LA LUCHA ENTRE EL EGO Y EL AMOR ES SOBRE TODO INTERIOR

 


 

LA LUCHA ENTRE EL EGO Y EL AMOR ES SOBRE TODO INTERIOR

Iluminación: "Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza."(2 de Cor 8, 9)

La pobreza de Jesús es su Encarnación, hacerse hombre, su sufrimiento y su muerte (cf Flp 2, 6- 8) Se hace pobre para hacernos partícipes de su riqueza: ser con Jesús hijos de Dios, hermanos y servidores de los hombres. Todo lo que Jesús y nos ofrece es gratuito. Él pagó el precio al dar su sangre, su vida por nosotros: "Y si llamáis Padre a quien, sin acepción de personas, juzga a cada cual según sus obras, conducíos con temor durante el tiempo de vuestro destierro, sabiendo que habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, "sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo." (1 de Pe 1, 17- 18) El vencedor del mal.

«Por mi vida —dice el Señor—, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.» (Ez 33, 11) Jesús nos invita a ponernos de pie, a caminar y a luchar contra el mal: “Vigilad y orad para no caer en tentación” (Mt 26, 41) Vigilad significa conoceos, despojaos y revestíos, para que puedan luchar contra el pecado usando las armas de Dios (Rm 13, 12) Se trata de la lucha del mal contra el bien. El Ego contra el Amor, los vicios contra las virtudes. La lucha del hombre viejo contra el Hombre nuevo. Se trata de la lucha entre la luz y las tinieblas.

Para que el hombre cambie y se convierta Dios nos ha dado a su Hijo que con su muerte y resurrección abre el camino para que venga a nuestra vida el Espíritu Santo. Por la fe recibimos la Gracia de Dios para que se realice nuestra conversión, sin lucha, no hay cambio de conducta, la Gracia pide de nuestros esfuerzos, renuncias y sacrificios, como respuestas a la fe que llegada a su madurez es Caridad, es amor. Antes éramos tinieblas, al convertirnos a Jesús, somos luz, ahora comienza la lucha en nuestro interior.(Ef 5, 7-8)

Los vicios hacen referencia a los pecados capitales y a todas sus raíces: La soberbia, la mentira, la envidia, la pereza, el egoísmo, la ira, la avaricia, la codicia, la lujuria, la gula, el alcohol, la droga, el sexo desordenado y muchos más. La soberbia está a la raíz de todo pecado mientras que la mentira es la fuerza de todo pecado. La lucha es entre el reino de las tinieblas contra el reino de la Luz, en el que Cristo es el Capitán. Nuestro capitán nos da su Palabra que es Luz: "«Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos."(Mt 5, 20) No hay lugar para el fariseísmo, la mediocridad y la superficialidad, él nos pide “Remar mar adentro” (Lc 5, 1-11) Nos pide comprometernos en la Fe con él y con la Comunidad. Una fe sin compromiso está vacía de su contenido, Cristo Jesús.

La soberbia del ojo: "Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna.” (Mt 5, 29) La soberbia está en la lujuria, es su raíz. Guárdense de las concupiscencias de la carne: "No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Puesto que todo lo que hay en el mundo - la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas - no viene del Padre, sino del mundo."(1 de Jn 2, 15- 16)

La soberbia de la mano: “Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna." (Mt 5, 30) No oprimas, no explotes y no desprecies a tu hermano, es tu prójimo, te pertenece, es un don de Dios para ti, acógelo, acéptalo y respétalo. Niégate el placer de estar por encima de los demás. La soberbia de la mano opresora está estrechamente vinculada a la soberbia del poder y del tener.

La soberbia de la lengua: "Sea vuestro lenguaje: "Sí, sí"; "no, no": que lo que pasa de aquí viene del Maligno."(Mt 5, 37) Guarda tu lengua de la mentira y de las mascarillas de la envidia. No juzgues ni condenes para no ser juzgado ni condenado (Mt 7, 1- 7) La soberbia de la lengua está vinculada al fariseísmo, al legalismo y al perfeccionismo, que te  llevan a sentir superior y mejor que los demás.

