LA SABIDURÍA ES UN DON DEL ESPÍRITU
SANTO.
Iluminación: "Con sencillez la
aprendí y sin envidia la comunico; no me guardo ocultas sus riquezas porque es
para los hombres un tesoro inagotable y los que lo adquieren se granjean la
amistad de Dios recomendados por los dones que les trae la instrucción."
(Sab 13- 14)
La Sabiduría es un don del Espíritu
Santo que Dios infunde en las potencias del alma en Gracia. En el pecado no
entra la Sabiduría. "Os digo, pues, esto y os conjuro en el Señor, que no
viváis ya como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente, sumergido su
pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia
que hay en ellos, por la dureza de su cabeza los cuales, habiendo perdido el
sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno
toda suerte de impurezas." (Ef 4, 17- 19)
Sin más podemos decir que Cristo es
nuestra Sabiduría: "De él os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual
hizo Dios para nosotros sabiduría de origen divino, justicia, santificación y
redención, a fin de que, como dice la Escritura: El que se gloríe, gloríese en
el Señor." (1 de Cor 1, 30- 31) "El es Imagen de Dios invisible, Primogénito
de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos
y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones,
los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él, él existe
con anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia."(Col 1, 15-
17)
La Sabiduría es un reflejo de la
luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su
bondad. Aun siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, todo lo renueva;
en todas las edades entra en las almas santas y forma en ellas amigos de Dios y
profetas. (Sb 7, 26-27) Para hacerse amigos de Dios hay que obedecer su
Palabra: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les diga” (Jn 15, 13)
El que escucha la Palabra se hace
inteligente. Inteligente es el que sabe vivir. El que no sabe vivir no es
inteligente. El que cree en la Palabra se hace salvo. La Palabra es salvadora,
es liberadora, reconciliadora y salvífica (2 de Tim 3. 14- 17) El que pone en
práctica la Palabra se hace santo. Sabio es el que ama a Dios y a los hombres.
Por eso es convertido en un regalo de Dios para los demás. Tal como lo dice san
Juan:
Conocemos lo que es el amor, en que
Cristo dio su vida por nosotros. Así también debemos nosotros dar la vida por
nuestros hermanos. Si alguno, teniendo con qué vivir, ve a su hermano pasar
necesidad y, sin embargo, no lo ayuda, ¿cómo habitará el amor de Dios en él? El sabio piensa las cosas antes de hacerlas. Es reflexivo, lento para hablar y siempre dispuesto a escuchar. Siempre dispuesto a perdonar y a disculpar, sabe vivir.
Hijos míos, no amemos solamente de
palabra, amemos de verdad y con las obras. En esto conoceremos que somos de la
verdad, y delante de Dios tranquilizaremos nuestra conciencia de cualquier cosa
que ella nos reprochare, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y
todo lo conoce. Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos,
nuestra confianza en Dios es total.(1 de Jn 3, 16ss)
La Sabiduría está presente en la
Fe, en la Esperanza y en el Amor. La sabiduría las perfecciona, y sin ella no
hay Virtudes. Hay pecado y reinan los vicios en nuestra alma. Cristo habita por
la fe, la esperanza y por la caridad en nuestro corazón (Ef 3, 17) Escuchemos
la Palabra: "Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me
abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo."(Apoc 3,
20) Y con Jesús entra el “vigor, la energía y el poder de Dios a nuestro
corazón” (cf Ef 6, 10) Abrir la puerta es obedecer la Palabra, es creer en
ella. Entra el Perdón, la Paz, el Gozo, la Resurrección y el don del Espíritu
Santo.
La lucha es entre el Amor y el Ego,
entre la Sabiduría y el pecado, entre los vicios y las virtudes. La Sabiduría
nos trae vida y santidad, mientras que el pecado nos paga con la muerte (Rm 6,
23) ¿De qué pecado hablamos? De todo lo malo: “La malicia, la mentira, la
envidia, la hipocresía, la maledicencia” ( 1 de pe 2,1) Volvamos a la carta de
Juan:
Hermanos: Éste es el mensaje que
ustedes han oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros, no
como Caín, que era del demonio, y por eso mató a su hermano. ¿Y por qué lo
mató? Porque sus propias obras eran malas, mientras que las de su hermano eran
buenas. No se sorprendan, hermanos, de que el mundo los odie. Nosotros estamos
seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros
hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un
homicida y bien saben ustedes que ningún homicida tiene la vida eterna. (1 Jn
3, 11-21)
Por envidia, odió a su hermano y lo
mató. Envidia por que las obras de su hermano eran buenas y las de él eran
malas. El que tiene envidia, odio, maldad, homicidio no tiene fe, ni esperanza
ni amor. Mientras que la señal de que hay Sabiduría es el Amor. El que ama ha
pasado de la muerte a la vida, a la luz, a la libertad, y Dios está con él. La
Sabiduría es inseparable del Amor porque Dios es Amor. El sabio entre más sabio
es más humilde, más generoso, más desprendido
y más ama. Es un regalo de Dios para los demás. El sabio no está tullido, ni de
pies ni de manos, está siempre dispuesto a “extender la mano.” (cf Mc 3, 1- 5) Dispuesto
a servir para compartir sus bienes materiales, intelectuales y espirituales.
ORACION: Señor Dios, que iniciaste
admirablemente la obra de la redención con el nacimiento de tu Hijo, fortalece
en nosotros la fe, para que, siguiendo sus enseñanzas, podamos alcanzar la
prometida recompensa de la gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
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