiana es una fe pascual: cruz y resurrección son dos momentos inseparables; encontramos que podemos visitar las tres Montañas:

·         El Monte de las Bienaventuranzas

Alabar a Dios en el sufrimiento y en dolor por servir a Jesús o por vivir la vida de los hijos de Dios. “Salta de gozo cuando te insulten, persigan y calumnien... siéntate feliz y revienta de gozo cuando seas pobre o sientas hambre, o llores desconsolado... alégrate y regocíjate y salta de alegría en tu corazón, te repito de nuevo ahora aunque tus lagrimas sean de sangre alégrate y da gracias a Dios. (Mt 5, 12 y Lc 6, 23)

·         En el Monte Calvario

El triunfo del Señor sobre la Cruz nos ha ganado la Redención: el perdón de nuestros pecados, la paz que solo puede brotar del corazón de Cristo traspasado por la lanza. Sin cruz no hay resurrección; sin cruz no hay luz, no hay vida. “Gracias por los momentos de Cruz. Padre celestial te bendigo y te glorifico, por mis momentos de Cruz cuando las cosas no salen como yo quisiera, cuando experimentó el fracaso, el rechazo de los demás, cuando mis planes me salen mal, te Alabo, te bendigo con cariño Padre bueno y bondadoso.” Gracias Padre eterno, Aleluya Señor, aunque yo no entiendo la razón de mi Cruz, de mi dolor inmenso, acepto que son inyecciones de amor que tu en tu gran misericordia me das para purificarme; yo se que es una delicia entrañable de tu amor... yo se que me amas y que en cada momento me das lo mejor, lo que más necesito, los regalos más bello de tu mismo corazón (Mt 10, 30).

·         En el Monte Tabor.
La Experiencia de conocer a Cristo no puede ser algo del pasado, sino la bellísima realidad de “vivir en Cristo”; de experimentar su amor y su perdón; de abrazar su voluntad. Del Gozo del Tabor es la fuente de la entrega, de la donación y del servicio. Vive siempre con gozo: alaba, bendice, da gracias, glorifica al Señor de la Gloria en todo momento y lugar. Escucha las palabras que el Espíritu Santo pone en la boca del apóstol Pablo: “Llenaos con el Espíritu Santo, y recitad entre vosotros salmos, himnos, cánticos inspirados. Cantad y tocad para el Señor con todo vuestro corazón.” (Ef. 5, 19.) El canto que dice: Yo te alabo con el corazón; yo te alabo con mi boca; yo te alabo con mis manos; yo te alabo con mis pies; yo te alabo con mi alma”, además de ser una alabanza es también una enseñanza: toda nuestra vida debe estar empapada de alabanza:

·         Alabar e Dios en momentos difíciles.
Cuando tenemos un accidente o una catástrofe: salir de un accidente automovilístico con huesos rotos, con el rostro desfigurado, con perdidas totales, aún de vidas humanas y poder decir: “Bendito seas Padre celestial, te Alabo y te bendigo, porque se que me amas y que hasta los cabellos de mi cabeza están contados. Y se que Tú escribes recto en renglones torcidos y que todo lo haces para bien de los que te aman

·         Alabar al Señor frente a la enfermedad y frente a la muerte.
Alabar al Señor cuando nos va bien es fácil, no nos cuesta tanto trabajo. Pero queremos  recordar el Mandato: “Vive con gozo dando gracias a Dios y alabándolo por todo, en cada momento, en cada minuto del día, en cada circunstancia, en la enfermedad, en la vida y en la muerte”; porque la muerte es para un cristiano el día más grande de su vida, la fecha de su entrada en el cielo eterno. Sabían ustedes que la fiesta de los Santos se celebra no el día en que nacieron sino el día que murieron.

·         Alabar a Dios en las tentaciones:
Dos textos de Pablo me animan a decir que Dios debe de ser Alabado aún en los vicios y pecados.  Primer texto: Rom 7, 18; “siempre hago lo que no quiero... me siento vendido y esclavizado al pecado”; Segundo texto: 2ª Cor. 12, 9; “un demonio de Satanás me abofetea, es el aguijón de la carne que humilla a San Pablo y frente al cual el Señor le dice; “te basta mi gracia, que en la flaqueza se muestra mi poder”. Por eso Pablo dice “Gloria a Dios, que soy débil, porque siendo débil me convierto en un candidato para que en mí se manifieste el poder de Dios”.

