LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO
PROCLAMA LA VIDA ETERNA.
“Verdaderamente ha resucitado el
Señor.”
El que
estaba crucificado, el que murió, está vivo y vive para siempre, ha resucitado,
hay Vida Eterna para los que creen en Jesús, confían, lo obedecen y lo aman, lo
sirven y lo siguen. Para la comunidad cristiana de los primeros tiempos, toda
la vida de Jesús y la de ellos, todo, tiene referencia a la Resurrección. Al punto que Pablo nos dice:
“Para la vida es Cristo, y la muerte es ganancia” (Flp 1,21) Si Cristo resucitó
es porque primero nació. Toda su vida desde la anunciación, la encarnación, su
nacimiento, su vida privada y su vida pública, su predicación, sus milagros y
sus exorcismos, su dolor, su sufrimiento y su muerte, todo, tiene como
referencia la Resurrección. Todo lo que Jesús dijo e hizo hace referencia la
Vida Eterna. Para tenerla hay que creer en Jesús como también para que los
pecados sean perdonados hay que creer en Jesús.
Jesús de
Nazaret, el Profeta de Dios, fue entregado por las autoridades religiosas,
políticas y económicas en las manos de los paganos para que lo mataran, le
dieron muerte, pero, Dios lo resucitó y lo sentó a su derecha, y lo constituyó
en Cristo y Señor. Así presentó Pedro el Kerigma, el primer anuncio: Jesús ha
muerto, ha resucitado y es Señor. Murió para el perdón de nuestros pecados y
resucitó para nuestra justificación, para darnos Vida terna. (Rm 4, 25)
El día de Pentecostés, se presentó
Pedro, junto con los Once, ante la multitud, y levantando la voz, dijo:
"Israelitas, escúchenme. Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por
Dios ante ustedes, mediante los milagros, prodigios y señales que Dios realizó
por medio de él y que ustedes bien conocen. Conforme al plan previsto y
sancionado por Dios, Jesús fue entregado, y ustedes utilizaron a los paganos
para clavarlo en la cruz. Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la
muerte, ya que no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio. (Hch
2, 22ss) Pues bien, a este Jesús Dios lo
resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos. Llevado a los cielos por el
poder de Dios, recibió del Padre el Espíritu Santo prometido a él y lo ha
comunicado, como ustedes lo están viendo y oyendo''. (Hch 2, 22-33)
La respuesta a la
Palabra de Pedro, pide una respuesta: «Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha
constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado.» (Hch
2, 36) Al oír esto, dijeron con el corazón compungido a Pedro y a los demás
apóstoles: «¿Qué hemos de hacer, hermanos?» Pedro les contestó: «Convertíos y
que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para
remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la
Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están
lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro.»(Hch 2, 37- 39)
El bautismo es el
sacramento de la fe: Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena
Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no
crea, se condenará.(Mc 16, 15- 16) El bautismo nos incorpora al Cuerpo de
Cristo (Gál 3, 26) ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo
Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el
bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de
entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros
vivamos una vida nueva.(Rm 6, 3- 4) Morimos
con Cristo, fuimos sepultados con él y resucitamos con él.
Para resucitar con Cristo
hay que morir con él. Y para morir con él hay que haber nacido de nuevo, nacer
de Dios por la escucha y obediencia de la Palabra de Dios. Palabra que es Luz e
ilumina nuestras tinieblas, nos lleva al reconocimiento de nuestros pecados y
nos da el corazón contrito y arrepentido para llevarnos a Cristo y recibir de
él, en virtud de su sangre el perdón de nuestros pecados. (Ef 1, 7) Al recibir
el perdón de los pecados se da en nosotros el Nuevo Nacimiento, somos
portadores de la Vida Eterna. Somos hijos de Dios y hermanos de Jesucristo.(Rm
1, 4; Ef 1, 5) Templos vivos del Espíritu Santo e hijos de la Iglesia.(1 de Cor
6, 19) Somos una Nueva creación por la Resurrección de Jesucristo (2 de Cor 5,
17)
La Resurrección es el
elemento esencial de nuestra fe. Si Jesucristo no resucitó vana es nuestra fe y
vacía es nuestra predicación (1 de Cor 15, 14) Por la resurrección hay Vida
Eterna para los que resucitan para la vida, porque otros resucitan para la
muerte. (cf Jn 5, 29) Los justos resucitaran para la Vida Eterna de acuerdo a
las palabras de Cristo: “Vengan benditos de mi Padre a pasar la eternidad
conmigo” Porque en esta vida resucitaron conmigo. La señal que hemos pasado de
la muerte a la vida es el Amor, (1 de Jn 3, 14) la Verdad y la Justicia (Ef 5,
9). El Amor va acompañado de la Paz y el Gozo.
"Así pues, si habéis resucitado con
Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de
Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Porque habéis
muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo,
vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él."
(Col 3, 1- 4) Las cosas de arriba son las virtudes y las bienaventuranzas. El
que ha resucitado con Cristo lo ama y lo sigue: "Jesús les habló otra vez
diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad,
sino que tendrá la luz de la vida.»"(Jn 8, 12) La oscuridad equivale a las
tinieblas, al pecado que lleva a la muerte (Rm 6, 23)
La vida de Jesús fue una
vida resucitada, se pasó la vida haciendo el bien y destruyendo las obras de
Diablo (hch 10, 38) Así nosotros si hemos creído en Él, hemos pasado de la
muerte a la vida, del pecado a la Gracia, de las tinieblas a la Luz, de la esclavitud a la libertad, lo
que significa caminar en las Luz: Caminar en la Luz es resucitar con Jesús, el que resucita con
él, lo ama, lo sigue y le sirve. Está en comunión con Jesucristo, posee Vida
Eterna y puede dar fruto: el amor, la verdad y la justicia (Ef 5, 9)
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