Conferencia de Zilda Arns en el día de su muerte por el terremoto de
Haití
Fundadora de la Pastoral de la
Infancia
16 ENERO 2010 REDACCION PAPA Y SANTA SEDE

Agradezco la honrosa invitación que me han hecho.
Quiero manifestar mi gran alegría por estar aquí con todos ustedes en Puerto
Príncipe, Haití, para participar de la asamblea de los religiosos.
Como hermana de dos franciscanos de tres hermanas
religiosas de la Congregación de las Hermanas Escolares de Nuestra Señora,
estoy muy feliz entre todos ustedes. Doy gracias a Dios por esto momento. En
realidad, todos nosotros estamos aquí, en este encuentro, porque sentimos
dentro de nosotros una fuerte llamada a difundir en el mundo la buena noticia
de Jesús. La buena noticia, transformada en acciones concretas, es luz y esperanza
en la conquista de la PAZ en las familias y en las naciones.
La construcción de la Paz empieza en el corazón de
las personas y tiene su fundamento en el Amor, que tiene sus raíces en la
gestación y en la primera infancia, y se transforma en Fraternidad y
corresponsabilidad social.
La Paz es una
conquista colectiva. Tiene lugar cuando impulsamos a las personas, cuando
promovemos los valores culturales y éticos, las actitudes y prácticas de
búsqueda del bien común, que aprendemos de nuestro Maestro Jesús: “Yo he venido
para que todos tengan vida y la tengan en abundancia.” (Jn 10, 10) Se espera
que los agentes sociales sigan, además las referencias éticas y morales de
nuestra Iglesia, sean como Ella, maestra en orientar a las familias y
comunidades, especialmente en el área de salud, educación y derechos humanos.
De este modo podemos formar masa crítica en las
comunidades cristianas y de otras religiones, en favor de la protección del
niño desde la concepción, y más excepcionalmente hasta los seis años, y del
adolescente. Debemos esforzarnos para que nuestros legisladores elaboren leyes
y los gobiernos ejecuten políticas públicas que incentiven la calidad de
educación integral de los niños y salud, como prioridad absoluta.
El pueblo siguió a Jesús porque tenía palabras de
esperanza. Así nosotros somos llamados a anunciar experiencias positivas y
caminos que lleven las comunidades, familias el país a serien más justos y
fraternos. Como discípulos y misioneros,
invitados a evangelizar, sabemos que la fuerza propulsora de la transformación
social está en la práctica del más grande de todos los mandamientos de la Ley
de Dios: el Amor, expresado en la solidaridad fraterna, capaz de mover
montañas. “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros
mismos” significa trabajar por la inclusión social, fruto de la Justicia;
significa no tener prejuicios, aplicar nuestros mejores talentos en favor de la
Vida Plena, prioritariamente de aquellos que más lo necesitan.
Sumar esfuerzos
para alcanzar los objetivos, servir con humildad y misericordia, sin perder la
propia identidad. Todo este caminar necesita la comunicación constante para
iluminar, animar, fortalecer y democratizar nuestra Misión de Fe y Vida. Creemos que esta transformación social exige una
inversión máxima de esfuerzos para el desarrollo integral de los niños. Este
desarrollo empieza cuando el niño se encuentra aún en el vientre sagrado de su
madre. Los niños, cuando están bien cuidados, son semillas de Paz y Esperanza. No existe ser humano más
perfecto, más justo, más solidario y sin prejuicios que los niños. Por algo
dijo Jesús: “… si ustedes no se hacen como estos niños, no entrarán en el Reino
de los Cielos” (Mt 18, 3). Y “Dejen que los niños vengan a mí, pues de ellos es
el Reino de los Cielos” (Lc 18, 16). Hoy voy a compartir con ustedes una
verdadera historia de amor e inspiración divina, un sueño que se hizo realidad.
Como les ocurrió a los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-35), “Jesús caminaba todo
el tiempo con ellos. Lo reconocieron al partir el pan, símbolo de la vida.” En
otro pasaje, cuando la barca en el mar de Galilea estaba a punto de hundirse
bajo las olas violentas, allí estaba Jesús con ellos, para calmar la tormenta.
(Mc 4, 35-41).
