ABRIDME SEÑOR LOS OÍDOS DE MI CORAZON PARA QUE ESCUCHE TU VOZ Y EL CLAMOR DE LOS POBRES.

 


ABRIDME SEÑOR LOS OÍDOS DE MI CORAZON PARA QUE ESCUCHE TU VOZ Y EL CLAMOR DE LOS POBRES.

 

"Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.» Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios. Dijo Yahveh: «Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los jebuseos."(Ex 3, 6- 8)

 

He visto la opresión de mi pueblo. He escuchado el clamor de mi pueblo. Yo conozco sus sufrimientos y he bajado para liberar a mi pueblo y para subirle a una tierra buena y espaciosa que mana leche y miel. “He bajado para liberar a mi pueblo y para subirlo a su tierra buena y fértil. Para sacarlo de la esclavitud y subirlo a la tierra de la verdad y de la libertad. La primera acción de Dios para su pueblo es la Liberación porque él no hace alianza con esclavos.

Los llama a salir de la tierra del exilio, tierra de la servidumbre y de la esclavitud, para llevarlos al desierto y hacer alianza con ellos. Los pone en camino de éxodo. Los libera y los conduce hasta la Montaña santa para hacer con ellos un pacto de alianza. Dios y pueblo se comprometen mutuamente a pertenecer el uno para el otro: Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo.” Dios por medio de Moisés le entrega al pueblo los Diez Mandamientos y el Código de la alianza. Dios hace de un puñado de tribus nómadas un pueblo santo, llamado a ser luz de las naciones. La tierra prometida es don y conquista. La tierra está en manos de sus enemigos, tienen que luchar y vencerlos para seguir avanzando hasta alcanzar la Meta, la Tierra prometida.

Los Mandamientos son palabras divinas; palabras santas salidas de la boca de Dios. El pueblo debe guardarlas y ponerlas en práctica. Debe también evitar todo contacto con los pueblos que ocupan la tierra prometida: "Cuando hayas entrado en la tierra que Yahveh tu Dios te da, no aprenderás a cometer abominaciones como las de esas naciones. No ha de haber en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que practique adivinación, astrología, hechicería o magia, ningún encantador ni consultor de espectros o adivinos, ni evocador de muertos. Porque todo el que hace estas cosas es una abominación para Yahveh tu Dios y por causa de estas abominaciones desaloja Yahveh tu Dios a esas naciones delante de ti. Has de ser íntegro con Yahveh tu Dios."(Dt 18, 9- 13).

Moisés puso la “tienda de la reunión fuera del campamento: "Tomó Moisés la Tienda y la plantó para él a cierta distancia fuera del campamento; la llamó Tienda del Encuentro. De modo que todo el que tenía que consultar a Yahveh salía hacia la Tienda del Encuentro, que estaba fuera del campamento. Cuando salía Moisés hacia la Tienda, todo el pueblo se levantaba y se quedaba de pie a la puerta de su tienda, siguiendo con la vista a Moisés hasta que entraba en la Tienda. Y una vez entrado Moisés en la tienda, bajaba la columna de nube y se detenía a la puerta de la Tienda, mientras Yahveh hablaba con Moisés. Todo el pueblo veía la columna de nube detenida a la puerta de la Tienda y se levantaba el pueblo, y cada cual se postraba junto a la puerta de su tienda. Yahveh hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo. Luego volvía Moisés al campamento, pero su ayudante, el joven Josué, hijo de Nun, no se apartaba del interior de la Tienda."(Ex 33, 7- 11)

En la Tienda del encuentro se encontraba el “Arca de la alianza.” En el arca había tres cosas: La vara de Aarón, una porción del Maná y  las tablas de la Ley (Heb 9, 1-9) Para el pueblo era la misma presencia de Dios por eso era tan sagrada. Para el nuevo Testamento las tablas de la Ley equivalen a la Palabra de Dios. La vara de Aarón a la Cruz de Cristo y el maná equivale a la Eucaristía. “Pan vivo bajado del cielo” (Jn 6, 51)

