8. EL SENTIDO DE ALTERIDAD





 El Sentido de Alteridad

Objetivo: Conocer la importancia de cultivar la Alteridad como camino de realización humana en el intercambio recíproco e interpersonal de ideas, palabras, experiencias, vida de frente a la verdad de lo otro, de los otros y del Otro, como un camino que ayuda a entender que nadie se realiza sólo, como tampoco viviendo en solitario.  
1.     El sentido de alteridad
Tal vez no sea la Alteridad la solución más inmediata para saciar el hambre de millones de seres humanos, ni la solución a la problemática mundial que amenaza con exterminara todo el género humano; situación que es fruto del afán desmedido de una minoría que busca poseer el poderío económico, político y cultural, que, al no estar dicha Alteridad fundamentada en los valores ético-morales, arrebata a los demás toda oportunidad de realizar sus más sublimes aspiraciones; por lo tanto, negarse a participar en el proceso histórico de la humanidad, que inevitablemente apunta, hacia la unificación de la familia humana, es igual que estar de acuerdo, o a fomentar la desintegración.
El sentido de Alteridad puede ser entendido en primer lugar como la fuerza unificadora de criterios, perspectivas y valores materiales, intelectuales, culturales y espirituales, que hace posible la solidaridad recíproca, tanto entre las naciones como entre los individuos, y puede dar a luz un mundo recíprocamente comprometido; como objetivo, éste sería el más sublime y ambicioso que los hombres pudieran pre-establecer; tal vez, que tenga apariencia de utopía, pero no lo es, por estar fundamentado en la esencia misma de la persona humana: El hombre Alteridad. Así lo afirma la experiencia de la Historia que la hace aparecer como signo de los tiempos,y que exige la dilatación de la toma de conciencia, que el mundo y las cosas fueron creadas para todos.
En segundo lugar, puede decirse que la Alteridad es el único camino por el cual los hombres pueden, complementariamente, realizar sus mejores posibilidades, rompiendo a la vez con la totalidad cerrada, y abriéndose paso al mundo de los valores del otro, donde juntos puedan defender sus derechos y vencer la mediocridad y el conformismo de las mayorías masificadas, como a la vez, el despotismo absolutista y el individualismo despersonalizador de las minorías expertas en domesticar a las masas y en crear trampas que impiden el saneamiento de las enfermedades culturales que obstruyen la emancipación humana.
El sentido de Alteridad está fundamentado en la opción por el hombre integral; su realización, al igual que cualquier otro sentido, se orienta hacia el campo de las acciones humanas y hacia el encuentro interpersonal en el compromiso.
2.      La Opción radical por el hombre.
El hombre existencial, aquel que ha salido de la prisión de las cosas y, por ende, de las situaciones pragmáticas y utilitaristas, camina en la vida realizando opciones que generan en él la convicción consciente de que su vida tiene sentido, y que éste, está fundamentado en el ideal supremo: La vida misma.
La “opción fundamental” cuando se hace carne y sangre de nuestra vida confiere unidad de vida, integración y firmeza a las actitudes, sentimientos y emociones, genera nuevas intuiciones y disposiciones, desarrolla una marcada tendencia a pensar, desear y actuar de tal forma que la persona no deja lugar a dudas de su carácter y de su identidad[1].
De la opción fundamental, se generan todas las opciones diarias o particulares que enmarcan el sentido de cada día; se requiere de toda la potencialidad humana, que se genera en la libertad y que da la capacidad de optar por el proyecto de vida, como ideal último de realización, propio de personas maduras que han alcanzado cierto grado de responsabilidad, fruto de su actividad moral; toda opción por el ser moral implica la decisión personal de buscar el establecimiento de una sociedad más humana; puesto que sólo se es hombre en la medida en que se opta por el otro, sin tener en cuenta sus cualidades o pertenencias, sino, ayudándolo a elegir por una meta que le ayudará a salir del servilismo, la dejadez o la apatía psíquica.
La opción fundamental presenta al hombre libre la alternativade comprometerse por el hombre que no puede valerse por sí mismo, por tener sus facultades atrofiadas, al estar sumergido en el anonimato y en la inautenticidad de la masa. Decisión fundamental que da consistencia a la jerarquía de los valores éticos de la persona; y por lo tanto, es será siempre adecuación con la realidad queda firmeza a la actividad moral,[2]una vida vivida en justicia y en el amor con los otros.
