CRISTO JESÚS ES NUESTRA LUZ Y EN ÉL NO HAY TINIEBLA ALGUNA.

 


CRISTO JESÚS ES NUESTRA LUZ Y EN ÉL NO HAY TINIEBLA ALGUNA.

Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si caminamos en la luz, lo mismo que está él en la luz, entonces vivimos en comunión unos con otros; y la sangre de Jesús, su Hijo, nos purifica de todo pecado.   (1Jn 1, 5b. 7)

"En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. "(Jn 1, 1- 5) La luz de Jesús nos enseña de dónde venimos, para que estamos aquí y para donde vamos. Es luz que ilumina nuestras tinieblas y nos lleva a reconocer nuestros pecados y nos hace discernir lo bueno de lo malo.

"Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad."(Jn 1, 14) La Palabra hecha carne es Emmanuel que significa Dios con nosotros (Mt 1, 23) Dios entre nosotros y Dios a favor de nosotros. Cristo presente en nuestros corazones nos transforma en luz que disipa toda tiniebla (Ef 5, 7-9) Jesús es nuestra luz podemos ver las maravillas de Dios en nuestra vida y en la vida de otros. Por eso él quiere encender nuestras lámparas para que podamos conocer y comprender la voluntad de Dios (cf Lc 12, 35) Su Palabra es lámpara para nuestros pies, es luz en nuestro camino. (Slm 119, 105)

"Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios."(Jn 1, 11- 13) Unos creen y otros no creen, por eso el anciano Simeón dijo en profecía: "Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción” (Lc 2, 34) Quiénes son los que caen los que no creen  quienes son los que se levantan, lo que si creen. Los que creen tiene su luz, no están en tinieblas.

Tres palabras son manifestadas: La Palabra, la Luz y la Vida. Jesús es la Palabra de Dios hecha carne. Es Luz, es amor, es verdad, es vida (Jn 14, 6) Tres textos de san Juan lo describen así: "«Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.»" (Jn 8, 31- 32) "Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.»" (Jn 8, 12) "Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección y la vida.  El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.»"(Jn 11, 25-27)

La fe en Jesús nos deja tres cosas: Luz, Poder y Misericordia. Luz para discernir lo que es bueno y lo que es malo, a esto se le llama discernir entre el bien y el mal. Poder para rechazar el mal y poder para hacer el bien, y poder decir: “Todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece” (Flp 4, 13) Misericordia para recibir perdón cuando ofendemos y para darlo a los que nos ofenden. Sin misericordia estamos vacíos de Dios y nuestras lámparas están apagadas.

Creer o no creer divide a los hombres en dos: en tinieblas y en luz: "Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad. Examinad qué es lo que agrada al Señor,"(Ef 5, 8- 10) La Palabra, la Luz y la Vida ha tomado rostro humano para salvarnos del pozo de la muerte: "El nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados."(Col 1, 13- 14)

Jesús ha venido a revelarnos a Dios. En Jesús, en sus palabras, milagros, exorcismos y en su Persona descubrimos que Dios es Padre, es Amor, es Perdón y es Libertad. Así como lo dice san Juan: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él."(Jn 3, 16- 17)

¿Qué obras tenemos que hacer para salvarnos? "Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día."(Jn 6, 40) Creer que Jesús es el Hijo de Dios. El don de Dios a los hombres. Es nuestro Salvador, nuestro Maestro y nuestro Señor. Es la Palabra que estaba con Dios y era Dios (Jn 1,1) Es mi “Señor y mi Dios” en la boca de Tomás (Jn 20, 28)

El que camina con Jesús, camina en la luz, tiene la vida y no camina en las tinieblas. Por eso Pablo nos recomienda: "Por eso, tampoco nosotros dejamos de rogar por vosotros desde el día que lo oímos, y de pedir que lleguéis al pleno conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que viváis de una manera digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios; confortados con toda fortaleza por el poder de su gloria, para toda constancia en el sufrimiento y paciencia; dando con alegría gracias al Padre que os ha hecho aptos para participar en la herencia de los santos en la luz."(Col 1, 9- 12)

Conocer la Palabra de Dios es conocer a Cristo, es Luz del mundo (Jn 8, 12) Por eso conozcamos el Plan de Dios para todo el hombre y para todos los hombres: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor; eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el Amado. En él tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los delitos, según la riqueza de su gracia que ha prodigado sobre nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9.dándonos a conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo designio que en él se propuso de antemano," (Ef 1, 3- 9)

Acudamos a Cristo, Palabra eterna de Dios, que al poner su morada entre nosotros nos ha abierto el camino de la salvación, y digámosle con fe: Líbranos, Señor, de todo mal.

Por el misterio de tu encarnación, por tu nacimiento y por tu infancia, por toda tu vida consagrada al servicio del Padre: Líbranos, Señor, de todo mal.

Por tus trabajos, por tu predicación y por tus largas horas de camino, por toda tu vida de entrega a la salvación de los pecadores: Líbranos, Señor, de todo mal.

Por tu agonía y tu pasión, por tu cruz y tu desamparo, por tus angustias, por tu muerte y tu sepultura: Líbranos, Señor, de todo mal.

Jesús es el Cristo (Mt 16, 16) y Cristo es Dios (Jn 20, 28) “Yo Soy la Luz” (Jn 8, 12) Jesús es Dios que se hizo hombre (Flp 2, 6- 8) Jesús murió y resucitó para darnos vida eterna. (Rm 4, 25)

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