6. La devoción al divino Niño y el
destino
Universal de los Bienes.
Objetivo: Llevar a los devotos del
Divino Niño a conocer la existencia de la Doctrina Social de la Iglesia,
llevándola a la práctica por la vivencia del Evangelio, para que animados por
la Esperanza, cultiven los valores del Reino.
Iluminación: Para el cristiano, la solidaridad es el ejercicio de la caridad que lo
santifica, lo dignifica y lo hace partícipe activamente de la construcción de
la comunidad mediante el ejercicio de los valores como el compartir, la
dignidad humana, la solidaridad y el servicio, siguiendo la doctrina que nos
dice: Dios creó todo para todos, y los pobres tienen derecho a participar del
patrimonio común. (Del Encuentro con Jesucristo… “225. Pág. 100))
1.
La
devoción al Divino Niño y la Doctrina Social de la Iglesia
La
devoción al divino Niño nos recuerda el “Destino Universal de los Bienes”. Dios
creó todo para todos. La “brecha entre ricos y pobres es expresión del “Pecado
Social” La devoción enseña a sus devotos el camino del “Compartir”, tanto, los
bienes materiales, como los espirituales.
Una
vida sacramental, llena de conocimientos teológicos y de la práctica de la
oración, si no va acompañada por las Obras de Misericordia, corre el peligro de
estar vacía de Dios. El compartir con amor nos hace ser desprendidos y nos da
un corazón de pobres. La devoción fomenta los desayunos para los niños pobres y
ancianos; despensas para las familias más necesitadas y servicios comunitarios.
La devoción enseña hacer presencia en los velorios de difuntos para realizar
los rezos correspondientes, juntamente con otros servicios.
El
amor de Jesús inclina nuestro corazón para que nos hagamos al lado de los
débiles, de los pobres, de los que padecen injusticia, opresión y explotación.
Cuando los devotos del Niño Jesús fomentan, promueven y practican los Valores del
Reino., me cuestiona y me ayuda a comprender que esta devoción está cimentada
Valores como el compartir, la dignidad humana, la solidaridad y los servicios
en la “Verdad que nos hace libres” (cf Jn 8, 31ss).
2.
En
la Iglesia Primitiva.
El
libro de los Hechos de los Apóstoles nos presenta cuales han de ser las
características de toda comunidad cristiana: “Asistían asiduamente a la
enseñanza de los Apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las
oraciones (Hech 2, 42).
·
En
la primera comunidad de la Iglesia, modelo y figura de toda comunidad cristiana
nadie pasaba necesidades. Los creyentes “Vendían sus bienes, y traían sus
bienes y los ponían a los pies de los Apóstoles” (Hech 2, 45)
·
La
práctica de la caridad era esencial al grado que los mismos Apóstoles estaban
al frente de ella. Cuando los trabajos se multiplicaron eligieron a siete
hombres llenos de fe y de Espíritu Santo para que se hicieran cargo de las
mesas de los pobres. (Hech 6, 1- 4).
·
En la devoción del Niño Jesús también se
recolectan víveres y otras ayudas que se han llevar a la Parroquia y ponerlos a
los “pies de los Apóstoles”, los Sacerdotes, que hacen presente a sus Obispos,
para que los pongan en las manos de los pobres por medio de los grupos de
Caritas o de la Pastoral Social. De esta manera la devoción está al servicio de
la Pastoral de la Iglesia y así conserva su sentido eclesial, siempre, bajo la
mirada y la mano de los Pastores.
·
Los
grupos de devotos se reúnen en distintas casas, designadas con anterioridad,
para dar inicio a la “Novena del Divino Niño”. Al término de la Novena cada
participante trae su “Despensa de víveres”, de acuerdo a sus posibilidades;
ofrendas que se traen a la Parroquia o capilla y se presentan en la Misa de
acción de gracias que se ofrece a Dios por los devotos que participaron en la
Novena. Para que todo se canalice a la Parroquia en Párroco debe hacer
presencia y asistir a los devotos como guía de las Comunidades.
3.
La
programación de los grupos.
A lo primero que la
devoción nos quiere llevar es a la “interiorización” de las verdades de nuestra
fe, para que no nos quedemos en lo externo, en “una oración de labios para
afuera”, sino en una oración que vaya acompañada de la “fe animada por el amor”
(Gál 5, 6) que responda a nuestra realidad individual y comunitaria.
1)
Canto del Himno de la Devoción: Oh
Divino Niño, mi Dios y mi Señor, Tú serás el Dueño de mi corazón… Gozos
2)
Hacer la señal de la Cruz.
3)
Rezar el “Señor mío Jesucristo”.
Oración humilde que busca implorar la misericordia de Dios y reconocer su bondad
infinita que se derrama sobre nuestras vidas.
4)
Invocar al Espíritu Santo y hacer la
oración de Consagración.
5)
Rezar el Santo Rosario. Misterios
gozosos, con el rezo de las Letanías del Divino Niño Verbo del Padre. Entre
Misterio y Misterio se cantan los himnos apropiados del Divino Niño.
6)
Un momento dedicado a la enseñanza.
Compartir la Palabra de Dios. Puede ser con el Evangelio del día, el Kerigma o
algún tema apropiado que nos ayude a crecer en la fe, en la oración, en el
perdón, en la caridad. Generalmente es un tema que ilumina la realidad de la
Comunidad.