Esta orientación ética del “ser en proyección”, es el “talante” que hace a la persona responsable y creadora es, sobre todo, una seguridad de pensamiento, de palabra y de acción, una confianza fundamental que permite evitar ser escrupuloso o centrarse en sí mismo; un hombre nuevo de carácter, sincero y honesto con identidad propia[3].
3. La acción que nos hace ser más humanos.
La persona sólo se puede realizar como tal en la medida que se abra y se vincule con otras personas para que se ayude con ellas a ser lo que está llamada a ser. Cada persona está llamada hacer su propia vida, a construir libre y voluntariamente lo que quiera ser[4].
El hombre es un ser de potencialidades. La conquista de éstas, es en último término lo que lo convierte en persona capaz de liberarse de los impulsos utilitaristas, de los condicionamientos internos y externos, para descentrarse en una acción que lo haga disponible para todos. El hombre al decidirse por la acción no lo hace a impulsos de alguna fuerza ciega y arbitraria, sino que libre y conscientemente, opta y elige entregarse a una acción exigente, pero también,liberadora que garantiza la integridad total de la persona y la eficacia de su actividad frente a los estímulos que el medio ambiente le presenta.
La acción humana abarca la globalidad de la persona desde su nacimiento hasta su muerte; por lo que es necesario, hablar primero de una acción educativa.
a) Acción educativa:Asistimos a un giro hacia los problemas del sujeto. En medio de un sistema social donde prevalece la lógica de los mecanismos anónimos e impersonales irrumpen con fuerza los intereses ligados al mundo de la persona, de la autonomía, la relación, la ética. La educación es interpelada a responder a estas demandas.
La educación que apuesta por la calidad tiene que apostar por una educación centrada en el sujeto. Es decir, su objetivo fundamental, será el de formar personas que puedan responder a los retos de la sociedad y cultura actual. Sin persona, sin sujeto capaz de dar unidad a la pluralidad de actividades, roles, personajes y ofertas, sólo tendremos muñecos especializados, programados según las últimas exigencias de la nueva revolución tecnológica y las necesidades de un mercado. Precisamos, se repite hoy hasta la saciedad: en la nueva situación, aprender durante toda la vida, pero ¿quién enseña a aprender a vivir y convivir? ¿No necesitamos hoy aprender a ser persona en medio de la complejidad e imprevisibilidad actual? ¿Quién enseñará a ser uno mismo en un mundo amenazado por la "lógica del sistema"?
Estamos desafiados a enseñar a vivir, y a vivir en comunión. Estamos necesitados de una Escuela, un sistema educativo, que capacite para ser personas y ser uno mismo: libre, responsable, consciente, sensible, compasivo, solidario, resistente, rebelde, abierto, flexible, creativo,...de una forma única e integrada. ¿Cómo se puede lograr tan grande hazaña o al menos caminar hacia su realización relativa?
Una educación de calidad exige una educación del núcleo interno de la personalidad. La tarea urgente y de futuro es una educación empeñada en la construcción de personas[5].
La educación ha de estar orientada a ayudar al niño, joven o adulto a poseer una conciencia lúcida y resistente contra el conformismo que arrastra a muchedumbres que viven haciendo lo que ven hacer a otros, y contra el totalitarismo que impone actitudes de vida; ambos sistemas, por reducir al hombre a caricatura humana, son deshumanizantes y absurdos. Por eso, es una exigencia que la educación para el hombre de hoy, no ha de limitarse a impartirle conocimientos o a enseñarle técnicas que, aunque valiosas, solamente lo ayudan a progresar económicamente; a ser individuos competitivos y no como personas, responsables, conscientes y libres.
La verdadera educación ha de estar orientada a la formación de personasque se reconozcan valiosas, importantes y dignas, igualmente que, acepten a los otros como lo que son, y con ellos, libremente complementarse. Esto exige la depuración de una conciencia moral, un hombre sensibilizado para hacer el bien y para rechazar el mal, es decir, educando para la responsabilidad que significa saber elegir en cada situación concreta de la vida de frente a los otros, al trabajo, al estudio o a las diversiones.
1.    Una educación de calidad exige que la persona sea tratada como sujeto, como un alguien y no como un algo. El primer acto de esta acción es una educación preventiva; educar a la persona en la atención al otro, no tanto a las cosas y sensaciones cuanto a la relación y a la manifestación del otro. Una educación en la lentitud de la aproximación y en la rumia de lo que el otro me comunica y devela.
