ES EL PUEBLO QUE HA CREÍDO EN JESUCRISTO Y SE HA REVESTIDO DE CRISTO



ES EL PUEBLO QUE HA CREÍDO EN JESUCRISTO Y SE HA REVESTIDO DE CRISTO

“El verdadero pueblo de Israel somos nosotros, los que servimos a Dios movidos por su Espíritu y ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús y no confiamos en motivos humanos.

Es el pueblo que ha creído en Jesucristo y se ha revestido de Cristo, al despojarse del traje de tinieblas (Rm 13, 12: Gál 3, 36) Un pueblo que tiene como lema el servicio al Dios vivo y verdadero: "Ellos mismos cuentan de nosotros cuál fue nuestra entrada a vosotros, y cómo os convertisteis a Dios, tras haber abandonado los ídolos, para servir a Dios vivo y verdadero," (1 de Ts 1, 9) Un pueblo que sigue el ejemplo de su Fundador que nos dijo: "de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»"(Mt 20, 28) Es un pueblo que ha sido engendrado y ha nacido de la escucha de la Palabra de Dios. (Rm 10, 17) "Habéis purificado vuestras almas, obedeciendo a la verdad, para amaros los unos a los otros sinceramente como hermanos. Amaos intensamente unos a otros con corazón puro, pues habéis sido reengendrados de un germen no corruptible, sino incorruptible, por medio de la Palabra de Dios viva y permanente."(1 de Pe 1, 22- 23)

El relato bíblico.

Aunque yo ciertamente podría apoyarme en tales motivos. Más aún, nadie tendría más razones que yo para confiar en motivos humanos, porque fui circuncidado al octavo día, soy israelita de nacimiento, de la tribu de Benjamín, hebreo e hijo de hebreos; en lo que toca a la interpretación de la ley, fariseo, y tan fanático, que fui perseguidor de la Iglesia de Dios; y en cuanto a la rectitud que da el cumplimiento de la ley, intachable. Pero todo lo que era valioso para mí, lo consideré sin valor a causa de Cristo. Más aún, pienso que nada vale la pena en comparación con el bien supremo, que consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor he renunciado a todo, y todo lo considero como basura, con tal de ganar a Cristo y experimentar en mí el poder de su resurrección.” (Flp 3, 3-8)

Los motivos humanos, son buenos y son dones naturales de Dios, pero no salvan. Son neutros, pueden ser buenos y pueden ser malos cuando hacemos de ellos nuestros ídolos. Escuchemos la Palabra de Dios: "Pues toda carne es como hierba y todo su esplendor como flor de hierba; se seca la hierba y cae la flor; pero la Palabra del Señor permanece eternamente. Y esta es la Palabra: la Buena Nueva anunciada a vosotros."(1 de Pe 1, 24- 25) San Pablo nos dice en la Sagrada Escritura: "Pues ¿quién es el que te distingue? ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido?" (1 de Cor 4, 7) Todo lo bueno viene de Dios que creó todo para todos. “Trabájalo y protégelo” (Gn 2, 15) para que puedas compartirlo con los demás. “Extiende tu mano y comporte tus dones los frutos que vayan consiguiendo. (Mc 3, 5)

Del encuentro con la Palabra de Cristo nace el hombre nuevo. Hombre responsable, libre, capaz de amar y capaz de servir. Es un hombre poseído por el Amor de Dios y por el Espíritu Santo (Rm 5, 5) Esto es la Gracia de Dios que nos lleva ser hombres nuevos, servidores de Cristo y de su Reino a quienes Pablo llama a ser libres con la libertad de los hijos de Dios (Gál 5, 1) Libres del pecado para ser hijos de Dios, hermanos de Cristo y servidores de él. Lo anterior lo logramos entrando a un proceso llamado de conversión que nos transforma la manera de pensar, de sentir y de vivir para aceptar la voluntad de Dios y someternos a ella (Rm 12, 2)

La libertad cristiana es fruto de la fe: Hablando de una libertad interior, de dentro del corazón.  "Al hablar así, muchos creyeron en él. Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.»"(Jn 8, 30- 32) Libres de todo lo malo y libres para amar y para servir. Sólo los que son libres pueden servir al Dios vivo y verdadero. Dios primero liberó a Israel de la esclavitud de Egipto para luego hacer Alianza con el Pueblo. Dios no hace alianza con esclavos, primero nos libera y luego nos reconcilia, para luego enviarnos a trabajar en su Viña.

Los motivos humanos o los atributos humanos, tanto físicos, materiales intelectuales o espirituales, Pablo los considera basura, como pasto que puede ser arrancado y echado fuera. Lo único que busca y desea es conocer a Cristo y experimentar el poder de la resurrección. Es el poder del Espíritu de Dios que nos hace hijos de Dios. Es la Fuerza, el Poder y el Vigor de Dios que se ha manifestad en la Resurrección de Jesucristo para hacer la Nueva Creación (2 de Cor 5, 17) y que ahora se ha manifestado en nuestra vida para sacarnos del pozo de la muerte para llevarnos al Reino del Hijo de su Amor (Col 1, 13- 14)

Por eso renuncio a todo, me despojo de todo lo que no viene de la Gracia de Dios, dejando atrás todo lo que impide entrar por la puerta estrecha para caminar siguiendo las huellas de Jesús: “Me lanzo hacia adelante para alcanzar a Cristo que ya me dio alcance.” Sin renuncias no hay libertad, no hay virtudes, no hay vida nueva.

Características del Pueblo de Dios.


1   Es el pueblo de Dios; Dios no pertenece en propiedad a ningún pueblo. Pero El ha adquirido para sí un pueblo de aquellos que antes no eran pueblo y ha hecho de él: “una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa” (1 Pe 2, 9)


  1. Se llega a ser miembro de este pueblo, no por el nacimiento físico, sino por “el nacimiento de arriba”, “del agua y del Espíritu” (Jn 3,3-5). Por la fe en Cristo y el Bautismo. (Gál 3, 26)
  2. Este Pueblo tiene por Cabeza a Jesús el Cristo. “la Unción de Cristo, Cabeza fluye de la cabeza al Cuerpo, es el “Pueblo Mesiánico”.
  3. La identidad de este Pueblo, es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo”.
  4. “Su Ley, es el Mandamiento Nuevo:” Amar como el mismo Cristo nos amó (Jn 13, 34) Esta es la Ley nueva del Espíritu” (Rom 8,2)
  5. Su misión es ser luz, sal y fermento del mundo (cf Mt 5,13-14)
  6. “Su destino es el Reino de Dios. Que él mismo comenzó en este mundo, que ha de ser extendido hasta que él mismo lo lleve a su perfección” (LG 9; CATIC 782)

 

Gracias Señor por la Obra que estás haciendo en mi vida. Santifícame en tu verdad, tu Palabra es la verdad (Jn 17, 17) Fortaléceme y guíame con tu Palabra que es “Espíritu y Vida” “Es Palabra de vida eterna”(Jn 6, 68) “Qué tu Palabra me lleve a la salvación y a la perfección cristiana (2 Tim 3, 14- 17)”Qué tu Palabra sea Luz en mi camino, sea lámpara para mis pies” (Slm 119, 105)

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