LA LEY DEL AMOR ES LA MORAL DE CRISTO

 


LA LEY DEL AMOR ES LA MORAL DE CRISTO

Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ponte ahí en medio.» El, levantándose, se puso allí. Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla.» Y mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano.» El lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús. (Luc 6, 6- 11)

¿Qué enseñaba Jesús a la gente? Jesús enseñaba el arte de vivir como hijos de Dios y como Comunidad; enseñaba el arte de amar y el arte de servir con libertad y no a fuerzas. En la sinagoga había un grupo de escribas y fariseos, no estaban para escuchar con el corazón, sino con su mente, eran espías, algunos venidos desde Jerusalén. Jesús reconoce sus intenciones y hace una dinámica para que se descubra la importancia de su Moral. Estaba allí un hombre con la mano derecha seca, no podía servir con su mano tullida. Jesús le dice: “Levántate y ponte en medio de la asamblea.” El centro de la asamblea ya no era el Rabino, ni el Pastor, ahora es un enfermo que de un brinco se paró y se puso en medio. Obedeció la Palabra de Jesús, tal vez con una chispa de esperanza.

Jesús pregunta a toda la asamblea, pero, especialmente dirigida su pregunta a los hombres de la religión, los escribas y fariseos: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla.» Ellos conocen la Palabra de Dios, y no responden, porque en ninguna parte de la Escritura dice que se hagan cosas malas o prohíbe que no se haga el bien o se salve una vida. Ellos callan, Jesús con enojo y con una gran compasión le dice al de la mano seca: “Extiende tu mano” Él la extendió y la mano seca quedó restablecida. Ahora podrá servir con ella. Podrá abrazar a su esposa y darle de comer a sus hijos en su boca. Ahora podrá saludar y servir a toda la Comunidad. Muchos se abrieron en gritos de júbilo en acción de gracias y alabanzas, mientras que otros se ofuscaron y buscaban como hacer le daño a Jesús.

Jesús prosigue con la enseñanza del arte de amar, llega hasta los extremos, no solo a los amigos o parientes, sino a los mismos enemigos, y les dice: : «Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. (Lc 6, 27- 28) La ley de los rabinos decía: Ama a tu amigo, pero odia a tu enemigo. Pero Jesús la supera usando cuatro verbos: amad, haced el bien, bendecid y rogad. Lo que le está diciendo no se dejen vencer por el mal, más bien con el bien venzan al mal (Rm 12, 21) Con su enseñanza Jesús les está recordando a sus oyentes los palabras de la moral o ley natural: No hagan cosas malas, hagan cosas buenas; si no hiciste el bien o hiciste el mal, pecaste, y entonces Dios te da otra palabra: arrepiéntete. La cuarta palabra viene con la obediencia de las tres anteriores: alegraos. Porque hay alegría en el Cielo cuando un pecador se arrepiente y se convierte. (Lc 15, 7)

Ahora profundiza en la misión que Dios le ha dado a los hombres para evitar el escándalo y les entrega la “Regla de oro”: Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. (Lc 6, 29- 31) Eviten las guerras, los pleitos, el escándalo, los odios, las venganzas, las discusiones.

Ahora les presenta la “Recta intención:” Amad a todos, sin hacer acepción de personas.  Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. (Lc 6, 32- 34) Al que al pobre le presta, al Señor le presta. Santiago aprendió de Jesús sobre la verdadera religión: La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo. (Snt 1, 27)

Los escribas y fariseos eran amantes del dinero, por eso chocaban contra la enseñanza de Jesús. Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de él (Lc 16, 14) Por eso Jesús les dijo: Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos. «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. (Lc 6, 35- 36)

Y culmina la lección del “Arte de amar” Invitando a todos a tener los mismos sentimientos de Dios: “Sed misericordiosos, como vuestro Padre celestial es misericordioso.” En Juan invita a todos amarse de manera reciproca: Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.» (Jn 13, 34- 35) Jesús todo lo hizo por compasión y sin compasión no hizo nada. Por eso dice a sus adversarios: Y les dijo: «Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios. (Lc 16, 15)

 

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