2.    El segundo acto es educar para la “Resistencia”, frente al consumo programado y a todo lo que viene con la prisa y sin la distancia crítica de la reflexión. Concientizar al hombre sobre la peligrosidad que trae la masificación y el consumismo, al mismo tiempo, educar para vivir realizándose en el campo de los valores que engendran el conocimiento de sí mismo y la proyección hacia el otro que, complementariamente, establecen la identidad de alguien que tiene rostro propio. Desde este aspecto puede afirmarse que solamente el hombre, que es formado para vivir en el campo de los valores, es capaz de encontrar y comprender empírica y racionalmente el sentido de la alteridad, y dispone además, de la facilidad para realizarlo.
3.    El tercer acto,educar para la acción que debe realizarse con sentido de alteridad; esta acción abre los caminos de la educación para todos. Todo hombre tiene derecho a la formación racional, técnica y científica. La educación participativa es el único camino de poner el progreso y el bienestar al servicio del hombre[6].
Únicamente mediante este juego de acción y reacción podremos preparar un individuo que puede elegir realmente y decidir su vida con propiedad, con criterios y principios sanos.
b) La acción económica: Al contemplar el estado de la sociedad mundial, quedan evidentes las marcas diferenciadoras que separan los hombres en clases sociales: Arcaísmo sociológico. División social durante la Colonia.Castas conformadas por personajes privilegiados y favorecidos que se han apropiado del patrimonio político, económico y cultural, mientras que en el extremo opuesto se encuentra una inmensa mayoría abandonada a la ley del desamparo.
Las primeras son apenas una minoría rodeada de lujos y confort que no responden a sus necesidades, sino a actitudes competitivas dentro de su ambiente; su problema no es de ser, sino de tener; su máximo exponente es el dinero. Su filosofía está sustentada por el refrán popular: “Cuánto tienes, cuánto vales”; al hombre se le valora, o por lo que tiene o por lo que sabe y puede producir, quedando así reducido a un simple medio de producción, útil y a la vez desechable. Un asalariado con valor de mercancía, fácil de llevarlo a los terrenos de la manipulación y de la alineación al estar expuesto a los vaivenes del mercado. El brazo derecho de la minoría privilegiada son los transnacionales que dirigen y controlan el mercado mundial, y a la vez, son expertos en domesticar a los hombres, a quienes enseñan a gastar, sin tener conciencia del uso adecuado de lo adquirido, cometiendo así una doble injusticia: Consigo mismo, al gastar lo que no se tiene y, con los demás que sufren de hambre, frío y enfermedades al haber sido excluidos del patrimonio social.
La acción económica tiene como finalidad descubrir y realizar el sentido de la economía, tarea que cerraría la brecha entre ricos y pobres al desmontar al consumismo manipulador y hedonista, beneficioso para los oportunistas y alineador para los hombres, que enseñados a gastar hasta el despilfarro, hipotecan su propia tranquilidad; además, crearía nuevas relaciones de producción y de mercado al mostrar el fin de la misma: Servir al hombre. Humanizar la economía no es otra cosa que darle al hombre el lugar que le corresponde; no es él para el sistema económico, sino, éste, para el hombre. Tanto el dinero como el trabajo y las técnicas de producción son medios de realización al servicio del hombre, que por derecho natural debe tener participación en el bien común, lo cual le permitiría a cada uno realizarse más plena y fácilmente conforme a su dignidad.
a)      Acción política: Al aplicar a los sistemas políticos actuales la doctrina de la Ilustración del siglo XVIII, que dice: “Todo lo que tiene rostro humano, tiene igual derecho a la igualdad y a la libertad”, comprenderíamos que el hombre al nacer trae consigo los mismos derechos y deberes frente a los demás, y como consecuencia lógica, tiene el derecho a la participación socio-política. Es una realidad que en la sociedad actual, sólo los más fuertes, hábiles y mejor dotados tienen acceso al poder, al prestigio y a las riquezas, dando lugar a la creación de desigualdades y dependencias donde aparecen la explotación y la opresión social. Es un hecho que los señores de la economía son a la vez los señores de la política; ambos poderes, el económico y el político se encuentran en las manos de unas pocas familias o grupos de ricos que dan a sus gobiernos una apariencia de democracia, pero que en sí, no son otra cosa que dictaduras marcadas por la opresión, la corrupción y la tendencia al propio enriquecimiento[7].
