LO MISMO QUE EL SARMIENTO NO PUEDE DAR FRUTO
POR SÍ MISMO, SI NO PERMANECE EN LA VID
"«Yo
soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da
fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros
estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí,
como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo,
si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy
la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da
mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no
permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los
recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi
Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. Como el Padre me
amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis
mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de
mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en
vosotros, y vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis
los unos a los otros como yo os he amado." (Jn 15, 1- 12)
Permanecer en mi
Palabra, en Mí, en mi Amor, para que Jesús permanezca en nosotros y podamos
pedir y ser escuchados. ¿Cómo hacerlo? Permanecer en la escucha de su Palabra
para tener vida eterna; Permanecer en la práctica de los Mandamientos y en la
práctica de la Caridad. ¿Para qué permanecer? Para no secarnos, para estar
siempre verdes, llenos de la sabia que entra por las raíces al tronco y éste a
las ramas y de las ramas vienen los frutos. ¿Qué clase de frutos? Frutos buenos
y sabrosos por que están unidos a Jesús, el Cristo. Pensemos por un momento las
raíces son el Padre, la sabia es el Espíritu Santo, el tronco es Jesús, las ramas
son nuestras actitudes y el fruto es nuestras acciones.
"¡Dichoso
el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni en la senda de los
pecadores se detiene, ni en el banco de los burlones se sienta, mas se complace
en la ley de Yahveh, su ley susurra día y noche! Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su
tiempo el fruto, y jamás se amustia su follaje; todo lo que hace sale bien. ¡No así los impíos, no así! Que ellos son como
paja que se lleva el viento. Por eso, no resistirán en el Juicio los impíos, ni
los pecadores en la comunidad de los justos. Porque Yahveh conoce el camino de
los justos, pero el camino de los impíos se pierde. (Slm 1, 1-6) Todos damos fruto, solo que hay fruto bueno y fruto malo
El
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una Unidad. Jesús es el tronco del cual
nacen las ramas y de estas llegan los frutos. “Solamente podéis dar frutos, sin
mí nada podéis hacer.” Entramos en la fe por Cristo, Él es nuestra fe que viene
a nosotros cuando el Padre nos envía su Palabra. Quien la escuche y crea en esa
Palabra ya tiene vida eterna, estamos unidos al tronco. ¿Qué nos falta? Ahora
pensemos que nos hemos tenido un encuentro en la fe con Jesús, encuentro
liberador por que nos quita las cargas y gozoso por que experimentamos el
triunfo de su resurrección. Tenemos algo así como una “Luna de Miel” Luego el
Espíritu Santo nos lleva al desierto espiritual que es el lugar de la victoria
de Dios en el que los demonios son vencidos. En el desierto muchos son
vencidos, pero también muchos vencen y salen victoriosos al vencer el mal y al
aceptar la voluntad de Dios para sus vidas.
Al
vencer al “Ego” aceptamos a Jesús como Salvador, Maestro y Señor. Se hace la “Opción
Fundamental por Cristo” Y a la misma vez, se rechaza la vida mundana, pagana y
de pecado, equivale a dar la espalda al Mundo para seguir a Cristo Jesús. Esta
Opción fundamental es el Tronco. De esta Tronco que es tierra fértil, brotan y
nacen las ramas que son “Nuestras Actitudes” que son buenas y de buena calidad
por que vienen del Tronco. Son actitudes cristianas. La actitud es anterior a
la acción. ¿Cómo nos comportamos frente al dinero, frente al sexo, frente a los
pobres, frente a la fama? Si frente a los pobres nos comportamos con respeto.
Los reconocemos personas, los aceptamos y respetamos, nuestra actitud es buena.
Nuestra inteligencia y nuestra voluntad se inclinan hacia el bien, hacia el
amor, nuestras actitudes son cristianas.
De
las actitudes siguen los frutos que vienen ser nuestras acciones. Si las actitudes
son buenas, nuestras acciones serán buenas. Habrá buen fruto, pero si las actitudes
son malas, nuestro fruto será malo. "Por
sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los
abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos
malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir
frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego.
Así que por sus frutos los reconoceréis." (Mt 7, 16- 20) La
calidad del fruto depende de la calidad de la comunión con Jesús, del seguir
sus huellas y nuestra conversión a Jesús.
Los
medios para pasar de las actitudes a las acciones para conocer el fruto bueno
es la escucha, la meditación y la obediencia a la Palabra de Dios. La Vida de
oración íntima, cálida y extensa, es decir permanente. Los sacramentos, especialmente,
la Confesión y la Eucaristía. Lo anterior, unido a la experiencia de la vida
comunitaria: "Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos.»" (Mt 18, 20) Todo lo anterior unido a
una firme, decisión de seguir a Cristo con nuestros ojos fijos en Él (Heb 12,
2)
El fruto de la
fe, siempre serán, la Esperanza que nos lleva al Amor. La Esperanza viene de la
Fe y se despliega hacia el Amor, para que nazca y crezca se necesita de un
corazón pobre, humilde y sencillo. Lo contrario es la soberbia, el orgullo, el
Ego inflado, esto es lo que se le llama enemigos de la fe, ahí no hay
Esperanza. El crecimiento de las virtudes teologales nos garantiza la presencia
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en nuestros corazones. Experiencia que
es el Motor de la Vida Nueva que nos lleva al Amor a Jesucristo y a su Obra, a
la donación, a la entrega y al servicio; todo como fruto de la comunión con
Jesús, el Señor.
¿Qué
disponibilidad tiene usted para servir al otro, a los otros al Otro? La Fe es
la disponibilidad de servir, aunque no te lo permitan.
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