YO DEJARÉ EN MEDIO DE TI UN PUÑADO DE HOMBRES POBRES.

 


YO DEJARÉ EN MEDIO DE TI UN PUÑADO DE HOMBRES POBRES.

 

“¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada, de la ciudad potente y opresora! No ha escuchado la voz, ni ha aceptado la corrección. No ha confiado en el Señor, ni se ha vuelto hacia su Dios.

Pero hacia el fin daré otra vez a los pueblos labios puros, para que todos invoquen el nombre del Señor y lo sirvan todos bajo el mismo yugo. Desde más allá de los ríos de Etiopía, hasta las últimas regiones del norte, los que me sirven me traerán ofrendas. Aquel día no sentirás ya vergüenza de haberme sido infiel, porque entonces yo quitaré de en medio de ti a los orgullosos y engreídos, y tú no volverás a ensoberbecerte en mi monte santo.

Aquel día, dice el Señor, yo dejaré en medio de ti, pueblo mío, un puñado de gente pobre y humilde. Este resto de Israel confiará en el nombre del Señor. No cometerá maldades ni dirá mentiras; no se hallará en su boca una lengua embustera. Permanecerán tranquilos y descansarán sin que nadie los moleste’’. So 3, 1-2. 9-13

Un resto fiel será portador de una fe sincera, de un corazón limpio y de una recta intención” (1 de Tim 1.5) Será poseedor de un corazón pobre, limpio, misericordioso, pacifico y justo, capaz de padecer y sufrir por la causa del Señor. (cf Mt 5, 3- 11)

El resto fiel es fruto de vivir de encuentros con el Señor, Jesús. Un pueblo que confía, lo obedece y lo ama. Recordemos al Profeta Oseas cuando nos habla de su experiencia: "Por eso yo voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Allí le daré sus viñas, el valle de Akor lo haré puerta de esperanza; y ella responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto. Y sucederá aquel día - oráculo de Yahveh - que ella me llamará: «Marido mío», y no me llamará más: «Baal mío.» Yo quitaré de su boca los nombres de los Baales, y no se mentarán más por su nombre."(Os 2, 16- 19) A Jeremías cuando nos dice: "Me has seducido, Yahveh, y me dejé seducir; me has agarrado y me has podido. He sido la irrisión cotidiana: todos me remedaban."(Jer 20, 7)

Para pertenecer al pequeño resto se ha de padecer la acción del Espíritu Santo: "¿Por qué ha resultado mi penar perpetuo, y mi herida irremediable, rebelde a la medicina? ¡Ay! ¿serás tú para mí como un espejismo, aguas no verdaderas? Entonces Yahveh dijo así: Si te vuelves porque yo te haga volver, estarás en mi presencia; y si sacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Que ellos se vuelvan a ti, y no tú a ellos. Yo te pondré para este pueblo por muralla de bronce inexpugnable. Y pelearán contigo, pero no te podrán, pues contigo estoy yo para librarte y salvarte - oráculo de Yahveh -. Te salvaré de mano de los malos y te rescataré del puño de esos rabiosos."(Jer 15, 18- 21)

 

El culto externo, consiste en una fe sin obras (Snt 2, 14) “Se invoca a Dios pero el corazón no le pertenece” ( ) No hay conversión y no hay amor ( cf Ef , 1, 15)"«¿A mí qué, tanto sacrificio vuestro? - dice Yahveh -. Harto estoy de holocaustos de carneros y de sebo de cebones; y sangre de novillos y machos cabríos no me agrada, cuando venís a presentaros ante mí. ¿Quién ha solicitado de vosotros esa pateadura de mis atrios? No sigáis trayendo oblación vana: el humo del incienso me resulta detestable. Novilunio, sábado, convocatoria: no tolero falsedad y solemnidad. Vuestros novilunios y solemnidades aborrece mi alma: me han resultado un gravamen que me cuesta llevar. Y al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros. Aunque menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están de sangre llenas:" (Is. 1, 11- 15)


"lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda. Venid, pues, y disputemos - dice Yahveh -: Así fueren vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán. Si aceptáis obedecer, lo bueno de la tierra comeréis. Pero si rehusando os oponéis, por la espada seréis devorados, que ha hablado la boca de Yahveh."(Is 1, 16- 20)


Lo que Pablo dice: "Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien; amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros; con un celo sin negligencia; con esp1ritu fervoroso; sirviendo al Señor; con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración; compartiendo las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad."(Rm 12. 9- 13) Para lograr lo anterior Jesús habló del Nuevo Nacimiento, nacer de os Alto, nacer de Dios.(Jn 3, 1- 5) Para nacer de Dios hay que estar embarazados con la energía, con la fuerza y con el poder de Dios que se encuentra en a escucha de la Palabra (Rm 10, 17) Palabra que es Luz e ilumina las tinieblas de nuestros corazones (Slm 119, 105)


Palabra poderosa que nos lleva al reconocimiento de nuestros pecados (Jn 16, 8) Somos pecadores y pecamos (1 de Tim 1, 16¸1 de Jn 1, 8-9) La Palabra de Dios deja en nosotros la Gracia que trabaja y nos lleva al arrepentimiento, al dolor de haber ofendido a Dios. Nos lleva al encuentro con el Señor llevando un corazón contrito y arrepentido el cual Dios no rechaza (Slm 51, 19) Nos acoge, nos recibe y nos perdona. Con el perdón de nuestros pecados, recibimos el don del Nuevo Nacimiento y el Don del Espíritu Santo. Ahora somos hombres y mujeres, que pertenecemos a la Nueva Creación. El Nuevo Nacimiento nos da también un corazón nuevo, una mente nueva y un espíritu nuevo. Pertenecemos al Señor, lo amamos y le servimos. Escuchemos a Pablo decirnos:

 

"Mas ahora, desechad también vosotros todo esto: cólera, ira, maldad, maledicencia y palabras groseras, lejos de vuestra boca. No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador, donde no hay griego y judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos. Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección. Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed agradecidos." (Col 3, 8- 15)

Todos vivimos en la misma ciudad, sólo que unos creen y otros no creen. Unos están en la luz y otros están en las tinieblas, unos son libres y otros son esclavos del pecado. Unos caminan en el Gracia de Dios y otros caminan en el pecado. Unos conocen a Dios y otros no lo conocen. Unos son pobres de espíritu y otros son ricos de soberbia. Unos siguen a Cristo y otros siguen a otro. Escuchemos la Obra que Dios quiere realizar con todos:

"Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho en amor y en compasión, te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Yahveh. Y sucederá aquel día que yo responderé - oráculo de Yahveh - responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra; la tierra responderá al trigo, al mosto y al aceite virgen, y ellos responderán a Yizreel."(Os 2, 21- 24)

La alianza de la que habla Oseas fue sellada con la sangre de Cristo. Con su Muerte y Resurrección Cristo fundó en Nuevo Pueblo con una Ley Nueva y un Culto Nuevo: "Pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz vosotros que en un tiempo no erais pueblo y que ahora sois el Pueblo de Dios, de los que antes no se tuvo compasión, pero ahora son compadecidos."(1 de Pe 2, 9- 10)

Vivamos como hijos de la Luz en la Bondad, en la Verdad y en la Justicia (Ef 5, 9) Rompamos con el pecado (1 de Jn 1, 8), guardemos sus Mandamientos (1 de Jn 2, 3), no amemos al mundo ni lo que éste nos ofrece: el poder, el tener y el placer (1 de Jn 2, 15) y guardémonos de los falsos profetas (1 de Jn 2, 18) Para poder vivir como hostias vivas, santas y agradables a Dios. Qué este sea nuestro culto espiritual. (Rm 12, 1)

 

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