La acción política en primer lugar está orientada a fomentar la participación de los derechos cívicos y políticos, de cada hombre; tarea que requiere el desarrollo de programas educativos y político-económicos orientados al pleno empleo, como inicio para combatir la indigencia, la pobreza y la ignorancia política[8].
En segundo lugar el proceso está orientado a humanizar la política. Para que de esta manera se llegue a entender que la política, no sólo, es el arte de servir, sino y sobre todo, de servir en común, es decir, con otros. Si el caos político actual se debe a la inversión de valores por el cual el hombre es visto sólo como un voto, un medio para llegar al poder, un sustentador de ideologías absolutistas que torturan, encierran y asesinan a los pueblos oprimidos por ellos, la acción política, daría al hombre el lugar que le corresponde, como un fin y valor en sí mismo; mientras que ella estaría al servicio del bien común. La re-inversión de valores mostraría, no sólo la ineficacia de los sistemas cerrados, sino además, revelaría dos grandes verdades:
Ø  En primer lugar con respecto a todo lo que tiene rostro humano, desaparecerían las marcas diferenciadoras entre los hombres que hacen pensar que unos nacen para gobernar y otros para ser gobernados.
Ø  La segunda verdad es consecuencia de la anterior, desaparecería la necesidad de la opresión y de las torturas, las cárceles quedarían vacías, no habría más manipulaciones y alineaciones, sino que todos los hombres por derecho natural y no por privilegio participarían del patrimonio social, político e intelectual en una perspectiva de libertad de alcance universal.
Ninguna acción liberadora, es fortuita, requiere de una labor ardua, inteligible y compartida orientada hacia el cambio personal que dará como fruto acciones liberadoras y creadoras de nuevas estructuras sociales.
b)     La acción religiosa: La acción religiosa está orientada en beneficio del hombre integral, capaz de realizarse armoniosamente con la totalidad: Dios, los otros, consigo mismo y con lo otro; es una acción que implica:
a) En primer lugar la purificación conceptual de Dios, reducido a lo sagrado, al Dios de la teodicea o de los filósofos para mostrar al Dios que se revela en plenitud en Jesucristo, y que interviene en la vida de los hombres comprometiéndose con ellos y haciendo pueblo con ellos.
b) En segundo lugar, la religión al servicio del hombre exige la ruptura con los ídolos del poder, tener y placer como causas directas de su extravío y de confusión. Humanizar la religión para aplacar el ruido de los proselitismos y a valorarlo como lo que es: un ser que se realiza caminando con los demás y que aprende hacer comunidad con ellos.
c)En tercer lugar la acción religiosa pretende realizar la meta del hombre: ¡La creación de una fraternidad! con sentido comunitario, donde todos los hombres se sientan familia; una sociedad de iguales que puedan gozar de la complementaridad de servicios, fundamentada en el don de Dios que creó a los hombres en una misma dignidad con el derecho de participación en todo lo creado. El sentido ideal de la fraternidad lleva a los hombres a participar en los sistemas políticos, económicos y educativos, que en sentido religioso, según palabras de Pio XII, son formas eminentes del amor, único medio eficaz para suprimir las causas y efectos condicionadores de la realización plena de cada hombre[9].
D) En último lugar la acción religiosa exige el crecimiento en la fe auténtica: Cristo-céntrica y católica, es decir, universal, libre de impulsos y de barreras, en la cual la doctrina y las prácticas religiosas cultuales, se articulen con la praxis comprometida, actitud que impedirá caer en cualquier extremo reduccionista y deshumanizante, al margen del compromiso por el hombre.
La fe entendida como relación con Dios que se revela como Padre; como verdad salvadora, como amor y como compasión y nosotros abiertos a la gracia del Espíritu Santo que nos capacita para responder libremente con todo nuestro ser [10]. La fe que nos revela que creer en Cristo y confiar en el Espíritu Santo, hace del creyente un hombre libre de toda preocupación insana, para, ser hombre con disposiciones permanentes de esperanza y confianza disponible para ser responsable a favor de otros.
La fe vibrante y la confianza en Dios son creadoras de identidad, integridad y totalidad de una persona que acepta sus propias limitaciones en su entrega y en su compromiso a favor de los otros, pero que a la vez, es poseedora de una voluntad, férrea, firme y fuerte para amar, donarse y entregarse[11].

