3. LA CONCIENCIA MORAL




10.     La Conciencia Moral.
Todo momento tiene sentido, tiene significado, nada hay en tu vida que no lo tenga. Lo anterior significa caminar con brújula en la vida, guiado en todo momento por el sentido positivo de las cosas[1]. La Brújula de la vida es “La conciencia moral, una cualidad específica del ser humano”, que consiste en la posesión de un conocimiento reflejo de sí mismo como sujeto de sus propios actos orientados hacia el bien común[2]. No se trata de la simple conciencia psicológica como tampoco de la conciencia pragmática. Muchísimos hombres tienen muchos conocimientos, pero no saben vivir en relación con los demás; otros más pueden ser muy religiosos y pueden no tener amor a su prójimo; unos más pueden ser grandes luchadores sociales, pero llenos de odio y sin un sentido de familia.

a)     Con  la anterior definición podemos decir que la conciencia moral es la luz interior que ilumina a cada situación concreta, con sus peligros y posibles desviaciones, mostrando lo que tiene sentido y lo que no lo tiene; lo que es bueno y lo que es malo: bueno es lo que ayuda a realizar el sentido y malo lo que obstruye su realización[3]. Sólo a la luz de la conciencia moral puede el hombre encontrar y dar a las cosas el sentido último e indefinido que hay en ellas; evitando así el peligro del estancamiento que se da por el apego a las ideologías, a las personas y a las cosas.

b)     La Conciencia moral es la orientador de la personalización que puede compararse al timón de un barco que va señalando la perspectiva que lleva al logro de una dimensión humana; la trascendencia que orienta al encuentro con uno mismo, con el Otro, con lo otro y con los otros.

c)     Es la facultad rastreadora de los valores que guía al hombre, aplicando la teoría de la escala de las motivaciones de Maslow, desde los valores básicos, hasta los valores superiores, donde se alcanza el desarrollo pleno de la madurez, de cara a la dignidad humana. La dinámica de la conciencia es la unificación de las capacidades biológicas, psicológicas, espirituales y sociales ya que estamos creados para la totalidad en la unidad.

d)     La conciencia moral puede designarse además como la voz profética que se escucha en el núcleo más secreto del hombre, que lo llama a realizar un sentido y a la vez lo desenmascara mostrándole la vacuidad de su vida que se manifiesta en situaciones de angustia, culpabilidad y aburrimiento, fruto de la aniquilación de las posibilidades existenciales. La conciencia misma, según los filósofos existencialistas enseña a la persona a superar el estado actual del desarrollo y a integrarlo en una unidad superior, en niveles cada vez más altos de conciencia moral generadora del sentido genuino de la alteridad cuyo fracaso en realizar crea en el hombre lo que el padre de la logoterapia, Vicktor Frankl llama “vacío existencial”, y que responde al vacío de ser de Heidegger.

e)     La Biblia define a esa voz profética, (Os. 2, 14ss) como la voz de la consciencia que se escucha en el corazón de todo hombre con tres palabras: “No hagas cosas malas”. “Haz cosas buenas”. Rechaza el mal y haz el bien. Cuando se ha fallado, el hombre puede todavía escuchar una tercera voz que lo invita a rectificar y a reorientar su vida: “Arrepiéntete”, es decir, reorienta tu vida hacia el Bien, hacia tu Meta, hacia los Valores. Desde de lo anterior podemos decir que la “Conciencia Moral, es por excelencia en la que Dios se deja escuchar su voz para guiar al hombre a  la Plenitud para ponerlo de pie, se desarrolle, crezca y madure como persona, un ser protagonista de su propia historia.

