MIRA SUS AMENAZAS Y CONCEDE A TUS SIERVOS ANUNCIAR TU PALABRA CON VALENTÍA.

 


MIRA SUS AMENAZAS Y CONCEDE A TUS SIERVOS ANUNCIAR TU PALABRA CON VALENTÍA.

iluminación:  : Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.(Mc 16, 15- 16)

En aquellos días, tan pronto como Pedro y Juan quedaron en libertad, volvieron a donde estaban sus compañeros y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos. Al oír esto, todos juntos clamaron a Dios, diciendo: "Señor, tú has creado el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contiene; por medio del Espíritu Santo y por boca de tu siervo David, nuestro padre, dijiste: ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen planes torpes? Se sublevaron los reyes de la tierra y los príncipes se aliaron contra el Señor y contra su Mesías. Esto fue lo que sucedió, cuando en esta ciudad se aliaron Herodes y Poncio Pilatos con los paganos y el pueblo de Israel, contra tu santo siervo Jesús, tu ungido, para que así se cumpliera lo que tu poder y tu providencia habían determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos anunciar tu palabra con toda valentía. Extiende tu mano para realizar curaciones, señales y prodigios en el nombre de tu santo siervo, Jesús''. Al terminar la oración tembló el lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu Santo y comenzaron a anunciar la palabra de Dios con valentía. (Hch 4, 23-31)

El acontecimiento de la cruz, no puso fin a la Obra de Jesús. Jesús resucitó y reunió a los suyos, les dio instrucciones, les dio Espíritu Santo y los envió con Poder a predicar la Buena Nueva (Mc 16, 15- 16) No si antes decirles: «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán. (Jn 15, 18- 20)

 

El destino de Jesús  es también el destino de los Apóstoles. La Misión de Jesús es también la Misión de los Apóstoles, es de la Iglesia. Los poderes del mundo se unieron para dar muerte a Jesús: el poder político, el poder económico y el poder religioso, todos mataron a Jesús y ahora se unen para matar a sus Discípulos. Jesús predicó su Palabra, hizo milagros e hizo exorcismos, ahora los Apóstoles hacen lo mismo. Dan la Palabra y hacen maravillas, como lo dice la oración que hacen después de salir de la cárcel. La Obra de Jesús ha retomado el Camino. Y Jesús sigue con los suyos, es su Promesa (Mt 28, 20)

 

“Al terminar la oración tembló el lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu Santo y comenzaron a anunciar la palabra de Dios con valentía.” Hay un nuevo Pentecostés. El Espíritu Santo es el que hace que la tierra en el corazón de los creyentes tiemble y nos sacuda. Es el Autor del Nuevo Nacimiento, es Luz, es Fuerza y Amor que impulsa a caminar en la Verdad, en la Justicia y en Libertad. Es lo mismo que le sucedió a Pablo y a Silas: Hacia la media noche Pablo y Silas estaban cantando himnos a Dios, y los demás presos los escuchaban. De repente se produjo un temblor tan fuerte que se conmovieron los cimientos de la cárcel; todas las puertas se abrieron de golpe y a todos los presos se les soltaron las cadenas. Se despertó el carcelero y vio todas las puertas de la cárcel abiertas. Creyendo que los presos se habían escapado, sacó la espada para matarse, pero Pablo le gritó: «No te hagas daño, que estamos todos aquí.»(Hch 16, 25- 28)

El que padece la acción del Espíritu Santo, experimenta el temblor que rompe las cadenas del pecado. Pasa de la muerte a la Vida, del pecado a la Gracia. De las tinieblas a la Luz. De la esclavitud a la Libertad y de la aridez a las Aguas vivas, su corazón se convierte en un Manantial de aguas vivas (Jn 7, 37) Es poseedor de una fe viva y de un corazón limpio, todo lo hace para la Gloria de Dios y para bien de los demás. Es un Hombre nuevo, una nueva Creación (2 de Cor 5, 17) Lo viejo ha pasado. Cristo ha resucitado en nuestros corazones, a eso se refiere el temblor. Jesucristo confirma a los suyos, diciéndoles, “Estoy con ustedes” para animarlos porque los amo y estoy para conducirlos.

 

Pedro y Juan han levantado a un paralítico que ahora es un discípulo de Jesús. Están haciendo lo que Jesús hacía (Mc 2, 11) La predicación de los Apóstoles está acompañada por prodigios y señales, como Jesús les había dicho: “Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.» Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.” (Mc 16, 17- 20)

 

Jesús resucitado camina con sus Discípulos, no los abandona, trabaja con ellos, están unidos a él para la Gloria de Dios, por eso pueden dar frutos en abundancia: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” (Jn 15, 7- 10) Jesús es Luz, es Fuerza y es Amor, tiene poder para darnos lo que pidamos en la Voluntad de Dios y mucho más. Recordemos al sabio decirnos:

 

“Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, manténte firme, y no te aceleres en la hora de la adversidad.  Adhiérete a él, no te separes, para que seas exaltado en tus postrimerías. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en los reveses de tu humillación sé paciente. Porque en el fuego se purifica el oro, y los aceptos a Dios en el honor de la humillación.” (Eclo 2, 1- 5)

 

Cuando llegue la prueba, reparen de gozo y ofrézcanse a Dios como hostias vivas: “Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual. Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto.”(Rm 12, 1- 2)

 

"Considerad como un gran gozo, hermanos míos, el estar rodeados por toda clase de pruebas, sabiendo que la calidad probada de vuestra fe produce la paciencia en el sufrimiento; pero la paciencia ha de ir acompañada de obras perfectas para que seáis perfectos e íntegros sin que dejéis nada que desear."(Snt 1, 2- 4)



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