No te apoyes en tus riquezas, ni
digas: «Ellas me bastan». No te dejes
arrastrar por el impulso que te lleva tras las pasiones de tu corazón.
(Eclo 5,1)
¿Cuáles
son mis riquezas?
Todo aquello en lo que
pongo mi confianza. Mis riquezas pueden ser el poder, el tener, el saber, el
placer; pueden ser riquezas materiales: dinero, lujos, cuerpo bonito, personas,
amigos, grupos, comunidades. Es todo aquello que ponemos en nuestro corazón en
lugar de Dios, de Cristo. Se cae entonces la “inversión de valores,” llamada en
la Escritura como idolatría, el culto a los ídolos. Escuchemos al profeta
decirnos: “Esto dice Yahvé: Maldito quien se fía de las personas y hace de las
creaturas su apoyo, y de Yahvé se aparta en su corazón.” (Jer 17, 5) El mismo
profeta, de parte de Dios, había dicho a
su pueblo: “Doble mal ha hecho mi pueblo: a mí me dejaron, manantial de aguas
vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas, que el agua no retienen.”
(Jer 2, 13) Dar la espalda a Dios para luego caer en la idolatría nos lleva adquirir un “Corazón
caótico, enfermo y vacío”. Un corazón lleno de heridas y fisuras que me lleva a
entender lo que significa: “No echen la gracia de Dios en sacos roto” (cf 2 Cor
6, 1; 2 Tim 2, 14).
No
te dejes arrastrar por el impulso que te lleva tras las pasiones de tu corazón.
Es la recomendación de
Pablo a su discípulo: “Huye de las pasiones juveniles y corre al alcance de la
justicia, de la fe, de la caridad y de la paz, en unión de los que invocan al
Señor con corazón puro.” Dos estilo de vida, dos actitudes existenciales, unos
edifican y otros deshumanizan; unos caminan, mientras que otros se arrastran.
Algo que la experiencia humana puede llevarnos hacernos la pregunta: “¿Qué sucede cuando nos fallan nuestros “dioses?”
Todo aquello en lo que habíamos puesto la confianza, que pudieran ser amigos
políticos, ricos y poderosos, esposos o esposas. Cuando nos inclinamos y
adoramos al poder, al placer, al tener, a la criatura, la respuesta que podemos leer en acontecimientos
históricos, nos ayudan a entender lo que dicen los profetas: “Pues toda carne
es como hierba, y todo su esplendor como flor de hierba; se seca la hierba y
cae la flor, pero la palabra del Señor permanece eternamente.” (1 de Pe 1, 24-
25) “Cuando los dioses nos fallan caemos
en la depresión, en la angustia, en la “pérdida del sentido de la vida,”
realidades que nos llevan al vacío y a la frustración existencial, y por ende,
a la muerte. (cf Rm 3, 26) Muchos buscan
“medios” para llenar el vacío que llevó a invertir los valores, como el alcohol,
droga, suicido, personas, consumismo, conformismo, dinero, diversiones, etc, y
no se dan cuenta en que más le echan al costal más pesa y más se hunde.
¿Qué
nos propone el Señor, Jesús?
Si tu mano te es
ocasión de tropiezo, córtatela; más vale que entres manco en la Vida que ir con
las dos manos a la Gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión
de tropiezo, córtatelo; más vale que entres cojo en la Vida que ser arrojado a
la Gehenna con los dos pies. Y si tu ojo
te es ocasión de tropiezo, sácatelo; más vale que entres con un solo ojo en el
Reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos a la Gehenna, donde su gusano
no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego. Buena
es la sal; mas, si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal
en vosotros y tened paz unos con otros.» (Mc 9, 43. 50)
Tres órganos vitales de
nuestro cuerpo: “el ojo, la mano y el pie”. Saca tu ojo para que no peques. Corta
a tu mano o a tu pie para que no peques. ¿Qué significa sacar el ojo, cortar la
mano o cortar el pie? Significa negarle a tu ojo el placer de complacerte. Negarle
el placer a la mano de complacerte. Negarle a tu pie el placer de complacerte. El
ojo es la lámpara del cuerpo, es el órgano de la vista: “«El ojo es la lámpara
del cuerpo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará iluminado; pero si tu
ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es
oscuridad, ¡qué oscuridad habrá” (Mt 6, 22- 23) El ojo es la intención de todo
lo que se hace; sino, la intención es mala, toda la acción está sucia, es mala.
Con el ojo vemos a los demás como personas dignas o como cosas que podemos
utilizar, instrumentaliza, manipular, para luego desecharlas.
