COMPRADOS A PRECIO DE SANGRE CON LA
SANGRE DE JESÚS EL HIJO DE DIOS
Iluminación: Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él. (1Ts 5, 9-10)
El corazón de nuestra fe es la muerte y resurrección de Jesucristo. Murió para
que nuestros pecados fueran perdonados y resucitó para darnos vida eterna (Rm
4, 25) Nuestra salvación es UNA GRACIA de Dios a los hombres. Una Gracia
Carísima, el precio fue pagado por Dios que entregó a su Hijo y su Hijo entregó
su vida por nosotros. Por esta razón el apóstol san Pedro nos dice. “Tomad
en serio vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con qué os rescataron, no con
bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el
cordero sin defecto ni mancha.” (1Pe 1, 17-19)
Tomar en serio nuestro proceder en
esta vida para tomar la firme determinación de creer en Jesús y hacer la
voluntad de Dios (Mt 7, 21) Esto nos pide rechazar lo que el Mundo nos ofrece:
el poder, el placer y el tener. Abandonar nuestros ídolos para conocer, amar,
seguir y servir al Dios, vivo y verdadero (1 de Ts 1. 9)
Entonces podemos llegar y crecer en
la “Unidad, en la fe, el conocimiento de Dios hasta alcanzar la estatura del
hombre perfecto Cristo Jesús” (Ef 4, 13) Como verdaderos discípulos le
pertenecemos a Cristo, “Estamos muriendo con él y resucitado para Dios” (Gál 5,
24) “Muriendo al pecado y viviendo para Dios” (Rm 6, 11)
Este es el modo de vivir como hijos
de Dios y como discípulos de Jesucristo. Llegad a la plenitud en el
conocimiento de la voluntad de Dios, con toda sabiduría e inteligencia
espiritual. Así caminaréis según el Señor se merece y le agradaréis
enteramente, dando fruto en toda clase de obras buenas y creciendo en el
conocimiento de Dios. Fortalecidos en toda fortaleza, según el poder de su
gloria, podréis resistir y perseverar en todo con alegría. (Col 1, 9b-11)
Para entrar a la Plenitud de Dios
que es Cristo, sólo entrando en el proceso de conversión. La voluntad de Dios
es que creamos en Jesucristo, su Hijo. Que aborrezcamos el mal y que amemos
apasionadamente el bien (1 de Jn 3, 23; Rm 12, 9) l que ama no peca. "Todo
el que permanece en él, no peca. Todo el que peca, no le ha visto ni conocido. Hijos
míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es
justo." (1 de Jn 3, 6- 7)
No tengáis deuda con nadie, a no
ser en amaros los unos a los otros. Porque quien ama al prójimo ya ha cumplido
la ley. La caridad no hace nada malo al prójimo. "Tenedlo presente,
hermanos míos queridos: Que cada uno sea diligente para escuchar y tardo para
hablar, tardo para la ira." "Porque
la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por eso, desechad toda
inmundicia y abundancia de mal y recibid con docilidad la Palabra sembrada en
vosotros, que es capaz de salvar vuestras almas." (St 1, 19-21) "Si
alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su
propio corazón, su religión es vana. La religión pura e intachable ante Dios
Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y
conservarse incontaminado del mundo."(Snt 1, 26- 27)
La recomendación de Jesús para
aprovecharse de la Gracia de Dios lo dice con claridad: "«Estén ceñidos
vuestros lomos y las lámparas encendidas," (Lc 12, 35) Luchen esfuércense
para que tengan la energía, el vigor y la fuerza de Dios para que luchen contra
el mal y luchen a favor del bien. Trabajen en su liberación y en su salvación,
no está solos, la Gracia de Dios está con ustedes. La salvación es don y
respuesta. “Trabajen y guárdense” (Gn 2, 15)
“Si alguno no quiere trabajar, que
tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que
viven desconcertados, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo. A éstos les
mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego
para comer su propio pan. Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.” (2Ts
3, 10b-13) Dios salva, pero no a fuerzas. No manipula, él es el Veraz y nos
ama, pero también nos respeta. “Si tú quieres, te salvas, si tú quieres, te
pierdes”
Aprópiate de los frutos de la
redención, lávate en la sangre de Cristo para que tus pecados sean perdonados y
recibas el Espíritu Santo (Ef 1, 7; Heb 9, 14) El perdón, la paz el gozo, la
resurrección y el don del Espíritu. TODO ES GRACIA DE DIOS.
Sea todo hombre pronto para
escuchar, tardo para hablar, remiso para la cólera. El hombre encolerizado no
obra lo que agrada a Dios.
"Con nadie tengáis otra deuda que la del
mutuo amor. Pues el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. En efecto, lo de:
No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás
preceptos, se resumen en esta fórmula: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. La
caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su
plenitud." (Rm 13, 8- 10)
Recuerden lo que nos ha dicho el
apóstol san Pablo: “La Caridad es paciente, es tolerante y es servicial” (1 de
Cor 13, 4) La Palabra nos recuerda la experiencia del Apóstol: "Y
por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado
un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me
engría. Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él
me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la
flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis
flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo." (2 de Cor 12, 7- 9)
Tú Gracia me basta, Tú Amor es todo lo que necesito. Gracias Señor, te
alabo y te bendigo.
Creo que debemos hacer un examen de
nuestra vida como lo dice san Pablo: "En todo
dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros. No
extingáis el Espíritu; no despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedaos
con lo bueno. Absteneos de todo género de mal. Que El, el Dios de la paz, os
santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el
cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo."(1
de Ts 5, 18- 23).
Poner
atención a las palabras de san Juan en el apocalipsis: "Conozco tu
conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora
bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca.
Tú dices: «Soy rico; me he enriquecido; nada me falta». Y no te das cuenta de
que eres un desgraciado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo. Te
aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas,
vestidos blancos para que te cubras, y no quede al descubierto la vergüenza de
tu desnudez, y un colirio para que te des en los ojos y recobres la vista."(Apoc
3, 15- 18)
El Señor nos
conoce y está atento a nuestro proceso de conversión, él conoce nuestros
frutos, por eso a los que ama reprende y corrige (Apoc 3, 19) Para que
enderecemos nuestros pasos y nos conduzca a la Vida eterna. Es importante examinar
nuestra conducta, si estamos en el camino de Dios o estamos en otros caminos
que no nos llevan a Cristo, nuestra Meta. Por nuestra salvación es detenernos
para examinar nuestra vida, si somos fieles o estamos fallandoE a Dios.
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