LOS ÁNGELES AL SERVICIO DE LA EVANGELIZACIÓN DE LA IGLESIA EN FAVOR DE LOS HOMBRES.

 



LOS ÁNGELES AL SERVICIO DE LA EVANGELIZACIÓN DE LA IGLESIA EN FAVOR DE LOS HOMBRES.

Introducción: Todos los ángeles son espíritus destinados a una misión, enviados en servicio de los que han de heredar la salvación.

Todo y todos al servicio de Cristo Jesús.

El es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades (Los Ángeles, los Arcángeles, los Serafines, los Querubines y las Virtudes): todo fue creado por él y para él, él existe con anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia. El es también la Cabeza del Cuerpo, de la Iglesia: El es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea él el primero en todo, pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la Plenitud, y reconciliar por él y para él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos. (Col 1, 115- 20)

Todos los ángeles son espíritus destinados a una misión, enviados en servicio de los que han de heredar la salvación. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. La Escritura está llena de experiencias y de la presencia de Ángeles.

En el Antiguo Testamento:

Pórtate bien en su presencia y escucha su voz; no le seas rebelde, que no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre. Si escuchas atentamente su voz y haces todo lo que yo diga, tus enemigos serán mis enemigos y tus adversarios mis adversarios. Mi ángel caminará delante de ti y te introducirá en el país de los amorreos, de los hititas, de los perizitas, de los cananeos, de los jivitas y de los jebuseos; y yo los exterminaré. No te mostrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitarás su conducta; al contrario, los destruirás por completo y romperás sus estelas. Vosotros daréis culto a Yahveh, vuestro Dios, yo bendeciré tu pan y tu agua. Y apartaré de ti las enfermedades. (Ex 23, 21- 25)  “Voy a enviar un ángel delante de ti, para que te cuide en el camino y te conduzca al lugar que te he preparado. Pórtate bien en su presencia y obedécelo”. (Ex 23, 20-21ª)

En el Nuevo Testamento:

El mismo arcángel Gabriel anuncia a María el nacimiento del Mesías, el Hijo del Altísimo: Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» (Lc 1, 26- 28)

Y los mismos ángeles consolaban a Jesús en sus momentos de angustia: Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.» Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. (Lc 22, 41- 44)

Los Ángeles están al servicio de la evangelización:

El sumo sacerdote y los de su partido —la secta de los saduceos—, llenos de coraje, mandaron prender a los apóstoles y meterlos en la cárcel común. Pero por la noche el ángel del Señor les abrió las puertas y los sacó fuera, diciéndoles: «Id al templo y explicadle allí al pueblo este modo de vida.» (Hch 5, 17-20)

El trabajo de los Ángeles consiste en llevar a la presencia de Dios las oraciones y las obras de caridad que el Pueblo, ofrece al Señor. Le llevan todo lo que es bueno, justo y santo (Rm 12, 2) Nada de lo que es carne y sangre entra en el Reino de Dios (cf 1 de Cor 15, 50) Todo lo que está a la luz de la “Voluntad de Dios”. (cf Mt 7, 21- 23) Pero también, su trabajo es llegar a nuestra vida las bendiciones de Dios.

Vayan y enseñen todo lo que Jesus les enseñó a ustedes: el arte de vivir en comunión, el arte de amar, el arte de servir y el arte de compartir: Dios les ama y les perdona sus pecados y les da Espíritu Santo a los que crean en Jesús (Hch 2, 38) Los Ángeles está al servicio de la salvación de los hombres.


Se presentó un ángel del Señor, y el calabozo se llenó de luz. El ángel tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: «Levántate en seguida.» Y, al momento, cayeron las cadenas de sus manos. (Hch 12, 7) Los ángeles son de Luz y no de tinieblas, por eso su ayuda es para que no caigamos en el pecado, en las tinieblas, en la servidumbre y para que orientemos nuestra vida hacia la Casa del Padre, Cristo, el Nuevo Santuario de Dios en el que habita toda la Plenitud (Col 2, 9)

Los Ángeles al servicio de la Salvación:

Un día, a eso de las tres de la tarde, Cornelio tuvo una visión. Vio claramente que un ángel del Señor entraba a donde estaba él y le decía: «¡Cornelio!» Él lo miró fijamente y respondió atemorizado: «¿Qué quieres, señor?» El ángel le dijo: «Tus oraciones y tus obras de caridad han subido hasta Dios como el sacrificio del memorial. Manda ahora unos hombres a Joppe y haz venir a un tal Simón, a quien llaman Pedro.» (Hch 10, 3-5) Es necesaria la presencia de los Apóstoles, ellos recibieron de Jesús la enseñanza que ahora comparten con la Iglesia. (Hch 2, 42)

Los Ángeles al servicio de la Fe:

Vino un ángel y se puso en pie junto al altar, con un incensario de oro. Y se le dio gran cantidad de incienso, para que lo ofreciese en representación de las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro, que está delante del trono. Y el humo del incienso subió a la presencia de Dios, de mano del ángel, en representación de las oraciones de los santos. (Ap 8, 3-4)

Los Ángeles está al servicio de nuestra salvación integral; del cuerpo, del alma y del espíritu, seamos dóciles a su conducción a Dios. Ellos no recuerdan la Ley natural que Dios ha puesto en el corazón de todo hombre: “No hagas cosas malas, haz cosas buenas”. Si no lo hiciste pecaste, y entonces el ángel te recuera: “Arrepiéntete”. Si obedeces estas tres palabras, te llenas de gozo y de alegría por hacer la voluntad de Dios. Si tu corazón se atrofia y ya no escuchas la Ley natural, tú ángel custodio te recuerda la Ley revelada: los Mandamientos  de la Ley de Dios y su Palabra.

¿No te gustaría ser un mensajero de Dios, un ángel de carne y hueso? Al servicio de los menos favorecidos, de los necesitados de una palabra o de una ayuda. Tú puedes, si tú quieres estar disponible para ayudar a todo hombre o mujer, pobre o rico que necesite de ti. Para esto hay que hacerse como niños, mediante el Nuevo Nacimiento para ser servidores del Reino de Dios.


Nos unimos al salmista para orar:

Señor, que me alcance tu favor, tu salvación según tu promesa: así responderé a los que me injurian, que confío en tu palabra; no quites de mi boca las palabras sinceras, porque yo espero en tus mandamientos. Cumpliré sin cesar tu voluntad, por siempre jamás; andaré por un camino ancho, buscando tus decretos; comentaré tus preceptos ante los reyes, y no me avergonzaré. Serán mi delicia tus mandatos, que tanto amo; levantaré mis manos hacia ti recitando tus mandatos. Serán mi delicia tus mandatos que tanto amo; levantaré mis manos hacia ti recitando tus mandatos. (Slm 118, 41- 48)

 

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