LES ASEGURO QUE SI SU JUSTICIA NO SUPERA A LOS ESCRIBAS Y FARISEOS
NO ENTRARAN EL EN EL REINO DE LOS CIELOS.
Iluminación: Purifíquense de todas sus iniquidades; renueven su corazón
y su espíritu, dice el Señor. (Ez 18, 31)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les
aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos,
ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos. Han oído que se dijo
a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero
yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el
tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y
el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. Por lo tanto,
si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que
tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve
primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras
vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y
te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado
el último centavo”. (Mt 5, 20-26)
El llamado de Jesús a sus discípulos es superar la justicia de los
fariseos para poder entrar en el Reino de Dios. Los fariseos eran legalistas,
rigoristas y perfeccionistas, pero también eran protagonistas, buscaban los
primeros lugares, buscaban quedar bien y que siempre les fuera bien, hablando
de economía, les gustaba el dinero y que les llamaran Rabinos (Mt 23, 1- 19)
Ayunaban dos veces a la semana, oraban cinco o siete veces al día, guardaban
los mandamientos pero no tenían misericordia y juzgaban y maldecía a los que no
eran de su elite. (Lc 18, 11- 12) Jesús recomienda a los suyos: “No sean como
los hipócritas.” “Hagan lo que ellos dicen, pero, no hagan lo que ellos hacen”
Para que pueda superarlos: “Sean misericordiosos como su Padre celestial es
misericordioso” (Lc 6, 36)
Para luego hablarnos del quinto mandamiento: Han oído que se dijo a los
antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. No
matarás ni con cuchillo, ni con pistola ni con la lengua ni con tu mano ni con
tu dinero ni con tu poder. Respeta la vida y amala. “No la destruyas.” Pero
recordemos que Jesús es Dios y puede superar los mandamientos de la ley, por
eso nos dice: “Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será
llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado
ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del
lugar de castigo.” El que se enoje con su hermano, el que se burle o le
insulte, el que lo desprecie o lo odie, está pecando, y el pecado lleva a la
muerte (Cf Rm 6,23; Ef 2, 1- 3) El enojo, la ira, la agresividad, las
groserías, el desprecio y el odio nos convierten en asesinos, damos muerte a
Cristo en nuestros corazones o en el corazón de los demás.
Por eso nos recuerda que el Culto sin amor está vacío, como la fe sin
obras está muerta (Snt 2, 14- 17) “Por lo tanto, si cuando vas a poner tu
ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna
queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte
con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.” Ve y reconcíliate con
tu hermano, porque es más importante tu hermano que tu ofrenda. La
reconciliación pide pedir perdón y dar perdón para reconciliarnos con Dios y
con el prójimo. Y volver a ser hijos de Dios y hermano de tu prójimo. Ya que el
culto a Dios a dios sin amor y sin misericordia no es grato ni agradable a él
(Heb 1,6) Recordemos a Isaías porque el culto no es grao a Dios: Porque sus
manos están manchadas de sangre y están vacías de justicia (Is 1, 15) "lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista,
desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus
derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda. Venid,
pues, y disputemos - dice Yahveh -: Así fueren vuestros pecados como la grana,
cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana
quedarán. Si aceptáis obedecer, lo bueno de la tierra comeréis. Pero si
rehusando os oponéis, por la espada seréis devorados, que ha hablado la boca de
Yahveh."(Is 1, 16- 20) Jesús está de acuerdo con los profetas:
"«No todo el
que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que
haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor,
Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en
tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás
os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!"(Mt 7, 21- 23) “Vengan a
mí con un corazón contrito y arrepentido y yo les perdonaré sus muchos pecados”
(cf Mt 11, 28) Y con mi perdón les daré mi amor y mi misericordia (Mt 11, 29)
Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino.
Viva como hermanos, ámense unos a los otros: "«Pero
yo os digo a los que me escucháis: “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los
que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen."(Lc
6, 27- 28) Tengan siempre mi Mandamiento: "Os doy un mandamiento nuevo:
que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis
también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois
discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.»"(Jn 13,
34- 35)
El deseo de Jesús
es hacer de todos los hombres una Comunidad, fraterna, solidaria y servicial.
Para que todos vivan en Comunión, Participación y Reconciliación. Para eso
murió, resucitó y nos ha dado el Espíritu Santo para que vivamos en la Unidad y
para que crezcamos en el conocimiento de Dios hasta alcanzar la estatura del
hombre perfecto Cristo Jesús (Ef 4, 13) Esa es nuestra Fe que nos hacer ser
hijos de Dios, hermanos de los demás y servidores de todos, pór Cristo y en
Cristo.
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