AMEN SIN FINGIMIENTO Y ABORREZCAN EL MAL Y AMEN APASIONADAMENTE EL BIEN.

 


AMEN SIN FINGIMIENTO Y ABORREZCAN EL MAL Y AMEN APASIONADAMENTE EL BIEN.

"Daniel tomó la palabra y dijo: Contemplaba yo en mi visión durante la noche lo siguiente: los cuatro vientos del cielo agitaron el mar grande, y cuatro bestias enormes, diferentes todas entre sí, salieron del mar. La primera era como un león con alas de águila. Mientras yo la miraba, le fueron arrancadas las alas, fue levantada de la tierra, se incorporó sobre sus patas como un hombre, y se le dio un corazón de hombre. A continuación, otra segunda bestia, semejante a un oso, levantada de un costado, con tres costillas en las fauces, entre los dientes. Y se le decía: «Levántate, devora mucha carne.» Después, yo seguía mirando y vi otra bestia como un leopardo con cuatro alas de ave en su dorso; la bestia tenía cuatro cabezas, y se le dio el dominio. Después seguí mirando, en mis visiones nocturnas, y vi una cuarta bestia, terrible, espantosa, extraordinariamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro; comía, trituraba, y lo sobrante lo pisoteaba con sus patas. Era diferente de las bestias anteriores y tenía diez cuernos. Estaba yo observando los cuernos, cuando en esto despuntó entre ellos otro cuerno, pequeño, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él. Tenía este cuerno ojos como los de un hombre, y una boca que decía grandes cosas."(Dn 7, 2- 8)

Dos realidades, el Hombre Nuevo, Jesucristo revestido de Justicia y Santidad (Ef 4, 24) Y el Hombre Viejo revestido de Tinieblas (Ef 4,23) Dos estilos de vida: la carne y el Espíritu Santo. (Gál 5, 16) La carne es una vida mundana, vida pagana, vida de pecado. Contra la carne la Escritura nos presenta una vida conducida por el Espíritu de Dios.

Las cuatro bestias: la primera es el león, símbolo del poder.  La segunda es el oso, símbolo del tener. Todo lo quiere abarcar con un abrazo. La tercera es la pantera, símbolo del placer. La cuarta bestia, es la mezcla de las tres anteriores, terrible, espantosa. Fuerte, con dientes de fierro, comía, trituraba y pisoteaba con sus patas el alimento  que era para los demás. Esta cuarta bestia es el símbolo del Hombre Viejo, deshumanizado y despersonalizado, opresor y capaz de dominar a todos y ser el amo y dueño de todos. Es el padre de todos los vicios, habidos y por haber. Es el padre del individualismo, del totalitarismo, del conformismo, del relativismo, del secularismo, de la incredulidad, de todas las supersticiones y de todas las ideologías.

Es lo contrario al Evangelio de Jesucristo que es Amor, Verdad y Vida, padre y madre de todas las virtudes. Padre de todo don perfecto que viene de los Alto, y padre de todo lo bueno, lo agradable y lo perfecto (Rm 12, 2) El Hombre Viejo su especialidad es dar muerte, mientras que el Hombre Nuevo su especialidad es dar vida (Jn 19, 19) Las características del Hombre Viejo son la mente embotada, el corazón endurecido, ha perdido la moral y ha caído en el desenfreno de las pasiones (Ef 4, 17- 18) Su sello es la “Inmadurez Humana.”

En el libro de los romanos lo describe diciendo: "Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entregó los Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados, los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen."(Rm 1, 28- 32)

En la primera carta de Pedro nos dice de cinco características: "Rechazad, por tanto, toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias." (1 de Pe 2, 1) En la segunda carta a Timoteo Pablo nos advierte: "Ten presente que en los últimos días sobrevendrán momentos difíciles; los hombres serán egoístas, avaros, fanfarrones, soberbios, difamadores, rebeldes a los padres, ingratos, irreligiosos, desnaturalizados, implacables, calumniadores, disolutos, despiadados, enemigos del bien, traidores, temerarios, infatuados, más amantes de los placeres que de Dios, que tendrán la apariencia de piedad, pero desmentirán su eficacia. Guárdate también de ellos.” (2 de Tim 3, 1- 5)

Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: Vi que colocaban unos tronos y un anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve, y sus cabellos, blancos como lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas encendidas. Un río de fuego brotaba delante de él. Miles y miles lo servían, millones y millones estaban a sus órdenes. Comenzó el juicio y se abrieron los libros. Yo seguí contemplando en mi visión nocturna y vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su reino jamás será destruido. (Dn 7, 9-10. 13-14)

 

Las armas poderosas para luchar contra la vida mundana, pagana, vida de pecado y hasta diabólica es la “Santidad y la Justicia.” Es el Espíritu Santo que enciende nuestros corazones con el Fuego de su Amor (cf Lc 12, 49) La Palabra de Dios es Fuego que quema, pero, no destruye, tan sólo purifica y poda para que demos más fruto (Jn 15, 2) El Espíritu Santo hace nacer en nosotros los buenos deseos y nos da la fuerza para que los pongamos en práctica (Flp 2, 13) El Espíritu Santo es la energía, la fuerza y el poder de Dios derramado en nuestros corazones para fortalecernos (Ef 6, 10) Todo empieza con la escucha de la Palabra de Dios, la Palabra es la semilla de la Vida espiritual (Rm 10, 17)Ahí nace la fe, la esperanza y la caridad. Al que cree y se bautiza (Mc 16, 16), Dios perdona nuestros pecados y nos da el don del Espíritu Santo. Nos da su Gracia que consiste en el Amor derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que Dios nos ha dado (Rm 5, 5) Con la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, comienza la lucha del bien contra el mal. Ser dóciles al divino espíritu es dejarnos conducir por él. ¿A dónde nos lleva? Nos lleva a Cristo, a la intimidad con Dios y al encuentro con los pecadores para que les demos vida (Rm 8, 14- 17)

 

La fe es el don de Dios y es la misma vez la repuesta que damos a la Palabra. Palabra escuchada y obedecida, amada y servida para no ser de los que la oyen pero no la practicamos (Snt 1, 22) Para no quedarnos en una fe cómoda que nos conformarnos con decir: Señor, Señor, pero, no lo obedecemos (Lc 6, 46) En la lucha espiritual hay tentaciones que no son pecados, hay pruebas que tienen como finalidad purificarnos para que haya crecimiento en la fe.

 

El arma favorita para ser protagonistas de la lucha espiritual, llamado por Pablo “el combate espiritual,” es la Cruz de Jesús. La Cruz de Jesús, hoy día no es de madera, ni de metal, ni de perlas preciosas, es un estilo de vida que nos lleva a aceptar la “Voluntad de Dios y a someternos a ella.” Es vivir el estilo de vida de Jesús que hizo de su vida “Una hostia, viva, santa y agradable a Dios” (Rm 12, 1)

Todo aquel o aquella que cree y ama a Jesús acepta y abraza la cruz con amor, le pertenece y sirve a Jesús, es decir, al Bien. La Cruz es fuente de vida, de conocimiento de santidad, de libertad, de amor. "Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu. No busquemos la gloria vana provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente."(Gál 5, 24- 26)

 

El grito de Pablo: “No te bajes de la Cruz” porque pierdes la Gracia de Dios, caemos en el pozo de la muerte. El grito de Jesús: “Permanezcan en mi amor” para que permanezcan en mí, en mi Palabra para que puedan dar el fruto que es agradable a Dios. La fe, que llegada a su madurez es Amor (Gál 5, 6) Escuchemos las palabras de Pedro: "por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia. Por esta misma razón, poned el mayor empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la tenacidad, a la tenacidad la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo. Quien no las tenga es ciego y corto de vista; ha echado al olvido la purificación de sus pecados pasados. Por tanto, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis."(2 de Pe 1, 4- 10)


Si queremos permanecer en la Gracia de Dios hemos de luchar, usando las armas de luz, la armadura de Dios, que son la virtudes cristianas que tienen su origen en Dios. Lo que significa “Revestirnos de Jesucristo” Nuestra Roca, nuestro Escondite, nuestro lugar de Refugio. “Porque hemos muerto con él y nuestra vida está oculta en Cristo y él en Dios (Col 3, 4)

 

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