En el libro de Hechos de los Apóstoles, cuando Pablo y Silas estaban encarcelados, nadie pudo callarlos: comienzan a Alabar a Dios en voz alta para que todos los oyeran (Hc 16, 25-26) .Alabanza que trajo sobre ellos la fuerza liberadora del Señor y el don de la fe para los paganos que pidieron su bautismo. Cuando experimentemos la fuerza del pecado sobre nosotros, cuando te presionen las drogas, el tabaco, el alcohol, el sexo, la falta de caridad... Alaba a Dios... con palabras que los demás te puedan oír... con tu mirada puesta en el Señor, alábalo y glorifícalo y el romperá esas cadenas, abrirá las puertas de la cárcel y como lo hizo con Pedro dependerá su mano misericordiosa.

El pecado que más atenta contra la Alabanza es la soberbia: Querer ser como Dios, ser Dios para los hijos, vecinos o discípulos. El orgullo, es querer saber más que Dios, creerse infalible de palabra y vida aún entre familiares y amigos; la vanidad es querer ser más que los demás, el más fuerte o el más sabio, la más guapa o más elegante. La avaricia; es querer tener más que los demás, en dinero, honores, gloria, placer, es quedarse con dinero que le pertenece al hermano o al empleado... es idolatría y la raíz de todos los males  (Col 3, 5), porque su Dios no es el Señor, sino el dinero, el poder, el placer, le robáis al vecino y al mismo Dios su Gloria y Propiedades y Honor. (Testimonio de robar la Gloria Dios)

·         Alabar a Dios en las batallas de la vida
La vida cristiana es un Don de Dios, pero también es una lucha y es un proceso, el diablo y el mundo tratan de quitarme la fe en Dios y la fe en Cristo, pero mi mayor enemigo es mi propia carne. Mi soberbia, mi orgullo, mi vanidad, mi avaricia, mi egoísmo, mi lujuria, mi ambición. No obstante, puedo escuchar la Palabra del Señor que me dice; “No tengas miedo, yo estoy contigo, eres de gran valor y yo te amo” (Is 43, 1-5) Jesús le dice a Pedro; “Satanás ha pedido permiso para sacudirte como si fueras hoja de trigo, pero yo he orado por ti”. (Lc 22, 31) La oración de Jesús es poderosa, porque él está en la voluntad de Dios; el que no abraza la voluntad de Dios está en pecado y entonces las alabanzas son como las palabras bellas que le puede decir a un amigo cuando a la vez le está dando un puñetazo en el estomago: “Gracias Dios mío por las pruebas que la vida me presenta”. “Bendito sea Señor por la enseñanza que me das en cada prueba”. La razón la encontramos en la Sagrada Escritura: “todo el que se decide seguir a Jesús que se prepare para la prueba” (Eclo 2, 2).

La vida Cristiana esta llena de pruebas, que son dones  y enseñanzas del Señor, tiene como finalidad la purificación del corazón, podemos decir que en cada prueba hay una visita del Señor a sus amigos; y el Señor nos visita para consolarnoa o para corregirnos; por eso en la pruebas recurramos a la Oración de Alabanza para espantar, y echar FUERA LAS HUESTES DEL DIABLO. Cuando la tentación toque a tu puerta y te diga: “Déjame entrar”, “dile no, no, no Cristo vive en mí y no hay lugar para ti”. Cuando el aguijón de la carne  te muerda, no te asustes, deja de exagerar, deja de justificarte, y comienza a Alabar a Dios, a bendecirlo, y a darle gracias, aún en medio de las tentaciones.

Hacer la voluntad de Dios es una alabanza; cumplir sus mandamientos es una Alabanza; amar a los hombres es una alabanza al Señor; vivir en su presencia es una Alabanza; es vivir con fe, en Dios y en Cristo. El que Alaba a Dios nunca está sólo, Dios está siempre a su lado con mucho amor.

D. El camino de la alabanza

Caminante no hay camino, el camino se hace al andar. Es cierto, no sabemos orar, pero a orar se aprende orando; digamos a Dios: “Gracias Señor, porque estás ahora mismo aquí a mi lado, amándome y cuidándome, Alabado seas Señor. Ten misericordia de mí. Yo confió en ti, que perdonas mis pecados por la sangre de Cristo, deseo hacer en todo tú voluntad... yo quiero ser bueno, servir a mis hermanos, cantar tus alabanzas, con mi lengua y con mi vida... gracias por todo lo que me regalas en cada minuto del día, mis manos, el aire, el sol, los vecinos, la lluvia, la tormenta, el dolor... Alabado seas por todo mi Señor. Enséñame el camino de la alabanza”. ¿De dónde bota la fuerza de la Alabanza?. Podemos responder sin miedo: “Del encuentro con Cristo”.

