1 APRENDIENDO A ORAR EN EL ESPÍRITU SANTO

Aprendiendo a orar en el Espíritu Santo



Caminante no hay camino, el camino se hace al caminar: a orar se aprende orando, como a amar se aprende amando. No hay experiencia de Dios sin oración. Antes de ser un predicador de la Palabra, un estudioso de la Biblia o un repartidor de bienes, se debe hacer oración, ya que toda acción eclesial debe ser movida por la acción del Espíritu Santo. Lo primero es el ser, lo segundo es el hacer. Nadie da lo que no tiene. Hoy día existe una necesidad que no ha sido creada por nadie, la necesidad de amar, y esto, no es posible sin una experiencia de intimidad con Jesús que se consigue por medio de la oración.





1.      Condiciones Internas para la Oración.

¨      La limpieza de corazón. “Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios” (Mt. 5,3) El limpio de corazón no se esconde, se presenta Dios con todas sus miserias, pero con la verdad. (1 Jn 1, 8-9)
¨      Oración cristiana es ante todo humilde, confiada, agradecida, ardiente y permanente. Da gracias por toda la Misericordia recibida a lo largo de la vida y a la vez, pide misericordia por la fragilidad humana, sabiendo que Dios es rico en Misericordia y perdona nuestros pecados.
¨      La pobreza espiritual. El Reino de los Cielos está formado por los pobres que invocan el nombre de Jesús: “Jesús. Hijo de David, ten compasión de mí” (Mc. 10, 47). Sin pobreza espiritual no hay auténtica oración. Podemos decir, que solo los pobres saben orar; pobre es aquel que nada tiene por eso puede poner su confianza en Dios, necesita de Dios y  necesita  de sus hermanos.
¨      La perseverancia. La perseverancia genera constancia, seguridad, firmeza. La virtud de la constancia es como la gota de agua que ce en una gruta y produce la estalactita y la estalagmita. El agua se convierte en roca dura. Solo la oración perseverante puede hacer de nosotros hombres nuevos, llenos de consistencia y de fortaleza espiritual. La oración nos hace “ser en Cristo”, “para vivir en Cristo”. Tres son las invitaciones de Jesús a orar sin desfallecer:
¨      “Orar siempre sin desfallecer”. (Lc. 18,1)
¨      “Velad y orar para que no caigáis en la tentación” (Mt. 26, 41)
¨      “Estad en vela, pues, orando en todo tiempo  para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está por venir” (Lc. 21, 36)

2.      ¿Cuál debe ser nuestra respuesta?

¨      La Fidelidad al amor: si oramos, principalmente,  es porque amamos a Cristo.
¨      La Constancia: es lo prueba la autenticidad de nuestra fe. En los momentos de aridez hemos de tener mayor fidelidad.
¨      La Sinceridad: frente a Dios somos trasparentes, pero, a Dios le gusta que nuestra fe no se aparte de nuestra vida: oración y vida: orar como hijos; orar como hermanos y orar como servidores.
¨      La confianza infinita. Es la actitud del que todo lo espera de Dios. La oración nos abre un camino de esperanza y fidelidad, porque sabe que toda lo que pida al Señor en su nombre se lo concederá, si está dentro del proyecto de la voluntad divina. (cf Lc. 11, 9)
¨      El deseo interior de a conocer a Dios. El deseo de Dios que debe ir unido al deseo de otros conozcan, amen y sirvan a Cristo y a su Comunidad. Este deseo es como el motor de arranque de la vida de oración auténtica y verdadera. Cuando el deseo de Dios se enraíza en el corazón, podemos decir, que es entonces cuando la oración es permanente; ya se esté despierto o ya se duerma, en la calle o en la Iglesia, el cristiano siempre está en oración.
¨      La solidaridad. El cristiano íntimamente unido a sus hermanos y a los acontecimientos del mundo se convierte en un intercesor. Su actitud de intercesión le hace sentir los procesos y calamidades del mundo como propios. El orante ora por la paz del mundo, el hambre, los enfermos, los problemas propios y de los demás. Todo lo lleva al corazón para llevarlo al Padre en la Oración.

3.      Condiciones Externas para Orar


¨      El Lugar de la oración. Podemos orar en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, pero de modo especial, es bueno tener un lugar apropiado para la oración.

¨      El tiempo de la oración. “Estad siempre alegres en el Señor” (Fil. 4, 4), es decir en todo tiempo, Para san Pablo cualquier lugar y a cualquier hora es buena para orar. “os lo repito estad alegres. Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias” (Fil. 4, 5-6). Como respuesta a esta oración Pablo nos presenta una promesa: “Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Fil. 4,7)


El tiempo de la Oración es el tiempo dedicado a Dios que cada día hemos de presentarle. Es la obra más importante de cada día, nada podemos hacer sin la ayuda del Señor, en vano nos esforzamos, si Él no está con nosotros, todo don perfecto viene de lo Alto, éstas y otras recomendaciones deberíamos tener siempre presentes en toda actividad cristiana.

4.      La Necesidad de orar.

Cualquier actividad apostólica que no se funda en la oración, está condenada a la esterilidad. El apostolado sin oración es activismo que cansa y nos lleva al abandono de nuestros ministerios.

Por otro lado y gracias a Dios la necesidad de orar es uno de los mayores logros del cristiano. Cuando nace esta necesidad, entonces es cuando comienza una fuerte comunión con Cristo, que puede cambiar toda nuestra vida. Esta necesidad e oración es un don del Espíritu Santo. Por el camino de la oración se avanza en la conversión cristiana que nos ha de llevar a la perfección en el acaridad. La oración es para los cristianos lo que el aire es para los pulmones.