7.      El Vacío existencial
Comúnmente se designa a los tiempos actuales como una época de frustración existencial, fenómeno cada día más extendido al no encontrar fronteras que lo limiten[4]. Se manifiesta de manera especial en la juventud tanto en las sociedades capitalistas y socialistas de los países desarrollados, como en las naciones en vías de desarrollo del tercer mundo. Jóvenes que estudian y no saben ni él por qué ni él para qué estudian. Terminan sus estudios y no hay trabajo. El vacío existencial o sentido de vacuidad nos permite comprender la actitud desesperante de las personas que buscan refugio en la embriaguez, la drogadicción o en el mismo suicidio, simples impresiones absurdas que implican peligro de olvidar el verdadero sentido y que le dan a la vida una apariencia de nulidad[5].
Podemos hacernos la pregunta: ¿cuáles son las causas del vacío existencial? Digamos primero que se trata de un vacío de valores, de vida, de criterios saludables, de alegría, de interés por la vida. En referencia al “Vacío”, el proverbio popular reza: “Nadie da lo que no tiene”.
ü  La no proyección.“Aprendí que no se debe dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único” (Agatha Christie)[6]. Nadie puede vivir su vida al margen del sentido (cfr Mt 12, 7); cuando el hombre no logra alcanzarlo, no porque deje de estar al alcance de su mano o por falta de facultades, sino porque ha perdido el interés y el deseo por la vida piensa que seguir luchando por aquello que se quiere y se desea es inútil y absurdo, refugiándose entonces, en la perniciosa soledad, que al prolongarse genera el vacío, que hace del hombre un ser perdido en sí mismo y en las cosas[7].

ü  La frustración existencial.La razón por la que el hombre puede llegar a experimentar la falta de contenido en la vida, es explicada por el Dr. Frankl cuando dice:
“Contrariamente al animal, los instintos ya no le indican al hombre lo que tiene que hacer y las tradiciones no le indican lo que debe hacer, a menudo, éste ni siquiera parece saber lo que quiere, inclinándose entonces a querer lo que hacen los demás, o bien a hacer aquello que los demás le imponen[8]. Pensemos en una pareja de recién casados que van dejando atrás la “luna de miel”, los besos del principio ya no saben a lo mismo; las relaciones sexuales se hacen por obligación, por que toca; entra entonces la rutina, el aburrimiento y la costumbre, asesinando el amor. Cuando el amor muere o va muriendo, aparece el “vacío de…” y aparece la tensión, la frustración que dan a luz toda forma de agresividad, tanto, física como psicológica o moral. Miremos por un momento a una persona aburrida en su trabajo… trabaja sin conciencia y sin sentido, solo por dinero, y cuando no hay lo que se quisiere, entra el mal genio, el mal carácter, y lo que es aún peor, entran las neurosis y el servilismo, hijo legítimo de la frustración existencial.
Según la perspectiva del Dr. Frankl el sentido de vacuidad en el hombre es consecuencia del fracaso en la realización y en la actualización de las tendencias del individuo, cuya realización hubiera sido causa de felicidad. La no proyección  es causa de parálisis, tanto espirituales como intelectuales y aún físicas. Las cosas no salieron como se esperaban o se habían pensado y la persona se deja marginar de la corriente de la vida y ser lanzado alas playas de la muerte[9].
ü  La libertad mal usada. Leonardo Boff, al respecto dice que la frustración existencial es fruto de la libertad ejercida en forma despersonalizante[10]. Quien usa mal su libertad es arrastrado hacia el libertinaje. Desde la postura de Boff podemos afirmar que la vaciedad de la vida tiene como causa fundamental “la inversión de valores”: sonmás importantes las cosas que las personas. El hombre valora más a los amigos que a la familia. El hombre, de fin último, abierto a un crecimiento indefinido, en una acción engañosa se reduce a simple medio, instrumento al servicio de la política, según Aristóteles; de la sociedad, E. Durkhein; de la economía, según K. Marx; de las fuerzas instintivas, como lo diría S. Freud, que al conceptualizar al hombre lo cosifican condicionándolo y velando así el sentido absoluto que fundamenta la existencia humana que se desarrolla en una parte de sentidos situacionales independientemente uno de otros.

ü  La falta de congruencia.Podemos además afirmar que el “vacío de la vida” es generado por el “divorcio” entre la razón y la voluntad. Divorcio que genera una verdadera brecha en el interior del hombre, lo desintegra, lo divide, con palabras de Pablo de Tarso: una cosa quiere y otra cosa hace(Rom 7, 19). Cae en situación de esclavitud. Este divorcio es superado cuando el amor hace de puente para unir la mente con la voluntad, llevando al hombre a integrar su vida y a integrarse con otros. Para Agustín de Hipona es el amor lo que une a la mente con la voluntad, formándose a sí la “Conciencia Moral” que da al hombre la triple facultad de :

