5 JESUCRISTO ES MAESTRO DE TODA VIRTUD (EN PROCESO DE SANACIÓN INTEGRAL)

Jesucristo es Maestro de toda Virtud.


Objetivo: Mostrar con claridad el estilo de vida que deben abrazar los que buscan vivir como hijos de Dios para que puedan llevar una vida digna del Señor como discípulos de Jesucristo

Iluminación: “Como elegidos de Dios, pueblo suyo y amados por él, revístanse de sentimientos de compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia (Colosenses 3, 12).

1. ¿Cómo vivir de manera plena como hijos de Dios?

En la primera carta de Juan encontramos un camino de espiritualidad que lleva a los cristianos a ser personas plenas y libres, de acuerdo a la verdad evangélica: “La verdad os hará libres” (Jn 8, 32).

a)             Romper con el pecado… (1 Jn 1, 8). El pecado enferma, esclaviza y da muerte (Rom 5,11: 6, 20.23)

b)             Guarden los Mandamientos… (1 Jn 2, 3- 4)

c)              Guárdense del mundo… el mundo te ofrece sus criterios:  poder, tener y palcer(1Jn 2, 15- 17)

d)             Guárdense de los anticristos… (1 Jn 2, 18- 20) Los falsos profetas que hacen de la religión su negocio.

La exhortación de Pablo es de vital importancia en el caminar de la fe: “vivir según Cristo Jesús, el Señor, tal como lo habéis recibido. Permaneced arraigados y edificados en él, apoyados en la fe, tal como se os enseñó, y rebosando agradecimiento” (Col 2, 6- 7).

Miremos a Jesús, el Autor y el Consumador de nuestra fe (Heb 12, 2). Él es Camino, Verdad y Vida (Jn 14,6); es Maestro, Redentor y Pastor. Él nos ha dicho: “Aprendan de mi que soy manso y humilde corazón”  (Mt 11, 29). Jesús, Maestro y Pastor nos invita a vivir como él vivió; aceptarlo como nuestro Modelo para que podamos ser verdaderos discípulos del Maestro de maestros.

a) Amor a los amigos.
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro (Jn. 11, 5). “Amó a los suyos hasta el extremo” (Jn 13, 1). Jesús a los suyos no les llama siervos, les llama amigos (Jn 15, 15).

El camino de la amistad con Cristo, está bien definido: “hagan lo que Él os diga” (Jn 2, 5), fueron las palabras de la Virgen a los servidores en las bodas de Caná. Palabras dichas en clave de amistad: “Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo os digo” (Jn 15, 14). Recordamos el Mandamiento del Señor: “Ámense unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34). Por un lado poseemos una amistad viva con el Señor y por el otro poseemos el amor fraterno, lo que significa que el Evangelio se ha hecho vida en nosotros, por la obediencia a la Palabra.

b) Humildad ante sus discípulos.
...tampoco el Hijo del Hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mc. 10, 45). Sólo los humildes sirven, aman y obedecen. Jesús  Maestro y Señor lavó los pies a sus discípulos y les pide que hagan lo mismo (Jn 13, 14). Lavar pies es servir para que otros se hagan mejores personas y crezcan en la fe.

c) Perdón a los que le crucifican.
Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen» (Lc. 23, 33-34).Para Jesús de Nazaret, perdonar es amar, por eso nos pudo decir: “Perdonen para ser perdonados” (Mt 7, 7); “Amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen” (Lc 6, 27)

d) Compasión hacia la muchedumbre.
Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor (Mt. 9, 36).
Y, al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas que no tienen pastor, y se puso a instruirles extensamente (Mc. 6, 34). Para Jesús la compasión es amar con pasión a los humildes de la tierra. Razón por la que nos invita a ser compasivos como su Padre celestial (cfr Lc 6, 36)
San Pablo, discípulo de Jesús nos dejo dicho: “Rechacen el mal y amen apasionadamente el bien” (Rm 12, 9), amen a Jesús, a su pueblo, amen a todos…

         e) Delicadeza para con los niños.
Jesús les dijo: «Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos (Mt. 19, 14). Los niños fueron los primeros en ver en Jesús la imagen de Dios.

f) Ejemplo de servicio a los discípulos.
Os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como ya he hecho con vosotros (Jn 13, 15). “No he venido a ser servido, sino a servir y a dar mi vida por muchos” (Mt 20, 28). El servicio cuando es expresión del amor humaniza y personaliza, es un verdadero camino de realización. El servicio es fuente de gozo espiritual; es fortaleza contra el mal.

