NO TE APOYES EN TUS RIQUEZAS, NI DIGAS; "ELLAS ME BASTAN"



No te apoyes en tus riquezas, ni digas: «Ellas me bastan». 

¿Cuáles son mis riquezas? Todo aquello en lo que pongo mi confianza. Mis riquezas pueden ser el poder, el tener, el saber, el placer; pueden ser riquezas materiales: dinero, lujos, cuerpo bonito, personas, amigos, grupos, comunidades. Es todo aquello que ponemos en nuestro corazón en lugar de Dios, de Cristo. Se cae entonces la “inversión de valores,” llamada en la Escritura como idolatría, el culto a los ídolos. Escuchemos al profeta decirnos: “Esto dice Yahvé: Maldito quien se fía de las personas y hace de las creaturas su apoyo, y de Yahvé se aparta en su corazón.” (Jer 17, 5) El mismo profeta, de parte de Dios,  había dicho a su pueblo: “Doble mal ha hecho mi pueblo: a mí me dejaron, manantial de aguas vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas, que el agua no retienen.” (Jer 2, 13) Dar la espalda a Dios para luego caer en  la idolatría nos lleva adquirir un “Corazón caótico, enfermo y vacío”. Un corazón lleno de heridas y fisuras que me lleva a entender lo que significa: “No echen la gracia de Dios en sacos roto” (cf 2 Cor  6, 1; 2 Tim 2, 14).

No te dejes arrastrar por el impulso que te lleva tras las pasiones de tu corazón. Es la recomendación de Pablo a su discípulo: “Huye de las pasiones juveniles y corre al alcance de la justicia, de la fe, de la caridad y de la paz, en unión de los que invocan al Señor con corazón puro.” (2 Tim 2, 22) Dos estilo de vida, dos actitudes existenciales, unos edifican y otros deshumanizan; unos caminan, mientras que otros se arrastran. Algo que la experiencia humana puede llevarnos hacernos la pregunta: “¿Qué sucede cuando nos fallan nuestros “dioses?” Todo aquello en lo que habíamos puesto la confianza, que pudieran ser amigos políticos, ricos y poderosos, esposos o esposas. Cuando nos inclinamos y adoramos al poder, al placer, al tener, a la criatura,  la respuesta que podemos leer en acontecimientos históricos, nos ayudan a entender lo que dicen los profetas: “Pues toda carne es como hierba, y todo su esplendor como flor de hierba; se seca la hierba y cae la flor, pero la palabra del Señor permanece eternamente.” (1 de Pe 1, 24- 25)  “Cuando los dioses nos fallan caemos en la depresión, en la angustia, en la “pérdida del sentido de la vida,” realidades que nos llevan al vacío y a la frustración existencial, y por ende, a la  muerte. (cf Rm 3, 26) Muchos buscan “medios” para llenar el vacío que llevó a invertir los valores, como el alcohol, droga, suicido, personas, consumismo, conformismo, dinero, diversiones, etc, y no se dan cuenta en que más le echan al costal más pesa y más se hunde. 

¿Qué nos propone el Señor, Jesús? Si tu mano te es ocasión de tropiezo, córtatela; más vale que entres manco en la Vida que ir con las dos manos a la Gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de tropiezo, córtatelo; más vale que entres cojo en la Vida que ser arrojado a la Gehenna con los dos pies.  Y si tu ojo te es ocasión de tropiezo, sácatelo; más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos a la Gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego. Buena es la sal; mas, si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros.» (Mc 9, 43. 50)
Tres órganos vitales de nuestro cuerpo: “el ojo, la mano y el pie”. Saca tu ojo para que no peques. Corta a tu mano o a tu pie para que no peques. ¿Qué significa sacar el ojo, cortar la mano o cortar el pie? Significa negarle a tu ojo el placer de complacerte. Negarle el placer a la mano de complacerte. Negarle a tu pie el placer de complacerte. El ojo es la lámpara del cuerpo, es el órgano de la vista: “«El ojo es la lámpara del cuerpo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará iluminado; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá” (Mt 6, 22- 23) El ojo es la intención de todo lo que se hace; sino, la intención es mala, toda la acción está sucia, es mala. Con el ojo vemos a los demás como personas dignas o como cosas que podemos utilizar, instrumentalizar, manipular, para luego desecharlas.

