8.- EL BAUTISMO Y LA IGLESIA DE CRISTO

 

 


8.- EL BAUTISMO Y LA IGLESIA DE CRISTO

Objetivo: Obtener un conocimiento mas profundo del Misterio de la Iglesia, el Plan de Dios sobre ella y sobre su quehacer r en el mundo que nos lleve a amarla y servirla 

La Iglesia como Cuerpo místico de Cristo nos hace comprender que todos los cristianos estamos unidos entre nosotros y con Cristo por la caridad y el Espíritu Santo; que el Señor dio diversas funciones en su Iglesia y que cada quien debe cumplir su función para el bien de toda la Iglesia.

La Iglesia: La Asamblea de Dios.  La Iglesia debe entenderse como una asamblea convocada por el Padre, que camina para volver a Él (cf LG 1). La palabra “Iglesia” significa “convocación,” “Asamblea de los elegidos que han creído en Cristo y se han hecho bautizar.(Catic 751) La Iglesia es el pueblo que Dios reúne en el mundo entero.  La Iglesia de Dios existe en las comunidades locales. La Iglesia vive de la Palabra y del Cuerpo de Cristo. (Catic 752) La Iglesia como comunidad visible sigue las huellas de Cristo, vive y se nutre de Él cumpliendo su mandato de trasmitir la salvación a todos los hombres y en todo tiempo hasta su vuelta. El Concilio nos descubre la voluntad de Dios acerca de la Iglesia: “Fue voluntad de Dios el santificar y el salvar a los hombres, no aisladamente sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente (LG 9)

La Iglesia Misterio de Comunión  La Iglesia se confiesa a sí misma como un “Misterio de Comunión en tensión misionera”. Con la Palabra Misterio quiere decir que es a la vez una realidad visible y una realidad espiritual: que está en la historia, pero que al mismo tiempo la trasciende. Visible y a la vez invisible, realidades que solo pueden ser vistas con los ojos de la fe. Las dos dimensiones de la Iglesia pueden ser expresadas con dos palabras íntimamente relacionadas: Comunión y comunidad. La comunión es la participación en la misma vida Trinitaria, y por lo tanto, don gratuito que nos da Cristo a través del Espíritu Santo La comunión no es perceptible pero se manifiesta creando comunidad. Comunidad fraterna donde nos acogemos mutuamente como hermanos, nos sentimos responsables unos de los otros, compartimos los bienes espirituales y materiales que hemos recibido de Dios. Razón por la que decimos que la Iglesia es la “comunidad en la que recibimos, vivimos y compartimos el don de la “comunión.” La “comunión es el alma de la “comunidad” y la “Comunidad” es la manifestación de la “Comunión”.

La Iglesia  Pueblo de Dios.  Como Iglesia somos el pueblo consagrado a Dios. Distingamos siempre esto: cuando decimos el pueblo de Dios no aludimos al pueblo en general. Es una pretensión de los grupos humanos quererse constituirse en intérpretes del pueblo. El pueblo es muy autónomo, muy variado, muy pluriforme. Nadie puede arrogarse: "Yo soy la voz del Pueblo". Por eso, el pueblo de Dios es el grupo de los seguidores de Dios, es el grupo de los hombres y mujeres que inspirados en la fe en Jesucristo, celebran los sacramentos de la Iglesia e inspiran en la palabra divina su conducta; para hacerse más agradables a Dios y, desde su unión con Dios, ser un pueblo que sea luz, sal y fermento para el pueblo en general. Esto es la Iglesia. El Catecismo de la Iglesia, haciéndose eco del Concilia Vaticano, dice que el pueblo de Dios tiene características que lo distinguen de los otros pueblos:

1)    Es el pueblo de Dios; Dios no pertenece en propiedad a ningún pueblo. Pero El ha adquirido para sí pueblo de aquellos que antes no eran pueblo: “una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa” (1 Pe 2, 9)

2)    Se llega a ser miembro de esta cuerpo, no por el nacimiento físico, sino por “el nacimiento de arriba”, “del agua y del Espíritu” (Jn 3,3-5). Por la fe en Cristo y el Bautismo.

