LA FE ES UN DON Y ES UNA LUCHA
CONTRA EL PECADO.
Dios llama a su pueblo a salir de
Babilonia, la tierra del exilio y de la esclavitud- El pueblo escucha la Palabra,
se levanta y se pone en camino de éxodo, hacia la tierra prometida, que e
Cristo. Es invitado hacer una peregrinación llamada conversión, viene del ego
va hacia el amor; sale de las tinieblas y va hacia la luz; de la esclavitud a
la libertad.
Esto equivale a realizar la profecía de Ezequiel: Por eso, profetiza. Les
dirás: Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo abro vuestras tumbas; os haré
salir de vuestras tumbas, pueblo mío, y os llevaré de nuevo al suelo de Israel.12)-
Por la fe en la muerte y resurrección de Jesucristo somos llevados a nuestra
patria que es la Comunidad de Cristo en la cual somos llamados a ser servidores
unos de los otros como medo de realización. En esa Comunidad nadie vive para sí
mismo, tal como lo dice san Pablo: Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo;
como tampoco muere nadie para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si
morimos, para el Señor morimos. Así que, ya vivamos ya muramos, del Señor
somos. (Rm 14, 7-8)-
Tres cosas
son esenciales para vivir la comunión con los demás.
Preocuparse
por el bienestar de los demás miembros de la comunidad. La preocupación por los
demás nos levanta y nos pone en camino para encontrarnos con ellos para
servirlos.
Reconciliarse
con los que estes enojados con ellos para no dejarle lugar al Diablo. La
reconciliación nos lleva a ser hermanos e hijos de Dios.
Compartir
con todos los dones recibidos por Dios: lo que sabes lo que tienes y lo que
eres, ya que eres un don de Dios para todos. El que no comparta se queda
sumergido en un individualismo que deshumaniza.
La Comunidad
de Cristo es sobre todo, servicial y misionera. Llamada salir fuera para ir a
encontrarse con una persona concreta, necesitada de afecto y ayuda, para extender
la mano y servirla por amor, es decir, en el Espíritu.
Lo que
impide hacer lo anterior es el pecado que es alejamiento de Dios y de los demás.
Por eso hay
que romper con el pecado para para participar de la naturaleza de Dios (2 de Pe
1, 4)- Para que Cristo habite por la fe en nuestro corazón. (Ef 3, 17)- Hasta
llegar a ser santuario de Dios (1 de Cor 3m 16)- Y así participar de la Gracia
de Dios (Ef 2m 6)- Entonces podemos caminar en la Verdad que nos hace libres para
caminar en el amor y servir a Dios y a los demás. (cfr Jn 8, 32)- El camino de
Cristo es angosto, es estrecho, pide despojarse del hombre viejo y revestirse
del hombre nuevo para poder vivir en la espiritualidad cristiana que consiste
en dejarse conducir por el Espíritu Santo y no por cualquier otro espíritu que
nos lleva al pecado (Rm 14, 23)-
La
espiritualidad cristiana, es la espiritualidad de la Palabra que nos guía y nos
conduce por el camino del amor y del servicio a la salvación por la fe y la
perfección cristiana por las buenas obras. (2 de Tim 3, 14- 1/- Pide permanecer
en la Luz y Enel Amor (1 de Jn 1, 7) Romper con el pecado y guardar los Mandamientos
y la Palabra de Dios; guardarse del Mundo y de los falsos profetas (1 de Jn 1,
(; 2 3- 5; 2, 15; 2, 18)- Esto nos hace entender que la espiritualidad
cristiana nos lleva a la lucha contra el pecado, por esta razón la Palabra nos
pide: “No te desvíes ni a izquierda ni a tu derecha, más bien, desprendiéndote de
los ídolos, lánzate hacia delante, con tus ojos fijos en Jesús para servir al
Dios vivo y verdadero (Josué 1, 6; 1 de Ts 1, 9; Hb
12, 2)-
Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia
atrás es apto para el Reino de Dios.» (Lc 9, 62)- Recordando siempre que
todo el que está en Cristo es una Creación nueva, lo viejo ha pasado (2 de Cor
5, 17)- Lo que ahora hay es nuevo, lo nuevo es el Espíritu Santo que nos lleva
a creer, amar, servir y seguir a Cristo. Todo el que sigue a Cristo es por la
acción del Espíritu Santo se hace hijo de Dios. hermano y servidor de los
demás, (cfr Rm 8, 14)-
Y todo aquel
que es conducido por el Espíritu Santo vive y encarna la espiritualidad de la
Palabra; la espiritualidad del amor y del servicio. Dos mandamientos nos dejó
Jesús: Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el
Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os
he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque
os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con
vosotros. (Jn 13, 13- 15)- Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a
los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a
los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor
los unos a los otros.» (Juan 13, 34- 35)- Estos dos mandamientos son las manos
o los pies de la espiritualidad cristiana: El amor y el servicio.
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