2. TODO HOMBRE ES UN BUSCADOR DE VALORES.






2. El hombre es un buscador.
6. La voluntad de sentido. 
Ser hombre significa estar empeñado en la búsqueda del sentido de la vida, que se oculta detrás de cada situación concreta de la existencia[1], frente a la cual se han de tomar opciones que responden a la esencia constitutiva del hombre como un ser de decisiones buscando realizar su característica principal: Un Ser en el mundo, capaz de encontrar el fin último de la cosas y de sí mismo. Al deseo del hombre de querer realizar sus anhelos y aspiraciones más o menos profundas es lo que Viktor Frankl le llama “la voluntad de sentido”.
Cuando el hombre no decide por sí, sino que son otros los que deciden por él, estamos hablando de un ser manipulable y manipulador que vive haciendo lo que otros dicen o cree en los que otros le imponen sin tener en cuenta la dignidad que le es propia y tiene el derecho de ser tratado como lo que es: persona. La peor ofensa contra la persona y su dignidad es la “manipulación” que implica no ver al hombre como un “valor en sí mismo”, sino como cosa, objeto, como un algo y no como un alguien que piensa, siente, se expresa y  es capaz de amar.
Maslow define la voluntad de sentido como la motivación primordial del hombre, la cual fundamenta todos sus comportamientos; desde la perspectiva del autor de la teoría de las motivaciones podemos interpretar la voluntad de sentido como:
a)     La exigencia primigenia de todo hombre sin importar su nacionalidad, sexo, cultura, coeficiente intelectual o religión. Lo que pide que el hombre se levante, se ponga de pie, salga de sí mismo y se ponga en camino.

b)     La necesidad específica y no reductible, ni postergable que está presente en todos los seres humanos en mayor o menor grado. El hombre responsable, dueño de sí mismo es protagonista de cambios. No pone su vida en las manos de otros, ni culpa por la ausencia de valores, sino que olvidando lo que queda atrás, se lanza hacia adelante con la mirada levantada con ánimo y parresía busca llegar  ala Meta. La sociedad de consumo cuenta con especialistas que crean necesidades artificiales para el hombre, y hasta inventa los medios para satisfacerlas; cree tener respuestas válidas para cada necesidad en todos los niveles existenciales de la persona. Sabemos que el hombre de hoy tiene necesidades que no puede realizar debido a las condiciones sociales actuales. Sin embargo hay una necesidad que no necesita ser creada y que está al alcance de todos realizarla: la urgente necesidad de sentido, que mora en lo más profundo del hombre, como esencia constitutiva de su ser personal. Toda persona es importante, valiosa y digna, pero no todos los saben.

c)     Es la orientación empírica que apunta hacia algo que está lleno de sentido, pero que requiere ser liberado y actualizado; o hacia alguien que no es él mismo, sino otra persona distinta con una singularidad única e irrepetible que requiere de la reciprocidad para fomentar sus potencialidades[2]. El hombre no fue creado para ser un ser solitario; al encerrarse en sí mismo cae en las garras del individualismo que reza: “estando yo bien los demás, allá ellos”.
Albert Einstein, haciendo referencia a la búsqueda del sentido, decía: “El hombre sólo puede sobrevivir cuando da una orientación  a su vida”[3]. Lo mismo puede decirse de la humanidad, solo alcanzará su fin último al que está orientada, en la medida que se implique en la búsqueda del sentido de su historia, según la perspectiva de Theilard de Chardin. Orientar la vida ¿Hacia dónde? ¿Con que guía se cuenta? ¿Puede el hombre solo alcanzar y realizar su destino?
Desde la época más remota hasta nuestros días, ha habido un común acuerdo entre los filósofos que afirman que en todo hombre hay un impulso natural que orienta su vida hacia un fin último, más allá de las cosas: “La felicidad”.

