LOS ÁNGELES SON NUESTROS AMIGOS.
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: "Yo les
aseguro a ustedes que, si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán
en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése
es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste
en mi nombre, me recibe a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus
ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el
cielo''. (Mt 18, 1-5. 10)
"¿Quién es más grande en el
Reino de los cielos?"
Hay hombres que buscan poder, otros placer y otros más, buscan tener. Hoy
día para tener poder, hay que tener dinero, y mucho, para poder comprar la plaza.
Sin dinero no hay poder político para gobernar o dominar a los pueblos. Jesús
nos invita a ser sus servidores para vencer el poder mundano.
Yo les aseguro a ustedes que, si
no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos.
El discípulo de Jesús, si alguien
quiere serlo, ha de hacerse como niño, es decir, ha de nacer de nuevo, no hay
recetas, ha de pasar por la Puerta estrecha, creer y obedecer la Palabra de
Dios que es Cristo. No saberse como niño, sino hacerse como niño, vivir la
experiencia del amor, del perdón y de la resurrección para que el espíritu de
Cristo entre y habite en su corazón (cf Apoc 3, 20; Ef 3, 17) Cristo no es un
parche para ponerle a un vestido viejo (Mc 2, 21) Es Dios que se hizo hombre
para ser la Puerta estrecha y ser Cristo Crucificado y pagar el precio por
nuestra Redención y salvar a los hombres. Hay que nacer de nuevo para ser y
pertenecer a Cristo.
Ése es el más grande en el Reino de los
cielos.
Para la Biblia,
hacerse grande es ser servidor, servidor como Cristo por amor y no por otros
intereses: “Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las
naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su
poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser
grande entre vosotros, será vuestro servidor” (Mt 20, 25- 26) Y para servir hay
que ser humildes, confiar y abandonarse en las manos de Aquel a quien se le
sirve: Dios nuestro Señor. El soberbio, el orgulloso, siempre dirá: “Non
serviam”, es decir, “No serviré”.
Nacer de
Nuevo (Jn 3, 1- 5) es pasar por la Puerta estrecha, Cristo crucificado para
aceptarlo como nuestro Salvador, Él que nos amó y se entregó por nosotros (cf
Ga 2, 19; Ef 5, 2; 5, 25) Aceptarlo como nuestro Maestro que nos enseño el arte
de vivir en Comunión con Dios y con los hermanos, unidos por el Amor, para
luego aceptarlo como Señor de nuestras vidas, y entonces poder servirlo y
seguirlo con amor. Al pasar por la Puerta estrecha recibimos el perdón de los
pecados y el don del Espíritu Santo, somos justificados por la fe de Jesucristo
(Rm 5, 1) Nacemos de Dios en Cristo para ser hijos de Dios.
Cuidado con despreciar a uno de
estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven
continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo''. ¿Quién dijo que hay
ángeles?
Los ángeles son espíritus puros,
que al ser enviados a una misión se convierten en ángeles. ¿Cuál es la misión?
Cuidar, proteger y conducir a los hombres para que conozcan a Dios y le sirvan
en esta vida y después la Vida eterna. Los ángeles son nuestros amigos.
Pero, nos dice la Revelación,
que un día Dios puso a los ángeles una prueba. ¿Cuál sería? Qué su Verbo iba a
ser Hombre, y que ellos tenían que servirle a Él y a los hombres. Luzbel, el
ángel de luz, se opuso al Plan de Dios diciendo con soberbia; “No serviré” “Seré
como Dios”, y otro ángel se enfrentó con él y comenzó la lucha entre el bien y
el mal. Miguel Arcángel, el Príncipe de los ejércitos de Dios, venció y expulsó
del Cielo a Luzbel y a dos terceras partes de los ángeles.
Y, ¿Nosotros que hacemos?
Enoch, (Gn 5, 6- 11) un hombre
de Dios que escribió muchísimo sombre el combate de los entre los ángeles
buenos y los ángeles malos, dice en sus libros que el hombre era un simple espectador,
esperaba al que iba a ganar para pertenecer al triunfador. Y ninguno de sus
libros está en la Biblia, no hay antropología. Para la Biblia el hombre recibe
de Dios el libre albedrío para que pueda decidir entre e bien o el mal (Gn 2,
17; Dt 30 15s; Eclo. 15, 11s) Debe trabajar, proteger y luchar (Gn 2, 15) Está
llamado a ser protagonista de su propia vida y participar en los cambios de la
Historia. Aunque Luzbel perdió, la lucha sigue, es entre el bien y el mal. ¿A quién
le vas? ¿Al lado de quién luchas?
¿Cuál es la jerarquía de los ángeles?
La angelología cristiana
clasifica a los ángeles en tres jerarquías, cada una con características
físicas individuales:
- Primer orden: Los más importantes,
que son los querubines, serafines y tronos.
- Segundo orden: Dominaciones,
principados y potestades.
- Tercer orden: Virtudes, arcángeles y
ángeles.
Así se habla del ángel de la
purificación que quemó y purificó los labios a Isaías: Entonces
voló hacia mí uno de los serafines con una brasa en la mano, que con las
tenazas había tomado de sobre el altar, y tocó mi boca y dijo: «He aquí que
esto ha tocado tus labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado.» (Is 6, 6-7)
Es el ángel de las pruebas en las que nos visita el ángel del Señor.
Los discípulos de Cristo son enviados, son como ángeles de carne y hueso,
existen para servir. Jesús les llamó “Luz del Mundo y sal de la tierra” (Mt 5,
13s) No apaguemos la luz y no perdamos la sal, permaneciendo en el Amor de
Cristo, crucificados con el Él. Muriendo al pecado y viviendo para Dios (Ga 5,
24) Por el Camino estrecho nos hacemos como niños, es decir, como discípulos.
No entristezcamos, pecando, a nuestros ángeles custodios. Ellos están y caminan
con nosotros.
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