·       Poseer un ojo biónico, capaz de discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo falso y lo verdadero.
·       Poseer la fuerza para rechazar el mal y con ello todo lo que impide su realización como persona.
·       Poseer la fuerza para ejercitarse en toda acción que ayude a alcanzar su plenitud,y la de otros.
La Conciencia Moral, es para San Agustín fuerza integradora de personas y de personalidades, sin ella, el hombre, sería como un niño sacudido por cualquier viento de doctrinas. Gracias a la Conciencia Moral el hombre puede vivir en la verdad, esencia y fundamento de la libertad, de la rectitud, de la honestidad, de la justicia… es un hombre que cumple lo que promete de palabra; que hace lo que dice y piensa lo que hace. Con cuánta razón el doctor Víktor Frankl llama  a la Conciencia Moral el “Órgano de la vida”, la brújula que guía al hombre a puerto seguro, a su plenitud como persona. La ausencia de esta Conciencia se manifiesta en lo que Evangelio llama ciegos sordos, mudos, cojos, etc. es decir, en personas atrofiadas por el pecado personal o por las estructuras de pecado, echadas al margen del camino dependiendo de las migajas de otros.

8.     Características y consecuencias de la frustración existencial[11]
La frustración existencial es como el hijo primogénito del “Vacío Existencial”. El hombre frustrado quiéralo o no, se va convirtiendo en un ser apático, sin interés por la vida abandonándose en las fuerzas de la naturaleza que condicionan y determinan su existencia que se realiza en situaciones infrahumanas generadoras del mal del siglo:
ü  El aburrimiento. Hombres que lo poseen todo: fama, dinero, sexo en abundancia, posición social, y sin embargo no disponen de la feliz orientación que los lleva a la realización plena de sí mismos teniendo como salida de escape el placer rápido, la ilusión de las drogas y la acumulación de poder que reprimen la voluntad de sentido. El aburrimiento se define como el no saber que hacer con el tiempo y con la vida.

ü  Una segunda característica es la agresividad que explica la fuerte inclinación del hombre frustrado a matar y destruir material o psicológicamente, por medio de ataques físicos y verbales, o recurriendo a formas más sutiles como la crítica fundamentada en un sentido absurdo de envidia, con la cual se busca destruir la imagen del otro. La vida es la raíz del odio, tanto la envidia como el odio que llevan a la injusticia, hunden sus raíces en la mentira.

ü  La tercera característica es el aislamiento que sirve de refugio al hombre que no encuentra la significación de estados vitales. El aislamiento según Jaspers, es el peligro inminente que puede truncar la realización de la personalidad. El hombre al encerrarse en sí mismo, aislado de la realidad experimenta la tríada absurda del no ser:


o   El suicidio espiritual, la apatía psíquica que da a la persona la apariencia de estar muerta en vida, y realmente lo está. Se trata de una muerte espiritual.

o   La esterilización de la vocación personal y existencial, no sólo por no recibir la ayuda de los demás, sino también por negarse a dar el aporte que los otros necesitan. Hombres encerrados en sí mismos.

o   El atrofiamiento o parálisis espiritual. Todo hombre es un mundo de potencialidades y capacidades, que lleva en sí mismo como riqueza latente llamado a desarrollarlas en el compartir con los otros, que al aislarse atrofia sus mejores potencialidades dando a su vida un sentido de esterilidad; los frutos que pudo haber cosechado se quedaron en gérmenes asfixiados por la apatía y la fobia a trascender.
Desde estos postulados EmmanuelMounier afirma: la existencia personal se ve siempre disputada entre un doble movimiento de exterioridad y de interiorización; entre el ser y el tener, ambos siendo esenciales, pueden enquistar la vida o realizarla[12]. Son dos realidades distintas que muestran la vida como herencia y como tarea; nunca como destino, según el determinismo de Kierkggard; el ser y el tener, dos polaridades entre las cuales está tendida la existencia del hombre. La experiencia ha enseñado a la humanidad que es impensable buscar realizarse al margen de cualquiera de ambos polos.
9.     El ser como esencia constitutiva del hombre y fundamento de la personalización, puede, para una mejor distinción, ser enfocado desde tres aspectos diversos que muestran la existencia como afirmación o como negación:

a)     El ser así: El ser así puede usarse promiscuamente con el estar así, donde ya no hay nada por hacer. Es la existencia determinada por las fuerzas de la naturaleza y por la sociedad; actitud pesimistay derrotista, donde la existencia ha dejado de correr para estatizarse y ser objetivizada.