3)    Este Pueblo tiene por Cabeza a Jesús, el Cristo. “la unción de Cristo, Cabeza fluye de la cabeza al Cuerpo, es el “pueblo Mesiánico”.

4)    La identidad de este Pueblo, es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo”.

5)    “Su Ley, es el Mandamiento Nuevo:” Amar como el mismo Cristo nos amó (Jn 13, 34) Esta es la Ley nueva del Espíritu” (Rom 8,2)

6)    Su misión es ser luz, sal y fermento del mundo (cf Mt 5,13-14)

7)    “Su destino es el reino de Dios. Que él mismo comenzó en este mundo, que ha de ser extendido hasta que él mismo lo lleve a su perfección” (LG 9; CATIC 782)

El origen de la Iglesia.. La Iglesia se siente asamblea convocada por el Padre, que camina para volver a Él (LG 2) Dios envió a su Hijo a salvar a todos los hombres, ese es su deseo:”Que todos los hombres lleguen a la salvación y al  conocimiento de la verdad (cf 2 Tim 2, 4). La Iglesia es el sacramento de unidad en la que Dios se une íntimamente a los hombres y realiza la unidad de todo el género humano (LG 1) Vino el Hijo enviado por el Padre e instauró en la tierra el reino de los cielos, nos reveló su misterio y con su obediencia realizó nuestra redención. Nuestro Señor Jesucristo con la predicación de la Buena Nueva, milagros y exorcismos comenzó la fundación de su Iglesia.  Siguiendo la voluntad de su Padre llamó  a sus discípulos: “Venid en pos de mí, seguidme, les dice…que os haré pescadores de hombres. (Lc 5,10) De entre el grupo de discípulos  eligió a los Doce (Mt 10,5-7; Mc 3, 13ss; Lc. 6,12-16). Los Doce han sido llamados, elegidos, investidos de autoridad y poder y enviados expresamente por Jesús a predicar el Evangelio, a curar a los enfermos y a expulsar a los demonios.

La elección y las promesas de Jesús.Subió al monte y llamó a los que él quiso. Cuando estuvieron junto a él,  creó [un grupo de] Doce, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar  con poder de expulsar los demonios” (Mc 3, 13- 15) Jesús de entre los Doce eligió a Simón  a quien llamó Pedro como cabeza visible de su Iglesia, y le dijo: “Te eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del Mal no prevalecerán sobre ella” (Mt 16, 17). El Apóstol Juan ve en la muerte de Jesús, al ser traspasado su corazón por la lanza del soldado, el nacimiento de la Iglesia: “Y al instante salió sangre y agua” (Jn 19,34) Muchos de los Padres de la Iglesia han visto en el agua el símbolo el Bautismo y en la sangre la Eucaristía, y en estos dos sacramentos, el signo de la Iglesia, nueva Eva, que nace del nuevo Adán. Jesús muere, y con su sangre compra para Dios su Padre un Pueblo de su propiedad; con su Resurrección Jesús comienza un “estado nuevo”, que ya no conoce la muerte; El acontecimiento de la Resurrección de Jesús de entre los muertos; es “el centro de nuestra fe” y representa además, la máxima revelación de Dios; la Resurrección de Jesús establece la comunidad apostólica como fundamento y norma de la Iglesia para todas la épocas. En la Resurrección nace el “Hombre Nuevo”, El Cristo total: Cabeza y Cuerpo

Después de la muerte-resurrección y ascensión del Señor Jesús, la Iglesia se reúne al alrededor de la María, la Madre de Jesús; estaban los Doce, algunas mujeres, y algunos familiares de Jesús, el número de los reunidos era de unos 120 personas (Hech 1, 12.15) El libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra el “Cumplimiento de la Promesa” “Dentro de pocos días recibiréis el Poder de lo Alto (cf Hech 1, 8): En Pentecostés, Jesús bautiza a su Iglesia con el Espíritu Santo, “Y así toda la Iglesia aparece como un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”(LG 4). En Pentecostés, con la Fuerza del Espíritu comienza el crecimiento de la Iglesia.