2. El auténtico amor cristiano es un reflejo del mismo amor trinitario.

Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros,... (Jn. 17, 21).
“El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que Dios nos dado” (Rm 5, 5).

“No habéis recibido espíritu de miedo o de esclavos, sino el Espíritu que clama en nosotros: “Abba, Padre” (Rm 8, 15); Espíritu de amor, fortaleza y dominio propio” (2 Tim 1, 7).

“Como el Padre me amó, yo también, os he amado” ( Jn 15, 9) “… y que los has amado a ellos como me has amado a mí” (Jn 17, 23) “…Para que el amor que me has tenido, esté en ellos, y yo en ellos” (Jn 17, 26)

En Jesucristo Dios ha tomado rostro humano, y se ha convertido en nuestro hermano y en nuestro amigo (para amarnos con corazón de hombre) (Benedicto XVI ). “Fuera de Cristo no sabemos quién es Dios, qué son la vida y la muerte y quiénes somos nosotros” (Blas Pascal). Sólo en Cristo podemos amar a Dios, a los hombres, al mundo y a nosotros mismos.   

3. ¿Cuál es la señal de los discípulos? 

La fidelidad a los Mandamientos de Dios es signo y expresión de amor a Él y al prójimo: “Quien ama ha pasado de la muerte a la vida” (1 Jn 3, 14)

Yo os aseguro: ...El que ha recibido mis mandamientos y los guarda, ese es el que ama:... (Jn. 14, 21). La señal de los cristianos es el amor, pero el “amor” que pide esfuerzos, renuncias, sacrificios, donación, entrega y servicios. Este es el amor verdadero, el amor Cristiano que ha sido derramado en nuestros corazones (Rom 5, 5).

Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mis Palabras,... (Jn. 14, 23). Las palabras de Jesús son las Bienaventuranzas que nos configuran con él y nos ayudan a reproducir su imagen, según el proyecto de Dios (rom 8, 29).
Jesús le dijo: «...Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor (Jn. 15, 10).


4. ¿Cuál es el sentido de la Voluntad de Dios puesta en práctica? 

El cumplimiento de la voluntad de Dios tiene un valor excelente ante Él. Y...Jesús dice:

«Quien cumpla la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc. 3, 35). Ser familia de Dios es el anhelo de los corazones que aman a Cristo y a su Iglesia.

...él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen» (Lc. 8, 21). «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan» (Lc. 11, 28).

Les dice Jesús: «mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra (Jn. 4, 34). La obra del Padre es mostrar al mundo un rostro de amor, misericordia, compasión, libertad y solidaridad, para que de la misma manera que en el rostro de Cristo brilla la luz del Padre, en el rostro de los discípulos irradie la luz de Cristo (2 Cor 4, 7).

“Hijos míos que nadie os engañe. El que hace la voluntad de Dios es justo, como él es justo” (1 Jn 3, 7) Así podemos decir: “todo el que practica la justicia ha nacido de Dios, conoce a Dios y permanece en él”.

5. ¿Qué exige Jesús a los discípulos?

Jesucristo exige a sus discípulos y a todos los que nos llamamos cristianos la disponibilidad para hacer la voluntad del Padre y la disponibilidad salir de sí mismo e ir en búsqueda del hermano necesitado a imagen del Buen Pastor (Lc 15, 4).

El Maestro pide a los suyos “negarse a sí mismo, tomar la cruz cada día y seguirlo” (Lc 9,23) Jesús no pide poco, tampoco pide mucho, Él lo pide todo, porque lo ha dado todo.

ü  “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 13, 34) “Lávense los pies unos a los otros como yo se los he lavado” (Jn 13, 13)
ü  El Señor pide a los suyos la mortificación de sus pasiones y concupiscencias desordenadas para terminar en nuestras vidas el reinado del pecado (Gal 5, 24).

ü  Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús (Rm. 6, 11).

ü  No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que obedezcáis a sus apetencias (Rm. 6, 12).

ü  Así que, hermanos míos, no somos deudores de la carne para vivir según la carne, pues, si vivís según la carne, moriréis. Pero si con el Espíritu hacéis morir las obras del cuerpo, viviréis (Rom. 8, 12-13).

ü  Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias (Gál. 5, 24).

