VAYAN POR TODO EL MUNDO Y PREDIQUEN EL EVANGELIO A TODA CRIATURA.

 


VAYAN POR TODO EL MUNDO Y PREDIQUEN EL EVANGELIO A TODA CRIATURA.

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos".  El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían. (Mc 16, 15-20)

Evangelizar es sembrar el Poder de Dios en el corazón de los hombres. En anunciar la Buena Nueva, la Buena Noticia. Que Dios está salvando a los hombres y está perdonando los pecados y cambiando los corazones de piedra en corazones de carne. Cristo Jesús es la Buena Nueva que nos muestra los Rostros de Dios, en su Persona y con su Palabra. Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?  ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. (Jn 14, 8- 10)

¿Cuáles son los Rostros de Dios que Jesús nos descubre a toda la humanidad? En esto encontramos el corazón de la Buena Nueva. El primer rostro de Dios es que él es Padre, compasivo y misericordioso. Es su Nombre, Padre, que estás en el cielo, santificado sea tú nombre, vengas a nosotros tú reino y hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. (Mt 6, 9) Padre, es el nombre por el que Dios quiere ser llamado por sus hijos. Dios nos ama a todos como somos y no por lo que hacemos

El segundo Rostro es el Amor. Por amor nos ha elegido para estar en su presencia santos e inmaculados por amor y nos ha destinado a ser adoptados como sus hijos en Cristo (Ef 1, 4-5) Su corazón es como un mar inmenso de Amor, donde él quiere que nos metamos, nademos y nos empapemos con su Amor. Amor eterno nos ha amado (Jer 31. 3) Amor infinito, inabarcable e incansable, nunca se cansa de amarnos. Por amor nos creó a Imagen y semejanza suya (Gn 1, 27) Fuimos creados con Amor, por amor y para amar. El amor de Dios no tiene límites. Sí le pusiéramos límites serían sus Mandamientos.

El tercer Rostro de Dios es el Perdón. Es su Misericordia. Es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y siempre dispuesto a perdonar. Dios perdona lo mucho y lo poquito, lo grande y lo pequeño. Es el Dios de los perdones y de las misericordias (Dn 9) Para Dios amar es perdonar, por eso Jesús le pide a su Padre: “Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34) Y nos pide a nosotros; Amen a sus enemigos y recen por los que los persiguen (Lc 6, 27)

El cuarto Rostro de Dios es la Libertad. Es el totalmente Otro. Nos creó de la nada, nos da la herencia, nos deja salir de Casa para ir a derrocharla, sale a buscarnos, y nos recibe para hacernos una fiesta. Es Libre  para  amar, para perdonar, para servir. Dios quiere que seamos libres, la Libertad es nuestra vocación: para ser libres nos libertó Cristo (Gál 5, 1)

La Buena Nueva nos dice que Dios nos ama, nos perdona, nos salva y nos da Espíritu Santo, todo en Cristo que comparte con nosotros su herencia, Dios mismo (Rm 8, 17) Dios nos hace partícipes de lo que es y del que él tiene. Nos ha dado a su Hijo por amor a los hombres (Jn 3, 16) Para que tengamos vida en abundancia (Jn 10, 10) Dios en persona viene a salvarnos, poderoso salvador que viene en nuestro auxilio. La Buena Nueva nos presenta los Rostros de Dios en la persona de Cristo Jesús, el revelador del Padre. No nos juzga, ni amenaza, ni condena, ni nos regaña, nos habla la verdad con Amor por eso nos llama a creer en él y convertirnos a él. ¿Qué obras tenemos que hacer para salvarnos? Sólo una, que creamos que Dios nos ama, nos perdona, nos salva y nos da Espíritu Santo. (Jn 6, 39- 40)

La señal que hemos pasado de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad, de las tinieblas a la luz, es el Amor, es el Perdón que recibimos y el perdón que damos. “El amor consiste en que Dios nos amó por primero y nos entregó a su Hijo como propiciación por nuestros pecados” (1 de Jn 4, 10) Jesús nos dijo: No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos (Jn 15, 13) Y Jesús entregó también su vida por sus enemigos (Lc 23, 34)

Estas señales acompañaran a los que crean: Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.» (Mc 16, 17- 18)

En nombre Jesús vamos a trabajar para Dios y para los demás, en nombre de Jesús equivale hacer lo por amor, con esperanza y con fe. “Solamente unidos a mi podéis dar fruto” (Jn 15, 4) Expulsaran demonios. Demonio es todo aquello que es incompatible con el reino de Cristo. Pueden ser toda clase de vicios, Hablaran lenguas nuevas. Lenguas que son amables, veraces y limpias, que unen, reconcilian que liberan, que enseñan, que salvan y que corrigen, son las lenguas de Dios. Agarraran serpientes venenosas, los morderán y no morirán, porque tienen el contra veneno, la fe, la esperanza y la caridad, tienen a Cristo. Las serpientes son las concupiscencias de la carne: el poder, el placer y el tener. Aunque beban veneno no les hará daño. El veneno puede venir de dentro o puede venir de fuera. Lo que viene de fuera pueden ser palabras ofensivas, críticas chismes, calumnias, mentiras, no te creas, no juzgues por las apariencias. El veneno desde dentro, son las malas intenciones, las malas inclinaciones, los malos pensamientos y los malos deseos. Impondrán las manos sobre los enfermos y se sanarán. Imponer las manos libres significa compartir el don que tienes, con el bien vences el mal. Mc 3, 1- 5)

Estas señales (las cinco) son signos que estamos caminando en la verdad, que hemos padecido la acción de Cristo en nuestras vidas y que poseemos los Rostros de Dios y caminamos en la luz, y no en las tinieblas. Los hijos de la Luz son la bondad, la verdad y la justicia (Ef 5, 9) Recordando las palabras de san Juan: Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él. (1 de Jn 4, 7- 9)

 

 

 

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