El Gran Envío. Jesús durante su vida terrena llama a sus discípulos, les revela las palabras de su Padre; les llama “pequeño rebaño”, al final da su vida por ellos y en la última cena pone en sus manos el “El Mandato de continuar en la historia “su Pascua, la Eucaristía.”  Después de su Resurrección confirma lo que en vida había prometido. Jesús pregunta a Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿Me amas más que estos?” Le dice él: “Señor tu sabes que te quiero”. Le dice Jesús apacienta mis corderos. Vuelve a decirle por segunda vez: “Simón hijo de Juan, ¿Me amas?” Le dice él: “Señor tu sabes que te quiero” Le dice Jesús apacienta mis ovejas”. Le dice por tercera vez:”Simón hijo de Juan, ¿me quieres? Y le dijo:”Señor, tu lo sabes todo; tu sabes que te quiero” Le dice Jesús: apacienta mis ovejas.” (Jn 21, 15ss)

“Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id pues  haced  discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a todo lo que yo os he mandado” (Mt 28, 19-20) “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea, se condenará” (Mc. 16, 15) “Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra, así cómo el padre me envió, Yo los envió a ustedes. Dicho esto sopló sobre ellos y les dijo “Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados les quedaran perdonados… ” (Jn 20,21ss)  Razón suficiente para decir que la Iglesia hunde sus raíces  en la  eternidad: El Padre fuente de todo envío, es también la fuente del origen de la Iglesia.

Imágenes de la Iglesia (LG 7; Catic 753-757)

1)    La Iglesia redil, cuya única y obligada puerta es Cristo (Jn 10, 1-10). Es también una grey, de la que el mismo Dios se profetizó pastor. (Ez 34, 11ss)

2)    La Iglesia es labranza o arada de Dios (cf 1 Cor. 3, 9) En ese campo crece el árbol de olivo, cuya raíz santa fueron los patriarcas, y en la cual se realizó y se concluirá la reconciliación de los judíos y de los gentiles (cf Rom 11, 13-26). El Dueño de la “viña” la plantó como “viña escogida” de la cual Cristo es la Vid verdadera, que comunica vida y fecundidad a los sarmientos  que somos nosotros, que permanecemos en Él por medio de la Iglesia, y sin Él nada podemos hacer. (Jn 15, 1-5)

3)    La Iglesia construcción y edificación de Dios. (1 de Cor 3, 9) Los Apóstoles y los profetas construyen la Iglesia sobre el “fundamento” que es Cristo (cf 1 de Cor 3, 11; Ef 2, 20). Nosotros entramos como piedras vivas de esa construcción por nuestro bautismo (1 de Pe 2, 5). La “Construcción”, Edificio espiritual cimentado en los Profetas y  en los Apóstoles tiene siempre como fundamento a Cristo, “La Piedra Angular”.

Otras imágenes de la Iglesia según la Biblia: Casa de Dios, fundamento de la verdad (1 de Tim 3, 15)  Familia habitación de Dios en el Espíritu (Ef 2, 19-22) Templo santo, representado en los templos de piedra. Templo que no fue     construido por la mano del hombre, sino, por la acción poderosa de Dios. La Iglesia la Jerusalén de arriba y madre nuestra (Gal 4, 26cf Apoc. 12,17)  San Juan en el Apocalipsis describe a la Iglesia como la esposa inmaculada del Cordero Inmaculado (Apoc. 19, 7; 21, 2-9) “Cristo, la amó y se entregó por ella para santificarla” (Ef. 5,25-26); se unió a ella en alianza indisoluble, “la alimenta y la cuida (Ef. 5, 29) y la cuida sin cesar” (LG 6)

Las Propiedades de la Iglesia. De la Iglesia de Cristo que acabamos de describir, afirmamos en el Credo que es Una, Santa, Católica y Apostólica. Se trata de cuatro cualidades o atributos que le concede el mismo Cristo por el Espíritu Santo y que nos permiten profundizar aún más en su naturaleza y misión.