7)
Se invita hacer un momento de silencio
para interiorizar el Mensaje.
8)
Las peticiones que se pueden hacer
entre los Misterios o al final del Rosario
se hacen con un bello sentido eclesial. Se ora por el Papa y los
pastores de la Iglesia, los enfermos, los pobres, las familias, problemas
especiales que afectan a la Comunidad. Las oraciones son espontaneas y libres,
no obstante, haya una persona que las dirija. Al final de las peticiones se
hace una oración de acción de gracias. Generalmente la hace la persona de la
casa.
9)
Terminar con una oración al Divino
Niño que implica los elementos esenciales de la devoción, para luego invocar
los nombres de la Sagrada Familia, y un
canto apropiado de la devoción del Divino Niño.
10)
Generalmente los de la casa ofrecen
algún pequeño refrigerio, cuando es posible.
Cada asamblea de
oración es un momento de gracia para lo dones bautismales, como los dones
naturales y los valores cristianos, como discípulos servidores del Niño Jesús
que trabajan en la edificación de la Comunidad cristiana.
4.
Los
peligros que pueden darse en la devoción al Niño Jesús.
·
El
peligro es que quieran los devotos usar la devoción para provecho propio. Con las ayudas o regalos que la devoción
del Divino Niño atrae sobre la Iglesia nadie debe sacar provecho; no se han de
usar para comprar aparatos electrónicos, utensilios, carros y otras cosas para
los templos o uso particular; las ayudas, tanto en víveres como económicas,
no se deben de quedar en las casas de los devotos ni deben de ir al bolsillo de
los promotores de la devoción; ha de cuidarse de que no se convierta en negocio
ni en festejos populares, perdiendo, entonces, el sentido eclesial y el alma de
la devoción que es la “Práctica de las Obras de Misericordia”; y son los pobres
los destinatarios de las ofrendas que se hacen al Divino Niño Jesús.
·
Los
peligros están presentes, sobre todo, cuando los grupos caminan solos, sin el
Sacerdote, o cuando éste se hace de la vista gorda y no los acompaña o se
contenta con algunas regalías en detrimento de la Pastoral y de la vida
espiritual de la Comunidad. El líder del grupo de los devotos, cuando no tiene
sentido eclesial ni un amor más o menos maduro al Niño Jesús, puede, y de hecho
lo hace, desviar la espiritualidad de la devoción hacia los terrenos de la
“carne”, a los comportamientos mundanos
y paganos que no son agradables a Dios (cf Rm 8, 8-9) Abundan los charlatanes
que hacen de la devoción su negocio. Durante la hora del rezo, llevan conjuntos
musicales, ponen tarifas por sus servicios, hacen rifas dentro de la
celebración de los rezos, realizan ventas de las cuales a nadie rinden cuentas.
Hacen de la “devoción su negocio”.
·
Existen
otros que no permiten la inserción de los devotos en las Parroquias para que
participen en las diversas actividades que hay en la Comunidad, para poder
apropiarse del grupo y manipularlo. Les prohíben a los devotos dar información
de lo que sucede en sus reuniones en las cuales se llegan a hacer exorcismos y
oraciones de liberación, llevando así a la devoción del Niño Jesús a un
“eclecticismo”, mezclando diversas formas de espiritualidad. Todos estos
peligros, y otros más, se han de combatir, ya que pueden desviar el sentido de
la devoción, empobrecer la vida espiritual de la Comunidad y poner en peligro
la salvación de las almas.
5.
La devoción, la fe y lo eclesial.
Toda devoción cuando
es auténtica y verdadera en la Iglesia, tiene presente el sentido eclesial de
la fe, de manera que las “Imágenes de los santos o del mismo Señor, pertenecen
a la fe eclesial y no tienen un fin particular para lucrar con ellas. Lo que
hace referencia a la fe católica, es de la Iglesia, tiene que estar en comunión
con sus Pastores y con la Enseñanza del Magisterio de la Iglesia. Razón, por la
que no se debe hacer colectas de dinero en los “grupos de oración del Divino
Niño”. Y cuando se llegue a realizar, lo colectado pertenece en su totalidad a
la Iglesia y debe ser entregado íntegramente para ser destinado a los pobres.
Lo mismo se dice de las “imágenes particulares” que pueden estar en los hogares
o “capillas particulares” y se les pone una alcancía, para que los devotos que
vayan a “rezar a la imagen” dejen su ofrenda, eso no es propiedad de la familia
ni de particulares, sino, también pertenece a la fe de la Iglesia.
¿Qué hacer ante estas
situaciones? Lo primero sería denunciarlas, y, enseñar a los fieles devotos que
las devociones particulares que utilizan imágenes con fines utilitaristas no
responden a la “Gloria de Dios y al bien de la Iglesia”, son un fraude a toda devoción.
El verdadero devoto,
aquel que ama sinceramente al Divino niño, sabe que no necesita imágenes, puede
tenerlas o no tenerlas, pues, está consciente que su oración va dirigida al
Dios y no a la imagen. Además, cultiva la devoción y la protege, ayudando de
esta manera a madurar y a crecer en la fe cristiana y católica para que todo se
oriente hacia la gloria de Dios y en bien de los demás.
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