PUES PARA QUE VEAN QUE EL HIJO DEL HOMBRE TIENE PODER EN LA TIERRA PARA PERDONAR LOS PECADOS

 


PUES PARA QUE VEAN QUE EL HIJO DEL HOMBRE TIENE PODER EN LA TIERRA PARA PERDONAR LOS PECADOS

Un día Jesús estaba enseñando y estaban también sentados ahí algunos fariseos y doctores de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén. El poder del Señor estaba con él para que hiciera curaciones.

Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de entrar, para colocarlo delante de él; pero como no encontraban por dónde meterlo a causa de la muchedumbre, subieron al techo y por entre las tejas lo descolgaron en la camilla y se lo pusieron delante a Jesús. Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: “Amigo mío, se te perdonan tus pecados”.

Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este individuo que así blasfema? ¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?” Jesús, conociendo sus pensamientos, les replicó: “¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’ o ‘Levántate y anda’? Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados –dijo entonces al paralítico–: Yo te lo mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.

El paralítico se levantó inmediatamente, en presencia de todos, tomó la camilla donde había estado tendido y se fue a su casa glorificando a Dios. Todos quedaron atónitos y daban gloria a Dios, y llenos de temor, decían: “Hoy hemos visto maravillas”. Lc 5, 17-26

Las palabras de Pablo nos muestran el porqué Jesús tenía el poder para perdonar los pecados: "Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza."(de Cor 8, 9) "El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre."(Flp 2, 6- 11) Juan nos dice: “El Verbo se hizo carne” (Jn 1, 14) Jesús es Emmanuel, Dios con nosotros, entre nosotros y a favor de nosotros. (Mt 1, 23)

"El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.»"(Lc 4, 18- 21) El poder de Dios estaba con él para hacer curaciones, del cuerpo y del alma.

Hoy está enseñando en su casa de Cafarnaúm, es su centro de operaciones, frente a él hay una gran multitud. Entre ellos se encuentran una gran cantidad de escribas y fariseos venidos de Galilea, Judea y Jerusalén. Ellos eran los amos y señores de la religión del Templo. Le presentan a Jesús un paralítico traído por algunos hombres. Era muchísima la gente que impedía el paso. Los hombres abren un boquete en el techo y bajan al paralítico frente a Jesús. Jesús se admira por la fe de aquellos hombres. Le dice entonces al enfermo: “Tus pecados te son perdonados.”

La gente esperaban otra cosa, la salud de su cuerpo, para Jesús primero es lo espiritual y después lo corporal. Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este individuo que así blasfema? ¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?” Ellos no sabían lo que había sucedido en el bautismo de Jesús en el río Jordán. Jesús había sido uncido con el Espíritu Santo para ser el Mesías de Dios. Jesús les descubre el interior de aquellos hombres que están diciendo es un blasfemo, se siente igual a Dios. Jesús les dice:  ¿Qué es más fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’ o ‘Levántate y anda’? Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados –dijo entonces al paralítico–: Yo te lo mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.

Levántate, es decir ponte de pie, Dios te ha dado dos piernas para que camines. Toma tu camilla, significa hazte responsable de ti mismo y de los demás. Donde hay responsabilidad hay también libertad. Vete a casa, hazte cargo de tu familia, trabaja y protégela, vive para ellos. Ámalos y sírvelos. Jesús todo lo hace bien. Recibe al enfermo, valora la fe de aquellos hombres, sana su alma y sana su cuerpo. La gente se admira y da gloria a Dios diciendo: Hoy hemos visto maravillas. Hoy podemos decir Gracias Señor porque has dado el poder de perdonar los pecados a los hombres. Le has dado el Ministerio de la Reconciliación a tu Iglesia: "A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»" (Jn 20, 23)

Con tu Palabra y con los Sacramentos pueden llevar a los hombres al conocimiento de la Verdad y pueden traer la salvación a los hombres para que se levanten y caminen hacia lo que todavía no son pero que están llamado a ser: Una plenitud de persona en Cristo Jesús (Col 2, 9) El medio para apropiarnos de esa plenitud es la fe unida al amor (Ga 5, 6) El que crea y se bautice se salvará (Mc 16, 16) La fe que nace y crece en la escucha de la Palabra de Dios (Rm 10, 17) Así lo dijo el Señor:

"Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»" (Mt 28, 18- 20)

Jesús nos sana para que sirvamos a los demás y para que compartamos nuestros dones a los otros: "Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.» Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y quedó restablecida su mano." (Mc 3, 1- 5) “Extender la mano” significa compartir y servir a los demás, especialmente a los más necesitados.

A un hombre que había estado poseído por una legión de demonios lo liberó, hizo de él una nueva creación, lo encuentran sentado, vestido y en sano juicio. Quería unirse al Grupo de Jesús, pero, él lo envía como su primer misionero a tierra de paganos: "«Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti.»" (Mc 5, 15- 19) La suegra de Pedro, la sanó de la fiebre y ella se levantó y se puso a servirle ( Mc 1, 30- 31)

Caminar es amar, es servir, es hacer humildes y mansos de corazón para poder seguir las huellas de Jesús que nos ha dicho con toda autoridad: "No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»"(Mt 20, 26- 28)

El sentido de los Mandamientos es el servicio y el amor, según los dos preceptos del Señor: "Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros. "(Jn 13, 13- 15)

"Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.»" (Jn 13, 34- 35) "Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él."(1 Jn 4, 7- 9)

Un día Jesús estaba enseñando y estaban también sentados ahí algunos fariseos y doctores de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén. El poder del Señor estaba con él para que hiciera curaciones.

Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de entrar, para colocarlo delante de él; pero como no encontraban por dónde meterlo a causa de la muchedumbre, subieron al techo y por entre las tejas lo descolgaron en la camilla y se lo pusieron delante a Jesús. Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: “Amigo mío, se te perdonan tus pecados”.

Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este individuo que así blasfema? ¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?” Jesús, conociendo sus pensamientos, les replicó: “¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’ o ‘Levántate y anda’? Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados –dijo entonces al paralítico–: Yo te lo mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.

El paralítico se levantó inmediatamente, en presencia de todos, tomó la camilla donde había estado tendido y se fue a su casa glorificando a Dios. Todos quedaron atónitos y daban gloria a Dios, y llenos de temor, decían: “Hoy hemos visto maravillas”. Lc 5, 17-26

Las palabras de Pablo nos muestran el porqué Jesús tenía el poder para perdonar los pecados: "Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza."(de Cor 8, 9) "El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre."(Flp 2, 6- 11) Juan nos dice: “El Verbo se hizo carne” (Jn 1, 14) Jesús es Emmanuel, Dios con nosotros, entre nosotros y a favor de nosotros. (Mt 1, 23)

"El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.»"(Lc 4, 18- 21) El poder de Dios estaba con él para hacer curaciones, del cuerpo y del alma.

Hoy está enseñando en su casa de Cafarnaúm, es su centro de operaciones, frente a él hay una gran multitud. Entre ellos se encuentran una gran cantidad de escribas y fariseos venidos de Galilea, Judea y Jerusalén. Ellos eran los amos y señores de la religión del Templo. Le presentan a Jesús un paralítico traído por algunos hombres. Era muchísima la gente que impedía el paso. Los hombres abren un boquete en el techo y bajan al paralítico frente a Jesús. Jesús se admira por la fe de aquellos hombres. Le dice entonces al enfermo: “Tus pecados te son perdonados.”

La gente esperaban otra cosa, la salud de su cuerpo, para Jesús primero es lo espiritual y después lo corporal. Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este individuo que así blasfema? ¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?” Ellos no sabían lo que había sucedido en el bautismo de Jesús en el río Jordán. Jesús había sido uncido con el Espíritu Santo para ser el Mesías de Dios. Jesús les descubre el interior de aquellos hombres que están diciendo es un blasfemo, se siente igual a Dios. Jesús les dice:  ¿Qué es más fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’ o ‘Levántate y anda’? Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados –dijo entonces al paralítico–: Yo te lo mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.

Levántate, es decir ponte de pie, Dios te ha dado dos piernas para que camines. Toma tu camilla, significa hazte responsable de ti mismo y de los demás. Donde hay responsabilidad hay también libertad. Vete a casa, hazte cargo de tu familia, trabaja y protégela, vive para ellos. Ámalos y sírvelos. Jesús todo lo hace bien. Recibe al enfermo, valora la fe de aquellos hombres, sana su alma y sana su cuerpo. La gente se admira y da gloria a Dios diciendo: Hoy hemos visto maravillas. Hoy podemos decir Gracias Señor porque has dado el poder de perdonar los pecados a los hombres. Le has dado el Ministerio de la Reconciliación a tu Iglesia: "A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»" (Jn 20, 23)

Con tu Palabra y con los Sacramentos pueden llevar a los hombres al conocimiento de la Verdad y pueden traer la salvación a los hombres para que se levanten y caminen hacia lo que todavía no son pero que están llamado a ser: Una plenitud de persona en Cristo Jesús (Col 2, 9) El medio para apropiarnos de esa plenitud es la fe unida al amor (Ga 5, 6) El que crea y se bautice se salvará (Mc 16, 16) La fe que nace y crece en la escucha de la Palabra de Dios (Rm 10, 17) Así lo dijo el Señor:

"Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»" (Mt 28, 18- 20)

Jesús nos sana para que sirvamos a los demás y para que compartamos nuestros dones a los otros: "Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.» Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y quedó restablecida su mano." (Mc 3, 1- 5) “Extender la mano” significa compartir y servir a los demás, especialmente a los más necesitados.

A un hombre que había estado poseído por una legión de demonios lo liberó, hizo de él una nueva creación, lo encuentran sentado, vestido y en sano juicio. Quería unirse al Grupo de Jesús, pero, él lo envía como su primer misionero a tierra de paganos: "«Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti.»" (Mc 5, 15- 19) La suegra de Pedro, la sanó de la fiebre y ella se levantó y se puso a servirle ( Mc 1, 30- 31)

Caminar es amar, es servir, es hacer humildes y mansos de corazón para poder seguir las huellas de Jesús que nos ha dicho con toda autoridad: "No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»"(Mt 20, 26- 28)

El sentido de los Mandamientos es el servicio y el amor, según los dos preceptos del Señor: "Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros. "(Jn 13, 13- 15)

"Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.»" (Jn 13, 34- 35) "Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él."(1 Jn 4, 7- 9)

Publicar un comentario

Whatsapp Button works on Mobile Device only

Start typing and press Enter to search