ü  Por tanto, mortificad vuestros miembros terrenos: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es una idolatría, todo lo cual atrae la cólera de Dios,... (Col. 3, 5-6).

ü  Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador,... (Col. 3, 9-10).

ü  Revestíos del hombre nuevo. Como elegidos por Dios, pueblo suyo y amados por él, revístanse de sentimientos de compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre y paciencia… (Col 3, 12ss)

6. ¿Qué hacer para ser plenamente de Cristo?

A la luz del bautismo decimos que para vivir la “vida nueva” y  ser plenamente de Cristo, hay que tener mortificada la carne con sus vicios y concupiscencias, y, al mismo tiempo dejarse conducir por el Espíritu Santo para vivir según Dios, en Cristo y en el Espíritu de Libertad (Gál 5, 24s; 2 Cor 3, 17).
ü  Fuimos, pues, con él sepultados en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva (Rm. 6, 4).
ü  Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús (Rm. 6, 11).
ü  Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios (Col. 3, 3).

7. ¿Qué más nos dice el Apóstol?

El Apóstol Pablo en la carta  a los romanos nos hace algunas recomendaciones:
a) Llevar una vida consagrada a Dios… (Rm 12, 1)
b) Dejándose transformar por la acción del Espíritu (Rm 12, 2).
c) Aborreciendo el mal y amando apasionadamente el bien (Rm 12, 9).
d) Cultivando el bien… para vencer al mal con el bien (Rm 12, 21).
e) Llevar una vida digna del Señor, dando frutos y creciendo en el conocimiento de Dios (Col 1, 10).

8. ¿Cuál es el alma de la vida en Cristo?

La comunidad primitiva estaba cimentada en cuatro pilares que nos hacen afirmar que la vida cristiana está centrada en la Eucaristía, conocida por el libro de los Hechos de los Apóstoles como “La fracción del pan” (Hech 2, 42). La comunidad se reunía para su celebración el primer día de la semana (Hech 20, 7), llamado ya desde entonces el “Día del Señor” (Apoc. 1, 10).

a) La enseñanza de los Apóstoles. ¿Qué enseñaban los apóstoles? Todo lo que Jesús el Señor, les había enseñado a ellos (Mt 28, 20).

b) La comunión fraterna. ¿Qué se entiende por comunión fraterna? Todo era puesto en común, de manera que nadie pasara necesidades. Eran comunidades fraternas y solidarias que vivían sin componendas el Mandamiento Regio: “Ámense unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34).

c) la fracción del pan. Es el primer nombre con el cual se designa la Eucaristía como memorial del Señor: “Haced esto en memoria mía” (1 Cor 11, 24).

d) las oraciones por las casas. La primera comunidad era una comunidad orante, por eso estaba llena de energía. Oración personal y comunitaria; oración de alabanza, acción de gracias, de petición, de ofrecimiento, etc.

“Todos los creyentes vivían unidos y tenía todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu partían el pan con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo” (Hech 2, 44ss).

1.   A modo de conclusión

Si nosotros queremos hoy, estar llenos de vitalidad para llevar una vida plena, fecunda y llena de frutos, necesitamos, al igual que la primitiva comunidad beber de las fuentes: la enseñanza, la caridad, la fracción y las oraciones (Hech 2, 42).

En este ser y vivir plenamente como Hijos de Dios, consiste la realización completa de la persona y de su libertad. El crecimiento y la madurez como personas significa Plenitud en Cristo (Col 2, 9). Significa vida plena, fértil, saludable. Vida cimentada en la Verdad, la Justicia, la Libertad y el Amor; vida compartida, donada y entregada; vida fraterna  y solidaria, en la cual el aislamiento y el individualismo han sido expulsados para dar lugar al Nosotros, a la Comunidad Fraterna en la que crece el Reino de Dios.
Gracias Señor por habernos elegido y llamado a estar en tu presencia para conocerte, amarte, servirte y alabarte. Gracias Señor por la experiencia que nos has regalado en este día de encuentro contigo y con los hermanos. Gracias por esta fraternidad a la que pertenecemos y a la cual podemos y queremos entregarnos con todo nuestro corazón, nuestra mente y nuestras fuerzas.


Oración: Señor Jesús, dadnos un corazón semejante al tuyo para que seamos discípulos misioneros según tú corazón. Te lo pedimos por la intercesión de María tú Madre que estuvo junto a tú cruz…

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