DARLE ORIENTACIÓN A TU VIDA




DARLE ORIENTACIÓN A TU VIDA

Las preguntas de algunos.

“Cogito, ergo sum” (Descartes) “Pienso, luego existo” Todo ser pensante puede a la misma vez hacer preguntas y puede a la vez, buscar la respuesta a sus inquietudes. Recordemos a Sócrates: “Hombre conócete a ti mismo” para que no seas un desconocido en tu propia casa ¿De dónde vengo? ¿Para dónde voy? ¿Para qué estoy aquí? ¿Qué debo de hacer? ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Cómo encontrar la felicidad? Estas son preguntas que muchas veces nos hacemos a nosotros mismos o las hemos preguntado a otros. A las preguntas anteriores les podemos añadir: ¿Cómo nos pensamos? ¿Cómo nos miramos? ¿Cómo nos valoramos? ¿Cómo nos aceptamos? Y ¿Cómo nos amamos? Tal vez, haya personas que nos se hacen estas preguntas, poco piensan de la vida o en darle respuesta a la existencia, y por lo mismo, viven al margen de su realización sin encontrarle el sentido a la vida.

La Ley Natural.

Podemos entender la verdad como lo que pensamos y lo que decimos. Caminar en  las verdad es integrar nuestra dimensiones humanas: corporal, mental espiritual social e histórica. La armonía interior como la armonía exterior requiere de una luz que nos sirve de guía en todas y en cada situación de nuestra vida. Quien no vive en la verdad, cae en la inversión de valores, no se proyecta y por lo tanto no se realiza. La guía que lleva al hombre a su realización plena es la “conciencia” en la que Dios nos escucha su voz y nos conduce hacia la Plenitud para que seamos personas plenas, fecundas y fértiles. Personas que viven en comunión con su “realidad”. En los más profundo de nuestro ser, en el núcleo más íntimo, que llamamos “corazón” Dios ha escrito la “ley natural” para mostrar nos el camino a seguir, la orientación que le hemos dado a nuestra vida para descubrir y realizar el “sentido de la vida”. Cuatro palabras, cuatro voces para quien las escuche y las siga vaya adquiriendo su “conciencia moral, que nos lleva más allá de la conciencia psicológica y de la conciencia práctica.

V  Haz el bien. Haz cosas buenas. Bueno es todo lo que viene de lo alto para nuestra realización, y que permite que el reino de Dios crezca en nuestros corazones.

V  Evita el mal. No hagas cosas malas. El mal deshumaniza y despersonaliza; atrofia al hombre, lo esclaviza y lo lleva al pozo de la muerte (cf Rom 3, 23; 6, 20- 23). Con palabras de Pablo: “Aborrezcan el mal y amen apasionadamente el bien” (Rom 12, 9)Despojaos del hombre viejo y revestíos del hombre nuevo (Ef 4, 23)

V  Arrepiéntete. Cuando hacemos el mal, rompemos la Comunión (1 Pe 2, 1) ) o pudiendo el bien, no lo hacemos estamos pecando (Snt 4, 18). Pero Dios no abandona la “obra de sus manos” y se deja escuchar una tercera palabra: arrepiéntete para que vuelvas  ala Casa del Padre por el camino del hijo pródigo: Me levantaré, iré a mi Padre y le diré” (Lc 15, 18)

V  Proyéctate. Eres un ser en proyección, tu vida está orientada hacia lo que todavía no eres, pero que vas a llegar a ser: un “hombre nuevo” revestido de justicia y santidad (Ef 4, 24); revestido de entrañas de misericordia, humildad, mansedumbre y amor como Jesús (Col 3, 12)  Quién se levanta y se pone en camino para salir de la servidumbre, de la esclavitud, de una situación de no salvación y que no es querida por Dios, podemos decir que ya está en camino, lo espera el “encuentro con Cristo” que lo espera con los brazos abiertos para acogerlo con ternura y misericordia para revestirlo con la “dignidad de hijo de Dios” y hacerle una fiesta en su honor (Lc 15, 20, 24).