7.     La felicidad: fin último del hombre.
Es una realidad que el hombre se pasa la vida buscando razones para sentirse bien, para ser feliz. Algunos buscan en el alcohol, otros en la droga, se enajenan y descomponen subida. Otros buscan ser felices en las diversiones, especialmente en el sexo hasta llegar al desenfreno sexual y a la comercialización de sus cuerpos. Todos estos creen que la vida es “diversión”. Otros más buscan el poder, en el dominio sobre los demás, en la fama, prestigio, etc. Mientras que muchas más buscan la felicidad en el dinero, lo consiguen sin importar los medios, entre más tienen más quieren. Cuando el hombre hace de los medios que tiene para su realización fines en sí mismos, cae en la idolatría de las cosas y de las ideologías, se complica la vida, se endurece el rostro y pierde hasta la hermosa capacidad de sonreír o de carcajearse con los chistes de sus hijos. La historia nos ha legado el pensamiento de algunos filósofos que hablaron de la búsqueda de la felicidad.
1.     La felicidad como bien supremo y fin último del hombre, según los exponentes de la filosofía clásica: Sócrates, Platón y Aristóteles se alcanza mediante el ejercicio de las virtudes y la actividad racional, es decir, la contemplación[4].

2.     Para la escuela estoica de Zenón de Sitio la felicidad se alcanza adaptando la actividad humana a la estructura de la naturaleza mediante la “Ataraxia”; la máxima perfección que consiste en no dejarse turbar por nada. Es la actitud apática y seca del hombre replegado en sí mismo[5].

3.     Para la escuela filosófica de Epicuro la felicidad se encuentra en el placer materialista y en la prevención de todo dolor. El modelo hedonista de Epicuro es el más seguido en la actualidad; bueno es lo útil, y útil es lo que produce placer, lo que hace feliz al hombre; El refrán tan conocido del Poeta inglés, Shakespear nos alerta diciendo: “No todo lo que brilla es oro”. La Moral católica afirma: “El fin para conseguirlo no justifica los medios usados”. Esta visión reduccionista de la vida, hoy  día ha dado a luz la teoría del “relativismo” que niega la dimensión objetiva de los valores.
Podemos afirmar que estos tres postulados, han sido básicos y han dado origen a nuevas corrientes filosóficas, aunque presenten ideales más desarrollados como el utilitarismo que tiende a obtener la felicidad, entendiendo por ésta,el placer y la ausencia de dolor[6].
4.     Para Viktor Frankl, la felicidad no es algo que se ha de perseguir por sí misma; cuanto más la persigue el hombre la hecha de su lado. Para Frankl, la felicidad no debe buscarse por sí misma, quien a si lo haga está condenado a vivir sin encontrarla.Todo lo que el hombre hace, lo hace para sentirse bien. Lo que realmente quiere es encontrar una razón para ser feliz. El hombre encuentra la felicidad cuando se proyecta en la vida y se realiza como lo que es, persona; sólo entonces descubre el sentido de la vida y alcanza su plenitud[7]. La felicidad aparece como consecuencia de haber encontrado y realizado un sentido auténtico en el abrazo amoroso con un ser humano en forma de tú.

5.     Para la Biblia la felicidad está en conocer la Verdad y vivirla, poniendo en práctica la justicia, caminado en libertad y cultivando el valor supremo del amor. Para la Biblia el gozo brota de la paz, y ésta es fruto del amor. “Estad siempre alegres en el Señor. Os lo repito, estad alegres… el Señor está cerca” (Flp. 4,4-5).
Actualmente se escucha el lamento general de falta de sentido, no sólo entre personas intelectuales, que aparentemente pueden tenerlo todo, sino además, entre los obreros y campesinos que desgastan sus vidas sin comprender la razón de ello. Muchos son hombres que han sido golpeados por el destino, y que han aprendido a conformarse a un fatalismo absurdo para quienes no sólo es inútil todo esfuerzo de superación, sino que se han acostumbrado a ser así: personas condicionables y determinables por factores externos como la economía, la política o la misma sociedad, o por las fuerzas internas o energía instintivas frente a las cuales creen que no hay que hacer nada. Son innumerables individuos frente a cualquier motivación que los invite a seguir buscando la realización de una meta, de un sentido. Para ellos la vida ha dejado de ser productiva, ha dejado de tener sentido y como tal debe ser destruida; “vivir en el sin sentido en una pasión inútil” (Schopenhaur).
Todos sabemos por experiencia personal, o por lo que hemos obtenido por la información de los medios de comunicaciónmasiva, que hombres con una posición social, asegurada, con un futuro económico que no deja nada que desear, no pasan hambre, ni frio, viven una vida sin tensiones y apenas si se fatigan por algo; están sanos, pero insatisfechos de estarlo; perdiendo todo interés por la vida recurren al suicidio. En el polo opuesto existen hombres que apenas si cuentan con lo indispensable para sobrevivir, pero felices; parece como si la lucha por sus seres amados o por la existencia, le da el más alto grado de sentido. Para ellos la vida está llena de contenido hasta el último aliento. Frente a los dos grupos anteriores encontramos personas o grupos de personas que han sido golpeadas o maltratadas por la vida, pero se conforman con ser así, con estar ahí, como arrojados a la existencia. Se encuentran al borde del camino, al margen de su realización diciendo a gritos: “yo así estoy bien, ya no tengo remedio, mi Dios me quiere pobre, este es mi destino”. Más que pobres son miserables. Todo lo que saben hacer es extender la mano para inspirar lástimas… todo lo quieren hecho… cuando mucho, en su estado de postración llegan a ser “servilistas”.