b)     El ser ahí: El ser ahí corresponde al pensamiento Heidegeriano, que ve al ser como posibilidad de transformarse en algo distinto a lo que es; posibilidad entendida como camino de deshumanización o de humanización. Desde este doble aspecto, y teniendo presente el proverbio que reza: “Caminante no hay camino, el camino se hace al andar”; el hombre, caminando, consecuentemente, se hace camino: ser – siendo; aspectos existenciales cuya realización requiere de una dinamicidad dialéctica que armonice el ser y el tener, superando la pasividad y el activismo.

c)     Ser aquí: El ser aquí como referencia al hombre existente, aquí y ahora, que fluye de un pasado, que se presencializa en el hoy, para proyectarse en una actitud de apertura hacia el futuro. El ser aquí, muestra al hombre como hijo de una época y de un lugar concreto con una tarea en sus manos: Ser en, y con los otros; sentido que se descubre y realiza siendo, cada hombre, el artífice de su propia historia. Este es el hombre protagonista de su propia realización personal y comunitaria que con responsabilidad toma las riendas de su destino en sus propias manos.

10.  El tener como necesidad elemental del hombre. El tener permite disponer para sí de las cosas al igual que de las personas con quienes puede intimar. Ser sin tener, no sólo es imposible, sino además deshumanizante.
Al ser las cosas medios necesarios para la realización de la persona, y no el fundamento último, el hombre al poseerlas entra en contacto con la realidad que lo relativiza al no poder prescindir de ella para auto realizarse. Desde la perspectiva del ser y del tener el hombre va realizando su personalidad paso a paso, de opción en opción de acuerdo a su proyecto vital; es él quien elige; de su decisión dependerá que su meta llegue a ser aniquilada, deficiente o lograda[13].
Tener, como relación es negarse a vivir aislado del mundo y negarse a tomar una actitud pasiva frente a su problemática. La búsqueda de ser persona al margen de las cosas ha llevado a muchos a un subjetivismo aniquilador de la personalidad. Ambos existenciales: tener y ser, son elementos esenciales que el hombre que esté pensando en serio su proyección personal, ha de capacitarse en integrarlas, buscando siempre la unidad presentida, deseada y jamás realizada. Inclinarse a vivir en uno de los dos extremos es caer en la descomposición de la vida: Racionalismo puro, misticismo angelical… es pasar de vencedor a vencido, de poseedor a poseído por los bienes muertos, que lo único que brindan al hombre es fama, prestigio, confort, conocimientos abstractos al margen de toda experiencia auténticamente humana, y por lo tanto no sacian la sed del hombre que muere sediento en la abundancia[14].
Desde el enfoque Mouneriano, el ser existente se debate en una pugna entre el ser y el tener; cuando la balanza se inclina hacia cualquiera de los polos es extremismo, es absolutismo; y por lo tanto, es fracaso, es frustración. Ser – siendo equivale a ser capaz de armonizar ambos existenciales; tarea que sólo se alcanza cuando la persona humana dispone de la facultad del sentido: la conciencia moral, que inmuniza al hombre contra el aislamiento enfermizo y contra la posesión esclavizante de las cosas que lleva en sí síntomas de muerte.





[1] Higinio A. Lopera E. cjm, La vida Si tiene sentido, pág. 25.
[2]Marquínez, Germán, Filosofía perspectiva Latino americana, pág. 47.
[3] Frankl. Víctor. La presencia ignorada de Dios, pág. 103.
[4] Frankl, Víctor. Ed Herder, Ante el Vacío Existencial, pág 87.
[5]Velez, J. Correa, Al Encuentro de Dios, pág. 224.
[6] Lopera, A. Higinio, E. cjm, pág. 16
[7]Mounier, Emmanuel, El Personalismo, pág. 57.
[8] Frankl, Víctor. Ed. Herder, El Hombre Doliente, pág. 15
[9] IBID, pág. 17.
[10]Boff, Leonardo, La vida más allá de la muerte, pág 34.
[11] Frankl, Víctor, Ed. Herder, El Hombre en busca del sentido de la vida.
[12]Mounier, Emmanuel, El Personalismo, pág. 69
[13]Mounier, Emmanuel, El Personalismo, pág. 80.
[14] IBID, pág 70

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