5.      El Contenido de la Oración: ¿Qué se ora?


¨      Lo primero que se ha de hacer es orar por la propia vida. Presentar la vida a Dios y ofrecerla. Todo ponerlo en las manos de Dios: los logros y los fracasos. Se pide luz, se da gracias, se invoca el poder de Dios en las necesidades.
¨      Orar siempre por lo que se va a predicar o a enseñar a los demás. La experiencia de fe, ha de ser orada, dialogada con Dios, interiorizada.
¨      La oración por los demás ha de tener en cuenta los diversos estados de ánimo, la dureza del corazón, los problemas, de cualquier clase, etc.
¨      Los acontecimientos del mundo no pueden ser ajenos al cristiano que ora. Su actitud de solidaridad le hace sentir los progresos y calamidades del mundo como propios

6.      ¿Cómo orar?


¨      Como Adoración, a Dios por lo que Él es, Creador y Padre, Santo y Misericordioso, Salvador y Redentor.
¨      Como Alabanza y Bendición fruto del testimonio y admiración por todo lo que Dios ha llevado a cabo en medio de su pueblo. Nos ha hecho sus hijos y en verdad lo somos (cfr 1Jn 3, 1ss)
¨      Como invocación de ayuda para ser fieles a aquello que el Señor espera de cada uno de nosotros. “Dadnos Señor el don de la fidelidad”.
¨      Como petición de perdón, con profundo sentido de humildad por el pecado cometido, ya que nuestra frágil condición humana nos hace caer en el pecado.
¨      Como agradecimiento y alegría por los beneficios recibidos.

Es importante que la oración descubra toda la riqueza de sus posibilidades, dé respuesta a la Palabra de Dios y no degenere en formas rutinarias que ahoguen su espontaneidad. Cada uno de nosotros ha de encontrar su método de oración, para hacer su propia oración individual. El método ayuda al crecimiento espiritual.

7.      ¿Con quién se ora?


¨      La oración individual. Es la oración a solas con el Señor, necesaria cada día para ir dando solidez a nuestro ser de cristiano e hijos de Dios.
¨      La oración comunitaria. Con el grupo de oración. La oración se ha de comenzar siempre pidiendo la luz del Espíritu Santo y ha de terminar dando siempre gracias a Dios. Además de estas dos oraciones el grupo puede incluir otras oraciones espontaneas.

¨                  Con la Comunidad la oración por excelencia es la Eucaristía. Pero toda comunidad debe tener otro momento comunitario de oración d0nde todos podamos expresar nuestros anhelos y nuestras necesidades.

Orar con toda la Iglesia en encuentros, congresos, retiros, en toda actividad apostólica, etc. Todo servidor de la comunidad debe hacerse presente para orar con sus hermanos y compañeros de trabajo.
8.      ¿Qué enseñar para aprender a orar?

¨      Enseñar a hacer silencio interior para escuchar a Dios. Los espacios de silencio son importantes para permitir al Espíritu Santo orar en nuestros corazones.
¨      Enseñar la relajación. Con el cuerpo tenso es imposible entrar en una oración profunda, por ello es necesario aprender a relajarse.
¨      Enseñar la concentración. Necesaria para que nuestra mente no ande alocada, con muchos pensamientos dispersos.
¨      Enseñar la contemplación. Con la mirada de la fe o con los ojos del corazón.
¨      Enseñar la oración corporal. Es la oración que se hace con el cuerpo, puede ser: vocal con palabras, lecturas, procesiones, de rodillas, manos levantadas,  sentados o parados.
¨      Enseñar la oración mental o de  meditación. La meditación, es la oración que se hace con la mente, de una más alta calidad. Es necesario meditar en nuestro interior, y pedir luz para poder ver con claridad la voluntad de Dios.
¨      Enseñar la oración del corazón. Es la oración interior que exige recogimiento y estar en gracia de Dios.


9.     Imitar a Cristo que ora.

Para vencer el activismo exterior no se debe olvidar que la primera intención de Jesús fue convocar en torno a sí a los Apóstoles, sobre todo para que estuviesen con Él. Toda la actividad cotidiana de Jesús nacía de la oración:
  • Se retiraba al desierto o al monte para orar. (Mc. 1, 35; 6,46; Lc. 5, 16; Mt. 4,1; 14, 23)
  • Se levantaba de madrugada para ir a orar) Mc. 1, 35
  • Pasaba la noche entera en oración con Dios  (Mt. 14, 23.25; Mc. 6 46.48; Lc. 6, 12)
  • Hasta el final de su vida en la última cena (Jn. 17, 1-26.
  • Durante la agonía (Mt. 26, 36-43).
  • En la misma cruz (Lc. 23, 34.46; Mt. 27, 46; Mc. 25, 34).

Siguiendo el ejemplo de Cristo el discípulo misionero o cristiano debe mantener vivos los y frecuentes ratos de silencio y oración para cultivar y profundizar el trato existencial con la persona viva de nuestro Señor Jesús.

10.       Imitar  a la  Iglesia que ora.

Para permanecer fiel al empeño de “estar con Jesús”, hace falta que el cristiano, sacerdote o laico sepa imitar a la Iglesia que ora.

“Sé por tanto consciente de lo que haces, imita lo que realizas y, ya que celebras el misterio de la muerte y resurrección del Señor, lleva la muerte de Cristo en tu cuerpo y camina en su vida nueva”.  La vida de oración pide al orante tener siempre su mirada fija en Jesús (Heb. 12,2) que no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida por muchos (Mt. 111,28).



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