AL PASO DE LOS GENTILES A JESUCRISTO SE LE LLAMA CONVERSIÓN PARA ENTRAR EN EL REINO DE DIOS.

 

AL PASO DE LOS GENTILES A JESUCRISTO SE LE LLAMA CONVERSIÓN PARA ENTRAR EN EL REINO DE DIOS.


Sólo puede conocer a Cristo aquel hombre o aquella mujer que se abran por la fe a la acción del Paráclito de la Verdad que, echa fuera de nuestra mente y de nuestro corazón el espíritu de la mentira, fuerza de todo mal. El Espíritu de la Verdad es Luz que viene a mostrar que somos pecadores necesitados de la gracia de Dios. Enciende en nuestros corazones la chispa del arrepentimiento, escudriña nuestra conciencia y nos lleva a pasar por la Puerta estrecha para entrar al juicio en el que encontramos a Cristo Crucificado, dando su vida por la Humanidad. Juan 16, 8-9; Mt 7, 13- 14)-

 

El Espíritu de la Verdad es Luz, es Poder y es Amor. Viene a nuestra vida por la escucha y obediencia de la Palabra de Dios que ilumina el camino que nos lleva a la Casa de Padre, por medio del Nuevo Nacimiento, que se da al recibir los frutos de la redención de Cristo: el perdón y el don del Espíritu Santo. Por el Nuevo Nacimiento pasamos de la muerte a la vida, del pecado a la gracia. Tal como lo explica san Pablo:

El hombre que no conoce a Dios ni posee la gracia del Señor: Os digo, pues, esto y os conjuro en el Señor, que no viváis ya como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente, sumergido su pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su cabeza los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas. (Ef 4, 17- 19)-

 

El Paráclito nos lleva al encuentro con Cristo: Pero no es éste el Cristo que vosotros habéis aprendido, si es que habéis oído hablar de él y en él habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús a despojaros, en cuanto a vuestra vida anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las concupiscencias, a renovar el espíritu de vuestra mente, y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad. (Ef 4, 20- 24)-

 

La Verdad de Jesús nos hace libres de todo lo malo; nos hace libres para que hagamos el bien, lo amemos y lo sirvamos. Despojarse del traje de tinieblas que es la vida mundana, pagana y pecaminosa; la vida del hombre viejo, vida dividida, engañada, manipulada, arrastrada y sin vida, que nos lleva a la corrupción. Al pasar por la “Puerta estrecha” pasamos a la “vida en Cristo” con “mente renovada” y revestidos de Jesucristo, en justicia y santidad en la verdad.

 

Del encuentro con Cristo resucitado salimos como hombres nuevos. Hombres responsables, libres, capaces de amar y de servir. El hombre nuevo no está hecho, no ha terminado, sino, que está haciéndose en la medida que se deje conducir por el Espíritu Santo, abierto a un cambio de mente y corazón que le permita ir muriendo al pecado y viviendo para Dios. (Gál 5, 24)- De manera que pueda permanecer en la Luz, la Verdad y en el Amor. Unido a Cristo para que pueda dar frutos de Vida eterna.

 

La vida cristiana, la vida nueva es don y lucha, es don y es tarea- Por tanto, desechando la mentira, hablad con verdad cada cual, con su prójimo, pues somos miembros los unos de los otros. (Ef 4, 25)- Con la mentira fueron engañados nuestros padres (Gn 3, 1ss) – La mentira tiene por padre al Diablo que es mentiroso (Jn 8, 44)- La mentira del mundo, es decir: Cuanto tienes, cuantos vales; cuanto gastas, cuanto vales; te valoran por lo que tienes o por lo que gastas. La Verdad nos dice: Tu vales por lo que eres, una persona valiosa y digna.

 

La ira es un vicio que es hija del Ego que a su vez viene del hombre viejo para vencerla hay cultivar la virtud de la mansedumbre: Si os airáis, no pequéis; no se ponga el sol mientras estéis airados, ni deis ocasión al Diablo. (Ef 4, 26- 27)- Jesús nos recomienda amar, a perdonar y a orar:  «Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. (Lc 6, 27- 28)-

 

El sexto mandamiento nos dice: “No robaras”. Lo que no es tuyo es ajeno, no lo agarres, respeta lo ajeno: “El que robaba, que ya no robe, sino que trabaje con sus manos, haciendo algo útil para que pueda hacer partícipe al que se halle en necesidad.”  (Ef 4, 28)- Robar es pecar, y el pecado te lleva a la muerte (Rm 6, 23)-

 

Que tus palabras sean amables, limpias y veraces. La boca habla lo que el corazón encierra. (Lc 6, 45)- “Por eso Pablo nos dice. No salga de vuestra boca palabra dañosa, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que os escuchen.” ( Ef 4, 29)- Santiago nos dice: Si alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su religión es vana. (Snt 1, 26)- La malicia, la mentira, la envidia, la hipocresía y la maledicencia son realidades que el hombre nuevo debe desechar (1 de pe 2, 1)-

 

Hijitos míos no pequéis, pero si pecan abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo que se ofreció como propiciación por nuestros pecados. (1 de Juan 2, 1- 2) No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis sellados para el día de la redención. (Ef 4, 30)- Entristecer al Espíritu Santo es una ofensa a Dios; es una desobediencia; es lejanía- Por el pecado salimos de la Casa del Padre para irnos al país lejano y derrochar nuestra herencia de manera disoluta (Lc 15, 11- 16)-

 

El Ego es el padre de todos los vicios como: la pereza, la gula, la avaricia, la lujuria, la soberbia, la ira, la envidia y otro más. “Toda acritud, ira, cólera, gritos, maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre vosotros”. (Ef 4, 31)- Niégale el alimento al hombre viejo, matémosle de hambre (Col 3, 5)- Huye de las pasiones de tu juventud (2de Tm 2, 22)-

 

Amenos a Cristo y no al Mundo (1 de Jn 2, 15)- Revistémonos de Jesucristo, con justicia y santidad con bondad, verdad y justicia, desechando toda maldad.  (Ef 4, 24; 5, 9)- Sed más bien buenos entre vosotros, entrañables, perdonándoos mutuamente como os perdonó Dios en Cristo. (Ef 4, 32)-

 

El Hombre nuevo, que ha nacido de Dios es un ser en proyección; vive en Cristo; es una creación nueva, puede ofrecerse a Dios como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. (Rm 12, 1)- Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma. (Ef 5, 1- 2)- Abierto a un cambio de vida: Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto. (Rm 12, 2)-

 

 

 

 

 

 

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