La soberbia de la ira y del odio: "«Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente." (Mt 5, 38) "«Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo."(Mt 5, 43) El odio, el rencor, la venganza deshumanizan y despersonalizan y llevan a la división, a la confusión y al caos. Realidades que atentan contra el quinto mandamientos que dice: “No matarás” ni con pistola ni cuchillo ni con la lengua.

Por eso dice el Señor: “Así dice el Señor de los ejércitos: «Convertíos a mí, y me convertiré a vosotros. No seáis como vuestros padres, a quienes predicaban los antiguos profetas: "Así dice el Señor: Convertíos de vuestra mala conducta y de vuestras malas obras", pero no me obedecieron.» (Za 1, 3b-4b) La fe sin obras, sin obediencia y amor está muerta (Snt 2, 14)

Rompe tus pecados con obras de justicia y tus iniquidades con misericordia para con los pobres, para que tu ventura sea larga. (Dn 4, 24b) La guerra contra la soberbia y sus vicios, es la lucha contra el Amor, padre y madre de todas las virtudes, armas de luz, armadura de Dios (Rm 13, 12) Aparece la primera hija del Amor: la humildad para vencer la soberbia, reino contra reino. Otra hija del Amor es la mansedumbre que echa fuera toda agresividad. Otra hija del Amor es la misericordia que vence la envidia y todo desamor. La clave para ser victoriosos en la lucha contra el mal y sus aliados, es herencia de Juan el Bautista que bajo la unción del Espíritu Santo nos dijo: “Conviene que yo disminuya para que Cristo crezca” (Jn 3, 30) Disminuir en el egoísmo y en la soberbia hasta desaparecer para que Cristo se vaya formando en nosotros.

“Trabajad por vuestra salvación con respeto y seriedad. Porque es Dios el que obra en vosotros haciendo que queráis y obréis movidos por lo que a él le agrada. Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha”  (Flp 2, 12b-15ª)

La clave de todo es a quien alimentamos, al Ego o al Amor. Al Ego lo alimentamos cuando le damos de comer al hombre viejo. Niégale su alimento y dale muerte matándole de hambre para que tengas hambre de Dios, podrá decir con Jesús: “Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre y llevar a cabo su Obra (Jn 4, 34) ¿Cuál es su voluntad? “Aborrezcan el mal y amen apasionadamente el bien, y con el bien venzan al mal” (Rm 12, 9. 21) Pablo nos dice cual es el camino a vencer: "Por tanto, mortificad vuestros miembros terrenos: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es una idolatría, todo lo cual atrae la cólera de Dios sobre los rebeldes, y que también vosotros practicasteis en otro tiempo, cuando vivíais entre ellas. Mas ahora, desechad también vosotros todo esto: cólera, ira, maldad, maledicencia y palabras groseras, lejos de vuestra boca. No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras,"(Col 3, 5- 9)

"y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador, donde no hay griego y judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos. Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección." (Col 3, 10- 14).

Donde hay amor, hay fe y hay esperanza, cuando se acaba el amor se van de nuestro corazón la fe y la esperanza, quedamos vacíos y en tinieblas. Por eso Jesús nos dijo: Ceñíos vuestros lomos y enciendan sus lámparas (Lc 12, 35) Luchen con la Espada del Espíritu y la Oración. Palabra y Oración nos llevan al crecimiento en la fe. La fe nos trae la Luz, el Poder y el Amor.

La recomendación de Pablo: "Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas. Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes."(Ef 6, 10- 13) Con una fe, firme, férrea y fuerte, es posible con la ayuda de la Gracia de Dios y la firme determinación de seguir a Cristo.

Dios y nosotros. Unidos en la lucha, podemos vencer. Con la Gracia de Dios y nuestros esfuerzos, renuncias y sacrificios. El Amor es más fuerte que el dio y la mentira, démosle nuestro corazón al Amor.





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