2. LOS ROSTROS DE LA PERSONA

2.  Los rostros de la persona.


Objetivo. Detallar la importancia de la dignidad humana en la familia y en la sociedad, para fomentar el respeto incondicional a la persona, la aceptación de los otros en su realidad y la defensa de los derechos humanos
Iluminación. La Escritura nos presenta dos clases de hombres, uno es llamado justo y el otro insensato o malvado; los que hacen el bien y los que hacen el mal.

1.   La mirada de Dios.

La mira de Dios para todo ser humano, sin importar su condición social, moral o inmoral, es una mirada de amor, de ternura y de misericordia. Dios es escucha y mira con compasión a su pueblo: “He visto la opresión de mi pueblo y he bajado para liberar a mi pueblo del yugo de los egipcios (cf Ex 3, 7).

¿Nos pensamos como Dios nos piensa? ¿Nos miramos como Dios nos mira? ¿Nos valoramos como Él nos valora? ¿Nos aceptamos como Él nos acepta? ¿Nos amamos como Él nos ama?

2.   ¿Qué significa ser persona?

Digamos que Dios ama al hombre -  mujer, por lo que es: persona. Un ser orientado hacia lo que todavía no es, pero que está llamado a ser: Una plenitud. Es decir, no estamos hechos, nos estamos haciendo. La persona es un ser en proyección.

·         Ser persona significa tender hacia su propia realización. Significa encontrar su propia plenitud en la entrega sincera de sí mismo a los demás. Todo ser humano ha sido creado para ser don de Dios para los otros. Toda persona existe para los demás.

·         La persona es un alguien, un ser amable que merece ser amado; un ser respetable que merece ser respetado; toda persona debe ser respetada por sí misma: un alguien que decide por sí mismo. La persona es un ser de decisiones.

·         Toda persona ha de ser vista como un ser social, solidario y subsidiario, no fue creado para vivir en solitario sino para relacionarse con los demás, necesita de los demás para desarrollarse y alcanzar su plenitud tanto en el dar como en el recibir. Nadie es tan suficientemente rico que no necesite de los demás, y nadie es tan suficientemente pobre que no tenga algo para compartir con los demás.

·         El trabajo. Toda persona de acuerdo al plan de Dios se realiza mediante el trabajo. El trabajo fortalece, construye y dignifica a la persona y a la familia; con su trabajo el hombre es colaborador de Dios, es el jardinero del Paraíso (Gen 2,16).

·         El ser político. La persona para la Doctrina Social Cristiana es un ser político en referencia a la política del bien común y no a la política partidista aun cuando ambas son necesarias, la Iglesia no participa de la política partidista. Por ser político el ser humano forma sociedades organizadas con miras al bien común. La DSC entiende la política como el arte de servir con otros en miras al bien común y nunca al bien partidista (GS 74).

·         El ser humano es un ser de cultura. La cultura es obra de la persona humana y está al servicio de la persona humana para salvaguardarla, por eso es importante evangelizar la cultura para hacer posible un mundo cada vez más humano, más fraterno, más justo y más solidario. La actividad humana, así como procede del hombre, así también se ordena al hoambra, así, el hombre transforma, las cosas y la sociedad y se perfecciona a sí mismo (GS #35).

·         El ser humano es un ser perfectible puede ir alcanzando su plenitud y su madurez humana en la medida que se proyecte hacia lo que todavía no es, pero que está llamado a ser; su tarea nunca termina y consiste en conocerse cada vez más y en ser mejor persona cada día.

·         Por último sabemos que por naturaleza todo ser humano es finito y su cuerpo se desintegra, la existencia humana es temporal, la muerte significa su final pero no su fin. La semilla de la eternidad que lleva en sí misma la persona, se levanta contra la muerte.

Decir que la mujer y el hombre tienen rostro, es aceptar que existen, que tienen dignidad, que son valiosos en sí mismos: no son otros los que le dan el valor a la mujer y al hombre; ellos son queridos y amados por Dios en sí mismos. Decir que la “mujer” tiene rostro es reconocer su dignidad y su igualdad fundamental con todos los seres humanos. Todos salimos de las manos de Dios. Decir que la persona tiene rostro es reconocer su grandeza, su vida interior, sus criterios y su pensamiento.

3.   Los rostros del hombre.
Cuatro son los rostros de la persona que nos ayudaran a conocernos mejor:

1.   Eres un ser original. No es fácil comprender lo que significa ser original, ser único, ser irrepetible, cuando en nuestra sociedad reina el conformismo; se vive haciendo lo que otros hacen; vivimos en una sociedad masificada y masificadora, esclava de las modas o de estilos de vida impuestos; maneras de vivir que desfiguran a los seres humanos. Cada persona es única e irrepetible porque Dios te  hizo original. No fuiste creada para ser copia de otros o de otras. Nunca quieras verte como las demás. No hay otro que piense como tú, que siente como tú, que ame como tú; por eso eres una maravilla; Dios no se repite en sus criaturas.

2.   Eres un ser responsable. Ser responsable en la vida significa vivir de frente a sí mismo y de frente a los demás. Responsable de los pensamientos, palabras, obras y omisiones, es decir, somos responsables por el mal que se hace o por el bien que se deja de hacer. Sin miedo digamos que la responsabilidad es el termómetro de la madurez humana. Hay una persona madura, ahí donde hay responsabilidad.

3.   Eres un ser libre. Ser libres significa poder elegir entre una cosa y otra; significa decidir por sí mismo; tener convicciones propias. No uses mal tu libertad. Muchas son las personas que se autodefinen como hombres o mujeres libres que pueden hacer lo que quieran con su dinero o con sus cuerpos. La frase clásica que se usa: “haz con tu cuerpo lo que quieras que para eso eres libre”, ha llevado a muchos al libertinaje, a la irresponsabilidad y por lo tanto terminan deshumanizándose y despersonalizándose. La libertad nos sitúa de frente a dos preguntas: Libres: ¿de qué? Y libres: ¿Para qué?

4.   Eres un ser capaz de amar. No sólo debemos reconocer esta hermosa verdad, sino también, hemos de reconocer que fuimos creados por amor, y fuimos creados para amar. Decir que somos seres capaces de amar es aceptar el sentido de nuestra vida. ¿Qué entendemos por amor? Según la Biblia, amar es entregarse, es donarse, es acoger al otro en su realidad; es ayudarle a ser lo que debe ser. (Jn 3, 16; 1 de Jn. 4, 7-9). Muchos son las personas que se pasan la vida demostrando que aman mucho; algo que ellas ignoran es que el amor no se demuestra, se ama y basta. El amor: ni se compra ni se vende.

Lo anterior nos dice que como persona tienes la capacidad de ser creativa. Que puedes tomar decisiones por ti misma. Eres capaz de elegir bien en cada situación concreta de tu vida. Porque eres un ser capaz de amar, eres un ser para la renuncia, para el sacrificio y para la donación y entrega. Razones por las que toda persona está llamada a ser protagonista de su propio desarrollo, y ser la primera en respetarse y en tener una concepción clara de lo realmente es, esencialmente en su persona y en su vida. No permitas que nadie te cosifique y te instrumentalice. Que nadie te rebaje a ser instrumento de trabajo o de placer. Que nadie te manipule. La manipulación es la peor de las ofensas contra la dignidad las personas.









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