NADIE ENCIENDE UNA LÁMPARA Y LA PONE EN SITIO OCULTO

 

NADIE ENCIENDE UNA LÁMPARA Y LA PONE EN SITIO OCULTO

"Nadie enciende una lámpara y la pone en sitio oculto, ni bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que los que entren vean el resplandor. La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está luminoso; pero cuando está malo, también tu cuerpo está a oscuras. Mira, pues, que la luz que hay en ti no sea oscuridad. Si, pues, tu cuerpo está enteramente luminoso, no teniendo parte alguna oscura, estará tan enteramente luminoso, como cuando la lámpara te ilumina con su fulgor.»"(Lc 11, 33. 36)

Jesús es la Luz del Mundo (Jn 8, 12) y es a la vez el que enciende la luz en los corazones de los hombres (Lc 12, 49) La luz encendida en un corazón es un don, un valor, una virtud. Una manifestación de la Gracia de Dios para el bien de todos. "El mismo «dio» a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo," (Ef 4, 11-12) Regalos de Dios para ser puestos al servicio de los demás, para bien de la Comunidad. Son Luz que no debe de ser escondida, sino puesto en lugar visible al alcance de todos. "Pues ¿quién es el que te distingue? ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido?"(1 de Cor 4, 7) No hay de que presumir, el don, es para servir en la edificación de la Comunidad, para ayudar a crecer en santidad.

“La lámpara de tu cuerpo es tu ojo.” Si tu ojo está sucio, todo tu cuerpo está sucio. De esta manera la “intención” es el ojo de la acción, si la intención esta sucia, toda la acción está sucia. Se encuentra sin amor, sin verdad, vida y sin justicia (Jn 14, 6) Razón por lo que Pablo dice que lo que importa es el Amor que brota de un corazón limpio, de una fe sincera y de una conciencia recta (cf 1 de Tim 1, 5)La recta intención es un don de Dios y es a la vez una respuesta nuestra cuando llevados por el Espíritu Santo  nos hemos desprendidos del traje de tinieblas y nos hemos revestido del Hombre nuevo en justicia y en santidad (Ef 4, 24) Exige una purificación y un crecimiento espiritual que nos lleva a la Glorificación de Dios que se alcance desde la Cruz:

 "En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley. Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu."(Gál 5, 22- 25) Lo anterior lo alcanzamos mediante la purificación de nuestros corazones viviendo como hostias vivas, santas y agradables a Dios: muriendo al pecado y viviendo para Dios (cf Rm 12, 1) Viviendo como un sacrificio que se ofrece a Dios, aceptando la voluntad del Señor y sometiéndonos a él."Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." (Mt 5, 16)

“Mira, pues, que la luz que hay en ti no sea oscuridad.” La oscuridad son las tinieblas, el pecado. El Señor nos invita a no ser falsos profetas. A no ser protagonistas. Ser pura fachada. Esto sucede cuando decimos una cosa pero hacemos otra; entonces hay un divorcio entre fe y vida. Viviendo una falsa religión hablamos en nombre de Dios, y hacemos de nuestra religión un negocio. Por esta razón san Pablo dice: "Antes bien, hemos repudiado el silencio vergonzoso no procediendo con astucia, ni falseando la Palabra de Dios; al contrario, mediante la manifestación de la verdad nos recomendamos a nosotros mismos a toda conciencia humana delante de Dios." (2 Cor 4, 2)

“Si, pues, tu cuerpo está enteramente luminoso.” Entonces, con las palabras del mismo Maestro, somos sal de la tierra y luz del mundo (Mt 5, 13- 14) Somos lámparas encendidas, en comunión con Jesús el Señor (Lc 12, 25; Rm 13, 13) ¿Cuándo se apagan las lámparas? Podemos hablar de dos modos. Uno es cuando se les acaba el aceite, es decir, la oración la escucha de la Palabra, cuando abandonamos las virtudes. Otro es cuando soplamos y apagamos la vela, es decir, pecando, violando los Mandamientos de la Ley de Dios. Estamos ahora en tinieblas con luces apagadas pero, seguimos sirviendo al Señor, a esto Pablo lo llamó: amores fingidos (Rm 12. 9) Puro protagonismo religioso. Pura fachada.

¿Cómo encender otra vez los corazones apagados? Acercándonos a la Luz, a Jesús con un corazón contrito y arrepentido. Con gusto y con Amor re-enciende nuestros corazones con el fuego de su amor, con su Luz para que vuelva a brillar en nuestro rostro la luz de Jesús de la misma manera que en el rostro de Jesús brilla la Gloria del Padre. "Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu." (2 de Cor 3, 18)

"Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero." (Slm 119, 105) “Que la palabra de Dios esté en nuestros corazones con toda su riqueza” (cf Col 3, 16) Cuando hacemos de la Palabra de Dios Luz para nuestros pies, entonces el Evangelio es nuestra vida, es nuestra delicia y entonces el Señor nos abre la mente y nos explica las Escrituras (Cf Flp 1, 27; Lc 24 13, ss) La riqueza de la Palabra es el conocimiento de Dios y de nosotros mismos: La Palabra nos convence de que Dios nos ama, que somos personas valiosas, importantes y dignas; nos convence que somos pecadores y que estamos necesitados de algo o de Alguien. Necesitamos a Cristo, nuestro Salvador y nuestra Salvación. La Palabra es nuestra Luz que nos enseña a distinguir entre lo que es bueno y lo que es malo (Rm 12, 9) Nos muestra cual es la voluntad de Dios y como ponerla en práctica (Rm 12, 2-3)
"Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal, antes bien, procurad siempre el bien mutuo y el de todos. Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros. No extingáis el Espíritu;" (1 de Ts 5, 16- 19)

"Examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Absteneos de todo género de mal. Que El, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro (1 de Ts 5, 21- 23)

Amén, Amén, Amén

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