Para el Señor, Jesús
tanto, el poder, como el tener y el placer, no son realidades malas, son más
bien, dones de Dios para nuestra realización. Lo que sucede es que se invierten
los valores y hacemos de los medios, fines, ídolos o dioses. Y entonces se
convierten “un fín” que deshumanizan, oprimen y explotan. El hombre se
convierte en “lobo para el hombre,” en un instrumento de trabajo o de placer,
en un opresor y a la vez oprimido.
Niégate a ti mismo y
toma mi cruz, dice el Señor Jesús a quien quiera ser su discípulo (cf Lc 9, 23)
Discípulo de Cristo es persona que hace de la “voluntad de Dios” la delicia de
su vida. Es una persona en camino de realización, como proyecto orientado hacia
los terrenos de Dios: La Verdad, el Amor, la Libertad, la Dignidad de los hijos
de Dios comprometida en la construcción de la “Civilización del Amor” Discípulo
de Cristo es el que está en comunión con Cristo (Dios) y con todos los miembros
de Cristo, construyendo una “Comunidad” fraterna, conyugal, solidaria,
servicial…. Comunidad en la que se aporta todo lo que sé tienes, lo que sé sabe
y lo que sé es, desde su realidad o posibilidad. El cuerpo humano, aunque tiene
muchos miembros, es uno; es decir: todos los miembros del cuerpo, no obstante
su pluralidad, forman un solo cuerpo. Pues así también es Cristo. Porque hemos
sido todos bautizados en un solo Espíritu, para no formar más que un cuerpo
entre todos: judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un
solo Espíritu. Así también, el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de
muchos.” (1 Cor 12, 12- 14)
En la Comunidad de
Cristo, llamada a ser Comunidad de Discípulos que viven en Comunión unos con
los otros; se donan y ayudan unos a otros con la convicción que todos somos
iguales en dignidad pero diferentes en funciones, en dones y en carismas que se
reciben para el bien de todos. Podemos gritar con Pablo: “Todos vosotros sois
hijos de Dios” (Gál 3, 27). Gritemos con
Jesús: “Todos vosotros sois hermanos” (Mt 23, 9) Todos vosotros sois
servidores, unos de los otros” (cf Jn 13, 13- 14. 34) De la obediencia a estas
palabras, depende nuestra felicidad, según el Evangelio de Jesucristo: «Dichosos
más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan.» (Lc 11, 28)
Quien camina en la
Verdad, es conducido al amor, a la libertad, a la solidaridad, a la justicia y
al servicio. Se humaniza y se personaliza al hacerse persona honesta, sincera,
íntegra, leal y fiel. La Verdad, no peca pero incomoda. Interpela e invita a ponerse
de pie y a caminar: “Levántate, toma tu camilla y vete a casa” (cf Mc 2, 11)
Con palabra de Pablo: “Despierta tú que duermes, y levántate de entre los
muertos, y te iluminará Cristo.” (Ef 5, 14) Despiértate para que te conozcas lo
que estás llamado a ser: Una persona y cada vez más persona “Responsable, libre
y capaz de amar”. Esa es la “Voluntad de Dios para todos” Es el camino para
llegar a ser “hijos de Dios en Cristo” y construir una “Fraternidad de
servidores” en la que no debe hacerse acepción de personas, pues, todos hemos
sido redimidos por Cristo para estar en Comunión y con los miembros del Cuerpo
de Cristo para formar una “Comunidad fraterna” La voluntad de Dios es nuestra
madurez, para que no seamos esclavos de nada ni de nadie, para que no nos
cosifiquen, instrumentalicen nos manipulen y luego nos desechen.
Una advertencia a la idolatría.
“Así que vosotros, los ricos, llorad y dad alaridos por las
desgracias que van a caer sobre vosotros. Vuestra riqueza está podrida, y vuestros
vestidos, apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están llenos de herrumbre, y
esta herrumbre será vuestro testigo de cargo y devorará vuestras carnes como
fuego. Habéis acumulado riquezas en estos días, que son los últimos. Tened en
cuenta que el salario de los obreros que segaron vuestros campos y que no
habéis pagado clama al cielo; y que los gritos de los segadores han llegado a
los oídos del Señor todopoderoso. Habéis
vivido sobre la tierra lujosamente y os habéis entregado a los placeres; habéis
hartado vuestros corazones para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo, que no
opuso resistencia.” (Snt 5, 1- 6) La riqueza no es pecado, el pecado es no
compartir. El tener es un medio, un don de Dios para la propia realización y de
los demás. No te hagas esclavo de nada ni de nadie. Sé libre para que ames y
sirvas.
Oración:
Sana Señor mis ojos, fortalece mis manos y guía mis pies para que: “Huya de las
pasiones desordenadas y corre al alcance de la justicia, de la fe, de la
caridad y de la paz, en unión de los que invocan al Señor con corazón puro.”
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