El encuentro con Cristo deja en hombre una doble certeza: la certeza de que Dios nos ama y la certeza que también nosotros lo amamos. Encuentro liberador y gozoso, fuente de alabanza. Fuente de la vida espiritual y de la vida que se transforma en oración poderosa es el Encuentro con Cristo. Encuentro liberador porque nos quita las cargas y gozoso por que experimentamos el gozo de la Resurrección. Encuentro que deja en nosotros una nueva identidad y nos da el poder para iniciar una nueva historia que hace brillar en nuestro rostro la “Gloria de Cristo,” de la misma manera como en rostro de Cristo brilla la gloria del Padre. (2Cor  4, 6) Y, ¿ahora qué?


1.- Recibir la Luz del Espíritu Santo (Jn 16, 7; 16, 8) “El Espíritu Santo ilumina mis tinieblas para que yo reconozca mis pecados, genera en mí el arrepentimiento; que me da el perdón de los pecados”. (la Palabra de Dios y los Sacramentos nos dan Espíritu Santo)

2.- Permanecer en la gracia de Dios (Jn 15, 9) “Permanecer en mi amor, para que podáis participar de mi amor, de mi gozo y de mi paz”.

3.- Dejarse conducir por el Espíritu Santo (Rom 8, 14).  El Espíritu Santo nunca llevará al cristiano a un lugar a donde pueda perder la gracia de Dios, no lo llevará a las tinieblas, sino que lo lleva a los terrenos de la libertad,  de la vida, del perdón, del amor, de la santidad, es decir; a los terrenos de Dios porque Dios es libertad, es vida, es perdón, es santidad.

4.- Dar fruto (Jn 15, 8) “Mi Padre recibe honor y gloria cuando ustedes dan fruto y llegan  a ser discípulos míos”. El fruto es el amor, el fruto es Cristo, es el hombre nuevo, capaz de cantar el canto nuevo, el canto del amor, del servicio, de la entrega y de la donación que hace que el cristiano sea Alabanza de la Gloria de Dios.

5.- Ser ofrenda. (Rom. 12, 1). “Os pido  pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que os ofrezcáis como sacrificio vivo, Santo y agradable a Dios. Este ha de ser vuestro autentico culto”. Alabar a Dios con nuestros labios sin ofrecerle nuestra vida, nuestra voluntad y nuestro corazón, me hacen recordar las palabras de Jesús con el Evangelio de San Mateo: “No todo el que me diga Señor, Señor  entra en la casa de mi Padre “. Casa de oración y Alabanza, casa de bendición  y pureza, en la cual nadie vive para sí mismo, sino para Dios y para sus vecinos, para sus hermanos y aún para sus enemigos, por quienes hemos de Alabar y bendecir al Señor, mañana, tarde y noche, es decir; siempre.

La Alabanza continua es la expresión más bella de la fe en Dios, de la confianza en el Señor y tiene que ser sincera, de verdad y por lo tanto acompañada de gozo y de acción de gracias a Dios por todo y en todo... porque todo lo que ocurre es para bien de los que aman al Señor (Rom 8, 28); que se preocupa tanto por mí que hasta los cabellos de mi cabeza los tiene contados

Con los discípulos de Emaús digamos “quédate con nosotros Señor”. Con Zaqueo sintamos el deseo de conocer a Jesús y llenos de gozo abrámosle las puertas del corazón al que es Bendito por los siglos; al Glorioso, al Inmortal, a Jesucristo el Señor, para que encienda en nosotros el fuego de su amor y el Don de la Alabanza.

Para que la oración de la Alabanza sea poderosa exige que vaya acompañada por las obras de la fe, los frutos del Espíritu o designados también como “Las obras de Misericordia”, una Alabanza sin obras está vacía, de la misma manera que una fe sin obras está muerta.


Por Cristo con El y en El, a ti Padre celestial en la unidad con el Espíritu Santo todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.



Pbro. Uriel Medina Romero

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