DOS ESTILOS DE VIDA, LA CARNE Y EL ESPÍRITU.

 


DOS ESTILOS DE VIDA, LA CARNE Y EL ESPÍRITU.

Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne desea contra el espíritu, y el espíritu contra la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais. (Ga 5, 16-17)

Carnales o espirituales. Frente a la faz del mundo existen dos mesas: la mesa de los demonios y la mesa de Dios. ¿En cuál mesa estamos sentados? ¿Cuán voluntad estamos haciendo? La voluntad de Dios o la nuestra. La nuestra nos lleva a una vida según la carne y la voluntad de Dios nos lleva a Cristo Jesús. La carne es una vida conducida por los espíritus del mundo que no llevan a la fe (Rm 14, 23) La carne es por lo tanto, una vida mundana, vida pagana, vida de pecado. La otra vida, la espiritual, es una vida conducida por el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo.

La carne no es grata a Dios.

"Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece; mas si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros. Así que, hermanos míos, no somos deudores de la carne para vivir según la carne, pues, si vivís según la carne, moriréis. Pero si con el Espíritu hacéis morir las obras del cuerpo, viviréis. En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios." (Rm 8, 9- 14)

Las obras de la carne.

Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios." (Gál 5, 19- 21)

Los frutos del Espíritu.

El fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos por el Espíritu marchemos tras el Espíritu. (Ga 5, 22. 23a. 25) La bondad, la verdad y la justicia (Ef 5, 9) La humildad, la mansedumbre, la misericordia (Col 3, 12)

Vivir según el Espíritu es vivir en Cristo, es vivir según Dios. Ser conducidos por la Palabra de Dios que nos lleva a la salvación y a la perfección cristiana (2 de Tim 3, 14ss) La Palabra nos lleva a la fe, a la esperanza y al amor, a una vida consagrada a Dios (Jn 17,17) Tal como lo dice la Sagrada Escritura: "No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador, donde no hay griego y judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos. Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia,"(Col 3, 9- 12). La Sagrada Escritura divide a los hombres en dos: los que creen en Cristo y los que no creen. Los que obran el bien y los que obran el mal.

"Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma. La fornicación, y toda impureza o codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los santos. Lo mismo de la grosería, las necedades o las chocarrerías, cosas que no están bien; sino más bien, acciones de gracias. Porque tened entendido que ningún fornicario o impuro o codicioso - que es ser idólatra - participará en la herencia del Reino de Cristo y de Dios. Que nadie os engañe con vanas razones, pues por eso viene le cólera de Dios sobre los rebeldes. No tengáis parte con ellos. Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad."  (Ef 5, 1- 9)

Exigencias para vivir en la Luz. (Jn 8, 12) Cristo es la Luz.

"Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado. Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos: «No hemos pecado», le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros."(1 de Jn 1, 6- 10)

Que nadie nos engañe, el pecado divide, confunde, esclaviza y mata, en cambio Dios nos da la vida en Cristo Jesús (Rm 6, 20 23) La Palabra de Dios nos lleva a la unidad en la fe, al conocimiento de Dios, hasta que alcancemos la estatura del hombre Cristo Jesús (cf Ef 4, 13) Lo que equivale a guardar los mandamientos, guardar la Palabra y practicar las virtudes o las bienaventuranzas (Jn 14, 21.23; Mt 5, 3ss) que nos configuran y revisten de Cristo para reproducir su Imagen (Rm 8, 29)

"Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor."(Jn 15, 6- 10)

La delicia del corazón de Jesús era hacer la voluntad de su Padre: "Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra."(Jn 4, 34) Pablo nos ofrece el camino para aceptar la voluntad de Dios y someternos a ella: "Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual." (Rm 12, 1) Una vida consagrada a Dios, viviéndola en proceso de conversión para revestirnos de Cristo resistiendo al maly haciendo el bien, tal como lo dice la Escritura: "«Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá." (Lc 12, 35- 37)

La Meta de la vida espiritual es el Amor que se manifiesta en el servicio a Dios y a los hombres. Al estilo de Jesús que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza (2 de Cor 8, 9) Se hizo hombre para levantarnos de la postración del pecado y llevarnos en el Espíritu a Dios. Tal como lo describe san Pablo:

"El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre."(Flp 2, 6- 11)

OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, ante ti no existe ni la oscuridad ni las tinieblas, haz, pues, brillar sobre nosotros la claridad de tu luz, para que, guardando tus preceptos, caminemos siempre por tus sendas con el corazón jubiloso. Para que podamos poseer una fe viva, una esperanza cierta y una caridad ardiente. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

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