SI ALGUNA FUERZA TIENE UNA ADVERTENCIA EN NOMBRE DE CRISTO

 


SI ALGUNA FUERZA TIENE UNA ADVERTENCIA EN NOMBRE DE CRISTO

Hermanos: Si alguna fuerza tiene una advertencia en nombre de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida del amor, si nos une el mismo Espíritu y si ustedes me profesan un afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo todos una misma manera de pensar, un mismo amor, unas mismas aspiraciones y una sola alma. Nada hagan por espíritu de rivalidad ni presunción; antes bien, por humildad, cada uno considere a los demás como superiores a sí mismo y no busque su propio interés, sino el del prójimo. (Flp 2, 1-4)

Una advertencia en el nombre del Señor Jesús, tiene como fuente el amor, derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que él nos ha dado (Rm 5, 5) La Gracia de Dios en nuestros corazones es fuente de gozo, de paz y de amor que hacen mucho bien a toda la Comunidad. Hay unidad, paz, amor gozo que nos llevan a tener los mismos pensamientos de Cristo Jesús (Flp 2, 5) Dónde hay amor hay también humildad y mansedumbre (Mt 11, 29) Las tres son las raíces de la fe (Ef 3, 17-18) Son como las caras de una misma moneda, son inseparables.

La exhortación de Pablo es a llenarse y a revestirse de Cristo, es decir, nos está invitando a convertirnos a Cristo Jesús. A tener los mismos pensamientos, los mismos sentimientos, los mismos criterios, los mismos intereses y las mismas luchas de Cristo, sin los cuales nuestra fe está vacía y es estéril (Snt 2, 14) ¿cómo lograrlo? Con la Gracia de Dios y nuestros esfuerzos y renuncias podemos lograrlo. “Despojaos del hombre viejo y revestíos del hombre Nuevo en justicia y santidad (Ef 4, 23- 24) En la carta a los romanos Pablo nos advierte:

 "Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto."(Rm 12, 2) Una fe cómoda es estéril. La comodidad es un vicio al servicio del hombre viejo. “No os acomodéis al mundo presente.” Más bien, libérate con la acción del Espíritu Espíritu de es mentalidad mundana, pagana y pecaminosa para que te desprendas del dominio de la carne y puedas penetrar en el Misterio de Dios y conocer lo que a él le agrada: “Lo bueno, lo agradable y lo perfecto, Sin fe no hay agradable cosa a Dios (Heb 11, 6) No hay santidad y no hay amor en nuestros corazones. Lo que pablo nos está pidiendo es que “Tomemos la firme determinación de seguir a Cristo.” Rompiendo a la vez con la carga del Pecado: Despojaos del traje de tinieblas” (Rm 13, 12).

Para Pablo la conversión la explicita con tres palabras: “Llenaos de Cristo” Lo que implica otras tres palabras: “Vaciaos del pecado.”  Esto nos ayuda a entender la lucha, el combate de la fe entre el Amor y el Ego, entre las Virtudes y los Vicios, entre el bien y el mal. ¿Quién ganará? Gana aquel al cual le demos de comer. El alimento espiritual y el alimento de la carne (cf Gál 5, 16) Jesús nos habló de un alimento que nutre y transforma: La Voluntad de Dios. "Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra."(Jn 4, 34).

Pedro nos recuerda a todos que nos alimentemos con el alimento que nutre nuestra mente, nuestra voluntad y nuestro corazón: "Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcáis para la salvación, si es que habéis gustado que el Señor es bueno."(1 de Pe 2, 2-3) Los medios para el crecimiento espiritual son: La Oración, la Palabra de Dios.la Liturgia, especialmente los sacramentos de la Confesión y la Eucaristía, la Obras de Misericordia, la Comunidad y el Apostolado. Con la oración íntima, cálida y extensa nos alimentamos y nos nutrimos con la energía, la fuerza y el poder de Dios, tal como lo rezamos en el Padre Nuestro, cuando lo rezamos con el corazón y no sólo de labios para afuera.

Recordemos la enseñanza de Jesús: "«No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 21- 23). Invocar a Dios que es lo mismo que orar, pero haciendo el mal a la misma vez, es una “Tibieza espiritual” que nos recuerda el apocalipsis: "Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca."(Apoc 3, 15- 16). Razón por la que Lucas nos dice: "«¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo?"(Lc 6, 46)

“Nada hagan por espíritu de rivalidad ni presunción” La rivalidad y la presunción vienen de la maldad, de la mentira y de la envidia, fomentan en nosotros la hipocresía y la maledicencia (1 Pe 2, 1) Pertenecen a las Obras de la carne (Gál 5, 19- 21) Nos arrastran a una vida mundana y pagana, de la que Pablo dice: “Aborrezcan el mal” (Rm 12, 9) Para que no sean esclavos, oprimidos y los lleve a la muerte (Rm 6, 20- 23) “Huyan de las pasiones de la juventud” (2 de Tim 2, 22) Y amen apasionadamente el bien para que puedan practicar la caridad, la humildad y a mansedumbre. Entonces la Palabra de Dios será su alimento favorito. Palabra que nos dice: "«Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh de ti reclama: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios.»"(Mq 6, 8)

Para caminar humildemente con Cristo Jesús hay que estar uncidos con el mismo yugo, el yugo del amor para caminar juntos, trabajar juntos dialogar juntos  y orar juntos: "«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»"(Mt 11, 28- 30)

En la Comunidad de Jesús todos somos iguales en dignidad. Que nade se sienta superior a los demás, como tampoco se sienta inferior a los otros. Pues todos tenemos un mismo bautismo, una misma fe, un mismo Señor y un mismo Padre que actúa en todos  trabaja en todos. (Ef 4, 4ss ) Buscando siempre el bien de los demás y no el nuestro, porque el que busca sus propios intereses y no los de Cristo en ese hay maldad (1 de Cor 10, 24)



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