8.     ¿Qué es en definitiva el sentido de la vida?
El hombre existente es el único que se plantea la cuestión del sentido (significado o valor), y lo hace desde su óptica personal, ya sea como profesional, hombre de negocios, obrero, estudiante o campesino. El sentido no es algo que en sí mismo sea fácil definir, eso sería conceptualizar la existencia, y a ello se oponen los filósofos existencialistas puesto que se trata de la existencia de una persona, y ésta no se conceptualiza, ni se objetivisa, porque no es una cosa que se pueda medir o pesar. Pero sí podemos decir que  cada día y cada hora los esperan con un nuevo sentido, y a cada persona le espera un sentido distinto al de los demás. Con esto, se puede afirmar que el sentido cambia de situación en situación y que está apuntando más allá de las personas y de las cosas; y de ese más allá es de donde viene ese mismo sentido[8].
Existen de hecho estratos y dimensiones muy diversas de sentido. La persona puede experimentar una plenitud de sentido al alcanzar unos objetivos prefijados como el trabajo profesional, el amor en el matrimonio, la ayuda a los más necesitados o en toda otra obra que exija esfuerzo para abrirse a los valores auténticos. Se puede por lo tanto afirmar que el sentido no sólo está al final de todo proyecto u objetivo prefijado, sino que, está implícito en su búsqueda misma, dando sentido lógico o racional a las actividades del hombre[9].
1.               De lo anterior se puede decir que el sentido es la fuerza generadora de convicciones, que impulsa al hombre a luchar por las metas que persigue, sea cual sea el precio que tenga que pagar; por lo mismo no puede ser considerado como un sentido ciego e ilógico, sino racional y empírico, y, por lo mismo, válido.

2.               Es el núcleo motivador de la actividad del hombre que fundamenta su ser de persona. La persona humana es sentido, por lo tanto éste, es tan único y singular como la persona misma. No es algo que pueda ser creado o inventado para triunfar en la vida o salir al paso; no se otorga, se encuentra y se realiza. Está en todo hombre como principio y meta final, como algo objetivo, que no sólo es necesario encontrar, sino además posible, para poder caminar en la vida con la mirada puesta más allá de los cosas y de las apariencias externas, en la realización humana que alcanza su sentido pleno en la relación con la totalidad de la realidad.

3.               EL doctor y rabino judío Harold kushner recomienda al hombre que ha caído en la frustración existencial darle sentido a la vida, en contra de lo que aconseja el padre de la Logoterapia que dice que a la vida no se le da sentido, sería una simple impresión de sentido. El Rabino recomienda para salir de la frustración tres cosas que al ponerlas en práctica nos muestran el camino para descubrir el sentido o significado de la vida: Ser amables, ser generosos y ser serviciales[10]. Esto nos hace comprender que el sentido de la vida es el “Amor” que se expresa en la donación, entrega y servicio desinteresado a los demás.Recordemos la canción de Juan Manuel Serrat: “Caminante no hay camino, el camino se hace al caminar. Lo que realmente quiere decir, es que amar se aprende amando; a servir se aprende sirviendo.

