JESÚS ES EL EVANGELIZADOR DEL PADRE Y
EL SALVADOR DE LOS HOMBRES.
En
aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena
nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían
sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre
ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios;
Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que
los ayudaban con sus propios bienes. (Lc 8, 1-3)
Jesús
es el Evangelizador del Padre.
Para
Jesús evangelizar es predicar la buena nueva del Reino de Dios. Él y sus
acompañantes eran un grupo “itinerante”. No están fijos en un solo lugar, van
de pueblo en pueblo, de aldea en aldea llevando la Palabra, el Mensaje de Dios.
¿En qué consistía? Dios es Amor, y los ama incondicionalmente. Te ama a ti así
como eres, tal vez por la vida que llevan no pueden experimentar el amor, pero
de que te ama, te ama. (cf Jn 3, 16) Dios ama a todos y no hace acepción de
personas. Hace que su sol salga sobre los justos y los injustos. (Mt 5, 44)
Dios te ama tanto, que no quiere dejarte
cómo estás, por eso te llama a convertirte: “Crean y conviértanse” (Mt 4, 17)
La conversión consiste en llenarse de Cristo y pide despojarse del traje de
tinieblas para revestirse del traje de Luz.
A
Jesús lo acompañan los Doce, hombres elegidos por él, formados por él y enviados,
después por Jesús. No eran perfectos, todos eran pecadores, llamados a ser
santos. Jesús admite en su seguimiento a las mujeres que eran consideradas como
de segunda categoría. Jesús las levanta les restituye su dignidad. Todas eran
testigos del Poder de Jesús que las había sanado y liberado de enfermedades y
de espíritus malos. Eran discípulas de Cristo y servidoras del Reino de Dios, y
ponían sus bienes al servicio de Cristo.
¿Para qué existe a Iglesia?
La
Iglesia ha nacido con este fin: Evangelizar. Cuando la Iglesia no evangeliza es débil, y los grupos son fuertes, pero,
cuando la Iglesia evangeliza es fuerte, y
los grupos son débiles. Cristo vino para anunciar y realizar entre los
hombres la Buena Noticia. La Iglesia nació y vive únicamente para evangelizar a
los hombres, a todos los hombres. Ella es el sacramento universal de salvación:
la anuncia y realiza. Su renovación constante tiene aquí su objetivo: potenciar
su actividad misionera universal, buscar nuevos cauces por los que los hombres
conozcan, acepten y vivan el plan de Dios, despojarse de todo aquello que
impide, en cada momento, la evangelización, realizar todo aquello que pueda
hacer más creíble la verdad del Evangelio. Dice el Concilio Vaticano II:
"La Iglesia ha nacido con este fin: propagar el reino de Cristo en toda la
tierra para gloria de Dios Padre, y hacer así a todos los hombres partícipes de
la redención salvadora y, por medio de ellos, ordenar realmente todo el
universo hacia Cristo. Toda la actividad del Cuerpo místico, dirigida a este
fin, recibe el nombre de apostolado, el cual la Iglesia lo ejerce por obra de
todos sus miembros, aunque de diversas maneras" (AA 2).
El
mayor remedio para combatir la pobreza, la ignorancia y los ateísmos, es la
enseñanza viva y prolongada de la doctrina evangélica. No podemos negar que
muchas veces se descuida esta enseñanza, se anuncian medias verdades, otras
veces se dan las cosas por hechas (ya están evangelizados) o se le relega a un
segundo plano. Por gusto o por dejarse llevar por la comodidad, pueden
emplearse actividades cuyo resultado espiritual es más brillante que sólido. Se
prepara la cosecha, pero se descuida la siembra, se construye rápidamente, pero
se descuidan los cimientos.
¿Qué es evangelizar?
Evangelizar
constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella
existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don
de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de
Cristo en la Santa Misa, memorial de su Muerte y Resurrección gloriosa. (EN 14). La Iglesia ha sido enviada por su
fundador, el Señor Jesús, está presente en el corazón del mundo para anunciar
la Buena Nueva a los pobres, la liberación a los oprimidos y la alegría a los
afligidos (cf Lc 4, 18).
