HE VENIDO A BUSCAR A LOS QUE ESTABAN PERDIDOS,

 


HE VENIDO A  BUSCAR A LOS QUE ESTABAN PERDIDOS,

Iluminación: No quiero la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, dice el Señor. Ez 33, 11

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo), sentado en su despacho de recaudador de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban a la mesa, con ellos, un gran número de publicanos y otras personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los discípulos, diciéndoles: "¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores?" Jesús les respondió: "No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan". (Lc 5, 27-32)

 Jesús llama a un pecador público a pertenecer a los Doce. Jesús es el buscador que busca a las ovejas perdidas para llamarlas a convertirse de sus pecados para después de una etapa de formación enviarlos a predicar su Mensaje. (Me 3,13- 14) El Encuentro con Leví, es único, es liberador, es reconciliador, es glorioso y comprometedor. Jesús se acerca y con amor le dice a su futuro discípulo y apóstol: “Sígueme” La palabra de Jesús penetra hasta el corazón de Leví que se levantó, deja su mesa de impuestos y sigue a Jesús. La Palabra de Jesús escuchada en el corazón es poderosa para construir la Casa sobre Roca, sobre lo firme, lo estable y lo seguro (Mt7, 24) El seguimiento de Cristo es la respuesta a una Palabra portadora de luz, de Poder y de Amor.

 Leví tenía una gran casa, pues era rico, un cobrador de impuestos, odiado por el pueblo porque les cobraba impuestos y tributos, odiado también por los romanos para quien trabajaba, de seguro, porque no les entregaba todo, se quedaba con parte de los impuestos. Hace un gran banquete en el que echa la casa por la ventana, Quiere honrar a Jesús, lo invita juntamente con sus discípulos y a todos sus compañeros de trabajo, publicanos y pecadores. El trabajo de Leví era muy codiciado, una buena plaza de trabajo, significaba enriquecimiento, dinero, lujos y otras cosas. El primer ídolo de Leví, quedó atrás para seguir a Jesús. La fiesta es para despedirse de la etapa de la vida pasada, de los dominios del hombre viejo, para dar venida a la “aventura de la fe.”

 Jesús enseñaba con parábolas, pero hemos de decirlo, que también su vida era una parábola. Hoy se sienta y bebe con los pecadores, para enseñarnos que los pecadores son invitados a sentarse a la Mesa con el Padre celestial. Se amigo de los grandes  pecadores para luego ayudarles a ser amigos de Dios, por eso nos dice: para que dejen de pecar. Es lo que hizo con la mujer adultera que iba a ser apedreada por los judíos, fanáticos de la religión: "Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?» Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.»" (Jn 8, 10- 11)Jesús no la juzga, ni la condena, ni la regaña, la defiende, la perdona, la sana y le da su mandato: No peques más. Es amigo que habla la verdad, y la proclama. Un verdadero Pastor.

 Ahora sigue el ataque de los hombres de la religión: "¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores?" Jesús les respondió: "No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. “Y yo he venido a los que estaban perdidos” (Lc 19, 11)Perdidos por el pecado, por los vicios, por la ignorancia religiosa.

 Jesús vino por todos, por buenos y malos, por justos y pecadores, pero, digamos que todos somos pecadores (Rm 6, 21-23) Jesús murió por todos y por todos derramó su sangre para redimirnos. Pero podemos decir que existen dos clases de pecadores: los redimidos y los no redimidos. Redimidos los que creen en Jesús, lo obedecen y lo siguen por los caminos de la vida. Y los no redimidos los que rechazan a Jesús, pueden saberse pecadores, pero le cierran el corazón a Jesús y viven como si Dios no existiera. Existen pecadores que se sientan buenos y a lo malo le llaman bueno. Existen las ovejas que han sido justificadas, las perdidas y las brincoletas que van perdiendo el sentido moral, buscan pastores “buenos y misericordiosos” para que les hablen bonito y les digan que están bien, no se preocupen Dios los ama, pero no llaman a la conversión o abandonar el pecado. Y entonces aparecen los pastores buenos y los pastores malos. Buenos pastores son los que tienen como  Modelo a Jesús, que visitó la casa de Leví para darles la enseñanza de su Padre y para invitarlos a la conversión. En cambio los pastores malos visitan las casas a comer, a beber, y para buscar satisfacer sus intereses personales y no los de Cristo y de la Iglesia.

El Modelo de Pastores lo encontramos en Jesús y en sus Apóstoles: "A los ancianos que están entre vosotros les exhorto yo, anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que está para manifestarse. Apacentad la grey de Dios que os está encomendada, vigilando, no forzados, sino voluntariamente, según Dios; no por mezquino afán de ganancia, sino de corazón; no tiranizando a los que os ha tocado cuidar, sino siendo modelos de la grey. Y cuando aparezca el Mayoral, recibiréis la corona de gloria que no se marchita. De igual manera, jóvenes, sed sumisos a los ancianos; revestíos todos de humildad en vuestras mutuas relaciones, pues Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes. "(1 de Pe 5, 1- 5)

El buen pastor sigue a Jesús, confía en él, lo obedece y lo ama. Es un portador de la Gracia de Dios por su seguimiento a su Maestro. Sin seguimiento de Cristo no hay Gracia de Dios. Sabiendo que todos somos pecadores, a excepto de Jesucristo y su Madre, todos, sin excepción, todos podemos pecar y caer en la muerte espiritual. Por eso Jesús a todos nos dice: “Vigilad y Orad para no caer en tentación” (Mt  26, 41) El que sigue a Jesús le pertenece, lo ama y lo sirve. "En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará."(Jn 12, 24- 26)

Jesús a sus discípulos les dice: “Permanezcan en mi amor” (Jn 15, 9) Pablo nos dice lo mismo pero con otras palabras: “No se bajen de la cruz” "Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu."(Gal 5, 24- 25) Para que tengan la luz, el poder y el amor de la fe y puedan conocer sus frutos: "En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley"(Gál5,22- 23)

Lo mismo que dice Isaías: brillará tu luz en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía. Serás como un huerto bien regado, como un manantial cuyas aguas no se agotan. Y te llamarán reparador de brechas y restaurador de hogares derruidos. (Is 58, 9-14) Un servidor de Cristo y de la Iglesia.

 

 

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