La Iglesia es una. La Iglesia de Cristo aunque reúne a diferentes pueblos y culturas, y presenta en sus miembros una gran diversidad en dones, cargos, condiciones y modos de vida, es una y única. Escuchemos a san Pablo decirnos que la Iglesia tiene un solo Señor, confiesa una sola, nace de un solo Bautismo, forma un solo Cuerpo, vivificado por un solo Espíritu, y está orientada hacia una única esperanza (cf Ef. 4, 3-5). Podemos explicitar lo que afirma el Apóstol a través de tres afirmaciones.

La Iglesia es santa. Es evidente que todos los miembros de la Iglesia somos pecadores, por lo que, desde este punto de vista, la Iglesia está necesitada siempre de purificación y conversión. A pesar de ello, confesamos que la Iglesia es santa. ¿En qué sentido? La Iglesia es santa porque, unida a Cristo, está santificada por El a través del Espíritu.  La Iglesia es santa porque, por Cristo y con Cristo, es santificadora, es decir, posee los medios por los que Dios nos santifica: el depósito de la fe, los sacramentos, los ministerios. La Iglesia es santa porque produce frutos de santidad, aunque se trate de una santidad que todavía no ha llegado a la perfección, excepto en María, en quien la Iglesia es ya enteramente santa.

Iglesia es católica. La palabra católica, que significa universal o total, tiene también un doble sentido: La Iglesia es católica porque posee la plenitud de los medios de salvación que le dado Cristo: confesión de la fe recta y completa, vida sacramental integra y ministerio ordenado en la sucesión apostólica. La Iglesia es católica porque ha sido enviada por Cristo a la totalidad del género humano.

La Iglesia es apostólica. Con esto queremos decir que está fundada sobre los Apóstoles, en un triple sentido: Ha sido y permanece edificada sobre el fundamento de los testigos escogidos y enviados por el mismo Cristo. Guardar y trasmite con fidelidad la enseñanza de los apóstoles. Sigue siendo enseñada, santificada y dirigida por los Apóstoles, a través de aquellos que les suceden en el ministerio pastoral: el colegio de los obispos, a quienes ayudan los presbíteros, con el sucesor de Pedro, que es el supremo pastor de la Iglesia.