Para el Señor, Jesús tanto, el poder, como el tener y el placer, no son realidades malas, son más bien, dones de Dios para nuestra realización. Lo que sucede es que se invierten los valores y hacemos de los medios, fines, ídolos o dioses. Y entonces se convierten “un fín” que deshumanizan, oprimen y explotan. El hombre se convierte en “lobo para el hombre,” en un instrumento de trabajo o de placer, en un opresor y a la vez oprimido.

Niégate a ti mismo y toma mi cruz, dice el Señor Jesús a quien quiera ser su discípulo (cf Lc 9, 23) Discípulo de Cristo es persona que hace de la “voluntad de Dios” la delicia de su vida. Es una persona en camino de realización, como proyecto orientado hacia los terrenos de Dios: La Verdad, el Amor, la Libertad, la Dignidad de los hijos de Dios comprometida en la construcción de la “Civilización del Amor” Discípulo de Cristo es el que está en comunión con Cristo (Dios) y con todos los miembros de Cristo, construyendo una “Comunidad” fraterna, conyugal, solidaria, servicial…. Comunidad en la que se aporta todo lo que sé tienes, lo que sé sabe y lo que sé es, desde su realidad o posibilidad. El cuerpo humano, aunque tiene muchos miembros, es uno; es decir: todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, forman un solo cuerpo. Pues así también es Cristo. Porque hemos sido todos bautizados en un solo Espíritu, para no formar más que un cuerpo entre todos: judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. Así también, el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.” (1 Cor 12, 12- 14)
En la Comunidad de Cristo, llamada a ser Comunidad de Discípulos que viven en Comunión unos con los otros; se donan y ayudan unos a otros con la convicción que todos somos iguales en dignidad pero diferentes en funciones, en dones y en carismas que se reciben para el bien de todos. Podemos gritar con Pablo: “Todos vosotros sois hijos de Dios” (Gál 3, 27).  Gritemos con Jesús: “Todos vosotros sois hermanos” (Mt 23, 9) Todos vosotros sois servidores, unos de los otros” (cf Jn 13, 13- 14. 34) De la obediencia a estas palabras, depende nuestra felicidad, según el Evangelio de Jesucristo: «Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan.» (Lc 11, 28)

Quien camina en la Verdad, es conducido al amor, a la libertad, a la solidaridad, a la justicia y al servicio. Se humaniza y se personaliza al hacerse persona honesta, sincera, íntegra, leal y fiel. La Verdad, no peca pero incomoda. Interpela e invita a ponerse de pie y a caminar: “Levántate, toma tu camilla y vete a casa” (cf Mc 2, 11) Con palabra de Pablo: “Despierta tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo.” (Ef 5, 14) Despiértate para que te conozcas lo que estás llamado a ser: Una persona y cada vez más persona “Responsable, libre y capaz de amar”. Esa es la “Voluntad de Dios para todos” Es el camino para llegar a ser “hijos de Dios en Cristo” y construir una “Fraternidad de servidores” en la que no debe hacerse acepción de personas, pues, todos hemos sido redimidos por Cristo para estar en Comunión y con los miembros del Cuerpo de Cristo para formar una “Comunidad fraterna” La voluntad de Dios es nuestra madurez, para que no seamos esclavos de nada ni de nadie, para que no nos cosifiquen, instrumentalicen nos manipulen y luego nos desechen.

Una advertencia a la idolatría. “Así que vosotros, los ricos, llorad y dad alaridos por las desgracias que van a caer sobre vosotros. Vuestra riqueza está podrida, y vuestros vestidos, apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están llenos de herrumbre, y esta herrumbre será vuestro testigo de cargo y devorará vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado riquezas en estos días, que son los últimos. Tened en cuenta que el salario de los obreros que segaron vuestros campos y que no habéis pagado clama al cielo; y que los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor todopoderoso.  Habéis vivido sobre la tierra lujosamente y os habéis entregado a los placeres; habéis hartado vuestros corazones para el día de la matanza.  Condenasteis y matasteis al justo, que no opuso resistencia.” (Snt 5, 1- 6) La riqueza no es pecado, el pecado es no compartir. El tener es un medio, un don de Dios para la propia realización y de los demás. No te hagas esclavo de nada ni de nadie. Sé libre para que ames y sirvas.

Oración: Sana Señor mis ojos, fortalece mis manos y guía mis pies para que: “Huya de las pasiones desordenadas y corre al alcance de la justicia, de la fe, de la caridad y de la paz, en unión de los que invocan al Señor con corazón puro.”

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