Con alegría voy a contarles lo que “he visto y de
lo que he sido testigo” a lo largo de 26 años, desde la fundación de la
Pastoral de la Infancia en septiembre de 1983. Aquello que era una semilla, que
empezó en el pueblo de Florestópolis, estado de Paraná, en Brasil, se ha
convertido en Organismo de Acción Social de la Conferencia Nacional de los
Obispos de Brasil, presente en 42.000 comunidades pobres y en 7.000 parroquias
de todas las Diócesis de Brasil. Por la fuerza de la solidaridad fraterna, una
red de 260 mil voluntarios, de los cuales 141 mil son lideres que viven en
comunidades pobres, 92% son mujeres, e participan permanentemente en la
construcción de un mundo mejor, más justo y más fraterno, al servicio de la
Vida y la Esperanza.
Cada voluntario dedica el por lo medio de 24 horas
al mes a esta Misión transformadora de educar a las madres y familias pobres,
compartir el pan de la fraternidad y generar conocimientos para la
transformación social. El objetivo de la Pastoral de la Infancia es reducir las
causas de la desnutrición y la mortalidad infantil, promover el desarrollo
integral de los niños, desde su concepción hasta los seis años de edad. La
primera infancia es una etapa decisiva para la salud, la educación, la
consolidación de valores culturales, el cultivo de la fe y la ciudadanía, con
profundas repercusiones a lo largo de la vida. Un poco de historia: Soy la
decimosegunda de 13 hermanos, cinco de ellos son religiosos. Tres Hermanas
religiosas y dos sacerdotes franciscanos.
Uno de ellos es D. Paulo Evaristo, el Cardenal
Arns, Arzobispo emérito de Sao Paulo, conocido por su lucha a favor de los
Derechos Humanos, principalmente durante los veinte años de la dictadura
militar de Brasil. En mayo de 1982, al volver de una reunión de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), en Ginebra, D. Paulo me llamó por teléfono por la
noche. En aquella reunión, James Grant, entonces Director Ejecutivo de UNICEF,
le habló con insistencia sobre el suero oral. Considerado como el mayor
adelanto de la medicina del siglo pasado, ese suero era capaz de salvar de la
muerte a millones de niños que podrían morir por deshidratación debida a la
diarrea, una de las principales causas de mortalidad infantil en Brasil y en el
mundo. James Grant logró convencer a D. Paulo para que motivara a la Iglesia
Católica a enseñar a las madres a preparar y administrar el suero oral.
Esto podría salvar millares de vidas. Viuda desde
hacía cinco años, yo estaba, aquella noche histórica, reunida con los nietos,
de entre nueve y diecinueve años, cuando recibí la llamada telefónica de mi
hermano D. Paulo. Me contó lo que había pasado y me pidió que reflexionara
sobre ello. ¿Cómo hacer realidad la propuesta de la Iglesia a ayudar a reducir
la muerte de los niños? Yo me sentía feliz ante este nuevo desafío. ¡Era lo que
más deseaba: educar a las madres y familias para que supieran cuidar mejor de sus
hijos! Creo que Dios, en cierto modo, me había preparado para esta misión.
Basada en mi experiencia como médica pediatra y
especialista en Salud Pública y en los muchos años de dirección de los
servicios públicos de salud materno-infantil, comprendí que, además de mejorar
la calidad de los servicios públicos y facilitarles a las madres e niños el
acceso a ellos, lo que más falta les hacía a las madres pobres era el
conocimiento y la solidaridad fraterna, para que pudieran poner en práctica
algunas medidas básicas sencillas y capaces de salvar a sus hijos de la
desnutrición y la muerte, como por ejemplo la educación alimentar y nutricional
para las embarazadas y sus niños, la lactancia materna, las vacunas, el suero
casero, el control nutricional, además de conocimientos sobre señales y
síntomas de algunas enfermedades respiratorias y cómo prevenirlas.
Me vino a la mente entonces la metodología que
utilizó Jesús para saciar el hambre de 5.000 hombres, sin contar a las mujeres
y los niños. Era de noche y tenían hambre. Los discípulos le dijeron a Jesús
que lo mejor era que se fueran a sus casas, pero Jesús les ordenó: “Denles de
comer ustedes mismos”. El apóstol Felipe le dice a Jesús que no tenían dinero
para comprar comida para tanta gente. Andrés, hermano de Simón, señaló a un
niño que tenía dos peces y cinco panes. Y Jesús mandó que se sentaran en grupos
de cincuenta a cien personas (en pequeñas comunidades). Entonces pensé: ¿Por
qué mueren millones de niños mueren por motivos que se pueden fácilmente prevenir?