La Iglesia es perseguida. Esta es la quinta nota de la Iglesia de Cristo, ya que si recorremos la historia nos damos cuenta que las persecuciones y los sufrimientos son la herencia que Cristo legó a su Iglesia. “Si a mí me han perseguido a ustedes también los perseguirán” (Jn 15,20) “Os envío como corderos en medio de lobos…,os entregaran a los tribunales y en las sinagogas os azotarán” (Mt 10, 16-18) “Entonces os entregarán a los tormentos y os matarán y seréis aborrecidos de todos los pueblos a causa de mi nombre” (Mt 24, 9) “En el mundo habéis de tener tribulaciones, pero confiad: Yo he vencido al mundo” (Jn 16, 23) “Todos los que quieran vivir virtuosamente en Cristo Jesús sufrirán persecuciones” (2 Tim 3, 12) mi causa os azotarán. Si la Iglesia nunca fuera perseguida dejaría de identificarse con la Iglesia de Cristo. El Señor nos salvó por el camino de la cruz; desde su misma infancia el rey Herodes arremetió contra el Niño para darle muerte; de grande durante su vida pública fue rechazado por los suyos; al final de sus días le dieron muerte, y muerte de cruz. No obstante Pedro y los discípulos no lo entendieron Cristo Resucitado les abrió la mente y les explicó las Escrituras: “¿No era preciso que el Mesías padeciese esto y entrara en su Gloria, según el vaticinio de los profetas” (Lc 22, 25-26) Después de Pentecostés, apenas acaba la Iglesia iniciar la Misión, y ya es perseguida: A Pedro y Juan se les mete en  la cárcel (Hech 4) La dispersión de la comunidad primitiva (Hech 5, 18); Degollación de Santiago el Mayor (Hech 12,1ss) Las persecuciones en Roma contra la Iglesia a partir del año 64 con el emperador Nerón y que culminaron con Juliano el Apóstata dieron a la Iglesia miles y miles de mártires. No hay duda los sufrimientos son pruebas enviadas por Cristo a su Iglesia, pero es bueno también recordar las palabras que Señor dio a su Iglesia por medio del apóstol Pablo: “Los padecimientos del tiempo presente no son nada en comparación con la gloria que ha de manifestarse en nosotros” (Rom 8,18)

La Misión de la Iglesia. La misión esencial de la Iglesia es evangelizar, es decir, hacer que los hombres participen en la comunión (Vida Trinitaria). Pero, ¿cómo se hace esto? ¿Qué tareas o acciones necesita llevar a cabo la Iglesia para evangelizar? Leamos el Catecismo de la Iglesia católica que resume la enseñanza del Concilio en la Constitución Lumen Gentium, afirma: Jesucristo es Aquel a quien el Padre ha constituido Sacerdote, Profeta y Rey. Todo el pueblo de Dios participa de estas tres funciones de Cristo y tiene las responsabilidades de misión y de servicio que se derivan de ellas. (Catic. 733) El segundo planteamiento se fija más en las distintas etapas o pasos que ha de recorrer el hombre para ser evangelizado.. Veamos cómo se encuentra la acción de la Iglesia desde cada uno de estos planteamientos.

Las tres funciones. El libro de los Hechos de los Apóstoles, al hablar de la primera comunidad cristiana que surge después de Pentecostés, dice: “Perseveraban en oír la enseñanza de los Apóstoles, en la Comunión, en la fracción del Pan y en la oración.” [1] Aquí se apuntan las tres grandes funciones que la Iglesia ha de realizar, tanto para mantener la cohesión interna como para conseguir nuevos adeptos:

 

a). La función profética: escuchar y proclamar la palabra de Dios. Esta primera función da lugar a actividades diferentes según sean los destinatarios o las ocasiones en que se tenga que realizar: primer anuncio, catequesis, predicación, reflexión teológica, etc.

b). Función sacerdotal: celebrar la presencia salvadora de Cristo en la Liturgia y en la oración: Eucaristía, Sacramentos, año litúrgico, fiestas, oración, comunitaria y personal devociones…     

c). la función real: vivir el amor como servicio, tanto con los hermanos en la fe como con los que aún no pertenecen a la comunidad: vivir la fraternidad, compartir los bienes, atender a los pobres, hacer inmundo más justo y hermano.

“Cuando terminó de lavarles los pies y se volvió y se volvió a poner el manto, se sentó a la mesa y dijo: ¿Entienden lo que he hecho con Ustedes? Ustedes me llaman: Maestro y Señor. Y dicen verdad, pues lo soy: Si yo, siendo el Señor y el Maestro les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo, Para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes…” (Jn 13, 13ss)

La Iglesia existe para servir. En el seno de la Iglesia nadie vive para sí mismo. Se vive para el Señor, es decir, la Iglesia es el Sacramento desde donde Cristo santifica, guía, reconcilia y unifica a los hombres, con Dios y entre ellos mismos. La tarea es de toda la Iglesia, de todo bautizado.

 



 


 

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