3. El Compromiso[12]
¿Cómo entender el compromiso? El compromiso no es la acción de las tendencias impulsivas, como sería el odio o la violencia que nada tienen que ver con la libertad, sino, que es la respuesta de la “opción de un hombre libre y responsable”, orientada a hacer que en todo hombre, en cualquier ambiente sea tratado con dignidady libertad. Dice un principio filosófico que “nadie puede dar lo que no tiene”; por lo mismo, el compromiso por la emancipación humana exige la conciencia clara y lúcida de un hombre libre, que dejando atrás el aprisionamiento individualista de las cosas y la posesión absolutista y totalitarista de sus antiguos opresores, descubra el sentido del compromiso, y para que éste, sea liberador, ha de estar cimentado en tres columnas que son su fundamento y sello de autenticidad:
a)     La Clave: Ser de la Verdad. Para que todo engaño, mentira y falsedad sea arrojado fuera. La Verdad es la esencia de la honestidad, de la libertad, de la solidaridad, de la sinceridad, de la lealtad, etc. Ser de la verdad que nos hace libres, es la clave de un auténtico compromiso.

b)     La Ley: La solidaridad que tenga como raíz el amor y la bondad. El amor que arroja fuera el odio, el rencor, la envidia; y a la vez genera compasión y misericordia. Donde hay amor hay vida, y ésta, echa fuera la muerte, la frustración y su descendencia. El amor es la Ley del compromiso. El compromiso ayuda a descubrir el designio que seamos siervos del Evangelio, del reino de Dios y de nuestros semejantes.

c)     EL Camino: El servicio como lo esencial del compromiso. El hombre nació para servir, para darse y entregarse a un algo, una causa, un ideal por el cual vivir; como también para darse y entregarse a un alguien yayudarlo a encontrarle sentido de la vidaRecordemos que el mayor de amor que podamos hacer a una persona es ayudarlo para iniciarlo en el proceso de su realización.
Lo anterior me ayuda a comprender la doble exigencia del compromiso por la liberación del hombre:
Ø  La primera, personal; mientras el corazón del hombre no cambie, de nada sirve las más sublimes normas y preceptos de liberación.El compromiso siempre ha de ser a favor de las personas; ha de ser personalizante, o de lo contrario será inútil e infecundo.

