LEVANTARÉ EL CÁLIZ DE SALVACIÓN E INVOCARÉ EL NOMBRE DEL SEÑOR.

 

LEVANTARÉ EL CÁLIZ DE SALVACIÓN E INVOCARÉ EL NOMBRE DEL SEÑOR. 



¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor.  Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo. A los ojos de Dios es muy penoso que mueran sus amigos.  De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. (Salmo 115, 12-13. 14-15. 16-17)-

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus palabras: “Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?”

Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen”. (En efecto, Jesús sabía desde el principio quienes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”.

Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También ustedes quieren dejarme?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. ( Juan 6, 60-69)

La Palabra de Dios es viva y es eficaz (Heb 4, 12)- Y exige mucho.

San Mateo nos dice: «Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; más ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y poco son los que lo encuentran. (Mt 6, 13- 14)- La Palabra pide fe y conversión para que pueda hacer su Obra en nestra vida, como lo dice Santiago: Por eso, desechad toda inmundicia y abundancia de mal y recibid con docilidad la Palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras almas. Poned por obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos. (Snt 1, 21- 22)-

 

Muchos de los discípulos murmuran y dice: “Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?” y se da un éxodo masivo: salen de la presencia de Jesús para volver a la religión judía, otros vuelven a una vida mundana y pagana.

 

El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha.

“Mis palabras son espíritu y vida” Quien las escucha y las obedece ese es el que está de acuerdo conmigo, confía en mí, me obedece y me ama. El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.» «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. (Jn 14, 21. 23)-

 

Aprendan de mí que soy manso, humilde, pobre, limpio de corazón, compasivo y misericordioso….  (Mt 5, 3- ss) “Mi vida no me la quitan, yo la entrego” (Jn 10, 18)- “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga” (Lc 9, 23)- “Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna.” (Mt 5, 29)-

 

Palabras duras, pero también veraces y poderosas por eso Pablo dice:

No os engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará: el que siembre en su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna. (Gál 6, 7- 8)-

La fe que nace de la escucha de la <palaba pide conversión, que es pasar de la muerte a la vida, Para que sea una fe sincera y verdadera. unida a un corazón limpio lavado en la sangre de Cristo (Hb 9, 14)- De allí nace el amor, la paz y el gozo (1 de Tm 1, 5; Rm 14, 17)- Donde hay amor a Cristo y a los demás hay una fe viva para seguir a Cristo por lo que es y no por lo que él tiene.

 

Jesús da a sus discípulos para irse o para quedarse con él.

“¿También ustedes quieren dejarme?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.

Pedro no le dice a Jesús; Tú haces milagros, haces exorcismos y echas fuera a los demonios, nada de eso, más bien le dice: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios” Mt 16, 16)- Eres el único que puede llenar los vacíos de mi corazón y darle sentido a mi vida. “Tú tienes palabras de vida eterna; eres el Santo de Dios”. Y nosotros hemos creído en ti, hemos puesto en ti nuestra confianza, nos quedamos contigo, porque bajo las estrellas del cielo sólo en nombre de Cristo hay salvación (Hch 4, 12)-

La respuesta de Jesús está llena de esperanza y de amor: “Ustedes no me eligieron a mí, Yo los he elegido a Ustedes.” (Jn 6, 70)- Y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que su fruto permanezca. “No se desvíen, ni a Izquierda ni a derecha, con los ojos fijos en Jesús seamos fieles a su Persona, a su Mensaje y a su Obra,

 

Nosotros, ¿a dónde podemos ir? ¿Dónde podemos buscar a Dios? ¿Dónde podemos encontrar nuestra felicidad?



 

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