LA MIRADA DE DIOS NO ES COMO LA MIRADA DEL HOMBRE PUES EL HOMBRE MIRA LAS
APARIENCIAS PERO EL SEÑOR MIRA EL CORAZÓN. 1S 16, 7b
La primer mirada de Dios para el
hombre es la de un Padre que ama y que está siempre a perdonar. Nos mira como
hijos e hijas, amados muy queridos. Dios no ama por los aspectos que podamos
tener, sino, que nos mira en la totalidad del hombre, y lo ama como es. Dios no
se fija en nuestras apariencias, físicas, intelectuales, materiales o morales.
Nos ama como a personas creadas a su Imagen y semejanza, esta es su primer
mirada para todos, hombres y mujeres.
Cuando el profeta Samuel llegó a la
casa de Jesé para ungir al nuevo rey de Israel, pensó que sería el primogénito
de la Familia. Era el mayor, era grande y bien plantado, pero el Señor le dijo:
Éste no es. Tú juzgas por las apariencias, pero, Yo miro el corazón, y el profeta
tuvo que renunciar a sus criterios, para ver al siguiente que tampoco era.
Hasta que llegó al último de aquel chorro de muchachos esbeltos y bien
parecidos. Faltaba el último que lo traína de guardián de las ovejas, de allá
lo trajeron. Este si es, y Samuel lo ungió como rey de Israel. En la Escritura
vamos a escuchar que los primeros serán últimos y los últimos serán los
primeros.
En la parábola del fariseo y del
publicano nos damos cuenta de lo que a Dios le agrada y lo que no le agrada. Le
gusta lo humilde, lo pobre y lo secillo, y rechaza lo soberbio, lo altanero, lo
presumido. El Señor no se deja seducir por las palabras sabias o elocuentes,
sino se fija en la actitud del corazón (Lc 18, 10- 14) Razón por la que Pablo
nos va a decir lo que a Dios le agrada: “Una fe sincera, un corazón limpio y
una conciencia recta” (1 Tim 1, 5) En el éxodo nos dice: “He escuchado el
clamor de los pobres, he visto la opresión de mi pueblo y he bajado para
liberarlo de la opresión de sus enemigos (Ex 3, 7)Lo que a Dios le agrada es un
corazón manso y humilde de corazón (Mt 11, 29) Un corazón pobre y humilde como el
de la Madre: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según su Palabra (Lc
1, 38)
Dios mira el corazón y habla
también al corazón al que quiere cambiar. Así lo dice Oseas: "Por eso yo
voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Allí le daré
sus viñas, el valle de Akor lo haré puerta de esperanza; y ella responderá allí
como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto. Y
sucederá aquel día - oráculo de Yahveh - que ella me llamará: «Marido mío», y
no me llamará más: «Baal mío.» Yo quitaré de su boca los nombres de los Baales,
y no se mentarán más por su nombre."(Os 2, 16- 19) Habla al corazón y ahí
realiza su Obra. Esto hace decir a Jeremías: “Me sedujiste Señor y me dejé
seducir” (Jer 20, 7) La lámpara del entendimiento es el ojo, si está sucio todo
el cuerpo está sucio. (Mt 6, 22- 23) A sí entendemos que si la intención es
sucia, toda la acción será sucia. Echemos una mira a la Escritura para que descubramos
que Dios mira el interior del hombre y sus intenciones:
Al Ángel de la Iglesia de Efeso: "Conozco
tu conducta: tus fatigas y paciencia; y que no puedes soportar a los malvados y
que pusiste a prueba a los que se llaman apóstoles sin serlo y descubriste su
engaño. Tienes paciencia: y has sufrido por mi nombre sin desfallecer. Pero
tengo contra ti que has perdido tu amor de antes. Date cuenta, pues, de dónde
has caído, arrepiéntete y vuelve a tu conducta primera. Si no, iré donde ti y
cambiaré de su lugar tu candelero, si no te arrepientes" (Apoc 2, 2- 5)
Tengo algo contra ti que has perdido tu amor de antes, estás vacío. Tu corazón
ya no me pertenece
"Al Ángel de la Iglesia de
Sardes escribe: Esto dice el que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete
estrellas. Conozco tu conducta; tienes nombre como de quien vive, pero estás
muerto. Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no
he encontrado tus obras llenas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de
cómo recibiste y oíste mi Palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás
en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Tienes no
obstante en Sardes unos pocos que no han manchado sus vestidos. Ellos andarán
conmigo vestidos de blanco; porque lo merecen. El vencedor será así revestido
de blancas vestiduras y no borraré su nombre del libro de la vida, sino que me
declararé por él delante de mi Padre y de sus Ángeles. "(Apoc 3, 1- 5)
"Al Ángel de la Iglesia de
Laodicea escribe: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de
la creación de Dios. Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá
fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni
caliente, voy a vomitarte de mi boca. Tú dices: «Soy rico; me he enriquecido;
nada me falta». Y no te das cuenta de que eres un desgraciado, digno de compasión,
pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para
que te enriquezcas, vestidos blancos para que te cubras, y no quede al
descubierto la vergüenza de tu desnudez, y un colirio para que te des en los
ojos y recobres la vista. Yo a los que amo, los reprendo y corrijo. Sé, pues,
ferviente y arrepiéntete."(Apoc 3, 14- 19)
Dos cartas a dos Iglesias que son
fieles a Dios y a su Palabra les habla diferente con amor y con ternura para
que sean fieles hasta la muerte.
