HAY QUE RECONOCER QUE EL SEÑOR ES
DIOS BUENO Y MISERICORDIOSO
Has de reconocer hoy y recordar que
el Señor es Dios, en lo alto del cielo y abajo en la tierra, y que no hay otro.
Guarda los mandatos y preceptos que te voy a dar hoy. (Dt 4, 39-40)
El Señor liberta a los cautivos, el
Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el
Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos; sustenta al huérfano
y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.(Slm 145) “Dios ama y reprende a los que él ama”
para que seamos lavados, purificados y seamos santificados, ya que sin santidad nadie verá al Señor: "Procurad la paz con todos y la santidad,
sin la cual nadie verá al Señor. Poned cuidado en que nadie se vea privado de
la gracia de Dios; en que ninguna raíz amarga retoñe ni os turbe y por ella
llegue a inficionarse la comunidad. Que no haya ningún fornicario o impío como
Esaú, que por una comida vendió su primogenitura. Ya sabéis cómo luego quiso
heredar la bendición; pero fue rechazado y no logró un cambio de parecer,
aunque lo procuró con lágrimas."(Heb 12, 14- 17)
Dios que es Amor, nos levanta del
suelo, nos enseña a caminar en la verdad, endereza a los que están a punto de
caer en el pecado y nos reviste en justicia y santidad. Todo es Gracia de Dios.
Todo lo que él hace lo hace por Misericordia y sin Misericordia, no hace nada. Su
Amor es paciente, tolerante y servicial (1 de Cor 13, 4) El precio por nuestra salvación
lo pagó Jesús, el Hijo de Dios: A nosotros que estábamos muertos por el pecado,
nos ha dado vida (Ef 2, 1-3).
"Pero Dios, rico en
misericordia, por el grande amor con que nos amo, estando muertos a causa de
nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo - por gracia habéis sido
salvados - y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo
Jesús, a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su
gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Pues habéis sido
salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es
un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. En
efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas
obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos."(Ef 2, 4- 11)
Nada de que presumir, todo es
Gracia de Dios. Gracia carísima, que no es barata, y lo primero que nos
presenta la fe, es eso, la salvación es Gracia, no viene de nuestros méritos o
de nuestras buenas obras, somos salvados por la fe en Jesucristo. La pide y
exige respuestas, este es el precio que hay que pagar. La fe pide conversión. Y
la conversión es Gracia de Dios. Él nos envía una Palabra que si la escuchamos
en el corazón, quedamos embarazados de vida, de amor, de poder, de luz. Luz que
ilumina nuestras tinieblas y reconocemos nuestros pecados. Esto es Gracia de
Dios a la que hay responderle. La Gracia nos lleva al arrepentimiento, vamos a
Jesús que nos atrae con cuerdas de ternura y con cariño (Os 11, 4) Nos pide un
corazón contrito y arrepentido para recibir el perdón de los pecados (Dlm 51.
19)
"«Venid a mí todos los que
estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros
mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso
para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»"(Mt 11,
28. 30) En el intercambio entre nuestras miserias y su misericordia se da el
perdón de nuestros pecados, es el Nuevo nacimiento que nos trae juntamente con
el perdón de los pecados y la Vida eterna, nos trae el don del Espíritu Santo.
"Entonces Yahveh dijo así: Si
te vuelves porque yo te haga volver, estarás en mi presencia; y si sacas lo
precioso de lo vil, serás como mi boca. Que ellos se vuelvan a ti, y no tú a
ellos. Yo te pondré para este pueblo por muralla de bronce inexpugnable. Y
pelearán contigo, pero no te podrán, pues contigo estoy yo para librarte y salvarte
- oráculo de Yahveh -. Te salvaré de mano de los malos y te rescataré del puño
de esos rabiosos." (Jer 15, 19- 21) Entrar en la Gracia de Dios es para
vivir la Comunión, la Participación y la Misión.
Y, ¿Ahora qué hacemos? Jesús le
dice a Jairo y a su Familia: “Enséñenle a caminar y denle de comer” (Mc 5, 42-
43) La que estaba muerta ahora vive y tiene que caminar y tiene que comer para
que pueda crecer. Caminar es amar lo que significa, revístala de justicia y
santidad. "Rechazad, por tanto, toda malicia y todo engaño, hipocresías,
envidias y toda clase de maledicencias. Como niños recién nacidos, desead la
leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcáis para la salvación, si
es que habéis gustado que el Señor es bueno."(1 de Pe 2.2- 3) Si hemos
probado lo bueno que es el Señor, abandonemos el alimento chatarra de la carne
que el mundo nos ofrece, y busquemos el alimento que la fe nos ofrece: La
Palabra de Dios y la Oración para caminar en la verdad de Cristo, ser uno de
sus discípulos, conocer la verdad que nos hace libres (Jn 8, 31- 32)
El Nuevo nacimiento y el
crecimiento espiritual es pura Gracia de Dios. El que no crece en la fe se
achaparra. Crecer en la fe es crecer en Cristo, él es nuestra Gracia: "Creced,
pues, en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador,
Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén."(2
de Pe 3, 18) Revistiéndose de Cristo lo que pide despojarse del traje de tinieblas
para revestirse de justicia y santidad (Ef 4, 23-24), es decir, de Gracia de
Dios.
El Camino a seguir es el camino de Cristo: "Así, pues, os conjuro en
virtud de toda exhortación en Cristo, de toda persuasión de amor, de toda
comunión en el Espíritu, de toda entrañable compasión, que colméis mi alegría,
siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos
mismos sentimientos. Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con
humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando
cada cual no su propio interés sino el de los demás. Tened entre vosotros los
mismos sentimientos que Cristo." (Flp 2, 1- 5) Ahora estamos en el Camino,
somos discípulos de Jesús, sigamos sus huellas:
"El cual, siendo de condición
divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí
mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo
en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y
muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está
sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los
cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús
es SEÑOR para gloria de Dios Padre."(Flp 2, 6- 11)
Sin seguimiento de Cristo no hay
filiación, no hay discipulado, no hay GRACIA DE DIOS. "¿De qué sirve,
hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá
salvarle la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento
diario, y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y hartaos», pero
no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si
no tiene obras, está realmente muerta. (Snt 2,14- 17)
El alimento de la fe es Cristo: su
Palabra, la oración, sus sacramentos especialmente la confesión y la
eucaristía, las obras de misericordia, la Comunidad en la que nos reunimos es
el nombre de Cristo para extender la mano con libertad para compartir los dones
que Dios no ha dado para nuestra realización y para la realización de los
demás. El que se aísla se ahoga en su propio mole: en su propio Ego. Todo el
bien que hacemos es Gracia de Dios. Es respuesta a la fe.
“No le estorbemos a Dios, para que
realice nuestra liberación y nuestra salvación.”
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