Ø  La segunda dimensión se da complementariamente con la anterior: La persona como ser social, se realiza con los demás y para los demás, tornándose entonces en compromiso social: hombres nuevos que unifican sus fuerzas y orientan con responsabilidad sus acciones hacia la eliminación de las estructuras opresoras, como sujetos personales del cambio económico, político y social.
Al pretender encontrar algunas características del “hombre nuevo”, puede decirse que él es:
Ø  Un comprometido por la promoción humana; con la actitud permanente a favor de la dignidad de las personas y de la dignidad de los valores. Con la actitud positiva y creadora que le darán la capacidad de contemplación y de alegrarse  con la bondad de los otros[13]. Comprometido, especialmente por los más pobres, los débiles y los marginados; propugnando para ellos una liberación solidaria e integral; tarea que exige de él una mente crítica, capaz de rechazar las sutilezas de los medios de comunicación y de las ideologías que pretenden embaucar y sobornar al hombre.

Ø  Es un hombre que repudia toda clase de esclavitud: las venidas de los demás, la de los poderosos, la de su infidelidad a la justicia, la de la irresponsabilidad, la del dinero, la del bienestar, la de la buena conciencia (¿Por qué comprometerme? Colección Humanismo cristiano[14].

Ø  Es un hombre reconciliado y comprometido con la justicia social.Un reparador de “casas en ruinas” al servicio de la paz social, amigo de los marginados y de los excluidos, por quienes entrega para que lleven una vida digna y participen del bien común.

Ø  Es el hombre rastreador de los valores humanos, con la sagacidad de liberarlos y fomentarlos, poniéndolos al servicio del otro, sin importar su sexo, su color o su credo religioso; un hombre que libremente opta por la integración pacifista, tanto, entre los hombres, como entre los pueblos que tienen una meta común: Construir su propia historia, haciendo presente el pasado para proyectarlo hacia un futuro incierto, puesto al servicio de las nuevas generaciones.

Ø  Es el hombre valiente, honesto y libre,que se entregue en amor al prójimo, que busque el bien de los otros en lugar del bien propio, que se identifique con el oprimido y con el que sufre; por lo tanto, nunca se hace cómplice de situaciones inhumanas; es el profeta que anuncia caminos de liberación, es decir, una utopía, un horizonte de sentido, y, a la vez denuncia situaciones de opresión.; capaz de enfrentarse al peor enemigo de la emancipación humana: miedo ala libertad: el miedo de los opresores a desprenderse de sus dominios y el miedo del oprimido, a reclamar sus derechos yabandonar su superficialidad.

Ø  Es un hombre que actua con otros.El camino del compromiso siempre se recorre con otros, y su modo de actuar es siempre solidario: compartir responsabilidad y autoridad dando cada uno, según sus capacidades para que sean puestas al servicio de los otros, según sus necesidades. Frente a los problemas de los necesitados del mundo no tenemos la solución, pero, tenemos manos para trabajar a favor de ellos y con ellos. La verdad es que uno no sabe de lo que es capaz hasta que se pone hacerlo[15].