1.
Evangelizar
es ofrecer una Buena Noticia que se presenta a sí misma como el principio más
hondo de salvación para el hombre. La Buena Noticia consiste en que Jesús de
Nazaret, el Cristo de Dios, que pasó por el mundo haciendo el bien y que fue
crucificado, está vivo, presente y operante en los que creen en él para
transformarlos en hombres nuevos, a su propia imagen .
2.
“Evangelizar
significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la
humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro y renovar a la misma
humanidad” (EN 14, 18). Evangelizar, es por eso, sembrar el “poder de Dios” en el corazón de
los hombres y de las culturas para instaurar el Reino del Señor, o sea,
continuar como ministros de Cristo, su misma obra evangelizadora.
3.
Evangelizar
es enseñar a la gente el arte de vivir en comunión. Evangelizar es anunciar la
persona de Jesús, la adhesión a su persona, a su destino y a su misión; dicho de otra manera, anunciar
a Jesús, su obra redentora, su Reino y sus valores.
4.
Evangelizar
es ante todo dar testimonio de una manera sencilla y directa, de Dios revelado
por Jesucristo mediante el Espíritu Santo (EN 26) Una clara proclamación de que
en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la
salvación a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de
Dios (EN 27).
Evangelizar
es lo propio de la Iglesia, su identidad y su razón de ser. Y También de cada
uno de sus miembros. Todo bautizado está llamado a ser discípulo misionero de
Jesús. Así lo dice el documento de Aparecida: “Discípulos Misioneros de
Jesucristo para que nuestros pueblos tengan en él vida eterna” para que el
mundo pueda tener vida en Cristo. (DA 3)
La
Iglesia evangeliza cuando proclama el primer anuncio, el Kerigma, cuando
celebra la Eucaristía y demás sacramentos, cuando da testimonio de la caridad
de Cristo, cuando reconcilia a los hombres; cuando ayuda a crecer en la fe y en
humanidad. La Iglesia Evangeliza dando vida. Para esto necesitamos la “unción
poderosa del Espíritu Santo” que Jesús resucitado da a su Iglesia: “Como el
Padre me envió también yo os envío. Dicho esto sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid
el Espíritu Santo”. A quienes perdonéis los pecados, les
quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» ” (Jn 20,
21-23).
Evangelizar
es proclamar la Buena Noticia al mundo, para decirles: “Dios ha redimido a la
humanidad con la muerte y resurrección de Jesucristo y está perdonando los
pecados de los hombres y está cambiando los corazones para que sean libres y
puedan amarse y servirse unos a los otros.” Y lo está haciendo de una manera
gratuita.
¿Cuál es el contenido de la
Evangelización? Lo esencial del anuncio del Evangelio es
proclamar que Jesús de Nazaret es el Cristo y el Hijo de Dios (Mt 16, 16); “es
nuestra paz” (Ef 2, 14) “es nuestra vida” (Col 3, 4) “es nuestra sabiduría”, “nuestra justicia”,
“redención y santificación” (1 de Cor 1, 30), es nuestro “único fundamento” (1
de Cor 4, 11) y “nuestra única esperanza” (Col 1, 27). Es también la Cabeza de
la Iglesia y la Plenitud de todo. Lo
primero es saber que Cristo salvador, es el centro y el contenido de la
evangelización (1 de Cor 1, 17ss), que Él, actúa por medio de la Iglesia para
dar a los hombres el contenido, que no es otro, que la salvación anunciada,
proclamada y realizada por Jesús redentor, y es, hoy día actualizada en
nuestras vidas por la acción del Espíritu Santo.
Abrirse
a la Palabra es abrirse a Cristo y al Espíritu Santo, es abrirle el corazón a
Dios paa que él entre nuestra vida
realice su Obra redentora. No le cerremos el corazón a Dios que está
dispuesto amarnos, perdonarnos salvarnos y darnos Vida eterna.
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