TODO EL QUE ES DE CRISTO ES UNA CREACIÓN NUEVA LO VIEJO HA PASADO.

 


TODO EL QUE ES DE CRISTO ES UNA CREACIÓN NUEVA LO VIEJO HA PASADO.   

Hermanos: Sean buenos y comprensivos, y perdónense unos a otros, como Dios los perdonó, por medio de Cristo. Imiten, pues, a Dios como hijos queridos. Vivan amando como Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y víctima de fragancia agradable a Dios. Que entre ustedes, como conviene a verdaderos cristianos, no se hable de fornicación, inmoralidad o codicia; ni siquiera de indecencias, ni de conversaciones tontas o chistes groseros, pues son cosas que no están bien. En lugar de eso, den gracias a Dios. Tengan bien entendido que ningún lujurioso, inmoral o codicioso, que es lo mismo que decir idólatra, participará en el Reino de Cristo y de Dios. Que nadie los engañe con vanas razones, pues todas estas cosas atraen la ira de Dios sobre los rebeldes. Así pues, no se hagan cómplices de ellos. Porque en otro tiempo ustedes fueron tinieblas, pero ahora, unidos al Señor, son luz. Vivan, por lo tanto, como hijos de la luz. Ef 4, 32–5, 8

 

La vida de los hombres se divide en dos, en un antes y en un después del encuentro con Cristo, que un por acto de obediencia de Cristo al Padre y por un acto de amor a los hombres, nos amó y se entregó por todos para sacarnos del reino de las tinieblas y para llevarnos al reino de la luz (Col 1, 13) El antes estaba marcado por la “maldad, la mentira, la envidia, la hipocresía y la maledicencia” (1 de Pe 2, 1) Un verdadero traje de tinieblas. Pero, ahora al despojarnos de este traje, nos hemos revestido de Jesucristo, en justicia y en santidad  (Ef 4, 24) Recordemos la enseñanza del Señor Jesús: El que pone la mano en el arado y vuelve la mirada hacia atrás no sirve para el reino de Dios (Lc 9, 61) Volver al pasado es volver a la esclavitud, a la idolatría, es volver a la sepultura (Ez 37, 12).

 

Por eso la invitación de Pablo a imitar a Dios. A Dios lo imitamos creyendo a Jesús y siguiéndolo. El que ama y sigue a Jesús “rechaza el mal y ama apasionadamente el bien”(Rm 12,9) Jesús es Emmanuel, Dios que habita entre nosotros (Mt 1, 23) Cuando Jesús entra por la fe en nuestros corazones, (Ef 3, 17) viene a traernos vida en abundancia (Jn 10, 10) y enciende el fuego del amor de Dios en nuestros corazones (Lc 12, 49) para que podamos amarlo y podamos seguir sus huellas para hacer sus obras con amor.

 

Es entonces cuando vemos sus manifestaciones en nuestra vida. Cambia nuestra manera de pensar, de sentir y de actuar. Cambia nuestra manera de hablar y de vivir. Por la presencia de Jesús en nosotros, comienza el reinado del bien en nuestros corazones, tenemos y poseemos la Gracia de Dios, con el poder, la energía y la fuerza de Dios (Ef 6, 10) Para que al cultivar el bien nos llenemos de fortaleza, de templanza de justicia y de prudencia (2 de Pe 1, 5). ¿Cuáles son las manifestaciones de Dios? y ¿Quiénes puedan verlas? La Sagrada Escritura lo confirma: . "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.»"(Jn 14, 21)


Dios, Cristo Jesús se manifiesta en nuestra vida liberándonos. Nos saca del pozo de la muerte, del reino de las tinieblas y nos lleva al reino del Hijo de su amor. (Col 1, 13) Esta es la más grande manifestación de Dios a los hombres que nos entregó a su Hijo (1 de Jn 4, 10) Qué murió y resucitó para sacarnos de las tinieblas y llevarnos a la Luz (cf Rm 4, 25) Después de liberarnos, también nos reconcilia. Para reconciliarnos perdona nuestros pecados en virtud de la sangre de Cristo (Ef 1, 7) Y nos reconcilia. Reconciliarse es volver a ser hijos de Dios y hermanos de los hombres. Ahora somos de Cristo, le pertenecemos a la Nueva Creación (2 de Cor 5, 17) Llamados a ser hijos de Dios, hermanos y servidores del Reino de Dios. Por eso nos promueve y lo hace porque nos ama. Donde hay amor hay promoción. “Donde abundó el pecado, sobre abunda la misericordia de Dios” (Rm 5, 20) Y nos llama a ser discípulos y apóstoles, maestros y pastores, profetas y evangelistas para edificar la Comunidad de Cristo (Ef 4, 11ss) para que trabajemos en la “Civilización del Amor” que está cimentada en tres bases: “El Amor, la Verdad y la Vida” ( Jn 14, 6) Lo que implica hacer la “Opción fundamental por Cristo”  Lo que significa “Tomar la firme determinación de Cristo” La fe en Cristo Jesús es la firme voluntad de Dios que hemos de aceptarla y someternos a ella con amor y con entusiasmo.

 

Todo el que cree y ama a Jesús, se convierte y entra en la Plenitud de Cristo (Col 2, 9) Convertirse es despojarse del hombre viejo y revestirse del hombre Nuevo, Jesucristo resucitado (Ef 4, 23-24)  Que consiste en una vida conducida y guiada por el Espíritu Santo que da en nosotros el testimonio de que ya somos hijos de Dios y coherederos con Cristo de la herencia de Dios (Rm 8, 14. – 17)

 

El Amor echa fuera el odio, le Verdad echa fuera la mentira y la Vida echa fuera la muerte. Neguemos el alimento al hombre viejo, padre de todos los vicios, y démosle de comer el hombre nuevo, al Amor, padre de todas las virtudes para que seamos como Jesús que nos dejó como legado su Evangelio: "«Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra."(Jn 4, 34) Como advertencia escuchemos su Palabra que nos dice: "«No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca:"(Mt 7, 21. 24)

 

La casa firme está construyéndose sobre roca, sobre lo estable, sobre lo firme. Es decir esta cimentada en Cristo: el Amor, la Verdad y la Vida. Nada podrá separarnos del amor de Cristo que supera todo conocimiento. Gracias aquel que nos amó y se entregó por nosotros (Rm 8, 35- 37)


Todo lo anterior está acompañado de una promesa del Señor. Y lo que él promete lo cumple: "Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»"(Mt 28, 18- 20). No los dejaré huérfanos ( Jn 14, 18)

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