O ¿cuál es la causa de que se vuelvan violentos y criminales en la
adolescencia? Recordé el inicio de mi carrera, cuando me desafié a mí misma a
querer disminuir la mortalidad infantil y la desnutrición. Venían a mi memoria
miles de madres que cambiaban la leche materna por un biberón diluido en agua
sucia.
Otras madres que no vacunaban a sus hijos, cuando
todavía no había cesta básica en el Centro de Salud. Otras madres que limpiaban
la nariz a todos sus hijos con el mismo trapo, o pegaban a sus hijos y los
humillaban cuando hacían pipí en la cama. Y todavía más triste, cuando el padre
llegaba a la casa borracho. Al oír el llanto de hambre y de cariño de sus
hijos, les pegaba incluso cuando eran muy pequeños. Se sabe, según los
resultados de investigaciones de la OMS, cuya publicación acompañé en 1994, que
los niños maltratados antes de un año de edad tienen una tendencia
significativa a la violencia, y con frecuencia se hacen criminales antes de los
25 años.
¿La Iglesia, que somos todos nosotros, qué deberíamos
hacer? Tuve la seguridad de seguir la metodología de Jesús: organizar al pueblo
en pequeñas comunidades; identificar líderes, familias con embarazadas y niños
menores de seis años. Los líderes que se dispusieran a trabajar voluntariamente
en esta misión de salvar vidas, serían capacitados, en el espíritu de fe y
vida, y preparados técnica y científicamente, en acciones básicas de salud,
nutrición, educación y ciudadanía. Serían acompañados en su trabajo para que no
se desanimaran. Tendrían la misión de compartir con las familias la solidaridad
fraterna, el AMOR, los conocimientos sobre los cuidados con las embarazadas y
los niños, para que éstos estén sanos y felices.
Así como Jesús ordenó que mirasen si todos
estaban saciados, tendríamos que implantar un sistema de informaciones, con
algunos indicadores de fácil comprensión, incluso por líderes analfabetos o de
baja escolaridad. Y ya veía ante mí muchos cestos de sabiduría y amor
aprendidos con el pueblo. Sentí que ahí estaba la metodología comunitaria, pues
podría desarrollarse a gran escala por las diócesis, parroquias y comunidades.
No solamente para salvar vidas de niños, sino también para construir un mundo
más justo y fraterno. Sería la misión del “Buen Pastor”, que está atento a
todas las ovejas, pero da prioridad a aquéllas que más lo necesitan. Los pobres
y los excluidos. En aquella maravillosa noche, diseñé en el papel, una
comunidad pobre, donde identifiqué familias con embarazadas y niños menores de
seis años y líderes comunitarios, tanto católicos como de otras confesiones y
culturas, para llevar adelante acciones de una manera ecuménica, pues Jesús
vino para que “todos tengan Vida y Vida en abundancia” (Juan 10,10).
Estos es lo que necesita ser hecho aquí en Haití:
hacer un mapa de las comunidades pobres, identificar los niños menores de 6
anos y sus familias, y lideres comunitarios que desean trabajar
voluntariamente. Desde la primera experiencia, la Pastoral de la Infancia
cultivó la metodología de Jesús, que Él aplicaba a gran escala. En Brasil, en
más de 40.000 comunidades, de 7.000 parroquias de todas las 272 Diócesis y
Prelaturas. Se está extendiendo, gradualmente, a otros veinte países. Éstos
son, en América Latina y el Caribe: Argentina, Bolivia, Colombia, Paraguay,
Uruguay, Perú, Venezuela, Guatemala, Panamá, República Dominicana, Haití,
Honduras, Costa Rica y México; en África: Angola, Guinea-Bissau, Guinea Conakry
y Mozambique y en Asia: Filipinas y Timor Oriental. Para organizar mejor el
compartir las informaciones y la solidaridad fraterna entre las madres y
familias vecinas, las acciones se basan en tres estrategias de educación y
comunicación: individual, grupal y de masas.
La Pastoral de la Infancia utiliza simultáneamente
las tres formas de comunicación para reforzar el mensaje, motivar y promover
cambios de conducta, fortaleciendo las familias con informaciones sobre como
cuidar de los niños, promoviendo la solidaridad fraterna. La educación y la
comunicación individual se hacen a través de la Visita Domiciliaria Mensual a
las familias con embarazadas y niños. Los líderes acompañan a las familias
vecinas en las comunidades más pobres, en áreas urbanas y rurales, en aldeas
indígenas y en quilombos, en las áreas de la ribera del Amazonas.
