LOS DOS HOMBRES: EL JUSTO Y EL IMPÍO, EL NATURAL Y EL DE LA GRACIA

 


LOS DOS HOMBRES EL JUSTO Y EL IMPÍO.

Bendito sea aquel que fía en Yahveh, pues no defraudará Yahveh su confianza. Es como árbol plantado a las orillas del agua, que a la orilla de la corriente echa sus raíces. No temerá cuando viene el calor, y estará su follaje frondoso; en año de sequía no se inquieta ni se retrae de dar fruto. (Jer 17, 7- 8)

Pues toda carne es como hierba y todo su esplendor como flor de hierba; se seca la hierba y cae la flor; (1 de Pe 1, 24) Poder, placer, tener, fama, prestigio, belleza… todo pasa, se queda y nada se lleva. El hombre es un buscador. ¿Qué busca? Busca razones para sentirse bien, para ser feliz. ¿Dónde busca? Existen diferentes gustos, hay variedad de valores. Algunos buscan en el dinero, otros en el placer, unos más en sexo. Unos prefieren tener buenas casas, tener lujos, y no tener hijos. Otros prefieren carros de lujo aunque no tengan casa, y estén en deuda por vida. Otros prefieren comer en lugares caros y lujosos, aunque en casa no tengan para comer dignamente. Otros prefieren vestirse lujosamente a las otras cosas. Otros prefieren divertirse e ir de vacaciones, conocer lugares, aunque no tengan carros lujos o coman en lugares costosos. Otros prefieren la educación y el estudio para sus hijos, aunque sufran y padezcan necesidades. Muchísimos son los que son esclavos del consumismo y del conformismo que llevan a la inversión de valores. Madre del vacío existencial (Víctor K. Frankl)

Por eso la Palabra dice que toda persona es como la yerba, nace, crece, echa su flor, luego comienza su decadencia, se seca, es cortada y echada al fuego. (1 de Pe 1, 24) En cambio el que se alimenta y fortalece con la Palabra de Dios, es como un árbol que está plantado junto al río, sus raíces están en el agua, sus ramas están siempre con hojas verdes  dando fruto los doce meses del año. (Slm 1, 1- 3)No buscan la felicidad en el poder, en el placer o en el tener, la encuentran, no la buscan, y la encuentran en su realización como personas, cultivando su personalidad y los valores y las virtudes humanas.

La Biblia nos aconseja al decirnos: “Trabaja y protege” (Gn 2, 15) Trabaja y no derroches. Trabaja y no mal gastes. “No hagas fiesta con dinero ajeno.” La filosofía enseña que muchos son pobres por fiesteros. Y los pobres pasan necesidades, conocen la impotencia y son víctimas de la envidia y hasta del odio al no poder competir con los más pudientes. Trabaja y cultívate como persona. Cultiva, tu mente, tu voluntad, tus sentimientos, tus emociones y todos tus valores que llevas en tu interior como semillas que pueden llegar a dar frutos buenos. Fruto que hay que compartir con la familia y con los demás. Tienes talentos y cualidades, que al cultivarlos te realizas como lo que eres: Persona, valiosa y digna.

 

Lo primero que debemos saber es que somos personas, no somos objetos o cosas. Somos un alguien, no somos un algo. Lo segundo para saber es aprender a distinguir entre el bien y el mal. El mal es todo aquello que impide tu realización como persona, y el bien es todo lo que ayuda y permite tu realización personal. En tercer lugar: Haz el bien y rechaza el mal. Son los dos principios de la Moral.(Rm 12, 9) Ser tú mismo, con pensar, hablar y sentir m propios.

En cuarto lugar date cuenta que eres un ser sexuado: hombre o mujer, niño o niña, esto te lo ha regalado la naturaleza, o Dios. No es algo que se puedes elegir después de haberlo recibido. Lo que eres, eres.

En quinto lugar aprende a trabajar, caminar y servir con los demás, porque el que se queda sólo, sólo se queda. El peor enemigo de la realización es el individualismo que reza: “estando yo bien, los demás me vale,” es decir no me preocupan. Junto al individualismo está el conformismo que consiste en vivir como los otros viven o hacen, eso te convierte en copia. Otro de los enemigos de la realización es el totalitarismo que exige hacer lo que otros dicen. Otros piensan y deciden por ti, y te conviertes en títere de los demás. Por eso aprende a ser tú mismo, a pensar y a decidir por ti mismo. Recuerda que no eres un algo, sino un alguien.

El cultivo del quinto paso te ayuda a que te hagas responsable. Que vivas como dueño de tus pensamientos, palabras y acciones. Que le respondas a la vida para que crezcas y madures como persona. Si eres responsable eres también libre, con la libertad que viene de la verdad que nos hace libres (Jn 8, 31- 32) Libres de todo lo que impide que te realices y libre para que ames y sirvas. Los esclavos no aman y no sirven. Recuerda lo que dice el profeta: “El corazón es lo más retorcido; no tiene arreglo: ¿quién lo conoce?” (Jer 17, 9) Por eso Jesús habló de un Nuevo Nacimiento (Jn 3, 1- 5) Esto pide la escucha de la Palabra para quedar embarazados y un día poder nacer, si no hay aborto. (Rm 10, 17) Nacer de Dios, nacer de lo Alto (Jn 1, 12)

Palabra poderosa que nos convence de que Dios nos ama como somos y por amor nos ha elegido para amar (Ef 1, 4) La Palabra nos convence que somos personas valiosas importantes y dignas amadas por Dios (Is 43, 1- 4) La Palabra nos convence que somos pecadores (Jn 16, 8) Es luz que ilumina nuestras tinieblas y reconocemos nuestra pecaminosidad. Es Luz en nuestro camino (cf Jn 8, 12) La Palabra nos convence que estamos necesitados de liberación y salvación que sólo puede venir de Cristo Jesús. (Hch 4, 12) El nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados.(Col 1, 13- 14) ¿Cómo lo hizo? Muriendo y resucitando para el perdón de los pecados y para darnos vida eterna (Rm 4, 25)

Vivamos entonces el proceso desde el embarazo hasta el Nuevo Nacimiento y a la madurez humana: Os digo, pues, esto y os conjuro en el Señor, que no viváis ya como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente, sumergido su pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su cabeza, los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas. Pero no es éste el Cristo que vosotros habéis aprendido, si es que habéis oído hablar de él y en él habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús a despojaros, en cuanto a vuestra vida anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las concupiscencias, a renovar el espíritu de vuestra mente, y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad. (Ef 4, 17- 24)

La fe nos da la luz, la fuerza y el amor para que nos levantemos, caminemos hasta la Meta: Cristo Jesús, llenarnos de él y revestirnos de él, a eso se le llama conversión cristiana.(Rm 13, 14) Es posible con la ayuda del Espíritu Santo, nuestra Gracia, y con nuestros esfuerzos, renuncias y sacrificios podemos alcanzar la Meta: Ser hombres nuevos, como Jesús, originales, responsables, libres y capaces de amar.

 

 

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