QUIERO QUE LOS HOMBRES OREN EN TODO LUGAR ELEVANDO HACIA EL CIELO UNAS MANOS PIADOSAS SIN IRA NI DISCUSIONES." (1 de Tim 2, 8)

 

QUIERO QUE LOS HOMBRES OREN EN TODO LUGAR ELEVANDO HACIA EL CIELO UNAS MANOS PIADOSAS SIN IRA NI DISCUSIONES." (1 de Tim 2, 8)


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre. ¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánta mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan. Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas". (Mt 7, 7-12)

 

Pedir  ¿A quién? Pedir al Dios Uno y Trino. Padre, Hijo y Espíritu Santo que es Padre, Amor, Perdón y Libertad. Es Santo, Todopoderoso, Misericordioso y Fiel porque siempre cumple lo que promete. Ha prometido estar con nosotros hasta la eternidad y lo cumple (Mt 28, 20)

La alegría de Dios es que le pidamos como hijos suyos, y que le llamemos con el Nombre de Padre nuestro para que le podamos orar como sus hijos muy queridos y amados por él. “Pongan todas sus preocupaciones en mis manos, porque yo me preocupo por ustedes.”(1 de Pe 5,  7) La fe que está en las manos de Dios mueve montañas, hace milagros y vence a los males, a los demonios (Mc 16, 18) La oración cristiana pide confianza, luz, poder y amor, es decir, nos pide la Fe en el Dios Uno y Trino.

¿Qué tenemos que pedir en la oración? Lo primero es pedir que se haga “la Voluntad de Dios en el cielo como en la tierra” La Voluntad de Dios es nuestra santificación y que el Reino de Dios venga a nosotros. Un Reino de Paz, de Justicia, de Verdad, de Santidad y de Misericordia. “Dios no quiere la muerte del pecador, sino, que se arrepienta y viva” (Ez 33, 11) Cristo es la Vida, el Amor y la Verdad (Jn 14, 6) Por eso el Señor quiere que guardemos sus Mandamientos, especialmente los del Amor. “Que creamos en su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a los otros” (1 de Jn 3, 23) El que tiene a Cristo tiene Fe y tiene su Luz, su Poder y su Misericordia en nuestros corazones (Ef 3, 17- 18)

¿Cómo tenemos que pedir en oración? Con humildad, con un corazón contrito y humillado, el Señor no lo desprecia (Slm 50, 19) Oración como la del publicano que dijo: “Señor, ten piedad de mi que soy un pecador” (cf Lc 18, 13) El Señor perdona lo mucho y lo poquito, sólo nos pide que reconozcamos nuestros pecados y nos acerquemos a él con un corazón arrepentido.

Con un corazón agradecido. El agradecimiento es el sentimiento que abre las puertas al amor. Amor a Dios y al servicio a los hombres. El agradecimiento es el camino que nos lleva a obtener un corazón pobre de espíritu, desprendido, humilde y sencillo para que en él nazca y crezca la esperanza que nos lleva y se despliega hacia el amor. Gracias a Dios por todas sus bendiciones que ha derramado en nuestras vidas, desde la existencia, la familia, la Fe, la Iglesia, los Sacramentos, los amigos y la vida Nueva que nos trae el perdón y la paz.

La Oración en Fe, en Gracia de Dios. La Gracia es la Luz, el Poder y la Misericordia, es Jesús. No es lo mismo orar en pecado mortal a orar en Gracia de Dios. Sin Fe nada ni nadie le agrada a Dios (Heb 11, 6) Por eso Jesús nos sobre avisa al decirnos: "«No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!"(Mt 7, 21- 23) El Culto a Dios debe de estar unido a la Misericordia y a las buenas Obras, para que sea válido y verdadero. (Is 1, 16- 20)

La Oración cristiana es intercesora, intercede por los demás. Por los hermanos de la Comunidad, enfermos, pobres, presos, y abandonados. Oración unida a la caridad para “extender la mano” y compartir con los demás los dones materiales y espirituales que tengamos. Orar por los gobernantes, políticos, empresarios, profesionales para que sean servidores de la Justicia en favor de todos. Oremos por los no creyentes para que puedan creer en Cristo y oremos por los pecadores que se ha alejado de Cristo y de la Iglesia para que vivan dignamente.

Oramos a un Padre que nos ama, nos perdona nos salva y nos da su Espíritu Santo. Oramos al Hijo que se hizo hombre como nosotros, menos en el pecado, para amarnos con un corazón de hombre, se ofreció a sí mismo para llevarnos a la Casa del Padre y darnos Espíritu Santo que intercede por nosotros: "Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios."(Rm 8, 26- 27)

Oración de ofrenda. Ofrecer nuestra vida a Dios como lo hizo María a decir: “Yo soy la humilde esclava del Señor” (Lc 1, 38) Ofrecer al Señor nuestra vida como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios (R 12, 1) Él es mi Señor y mi Dios y le pertenezco, lo amo y lo sirvo. Con un corazón agradecido y lleno de alegría me ofrezco a Él para la Gloria de Dios. Mi sacrificio nace de dentro de mi corazón y lo hago porque lo amo.

¿Por qué oramos? Porque somos hijos de Dios y oramos como sus hijos en el Hijo. Oramos porque nuestra luchas no es contra las personas de carne y hueso, sino contra, las autoridades sobrenaturales que tienen autoridad dominio y poder sobre este mundo tenebroso (Ef 6, 12) Oramos porque sólo Dios nos da el crecimiento espiritual (1 de Cor 3, 6) Oramos para ser fieles a la multiforme gracia de Dios. Oramos para pedir a Dios nuestra conversión, para que podamos volver al Paraíso y poder volver a comer del árbol de la Vida que es Cristo Jesús (Apoc 2, 7). Oramos para estar sentados a la Mesa del Señor.



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