Atraviesan ríos y mares, suben y bajan montes de
gran pendiente, caminan leguas, para oír los clamores de las madres y familias,
educarlas y fortalecer la Paz, la Fe y los conocimientos. Intercambian ideas
sobre salud y educación de los niños y de las embarazadas; enseñan y aprenden.
Con mucha confianza y ternura, fortalecen el tejido social de las comunidades,
lo que lleva a la inclusión social. Motivados por la Campaña Mundial
patrocinada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1999, con el
tema “Una vida sin violencia es un derecho nuestro”, la Pastoral de la Infancia
incorporó una acción permanente de prevención de la violencia con el 5 lema “La
Paz comienza en casa”.
Utilizó como una de las estrategias de
comunicación, la distribución de seis millones de folletos con los “10
Mandamientos para lograr la paz en la familia”, debatidos en las comunidades y
en las escuelas, de norte a sur del país. Las visitas, entre tantas otras
acciones, sirven para promover la Lactancia Materna, una escuela de diálogo y
compartir, principalmente cuando se da como alimento exclusivo hasta los seis
meses y se continúa dando como alimento preferente hasta más de un año, incluso
hasta más de dos años, complementado con otros alimentos saludables. La succión
adapta los músculos y huesos para una buena dicción, una mejor respiración y
una arcada dental más saludable. El
cariño de la madre acariciando la cabeza del bebé mejora la conexión de las
neuronas. La psicomotricidad del niño que mama del pecho es más avanzada. Tanto
es así que se sienta, anda, y habla más pronto, aprende mejor en la escuela.
Es el factor esencial para el desarrollo afectivo y
protección de la salud de los bebés, para toda la vida. La solidaridad
despunta, promovida por las horas de contacto directo con la madre. Durante la
visita domiciliaria, la educación de las mujeres y de sus familias eleva la
autoestima, estimula los cuidados personales y los cuidados con los niños. Con
esta educación de las familias se promueve la inclusión social. La educación y
la comunicación grupal tienen lugar cada mes en miles de comunidades. Es el Día
de la Celebración de la Vida. Momento dedicado al fortalecimiento de la fe y de
la amistad entre las familias. Además del control nutricional, están los
juguetes y juegos con los niños y la orientación sobre ciudadanía. En este día
las madres comparten prácticas de aprovechamiento adecuado de alimentos de la
región de bajo coste y alto valor nutritivo.
Las frutas, hojas verdes, semillas y tallos, que
muchas veces no son valorados por las familias. Otra oportunidad de formación
grupal es la Reunión Mensual de Reflexión y Evaluación de los líderes en la
comunidad. El objetivo principal de esta reunión es discutir y establecer
soluciones para los problemas encontrados. Estas acciones integran el sistema
de información de la Pastoral de la Infancia para poder acompañar los esfuerzos
realizados y sus resultados a través de Indicadores. La desnutrición fue
controlada. De más de 50% de desnutridos en el comienzo, hoy está en el 3,1%.
La mortalidad infantil fue drásticamente reducida y hoy está en 13 muertes por
mil nacidos vivos en las comunidades con Pastoral de la Infancia. El índice
nacional es 23,3, pero se sabe que las muertes en comunidades pobres, donde
está la Pastoral de la Infancia, es más grande que el por lo medio general.
En 1982 la mortalidad infantil en Brasil fue 82,8
por mil nacidos vivos. Estos resultados han servido de base para conquistar
entidades, como el Ministerio de Salud, UNICEF, Banco HSBC y otras Empresas.
Ellas, nos apoyan en las capacitaciones y en todas las actividades básicas de
salud, nutrición, educación y ciudadanía.
