LA PALABRA DE SABIDURIA NOS CONDUCE A LA VIDA ETERNA.

 

LA PALABRA DE SABIDURIA NOS CONDUCE A LA VIDA ETERNA-



Supliqué y se me concedió la prudencia; invoqué y vino sobre mí el espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y en comparación con ella tuve en nada la riqueza. No se puede comparar con la piedra más preciosa, porque todo el oro, junto a ella, es un poco de arena y la plata es como lodo en su presencia. La tuve en más que la salud y la belleza; la preferí a la luz, porque su resplandor nunca se apaga. Todos los bienes me vinieron con ella; sus manos me trajeron riquezas incontables. (Sab 7, 7-11)

La prudencia es la primera de las virtudes cardinales: la prudencia la justicia, la fortaleza y la templanza. Una se apoya en la otra, sin prudencia no hay justicia, sin esta no hay fortaleza y si ella no hay templanza. La prudencia es el quicio de todas las virtudes, cardinales, cristianas y teologales. Estas virtudes nos llevan a la tenacidad, a la piedad, al amor fraterno y la caridad quien las tenga abunda en el conocimiento y en la gracia de Dios, el que no las tenga se ha olvidado de su antigua purificación del pecado. ( 2 de Pe 1, 5- 8)  El origen de las virtudes en la escucha y la obediencia de la palabra de Dios que nos lleva a romper con el pecado para que participemos de la naturaleza de Dios, es decir, el origen es la Fe (2 Pe 1, 4)

El hombre prudente según la Biblia es aquel que sabe vivir, no se complica la vida, no se enreda en los asuntos de la vida según la carne por que camina en la Verdad. El hombre sabio no cae en la Inversión de valores. Es libre para amar y para servir. Las virtudes son la antesala de la sabiduría. Que es uno de los dones del Espíritu Santo (Is 11, 2) Qu ereposan sobre el Mesías para anunciar la Buena Nueva a los pobres, llevar a luz a los ciegos, dar la libertad a los esclavos y proclamar el año de gracia del Señor  (Is 61, 1; Lc 4, 18) En el Antiguo Testamento la sabiduría era impersonal, en el Nuevo Testamento es personal, Para Pablo es Cristo, “la Imagen visible del Dios invisible” (Col 1, 15) De él os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros sabiduría de origen divino, justicia, santificación y redención, a fin de que, como dice la Escritura: El que se gloríe, gloríese en el Señor. (1 de Cor 1, 30- 31).

El don de la sabiduría es un don de Dios infuso en las potencias del alma en gracia de Dios que está llenándose de fe, esperanza y caridad, que ha pasado por la Puerta estrecha que es Cristo Crucificado- Resucitado para entrar y caminar en el Reino de Dios. El que posea la sabiduría es un hombre nuevo, lo viejo ha pasado, (2 de Cor 5, 17; Ef 4, 23. 24) Ha pasado de la muerte a la vida, del pecado a la Gracia, y bajado todos sus conocimientos bíblicos y teológicos de la cabeza al corazón. Para unir las potencias del alma en una sola Unidad para que Cristo habite por la fe en nuestros corazones, con una fe sincera, un corazón limpio y una conciencia recta (1 de Tm 1, 5) Para que nuestro corazón sea fuente de Amor, de Paz y Gozo (Rm 14, 23).

La sabiduría es inseparable del Amor, de la Humildad y de la Santidad, por eso en un corazón manchado por el pecado no hay sabiduría y no hay conocimiento de Dios. El que no guarda los Mandamientos de Dios, no tiene fe ni amor ni sabiduría.

Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Alégranos ahora por los días y los años de males y congojas. (Slm 89, 14- 15)

La mañana es la infancia, cuando desde niños aprendemos a practicar la fe y el amor, que son como la madre y el padre de todas las virtudes vamos caminando en la Verdad que nos hace libres de todo lo malo, para hacer el bien y para servir (cf Jn 8, 32) Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos puedan mirar tus obras y tu gloria.
Que el Señor bondadoso nos ayude y dé prosperidad a nuestras obras. (Slm  89, 16- 18)

El don de la sabiduría nos ayuda a penetrar en los misterios de Dios para conocer u voluntad y ponerla en práctica. Nos lleva a la perfección por la Caridad y la Humildad, sin las cuales no hay sabiduría. La sabiduría se encuentra en la Fe, en la fortaleza, en la humildad, en la mansedumbre, en la pureza de corazón en la ciencia, en la santidad, y en la Caridad. Nos ayuda a discernir entre el bien y el mal, nos fortalece para que vencemos con el bien al mal (Rm 12, 21) Y seamos misericordiosos como el Señor es Misericordioso (Lc 6, 36; Mt 5. 48; 1 de Pe 1, 15)

El origen de la sabiduría es la escucha y obediencia de la Palabra de Dios.

Hermanos: La palabra de Dios es viva, eficaz y más penetrante que una espada de dos filos. Llega hasta lo más íntimo del alma, hasta la médula de los huesos y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Toda creatura es transparente para ella. Todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas. (Heb 4, 12-13)

Palabra viva y eficaz, para ella somos transparentes, nos descubre los pensamientos, y las intenciones del corazón. Nos guía y nos conduce, nos saca del pozo de la muerte y nos lleva al Reino de la Luz, el Reino del Hijo de su Amor (Col 1, 13- 14) Palabra poderosa porque es Palabra de la Verdad. Palabra de sabiduría que nos conduce a la Vida eterna. Que esta Palabra habite en nuestro corazón con toda su riqueza (Col 3, 16) La riqueza de la Palabra son las Virtudes, los dones del Espíritu Santo; la riqueza de a Palabra es Cristo Jesús, nuestro Salvador, nuestro Maestro y nuestro Señor.

 

 

 

 

 

 

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