¿Cómo no amó Dios a nosotros pecadores?
Iluminación. Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y
andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por
nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. (Ef 5, 1-2)
¿Cómo nos amó Dios a nosotros pecadores?
Escuchemos a san Juan decirnos: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.” (1Jn 4, 10) San Pablo nos dice como nos ha amado Dios: “En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos” (Rom 5, 6.8) San Juan nos dice como nos amó Jesús: Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. (Jn 13,1) Nos amó hasta el dolor, hasta el sufrimiento y hasta la muerte. Con Palabras de san Pablo nos dice: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. (Flp 2, 6-7) Jesucristo o nos humilló, él fue humillado y se humilló a sí mismo por nosotros para cumplirse las palabras de mismo Apóstol: “Siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” (2 Cor 8-9)
¿Cuál es la clave para imitar a Cristo?
“Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la
carne con sus pasiones y sus apetencias.” Si vivimos según el Espíritu,
obremos también según el Espíritu. No busquemos la gloria vana
provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente. (Gál 5, 24-
26) La clave es pertenecer a Cristo y le pertenece el que lo ama, y quien lo ama
se deja crucificar con él. Es el mismo Apóstol quien nos lo sugiere al
decirnos: “Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de
Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable
a Dios: tal será vuestro culto espiritual.” (Rom 12, 1) Jesús nos ha dicho. “Permanezcan
en mi amor” (Jn 15, 7) con palabras de san Pablo sería: “No se bajen de la
cruz” (Gál 5, 24) al permanecer en la cruz, estamos muriendo con Cristo al
pecado y a la misma vez estamos viviendo para Dios (Rom 6, 11) ¿Cuál es
la invitación de Jesús a sus discípulos? Decía a
todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero
quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre
haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina? Porque
quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo
del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los
santos ángeles. (Lc 9, 23- 26) ¿Es cruz es la señal de Jesús o es
el amor? El amor viene por primero, cuando
este es derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha
dado, (Rm 5, 5) aparece entonces la cruz como manifestación del amor a Cristo
y a su Obra redentora. Algunos ejemplos nos ayudan a entender lo anterior:
|
Publicar un comentario