LOS LUGARES DE ENCUENTRO CON JESÚS RESUCITADO

LOS LUGARES DE ENCUENTRO CON JESÚS RESUCITADO

La Experiencia de los testigos de Emaús.

a)      El camino de la vida.

 “Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que dista sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó a ellos y se puso a caminar a su lado. Pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerle. Él les preguntó: «¿De qué vais discutiendo por el camino?» Ellos se pararon con aire entristecido. (Lc 15, 13. 17)

El camino de Emaús es nuestro camino. Ellos iban tristes, derrotados, confundidos. Iban de regreso de Jerusalén a su aldea. Habían perdido a su Esperanza, a su Líder. Quieren volver al pasado, a la sinagoga, a las redes, al trabajo de su tierra. Todo está perdido; ya no hay ilusiones.  “Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no se ha enterado de lo que ha pasado allí estos días?”

 El primer anuncio. Él les dijo: «¿Qué ha ocurrido?» Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazoreo, un profeta poderoso en obras y palabras a los ojos de Dios y de todo el pueblo: cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados lo condenaron a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera a ser él quien liberaría a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que eso pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro  y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles que decían que estaba vivo. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron.»

b)      En la Palabra de Cristo.

Hubo una cátedra de Cristología y el Maestro fue Cristo Resucitado. Él les dijo: «¡Qué poco perspicaces sois y qué mente más tarda tenéis para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso para entrar así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les fue explicando lo que decían de él todas las Escrituras (Lc 24,25- 27).

c)      En la hospitalidad.

En la hospitalidad nos podemos encontrar con Jesús Resucitado. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le rogaron insistentemente: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Entró, pues, y se quedó con ellos (Lc 24, 28- 29). A eso venía a quedarse con ellos y con todos los hombres, esa era su alegría quedarse con los hombres.

d)     En la fracción del Pan.

La primera Misa de Cristo resucitado. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció de su vista. Se dijeron uno a otro: «¿No ardía nuestro corazón en nuestro interior cuando nos hablaba en el camino y nos iba explicando las Escrituras?» (Lc 24, 30- 33).Lo reconocen al partir el pan, ya no lo vieron, pero Él no se fue, se quedó en el Pan. La fracción del Pan es la inmolación y la consagración de Cristo Jesús a su Padre y darse a los hombres para invitarlos al Banquete de Bodas. Cómo olvidar la experiencia de encuentro con Cristo. Pasarán los años y su experiencia estará viva: “Nuestros corazones nos ardían al escuchar sus Palabra”

e)      En Estado de Misión.

Levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan (Lc 24, 33. 35) De esa primera Misa nace la Iglesia misionera, enviada por el Resucitado a dar testimonio de la resurrección. La Iglesia es por excelencia misionera, enviada a todas las naciones.

f)       En el lugar de la Familia.

«Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos.» (Mt 18, 19-  20)

Los regalos de Cristo Resucitado para edificar la Iglesia: Estaban comentando todo esto, cuando se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» Sobresaltados y asustados, creyeron ver un espíritu.

 “Entonces se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» Dicho esto, sopló y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» (Jn 20, 19- 23)

El primer regalo de Cristo Resucitado a su Iglesia es la Palabra de Dios, luego el Perdón, la Paz y el Gozo, para reconciliar a los hombres con Dios y con los hombres. Y es a la vez vocación de sus Apostales: Ser embajadores y Ministros de la reconciliación. Toda la Iglesia ha recibido de su Fundador el Ministerio de la Reconciliación. Su promesa es la misma ayer que hoy y siempre: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta la consumación de los siglos (Mt 28, 20) Para que puedan edificar la Iglesia dando la Palabra de Dios, haciendo oraciones, con la práctica de los Sacramentos, con la práctica de las obras de misericordia y con el apostolado. Amando y sirviendo a los demás.

  

Publicar un comentario

Whatsapp Button works on Mobile Device only

Start typing and press Enter to search