4.    Un ser para los demás.
La ética y la moral de este hombre no es hacer las cosas para que lo vean ni para quedar bien, como tampoco para que le vaya bien, su mirada está puesta en su situación circundante y en el bien de los que lo rodean. Agradecido con todo lo que le viene de Dios y abierto a las necesidades de sus semejantes, profundamente solidario con Cristo y con su Evangelio, y por lo tanto con la Humanidad entera[16].
Por encima de todo, es el poseedor de una conciencia moral que hace de sus actividades un estilo de vida: Vivir para los otros y con los otros, a quienes inquieta con su vida y con su palabra, en actitud de reto; invita a dejar el conformismo, la mediocridad y el individualismo; concientiza al oprimido y apoya a todo aquel que trabaja en pro de la promoción humana, fundamento de toda acción liberadora que se realiza complementariamente en un sentido de alteridad, que da sentido a todos los esfuerzos humanos orientados a superar todo aquello que condena a los pueblos a quedar al margen de la vida; es el esfuerzo complementario de todos los hombres de buena voluntad que están empeñados en ayudar a los más necesitados a desarrollar un rostro humano.
Lo anterior no se logra obtener como por arte de magia, urge entender que es fruto de un proceso lleno de experiencias dolorosas y liberadoras, gozosas y gloriosas que dan al hombre nuevo “rostro de profeta”. El proceso de emancipación humana, a la luz de una “Moral de Alianza”, tiene un punto de partida y un punto de llegada: el compromiso que hace que la vida se haga donación, entrega y servicio por los demás. Es un estilo de vida; es un camino, quien lo elija consciente y libremente, me atrevo a recomendarle que busque:
Ø  Momentos de recogimiento para llegar a conocer el silencio interior y exterior: Una vida sin tanto ruido y sin tanta pólvora que le permita escuchar en la consciencia, la voz de Aquel que llama a todos la liberación y ala salvación (cfr2 Tim 2, 4).
Ø  Momentos de oración íntima, cálida, extensa, perseverantee intercesora para que pueda beber de la “Fuente de la Verdad, del Amor y de Vida” (cfrJn 14, 6) y hacer la “Opción por la vida, por el hombre, por la “Comunidad”.
Ø  Momentos extensos y profundos de estudio que le permita conocer y realizar un análisis de la realidad y a la vez, extender los límites de sus conocimientos,  buscando siempre mejorar su servicio a los demás.
Ø  Momentos para crear tensiones internas: hacerse violencia a sí mismo para no quedarse en la superficialidad, en la mediocridad o en la charlatanería: si hacen treinta minutos de oración que se comience hacer una hora; si se hacía una hora de estudio, que se hagan dos; si se corría un kilometro, que se recorran dos…
Ø  Momentos extensos y prolongados para estar solidariamente con los otros y compartir con ellos pensamientos, palabras, experiencias, vida y valores, tanto, intelectuales como económicos y morales. Con ellos se hace Comunidad, no sólo se sabe amigo, si no también, hermano. Sin este contacto solidario con el pueblo, haría tan solo, un trabajo de escritorio.
Lo anterior pide vivir la experiencia del desierto; es un tiempo de aprendizaje que ayuda a conocerse  a sí mismo, en el que se aprende a discernir entre lo bueno y lo malo y a leer los signos de los tiempos, tanto a nivel regional, nacional como internacional, y al final de esta etapa, tomar la firme determinación de ser servidor e instrumento de liberación en y con Jesucristo.



[1]Haring, Berhnard. Libertad y Fidelidad en Cristo, pág. 104
[2]Alvarez, Luis José, Ética latino americana, pág. 167.
[3]Haring, Berhard, Libertad y Fidelidad en Cristo, pág. 104.
[4]Xosé, francisco Gutiérrez, ¿porqué comprometerme? Pág. 63.
[6]José María Mardones (CSIC).
[7]Kriele, Martín, Liberación e Ilustración, pág. 67.
[8] IBID, pág. 68.
[9]Dussel, Enrique, Filosofía de la Liberación.
[10]Haring, Berhnard, Libertad y fidelidad en Cristo, pág 102.
[11] IBID pág. 105
[12]XoséManuel Domínguez Prieto, ¿porqué comprometerme, pág. .
[13]Haring, Berhnard, Libertad y fidelidad en Cristo, pág. 107
[14]Xosé Manuel Domínguez Prieto. pág. 39)

[15]Xosé, Francisco, Gutiérrez,¿Por qué comprometerme? Pág. 31.
[16]Haring, Berhnard, Libertad y Fidelidad en Cristo, pág. 117.

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