9.     ¿Cómo encontrarle el sentido a la vida?
Muchas personas no le encuentran el sentido a la vida porque les falta la capacidad para dar y para recibir amor. La vida encontrará su sentido pleno cuando la tenemos como un regalo de Dios, como un don para ser recibido y entregado como amor. [11].Para el padre de la Logoterapia, el sentido de la vida no se encuentra ni se realiza por medio de decretos o normas que no cambian al hombre. Para llegar a él, tampoco hay recetas o soluciones descodificadas; eso sería seguir adormeciendo a las mentes perezosas y seguir alimentando a los espíritus conformistas. Las leyes no hacen mejor ni cambian al hombre. Éste debe responder a la vida, es él, quien decide levantarse y ponerse en camino. Es él quien decide su futuro, para bien o para mal.
Muchos han creído encontrar el significado de la existencia en el cientificismo, cayendo en el endiosamiento de la razón; o en un activismo absurdo que aparece como un escape huidizo de la realidad en el que se refugian por miedo a encontrarse consigo mismo.
Sabemos que el sentido auténtico está oculto en las cosas y en las situaciones concretas de la vida; es decir, está vedado a la superficialidad y a la charlatanería, al chismorreo y a las apariencias. O se toma la vida en serio, se protege y cultiva, o en cambio, se le rechaza, descuida, abandona y destruye. Es la experiencia de la vida: mientras unos caminan con dignidad, otros en cambio, se arrastran y dan lástima.
Podemos preguntarnos: ¿Cuál será el sentido de la política? ¿De la religión? ¿De la economía? ¿Del matrimonio o de la familia? ¿Del trabajo? ¿De la disciplina? ¿De las leyes? ¿Del hacer sacrificios? ¿De la educación? ¿Del sacerdocio y del servicio? Para llegar a una respuesta válida decimos y estamos de acuerdo con el Doctor frankl para quien el sentido no sólo es racional sino también práctico o empírico, con una doble dimensión, a la vez que es objetiva es también subjetiva.
¡El hombre que busca realizarse al margen de la existencia vivida a profundidad y de la acción solidaria con la sociedad, está condenado a vivir sin aprender el significado de la vida! El medio que todo hombre dispone en la búsqueda de la significación existencial es la “Conciencia Moral” considerada por Viktor Frankl como el órgano del sentido, unificador de las dimensioneshumanas: biológica, intelectual espiritual, social, familiar, histórica. El hombre es unidad, y por lo tanto, cualquier subdivisión sería despersonalizarlo.Desde esta mirada no existe contradicción entre Frankl y Kushner: El camino se hace caminando, como amar se aprende amando. El sentido está al principio y al final del proyecto de la vida. Valor que si no se internacionaliza hace que el hombre se quede convertido en un simple bosquejo de persona, en un hilacho humano.
Existen obstáculos que pueden impedir su internalización como el alcoholismo, la drogadicción y otros vicios; como también las experiencias del pasado o una falseada “Cosmovisión” del hombre y de la vida, la misma frustración existencial que hace del hombre un ser apático, gobernado por los instintos o por los impulsos, no obstante lo anterior, el hombre decide quedarse tirado o levantarse… por amor a algo o por amor a alguien… se puede levantar rompiendo cadenas, haciéndose dueño de sí mismo… se pone en camino bajo la guía de la Conciencia Moral.



[1] IBID, PÁG. 22
[2] Frankl, Víctor, La Voluntad de sentido,Ed. Herder, pág. 33
[3] IBID pág. 37
[4] Vidal, Marciano, Moral de Actitudes, Tomo 2, pág. 58
[5]Alvarez G. Luis José. Ética Latinoamericana, pág 32
[6] IBID, PÁG. 34
[7] Frankl. Víctor, El Hombre Doliente, Ed. Herder, Pág. 29.
[8]¿Qué es el hombre, pág. 35.
[9] IBID, pág. 40
[10] Harold, Keussner
[11] Lopera, a. Higinio E. cjm, La vida Si tiene sentido, AMS, pág. 23

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