La crisis de la Comunidad del desierto. "María y Aarón murmuraron contra Moisés por causa de la mujer kusita que había tomado por esposa: por haberse casado con una kusita. Decían: «¿Es que Yahveh no ha hablado más que con Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros?» Y Yahveh lo oyó. Moisés era un hombre muy humilde, más que hombre alguno sobre la haz de la tierra. De improviso, Yahveh dijo a Moisés, a Aarón y a María: «Salid los tres a la Tienda del Encuentro.» Y salieron los tres. Bajó Yahveh en la columna de Nube y se quedó a la puerta de la Tienda. Llamó a Aarón y a María y se adelantaron los dos. Dijo Yahveh: «Escuchad mis palabras: Si hay entre vosotros un profeta, en visión me rebelo a él, y hablo con él en sueños. No así con mi siervo Moisés: él es de toda confianza en mi casa; boca a boca hablo con él, abiertamente y no enigmas, y contempla la imagen de Yahveh. ¿Por qué, pues, habéis osado hablar contra mi siervo Moisés?» Y se encendió la ira de Yahveh contra ellos. Cuando se marchó, y la Nube se retiró de encima de la Tienda, he aquí que María estaba leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María y vio que estaba leprosa. Y dijo Aarón a Moisés: «Perdón, Señor mío, no cargues sobre nosotros el pecado que neciamente hemos cometido. Por favor, que no sea ella como quien nace muerto del seno de su madre, con la carne medio consumida.» Moisés clamó a Yahveh diciendo: «Oh Dios, cúrala, por favor.»"(Núm. 12, 1- 13)


Por el desierto Dios da de comer a su pueblo: "Los israelitas les decían: «¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahveh en la tierra de Egipto cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta hartarnos! Vosotros nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea.» Yahveh dijo a Moisés: «Mira, yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria; así le pondré a prueba para ver si anda o no según mi ley. Mas el día sexto, cuando preparen lo que hayan traído, la ración será doble que la de los demás días.» "(Ex. 16, 1- 5)

Por el desierto Dios da de beber a su Pueblo: "El pueblo entonces se querelló contra Moisés, diciendo: «Danos agua para beber.» Respondióles Moisés: «¿Por qué os querelláis conmigo? ¿Por qué tentáis a Yahveh?» Pero el pueblo, torturado por la sed, siguió murmurando contra Moisés: «¿Nos has hecho salir de Egipto para hacerme morir de sed, a mí, a mis hijos y a mis ganados?» Clamó Moisés a Yahveh y dijo: «¿ Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen.» Respondió Yahveh a Moisés: «Pasa delante del pueblo, llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el Río y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.» Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Aquel lugar se llamó Massá y Meribá, a causa de la querella de los israelitas, y por haber tentado a Yahveh, diciendo: «¿Está Yahveh entre nosotros o no?»"(Ex 17, 2- 7)


Dios camina con su Pueblo: "Partieron de Sukkot y acamparon en Etam, al borde del desierto. Yahveh iba al frente de ellos, de día en columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en columna de fuego para alumbrarlos, de modo que pudiesen marchar de día y de noche. No se apartó del pueblo ni la columna de nube por el día, ni la columna de fuego por la noche." (Ex 13, 20- 22)

 

El pueblo camina con su Dios: "«Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh de ti reclama: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios.»"(Mq 6, 8) "Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?"(Lc 9, 23- 25)

 

La oración de Moisés en favor de su pueblo: "Déjame ahora que se encienda mi ira contra ellos y los devore; de ti, en cambio, haré un gran pueblo.» Pero Moisés trató de aplacar a Yahveh su Dios, diciendo: "¿Por qué, oh Yahveh, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, el que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte? ¿Van a poder decir los egipcios: Por malicia los ha sacado, para matarlos en las montañas y exterminarlos de la faz de la tierra? Abandona el ardor de tu cólera y renuncia a lanzar el mal contra tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los cuales juraste por ti mismo: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la poseerán como herencia para siempre.» Y Yahveh renunció a lanzar el mal con que había amenazado a su pueblo."(Ex 32, 10- 14


Salmo responsorial.

R.(7a)  El Señor escucha el clamor de los pobres. Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo.


R.  El Señor escucha el clamor de los pobres. Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias.


R.  El Señor escucha el clamor de los pobres. En contra del malvado está el Señor, para borrar de la tierra su recuerdo. Escucha, en cambio, al hombre justo y lo libra de todas sus congojas.

R.  El Señor escucha el clamor de los pobres. El Señor no está lejos de sus fieles, y levanta a las almas abatidas. Salva el Señor la vida de sus siervos; no morirán quienes en él esperan.


R.  El Señor escucha el clamor de los pobres.(
Sal 33, 2-3. 6-7. 17-18. 19 y 23)

 

Abridme Señor los oídos del corazón para que yo pueda escuchar tu voz y el clamor de los pobres.

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