EL COSTE NIÑO/ MES es de menos de UN DÓLAR. En
relación a la educación y a la comunicación de masas presentaré tres
experiencias concretas de cómo la comunicación es un instrumento de defensa de
los derechos de la infancia. Materiales
impresos El material impreso diseñado específicamente para ayudar en la
formación del líder de la Pastoral de la Infancia, lo instructores y los
multiplicadores y servir como herramienta de trabajo en la tarea de guiar las
familias y comunidades sobre cuestiones de salud, nutrición, educación y
ciudadanía. Además del Guía de la Pastoral de la Infancia, se puso en marcha
publicaciones como el Manual del Facilitador, Juguetes y Juegos, Comida y los
Huertos Familiares, alfabetización de jóvenes y adultos y la movilización
social. El periódico de la Pastoral de la Infancia, con una tirada mensual de
alrededor de 280 mil, o sea, 3 millones y 300 mil ejemplares al año, y llega a
todos los líderes de la Pastoral de la Infancia. Es una herramienta para la
formación continua.
El Boletín Dicas abarca cuestiones relacionadas con
la salud y la educación para ciudadanía Está especialmente diseñado para los
coordinadores y capacitadores de la Pastoral de la Infancia. Cada publicación
llega a 7 mil coordinaciones. Para ayudar en la vigilancia de las mujeres
embarazadas, la Pastoral de la Infancia, creó los lazos de amor, tarjetas con
consejos sobre el embarazo saludable y un parto. Otros materiales impresos de
gran impacto social es el folleto con los 10 mandamientos para la Paz en la
Familia. 12 millones de folletos se distribuyeron en los últimos años. Además
de estos materiales impresos, se envía para las comunidades da Pastoral da
Crianza material para el labor de pesaje de los niños, tales como balanzas y
también cucharas de medir para la rehidratación oral y sacos de juguetes para
los niños jugar en el día de celebración vida.
Material de sonido y vídeo Otra área en la que la
Pastoral de la Infancia produce materiales es de sonido y la producción de
películas educativas. El Show en vivo de la Radio de la Vida, producido y
grabado en el estudio de la Pastoral da Crianza, llega a millones de oyentes en
todo Brasil. Con los temas de la salud, la educación de la primera infancia y
la transformación social, el programa de radio Viva la Vida se emite
semanalmente 3.740 veces. Estamos “en el aire”, de 2310 horas semanales en todo
Brasil. Además, el Programa Viva la Vida también se ejecuta en varios tipos de
sistemas de sonido de CD y aparatos en las reuniones del grupo. La Pastoral de
la Infancia también produce películas educativas para mejorar y dar a conocer
su trabajo en las bases. En la actualidad hay 12 títulos producidos que se
ocupan de la prevención de la violencia contra los niños, comida saludable, el
embarazo, la participación en los Consejos Municipales de Salud, la prevención
del SIDA y otros. Campañas Pastoral de la Infancia realiza y colabora en varias
campañas para mejorar la calidad de vida de las mujeres embarazadas, familias y
niños. Éstos son algunos ejemplos:
a. Campañas
de sales de rehidratación oral.
b. Campaña de Certificado de Nacimiento: la
falta de información, la distancia de la oficina y la burocracia es que las
personas se quedan sin un certificado de nacimiento. La movilización nacional para el registro
civil de nacimiento que une el estado brasileño y la sociedad para garantizar a
cada ciudadano de pleno derecho el nombre y los derechos.
c. Campaña
para fomentar la lactancia materna: la leche materna es un alimento perfecto
que Dios ha puesto a la disposición en los primeros años de vida.
Permanentemente, la Pastoral de la Infancia, promueve la lactancia materna
exclusiva hasta los seis meses, y luego continuar con otros alimentos. Esto
protege contra la enfermedad, desarrolla mejor y fortalece el niño.
d. Campaña
para la prevención de la tuberculosis, la neumonía y la Lepra: las tres
enfermedades siguen afectando a muchos niños y adultos en nuestro país. La
Pastoral de la Infancia prepara materiales específicos de comunicación para
educar al público acerca de los síntomas, el tratamiento y los medios de
prevención de esta enfermedad.
e. Campaña
de Saneamiento: acceso al agua potable y tratamiento de aguas residuales
contribuye a reducir la mortalidad infantil. Pastoral de la Infancia en
colaboración con otros organismos movilizar a la comunidad a la demanda de
tales servicios a los gobiernos locales y utiliza los medios a su alcance para
difundir información relacionada con el saneamiento.
f. Campaña
de prevención del VIH / SIDA y Sífilis: la prueba de prevención del VIH / SIDA
y la sífilis durante el período prenatal, posibilita la disminución de 25% a 1%
el riesgo de transmisión al bebé. Pastoral de la Infancia apoya la campaña
nacional para el diagnóstico precoz de estas enfermedades.
