El amor en cuanto al servicio al prójimo, no debe parar nunca. Por lo menos en la intención, debe estar siempre presente.
Nuestro trabajo puede ser hecho con la intensión de servir mejor a las personas que dependen de él; nuestras amistades deben ser impregnadas por el amor que es solidaridad, atención, compañía y disponibilidad; de la misma manera en la familia, en la comunidad o entre desconocidos.
Cuando cuidamos de nosotros mismos, con el reposo, el descanso, la buena alimentación, el deporte, podemos poner la intensión de estar bien para amar mejor.
El amor a Dios puede estar implícito en todas nuestras acciones; por lo tanto, el amor no conoce treguas. Quiere que muramos, que vivamos, que lo hagamos por amor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
apoloniocnn@gmail.com
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