Algo para aprender.

Todos los niños son inocentes la maldad y la malicia no la conocen pues no tienen “conciencia moral”. Tienen el derecho de ser educados en la verdad, en la responsabilidad, en la libertad, en el amor para ayudarlos a formar su conciencia y  escuchen y obedezcan la ley de Dios en su corazón. “¿Quién son sus educadores?”. Sus primeros educadores son sus Padres, la escuela, la Iglesia. Todos los que están en Camino de realización, con una vida orientada hacia la Casa del Padre, siguiendo las huellas de Cristo Jesús (cf 1 Ts 1, 9), como discípulos de Jesús son llamados por el Maestro a Lavar pies (cf Jn 13, 13s); es decir a ayudar a otros a vivir con dignidad y ayudar a otros a desarrollarse, a crecer y madurar como personas plenas y maduras. El método de la enseñanza es el “testimonio y la palabra” para que seamos “forjadores de conciencia moral”. Que hermosa es la persona comprometida, que libre y conscientemente está siempre disponible para dar una luz, una palabra, una orientación en la vida a otros para se hagan más persona y mejores persona.  El tiempo, es a lo largo del camino, es decir, siempre. Es decir, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, no obstante de ser rechazados, el “testimonio” queda como símbolo o signo que se siembra o se riega para quienes lo vean, anhelen ser mejores o cambiar sus modelos de vida que no responden a una orientación válida.

Las lecciones de todo principio de camino.

V  “Yo no soy un algo” “No soy un objeto “No soy una cosa”. He de saber con certeza lo que estoy llamado a ser: “soy un alguien “Soy un sujeto” “Soy una persona”. Un ser con dignidad, único e irrepetible. No estoy hecho, sino, haciéndome, desarrollándome, creciendo y madurando.

V  Cuando eran niño mis educadores me enseñaron a distinguir entre lo bueno y lo malo: Malo lo que no ayuda a realizarse; bueno lo que ayuda y es valioso para mi realización. “Ahora he aprendido que nadie da lo que no tiene”. Ahora como adulto, me apropio de las palabras de Pablo: “Hago el mal que aborrezco, y el bien que quiero no lo hago” (cf Rom 7, 16) ¿Qué es lo que realmente encuentro? Me encuentro como vendido al poder del pecado (cf Rom 7. 14) Mi conciencia no ha logrado la madurez humana, mas bien encuentro una personalidad inmadura sin la fuerza de voluntad para caminar en proyección hacia la Meta.

V  Enseñarme a caminar en la verdad. “Evita el mal y haz el bien” (cf Rom 12, 9) Para que con la ayuda de Dios pueda vencer al mal (cf Rom 12, 21) La verdad que nos hace libres (Jn 8, 32) es el amor que ha  sido derramado en nuestro corazón (Cf Rom 5, 5). El amor es la fuerza que une la mente con la voluntad para hacer de los tres: el amor, la mente y la voluntad el arma más poderosa para expulsar los demonios y orientar la vida hacia la “Madurez humana”, “La “Conciencia Moral”, lugar donde Dios ha escrito su “Ley Nueva; la Ley del Amor; la “Ley de Cristo” para integrar nuestra fe y nuestra vida como personas, sinceras, íntegras, honestas, leales y fieles, para sacar la corrupción de nuestra vida, de la familia y de la sociedad.

V  Lo anterior me ha llevado a comprender que todos somos personas valiosas, importantes y dignas. Hombres y mujeres, todos somos iguales en dignidad; pobres y ricos, somos iguales en dignidad; todos sin importar credo, sexo, lugar de origen o religión, somos iguales en dignidad. Pero a la misma vez somos diferentes en Misión. Poseedores de una diversidad de dones, talentos y carismas que hemos de aprender a compartir para la realización de todos (Cf 1 Cor 4, 7).