"Al Ángel de la Iglesia de
Esmirna escribe: Esto dice el Primero y el Ultimo, el que estuvo muerto y
revivió. Conozco tu tribulación y tu pobreza - aunque eres rico - y las
calumnias de los que se llaman judíos sin serlo y son en realidad una sinagoga
de Satanás. No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a meter a algunos de
vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una tribulación de
diez días. Manténte fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. El que
tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: el vencedor no sufrirá
daño de la muerte segunda."(Apoc 2, 8- 11)
"Al Ángel de la Iglesia de
Filadelfia escribe: Esto dice el Santo, el Veraz, el que tiene la llave de
David: si él abre, nadie puede cerrar; si él cierra, nadie puede abrir. Conozco
tu conducta: mira que he abierto ante ti una puerta que nadie puede cerrar,
porque, aunque tienes poco poder, has guardado mi Palabra y no has renegado de
mi nombre. Mira que te voy a entregar algunos de la Sinagoga de Satanás, de los
que se proclaman judíos y no lo son, sino que mienten; yo haré que vayan a
postrarse delante de tus pies, para que sepan que yo te he amado. Ya que has
guardado mi recomendación de ser paciente, también yo te guardaré de la hora de
la prueba que va a venir sobre el mundo entero para probar a los habitantes de
la tierra. Vengo pronto; mantén con firmeza lo que tienes, para que nadie te
arrebate tu corona." (Apoc 3,7- 11)
Tenemos como modelo a Jesús: Que
siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su Pobreza (2 Cor 8, 9) Y en la cara a los filipenses Pablo nos
da una exhortación: "Así, pues, os conjuro en virtud de toda exhortación
en Cristo, de toda persuasión de amor, de toda comunión en el Espíritu, de toda
entrañable compasión, que colméis mi alegría, siendo todos del mismo sentir,
con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos sentimientos. Nada hagáis por
rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los
demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio interés sino
el de los demás. Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo."(Flp
2, 1- 5).
"Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los
limpios de corazón, porque ellos verán a Dios."(Mt 5, 7- 8) La
misericordia sólo se puede dar en un corazón limpio, que es a la misma vez,
pobre y humilde. Es un corazón que ha sido justificado, reconciliado y salvado.
Un corazón lleno dela Gracia de Dios: El Amor (Rm 5, 5) Amor inseparable de la
Humildad. Por eso escuchemos al apóstol Pedro deciros:
En la primera carta de Pedro, la
Escritura nos dice: “Sed humildes unos con otros, porque Dios resiste a los
soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos bajo la poderosa mano de
Dios, para que a su tiempo os eleve. Descargad en él todas vuestras
preocupaciones, porque él se interesa por vosotros.” (1Pe 5, 5b-7)
De acuerdo a todo lo anterior
cultivemos el barbecho de nuestro corazón (Jer 4, 3) De acuerdo a las Palabras
del Génesis: “Trabaja y protege” (Gn 2, 15) Para que con tus manos puedas
ayudar a los necesitados, (Ef 4, 28) para que nuestro corazón se vaya llenando
de amor, misericordia y justicia que son los terrenos de Dios.
"Queridos, amémonos unos a
otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce
a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor"( 1 de Jn
4, 7- 8)
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