LA
ARMADURA DE DIOS PARA LA LUCHA CONTRA EL MAL ES EL AMOR QUE NACE DE LA CRUZ
Estoy
crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi. Y,
mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta
entregarse por mí. (Ga 2, 19b-20)
En lucha contra el mal.
Si
os airáis, no pequéis; no se ponga el sol mientras estéis airados, ni deis
ocasión al Diablo. (Ef 4, 26- 27) No den lugar al odio, al resentimiento, a la
venganza, más bien cultiven el bien, la bodad.la verdad y la justicia: No devolváis a nadie mal por mal. Dice la
Escritura: «Es mía la venganza; mía la recompensa; palabra del Señor.» Pero
también dice: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de
beber.» No te dejes vencer del mal, sino vence el mal con el bien. (Rm 12, 17a.
19b-20a. 21) La lucha entre el bien y el mal, es también entre el amor y el
ego, entre las virtudes y los vicios, es una lucha en la que todos somos
protagonistas, las armas para la pelea son las virtudes que tiene como padre,
el amor. El que ama perdona, disculpa y respeta. Ama a tu enemigo y reza por él
(Lc 6. 27(
En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También
nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. (1Jn 3, 6) El amor es
darse, es donarse, es entregarse y es
inmolarse por algo o por alguien. Así es como Cristo nos amó y se entregó por nosotros (Ef 5, 2) En
efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo
murió por los impíos; - en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por
un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir;- mas la prueba de que Dios
nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.(Rm
5, 6- 8)
En
esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su
Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en
que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta
manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. (1Jn 4, 9-11) Así es
como Dios nos ha amado. Hasta entregarnos a su Hijo, Para que , ahora, nosotros
nos entreguemos a los demás. (1 de Jn 3, 6) Así es la fe sincera, hasta amar a
los hermanos como Cristo nos amó a nosotros, hasta la muerte.
Sin
esfuerzos, sin renuncias y sin sacrificios no hay libertad, no hay virtudes. De
la misma manera decimos: Sin cruz no hay resurrección, no hay Vida eterna. Así
entendemos la invitación que Cristo hace a todos los creyentes: «Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
síganme.(Lc 9, 23) La cruz pide renunciar al pecado, a los espíritus chocarrareros,
a todo lo que no viene de la fe (Rm 14, 23) Para darle muerte al hombre viejo
que nos lleva a una vida mundana y pagana, a una vida de pecado, que nos lleva
a la muerte, mientras que Dios nos da la vida en Cristo Jesús (Rm 6, 23)
¿Qué
tenemos que hacer para tener vida eterna? Creer es abrazar la cruz para morir
al pecado y vivir para Dios (Rm 6, 3- 4. 11) Lo que significa entrar en la
Pascua de Cristo: muerte y resurrección. Según la doctrina de Pablo: Pues
los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus
apetencias. (Gál 5, 24) “No te bajes de la cruz” “Para que permanezcas en mi
amor” (Jn 15, 9) “Para nacer, hay que morir”. De acuerdo a la parábola dl grano
de trigo: En verdad, en verdad os digo: si el grano
de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.(Jn 12, 24) En cada renuncia, hay una muerte;
en cada muerte hay una ofrenda; en cada ofrenda, hay una vida y hay
resurrección; y en cada resurrección hay un hombre nuevo. Si queremos ser
hombres nuevos, hemos de pasar por la cruz de Jesús.
Cada vez que escuchamos la Palabra de Dios, la guardamos en nuestro
corazón y la ponemos por obra, estamos muriendo al pecado y estamos viviendo
para Dios; estamos construyendo la Casa sobre Roca y nos estamos fortaleciendo
con la armadura de Dios y nos estamos revistiendo de Jesucristo (Rm 13, 12. 14)
Esto es vivir en Cristo o vivir en el Espíritu, lo equivale a vivir según Dios.
Es huir de la corrupción para participar de la naturaleza divina. (2 de Pe, 4b)
Efectivamente,
los que viven según la carne, desean lo carnal; más los que viven según el
espíritu, lo espiritual. Pues las tendencias de la carne son muerte; mas las
del espíritu, vida y paz, ya que las tendencias de la carne llevan al odio a
Dios: no se someten a la ley de Dios, ni siquiera pueden; así, los que están en
la carne, no pueden agradar a Dios. Más vosotros no estáis en la carne, sino en
el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el
Espíritu de Cristo, no le pertenece; (Rm 8, 5- 9).
Publicar un comentario