V  Lo anterior me lleva a darme cuenta que “soy una bendición” un regalo de Dios para los demás, a quienes debo entregarme y darme para realizarme con ellos y alcanzar cada vez más una personalidad humana. Sin los demás no me realizo, necesitan de mí y yo de ellos: “Nadie se realiza sólo” (cf Gn 2, 18) El principio bíblico nos dice: “Dios creó todo para todos”. Y “todos tienen el derecho a participar de lo necesario para vivir con dignidad”. Todo  lo que se sale estos principios son corrupción, fraude, maldad, acaparamiento, frente a lo que la Luz de la Escritura dice: “No Robarás, no codiciaras los bienes ajenos, no cometerás adulterio, no levantarás falso testimonio” “Evita la envidia, la hipocresía y la maledicencia (cf 1 Pe 2, 1).

V  A la luz de la filosofía, de la ciencia y la teología, el ser humano, es un ser sexuado: “hombre y mujer”, creados por Dios. De frente a la “Equidad de género”, el ser humano no elige años después de haber nacido que ha de ser: niño a niña, hombre o mujer, ya lo es desde su fecundación en seno de la madre. Que nadie se duerma. Jesús nos ha dicho: “mientras mis siervos dormían, vino un adversario mío y sembró la cizaña” (cf Mt 13, 25).
“No me avergüenzo del Evangelio de Jesucristo, que es fuerza de Dios para todo el que cree” (Rom 1, 16) El Camino del Evangelio es el camino del Amor, de la Verdad y de la Justicia (JN 14, 6; Ef 5, 8- 9) Un Camino angosto que exige de esfuerzos, renuncias y sacrificios que se hace por amor (cf Mt 7, 13- 14; Mt 11, 12), para seguir las huellas de Jesucristo, que “Siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” (2 Cor 8, 9) Con nuestros esfuerzos y con la Gracia de Dios nos hacemos pobres para compartir con los otros la “Herencia de Cristo”. Esto me lleva a entender que el hombre se realiza en la medida que se dona y se entrega por amor para ayudar a otros a vivir con dignidad para participar de la “libertad de los hijos de Dios” (cf Gál 5, 1) Sólo realmente los que son libres pueden amar, con el mismo amar que el Padre amó a su Hijo y con el mismo amor que nos amó a nosotros para que con ese mismo amor amemos a Dios y amemos a nuestro hermanos (cf Jn 17, 23).
La experiencia del camino me ha mostrado al rostro misericordioso del Dios,  Uno y Trino que manifestándome su misericordia en medio de mis debilidades y fragilidades para amarme a pesar de mi pecaminosidad, con palabras de san Pablo: “La muestra de que Dios nos ama, es que siendo nosotros pecadores Cristo murió por nosotros” (cf Rom 5,6) El amor es paciente y espera, pero, a fuerzas nada, “si tu quieres” te levantas, sales fuera y te pones en camino en fidelidad a la Palabra y a la Voluntad de Dios con los “ojos fijos en Jesús, el Autor y Consumado de nuestra fe” (Heb 12, 2). El amor es la fuerza de la proyección. No quema etapas, no admite cortar o desviarse del camino; la invitación amorosa de Jesús para seguir el Camino son dos manifestaciones de amor recíproco: Ámame y Sígueme. Jesús nos lleva a la Intimidad con Dios y al encuentro con los hombres para vivir en comunión, en el amor de entrega y de servicio al Reino.

Recodemos a los que estamos ya en el camino: La Caridad es sincera, alegre y hospitalaria (Rom 12, 10- 13) Abarca a todos, no hace acepción de personas e incluye a los enemigos: “Ama a tu enemigo y ora por el que te persigue” (Lc 6, 27).

1 comentario:

  1. Estas son , palabras de vida !!!
    pido al Espíritu Santo que lleguen a mi mente, a mi corazón y con su ayuda,solo con su ayuda ,las lleve a la practica !!!

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