g. Campaña
para la Prevención de la muerte súbita de bebés “a dormir boca arriba es más
seguro”: Con el fin de alertar a sobre los riesgos y prevenir hasta el 70% de
las muertes súbitas en la infancia, la Pastoral de la Infancia puso en marcha
esta gran campaña, dirigida a los las familias ponen a sus bebés a dormir boca
arriba.
h. Campaña
para la Prevención del Abuso Infantil: Con esta campaña, la Pastoral de la
Infancia esclarece las familias y la sociedad sobre la importancia de la
prevención de la violencia, palizas y abuso sexual. Esta campaña incluye
también la distribución del folleto con los 10 mandamientos para la paz en la
familia, como un incentivo para mantener a los niños en un ambiente de paz y
armonía.
i. Campaña –
20 de noviembre, día de oración y de acción por la niñez: La Pastoral de la
Infancia participa en los esfuerzos globales para la atención integral y
protección de los niños y adolescentes, en colaboración con la Red Mundial de
Religiones para la Infancia (GNRC.
En diciembre de 2009 cumplí 50 años de médica y,
antes de 2002, confieso que nunca había oído hablar en ningún programa de
UNICEF, o de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ni de otro organismo de
la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que estimulase la espiritualidad
como componente de desarrollo de la persona. Como una de las integrantes de la
comitiva de Brasil en la Asamblea de la ONU de 2002, que reunió a 186 países, a
favor de la infancia, tuve la satisfacción de oír la definición final sobre el
desarrollo integral del niño que contempla su “desarrollo físico, social,
mental, espiritual y cognitivo”.
Esto fue un gran avance, y viene al encuentro del
proceso de formación y comunicación que hacemos en la Pastoral de la Infancia.
En este proceso se ve a la persona de manera completa e integrada en su
relación personal, con el prójimo, con el ambiente y con Dios.
Estoy convencida de que la solución de la
mayoría de los problemas sociales está relacionada con la reducción urgente de
las desigualdades sociales, con la eliminación de la corrupción, con la
promoción de la justicia social, con el acceso a la salud y la educación de
calidad, la ayuda mutua financiera y técnica entre las naciones, para la
preservación y recuperación del medio ambiente. Como señala el reciente
documento del Papa Benedicto XVI, Caritas in Veritate (Caridad en la verdad),
“la naturaleza es un don de Dios, y precisa ser usada con responsabilidad”. El
mundo está despertando por las señales del calentamiento global, que se
manifiesta en los desastres naturales, más intensos y frecuentes. La gran
crisis económica demostró la interrelación entre los países. Para no sucumbir,
se exige solidaridad entre las naciones. Es la solidaridad y la fraternidad lo
que más necesita el mundo para sobrevivir y encontrar el camino de la Paz.
Final Desde su fundación, la Pastoral de la Infancia invierte en la formación
de los voluntarios y en el acompañamiento de niños y embarazadas, en la familia
y en la comunidad. Actualmente son 1.985.347 niños (= un millón novecientos
ochenta y cinco mil trescientos cuarenta y siete niños), 108.342 embarazadas (=
ciento ocho mil trescientas cuarenta y dos embarazadas) de 1.553.717 familias
(= un millón quinientas cincuenta y tres mil setecientas diecisiete familias).
Su metodología comunitaria y sus resultados, así como su participación en la
promoción de políticas públicas con la presencia en Consejos de Salud, Derechos
del Niño y del Adolescente y en otros Consejos han llevado a cambios profundos
en el país, mejorando los indicadores sociales y económicos.
Los resultados del trabajo voluntario, con la
mística del amor a Dios y al prójimo, en sintonía con nuestra madre tierra, que
a todos debe alimentar, nuestros hermanos, los frutos y las flores, nuestros
ríos, lagos, mares, bosques y animales. Todo esto nos muestra cómo la sociedad
organizada puede ser protagonista de su transformación. En este espíritu, al
fortalecer los lazos que unen a la comunidad, podemos encontrar las soluciones
para los graves problemas sociales, que afectan a las familias pobres. Como los
pájaros, que cuidan de sus hijos al hacer un nido alto de los árboles y en las
montañas, lejos de los depredadores, las amenazas y peligros, y más cerca de
Dios, debemos cuidar de nuestros niños como un bien sagrado, promover el
respeto sus derechos y protegerlos.
Publicar un comentario